domingo, 11 de diciembre de 2016

La donna è mobile

 
Mujer coqueta y voluble

Los lectores habituales del blog no necesitan explicación ni traducciones para saber de qué se trata el título del presente artículo: La Donna è mobile; pero, como entre tanto salmón fino puede haber alguna trucha, vamos a dar una breve información al respecto.
La Donna è moblie, no es la doña que viaja en colectivo ni nada parecido, significa nada más y nada menos que "La mujer es voluble" o cambiante, por no usar palabras más rudas. Es que la gente de la Italia del siglo XIX era bastante delicada, no soltaban así nomás la puttana... decían voluble que es más delicado y se puede aplicar también a las que no son tan... puttanas.


A continuación la letra completa de esta aria1 de la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi, para los que gustan penetrar en el detalle.

La donna è mobile
qual piuma al vento
muta d'accento
e di pensiero.
Sempre un amabile
leggiadro viso,
in pianto o in riso
è menzognero.
La donna è mobile
qual piuma al vento
muta d'accento
e di pensier
e di pensier
e di pensier.
È sempre misero
chi a lei s'affida
chi le confida
mal cauto il core!
Pur mai non sentesi
felice appieno
chi su quel seno
non liba amore!
La donna è mobile;
qual piuma al vento
muta d'accento
e di pensier
e di pensier
e di pensier!
La mujer es cambiante
cual pluma al viento
cambia de palabra
y de pensamiento.
Siempre su amable
hermoso rostro
en llanto o en risa
es engañoso.
La mujer es cambiante
cual pluma al viento,
cambia de palabra
y de pensar.
y de pensar
y de pensar.
Siempre es desgraciado
quien en ella confía
quien le entrega
incauto el corazón!
¡Pero aun así no se siente
plenamente feliz
quien de su pecho
no beba amor!
¡La mujer es cambiante
cual pluma al viento,
cambia de palabra
y de pensar
y de pensar
y de pensar!

 


Si desean oírla, aquí está el enlace.


1 Un aria (de aire en italiano) es una pieza musical creada para ser cantada por una voz solista sin coro, habitualmente con acompañamiento orquestal y como parte de una ópera o de una zarzuela.
 

Y ahora, me dirán a qué viene todo este introito (no es lisura), pues es que yo conocí una mujer voluble...

- ¡JA JA JAAA!  ¡Todos hemos conocido una mujer voluble! ¡Todas son volubles!

- Bueno... pero ésta era especial, además, yo soy un romántico y las veo de diferente manera.

- Oiga usted, pasó del tema satírico del voyeur a la tragedia histórica de la guerra guasú, luego a la historia de fray Bartolomé... como si nada, usted toca cualquier tema... ¿O será que sólo los manosea?


Así, con esas mismas palabras alguien se atrevió a criticar mi variada, prolífica, copiosa, rica y potente obra, la misma que evito adjetivar más de la cuenta y por eso paro ahí nomás, aunque profusa, fértil y fecunda no quedarían tan mal, sin embargo, para no ser excesivo, limitémonos a ello y dejemos por ahora lo de caudalosa y desbordante... (pródiga, nutrida y colmada... ¡ya no ya!)  que pasará a la posteridad (como todo lo demás, mientras haya mundo, porque el tiempo no perdona a nadie y menos me va a perdonar a mi, humilde trozo de barro, pero barro enamorado, copiando lo dicho por otro poeta), sin embargo, hasta yo mismo estaba tentado a compartir ese punto de vista y considerar la variedad de temas como un obstáculo, porque un día en el blog se habla de superficialidades y al otro día se habla, o se escribe, de cosas que merecen más respeto y seriedad. Pero es que el ser humano es así, y yo, que me considero un humano más, casi como cualquier otro, no podía escapar de ese sino... si no, ya me hubiera escapado hace rato.


- ¿Usted escribe para que lo entiendan... o para jorobar?

- Una ofensa más y lo borro de la página.


Estoy seguro que hay muchos que no sólo entienden sino que hasta comparten lo dicho, y aunque fuera uno, por ese uno se salva el blog, porque si vamos a esperar que sean diez o cien, como en el antiguo testamento, podemos naufragar.
No arriesguemos más de lo conveniente, como dijo el tipo que le entregaba al casino el título de propiedad de su casa, después de haberle transferido el auto y la motocicleta recién comprada.

- Oiga, no lo tome a ofensa, pero... ¿nos está atarantando?

- ¡Atarantando! ¡Yo!...

Atarantar: atropellarse, precipitarse, aturullar, atontar, atontolinar, aturdir, azorar, confundir, desconcertar, espantar, asustar.


Pues no, yo no intento atarantar ni ejecutar ninguno de los otros sinónimos mencionados más arriba. Simplemente, quería promocionar mi último (por ahora) libro, pero... ¡cómo hay gente que lo quiere encasillar a uno cuando los encasillados son ellos! ¡Libertad de expresión! Como quería gritar el mudo y no le salía nada. A mí en cambio sí me sale y la libertad la ejerzo.

- "Ejerzo"... al fin una palabra sobria...

- ¡Qué fijón es usted, oiga!


Bueno, la presentación del libro se hizo, se hace y se seguirá haciendo solamente a través de Internet, así que no habrá bocaditos, bebidas ni chismes acerca del autor y/o su obra, pero para no ser del todo parco y austero, por lo menos la presente va acompañada... de unos versos.
Y es aquí donde entra el asunto de la donna è mobile, la mujer voluble que estando acompañada me quiso echar el ojo, yo hubiera querido agarrar todo, no sólo el ojo, pero... ya ven... mientras la mujer es voluble, y yo fijo en la idea de presentar el libro, así no se puede...




La presente va acompañada


La vi de cuerpo presente
y sin ningún pretendiente,
a la primera mirada
con guiño disimulado
pasé a sentarme a su lado,
aparentaba estar sola,
qué cosa más asombrosa
porque era tan buena moza
que hasta habría que hacer cola
para lograr su atención
o siquiera para hablarle
y alguna cosa contarle
que despierte su pasión.

- Señorita, diga-me,
si no fuera a molestarla
yo podría acompañarla
si me lo permite usted.
- Como no, venga a sentarse
y relájese a mi lado.
Que me quede relajado
con tanto para observarse!
permítame disentir
que está usted para gruñir).

Así que me acomodé
en la mejor perspectiva,
pensándola toda mía,
que la suerte me saqué...
cuando en eso divisé
un fornido caminante
que se acercaba campante
y en seguida desconfié
que fuera su acompañante,
el encuentro preparé.

- Esta moza no está sola.
Lo dijo casi insolente,
yo lo miré fijamente
y agregó -  Me pertenece.
Yo retruqué: - No parece
porque está como muy suelta,
cariñosa y desenvuelta
y más atención merece,
es mejor que no se ausente
que no faltan pretendientes.

Así que está acompañada...
lo acepté pues soy decente,
pero con el tipo en frente
ella me dio una mirada
sabiendo que provocaba,
pues toda su humanidad
con esa proximidad,
lujuria manifestaba.
Qué mujer tan peligrosa:
veleta inescrupulosa.

Dejé al dúo explosivo
antes que me estalle cerca,
ella caprichosa y terca
y él machista compulsivo,
si llegara a ser mi amigo
le brindaría un consejo
más por ahora me alejo
de los dos y su castigo.
Si la tiene en cuarentena,
peor, se pone re-buena.
~

1 comentario:

  1. Ricardo, eres macanudo, pasas del aria de Rigoletto que es preciosa, a un tema paralelo que podría ser real, pues como dice el aria, la mujer es voluble, pero lo que me gusta es tu forma elegante "de zafar el bulto", porque con semejante troglodita es preferible no meterse, muy bueno alegre y jocoso, te felicito porque puedes escribir libros en prosa, poemas en rima, en ambos casos en serio o jacarandosos y picantes, me gustó mucho.

    Fernando Atala

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