domingo, 30 de abril de 2017

He muerto



He muerto, la última vez fue en Kandahar en 1892; esa vez tardé poco tiempo en reencarnar: cincuenta y tantos años flotando en un limbo que no me es dado recordar pero por un extraño error del funcionamiento cósmico sí se me permite evocar quién fui, o hasta qué fui.
Luché en dos guerras. La primera en las filas inglesas llevado por la fuerza cuando tenía poco más de veinte años; la segunda del lado afgano contra los ingleses; a pesar de tener ya casi sesenta años, algo hice y me vengué.
Morí siendo abuelo y mi pena más grande fue dejar a mis nietos. Tuve tiempo de conversar con ellos, porque me llevaron de la carpa que servía de hospital de campaña a la casa de mi hijo mayor, para pasar allí mis últimas horas. Mandé colocar unas ropas enrolladas debajo de las sábanas para que los niños no notaran que ya no tenía piernas. Soportaba el dolor, no tanto por las drogas que me inyectaban pues quería estar limpio en esa hora, sino por la necesidad de despedirme de ellos.
Les dije que los abuelos nunca mueren, recordando un viejo escrito que no era mío; uno por uno se acercaron a mí, me apretaron las manos, me besaron... no lloren, les dije, estaré con ustedes cada vez que me recuerden, me llevarán dentro de su corazón; lloraron igual; empezó el mayor y contagió a todos, pero también fue el primero en sobreponerse y con su actitud sosegó a los otros.
Cómo los quería; tanto que los recordé pasado el tránsito por otros estados del espíritu y hasta en esta última vida los sigo amando, pero no los vi más, nací en otro lugar y tiempo: cuando pude hacer algo ya no estaban... entonces entendí porqué no debemos recordar otras vidas y supuse que yo era el producto de alguna falla en el sistema, nada más. Solo pensaba en mí y en ellos; y en mis hijos; los de antes, los de ahora... y no comprendía que pudiera haber alguna razón para lo que me sucedía.
Ya es tarde. Una vida desperdiciada en querer encontrar a quienes ya no era posible hallar y guardando un secreto que en parte se me había revelado.
Tal vez no soy un error, tal vez tengo un mensaje que dar. Podría ser que no podemos amar tanto a tantos. Pero no tengo vocación de guía ni de predicador, no entiendo para qué o por qué me tocó este don. A mí, justamente, que porque escribo se me puede acusar fácilmente de cuentista y fantasioso.
En qué quedamos entonces, si quiero que me crean no lo harán, y si no me importa, algunos creerán siquiera un poco. Prefiero lo primero: esto fue solo una tentativa de escribir un cuento.
~

domingo, 23 de abril de 2017

El más allá


Clásica imagen de la muerte


Me permito otra vez salir de lo risueño y jocoso, en estos días de renovada incertidumbre causada por las arremetidas de modernos personajes metidos en viejos conflictos no solucionados, por el contrario, agravados debido a la mayor potencia tecnológica que existe y a la escandalosa falta de inteligencia y sentido común de los llamados a lidiar con dichos asuntos. Me detengo un momento a pensar con calma en el próximo y trascendental paso que me (nos) espera.
Ya hemos oído muchas veces que hay una sola certeza absoluta en nuestras vidas: la muerte. Es lo único de lo que no cabe dudar, tan cierta y a la vez tan ignorada por la mayoría de las culturas occidentales que tratan de conjurarla eludiéndola, ignorándola, como dicen que hace el avestruz al meter la cabeza en un agujero creyéndose a salvo de aquello que no ve. Así es que no queremos mirar a la muerte de frente... y no es culpa de uno... la pintan tan fea a la pobre...

- Oiga usted, parece que está buscando que lo consuelen.

- No, en eso no hay manera, te las arreglas solo porque no te ayuda nadie.

Pero existe lo que se llama la buena muerte, y como ya lo dice la misma expresión, es algo así como morir feliz, morir bien... y quedar bien muerto ¿Por qué no?
Si todos morimos (pruebas no faltan: muchos ya han muerto), esperemos que algo de cierto haya en las expectativas que tenemos del más allá. ¿Quién no quiere creer? casi todos quisieran que la existencia se prolongue y de ser posible con ciertas ventajas que acá no tenemos (como alas, belleza y eterna juventud); unos más y otros menos, algo quieren, algo esperan. 
Además, es imposible no pensar que nos están aguardando... y si es con buenas intenciones, tanto mejor.
He aquí mi pensamiento acerca de este asunto, en este día que tengo la tranquilidad que da la fuerza, la salud y la supuesta lejanía del día final: 




Al otro lado



¿Quién me estará esperando
cuando pase al otro lado?
Quién seguirá aguardando
hasta que yo haya llegado
¿Quién...?

Será que papá y mamá
nos siguen amando igual,
que su amor no acabará
aun en la eternidad
¿Será...?

Estará ese alegre amigo
tan bromista y generoso,
aquel que estando conmigo
era alegre y animoso
¿Estará...?

Volveré a ver a la niña
tan querida y delicada
que mirando sus pupilas
a cualquiera consolaba
¿Me verá...?

Encontrar tíos y primos
sin penas y sin edad;
abuelos, suegros, sobrinos,
mi camino al culminar
¿Estarán...?

Otra vez a mis amores
quiero volver a encontrar,
ya calmados los ardores
me brindarán su amistad
¿Se podrá...?

Solo les pido paciencia,
no me vayan a apurar,
aunque es limpia mi conciencia
no tengo prisa en llegar,
que lo entiendan...

Me dan pena los que queden
después que yo haya partido,
les aseguro que pueden
vivir sin estar conmigo,
aunque lloren...

Siento la curiosidad
de saber qué hay más allá
y mi día llegará
de saberlo de verdad,
al final;

  ya sea solo por eso
consuélense los que quedan,
que a pesar de verme tieso
mi espíritu libre vuela,
que se alegren...

Si caigo en oscuro abismo
sin clemencia ni piedad,
cumpliéndose el pesimismo
que me empeño en rehusar,
si caigo...

alguien me socorrerá;
amoroso ha de salvarme
del mar de incredulidad
y con él me llevará,
Alguien...

que no pedirá que sepa
qué es o cómo se llama,
sentirá lo que yo sienta,
me dará la ansiada calma,
sí vendrá.
~

domingo, 16 de abril de 2017

Reclamón




La publicación de la semana pasada trajo cola (que como cola que es, la van a encontrar al final, donde corresponde) en el sentido que aparte de un amable y preocupado lector que me diagnosticó depresión aguda, hubo otros y otras que pensaron que lo más recomendable era manifestar su apoyo en forma de graciosos mensajes afirmando que sí me leen, así como quien consuela a un necesitado; y alguien más me calificó de reclamón; eso me pasa por escribir lo que escribo, que ya sabemos qué cosas son y por lo tanto evito tener que calificarlas nuevamente.

- ¿Por qué? ¿Qué escribe usted?

- Digamos que misceláneas.

Las mismas que presento en prosa y en verso, para diferentes gustos y circunstancias. Ahora, tratándose de semana santa, aprovecho para hacer lo que casi todo el mundo hace: Lo que le da la gana. Es así que no será la primera vez (no sé si la última) que dedique mi blog hebdomadario a algún tema que no tiene nada que ver con lo que acontece, y eso me parece genial.

- ¿Genial? Me parece que esa palabra queda grande.

- Cómo que grande ¿No ve que sí entró?

Decía que me parece genial poder escribir lo que se me antoje; porque ya escribí sobre la Navidad, en Navidad; sobre el año Nuevo... oh sorpresa ¡en Año Nuevo! escribí sobre la Madre, en su día, y creo que hasta sobre poesía y panetón en los días correspondientes, como todo buen... articulista; ahora dedico la inspiración semanal a una graciosa palabra, tal vez palabreja, "Reclamón", que es uno de los más interesantes adjetivos oídos y recibidos por este su servidor en los últimos días. Las vueltas y derivaciones que doy alrededor de esta palabra podrían alargarse de forma indefinida, pero para no abusar de los lectores que van quedando, hice un esfuerzo y me puse un límite, un punto final, que seguramente será una de las partes más apreciadas del artículo y del original poema, aquí va, y como ya dije, hasta tiene forma de cola.



Si me dicen reclamón




Reclamón
ante tanta bendición
hay que ser agradecido
y no pasar por llorón

Reclamón
porque algunas cosas son
molestas o inoportunas
y te cambian el humor

Reclamón
cómo no ser reclamóm
si me pasan jamonada
cuando yo pido jamón

Reclamón
porque hay que tener paciencia
si sirven choclo con queso
cuando quieres chicharrón

Reclamón
pero que injustos que son
me pasé semana santa
sin bacalao ni salmón

Reclamón
tú me das un colerón
si al fin te llevo a la cama
y no te gusta el colchón

Reclamón
aunque a veces con razón
porque siempre te das maña
y postergas la función


Reclamón
tal vez sí soy reclamón
si te busco en la mañana
y ya no está ni tu olor.

Reclamón
siempre la misma canción
escapas desenfrenada
si te quito el camisón

Reclamón
esperada reacción
cuando eres tan descuidada
y me marcas con batón

¿Reclamón?
¡Qué harías sin tu gruñón
que no te hace faltar nada
y además es tan dulzón!

Reclamón
quien te da de corazón
y te tiene acostumbrada
a la infaltable ración

Reclamón
pero mira por favor
serás siempre agasajada
y atendida con pasión.

Reclamón
entre tanto delincuente
que te hace la contorsión
por llegar a la elección 

Reclamón
cumpliendo como la gente
eliges un presidente
y te ponen un ladrón

 Reclamón
hay que tener mucha suerte
de salir en excursión
y no volver en cajón

Reclamón
pues se va a la mierda Antón
- ¿Y el pobre qué culpa tiene?
- Pues la rima le tocó.

Reclamón
tampoco era para menos
si invito a doña Florinda
y aparece don Ramón

Se acabó
quien ha llegado hasta aquí
me va a reclamar a mí
porque su tiempo perdió.
~

domingo, 9 de abril de 2017

Alguien me lee




A veces se siente que escribir un blog es como declamar vendado ante un auditorio desconocido, donde tal vez haya mucha gente o puede que incluso no haya nadie. No hay cómo saberlo con exactitud.
Es verdad que existen herramientas que indican cuántas visitas tiene el blog y desde qué  lugares se realizan, también qué páginas han sido vistas; pero, que alguien entre a una página no quiere decir necesariamente que se haya detenido a leerla; digamos que una parte sí lo  haya hecho; aún persiste la duda de qué piensan acerca de lo leído, si les gustó, si lo aprecian o si les disgusta y lo desprecian... no hay cómo saberlo... pero de vez en cuando un comentario te hace saber algo de lo que acontece con una o dos personas de ese indeterminado mar de presuntos lectores.
Qué tan significativos sean los comentarios para sacar conclusiones en base a ellos es algo difícil de saber, por eso son bienvenidos tanto los buenos como los malos; por eso es que se puede comentar con nombre propio, con seudónimo o simplemente en forma anónima (esta última opción es facultad de quien dirige el blog), y por cuestión de principios, no borro nunca un comentario, por más desfavorable que este pudiera ser.
Hasta ahora los comentarios negativos son muy pocos...

- ¿Espera más?

- Quien sabe, para todo hay que estar preparado. 

Pero allí están: nadie podrá quejarse de ese aspecto. Los comentarios hablan de quién los escribe, por lo que el autor del blog no tiene porqué sentirse responsable de ellos, aunque sea su trabajo lo que los haya generado.
Parte de la perplejidad de no saber quién y con qué actitud lee el blog, es lo que escribo en las siguientes líneas.



Alguien me lee



Sé que alguien me lee...
tal vez con afecto por causas ignotas
y espera con ansias mis pobres palabras,
quien sabe si en ellas encuentra anidadas
sentencias que alivian ilusiones rotas.

Alguien más me lee
tal vez entre dudas y con desconfianza
entiende muy bien cuando titubeo,
conoce más cosas de lo que yo creo
y algunos secretos de mi ser alcanza.

Otro que me lee
tal vez siente envidia de mis falsos sueños,
mis fingidas penas puede que disfrute
y de falsos cargos quien sabe me impute,
creyéndose, incauto, de la verdad, dueño.

Tal vez otro lee
tratando de hallar algunas erratas,
algo que esté mal, algo equivocado,
dato que me haga quedar mal parado,
y si es que lo encuentra a gritos delata;

también alguien lee
con la sencillez de quien ha vivido,
sufrido y gozado diferentes suertes,
y en lo que le digo seguro que advierte
que aquello que siente también he sentido.

Para quien me lee
tengo solamente palabras de amigo,
de hermano, de amante o de confidente;
caminando juntos cruzar ese puente,
sabiendo por qué digo lo que digo.
~

domingo, 2 de abril de 2017

Similitudes entre Jean Paul Sartre y yo

 

Retrato en forma de caricatura del filósofo francés Jean Paul Sartre.  ÁLEX

 

Versos para adivinar



Todos saben quien fue Jean-Paul Sartre; situación esta que me exime de repetir datos biográficos, anécdotas de vida y/o información referente a tan distinguido personaje, pero fíjense ustedes que, aparte del rabioso existencialismo, compartimos una cualidad más.

- ¿Usted es existencialista?

- Pues claro que sí... si no existiera no estaría escribiendo mis zigotadas*.


* Palabra para entendidos; una pista: zigoto quiere decir huevo.

Pero vayamos a la cualidad que compartimos tan eximio personaje y yo, además de Jorge Luis Borges que está en la misma situación: Ninguno de nosotros tuvo ni tiene el premio Nobel.

A Jean-Paul Sartre se lo ofrecieron en 1964 y lo rechazó. A Borges y a mí no se nos ofreció por no considerar nuestra obra merecedora de tal premio, Borges era tan grande que la gente decía que no es que Borges se haya quedado sin el Nobel, al contrario, decían que el Nobel se quedó sin Borges. De mí, nadie dice nada, pero nos quedaremos el uno sin el otro, como es de esperarse que siga ocurriendo a corto, mediano y largo plazo.

- ¿Cómo hace usted para sacar un tema de la nada?

- Como Jean-Paul: El escribió El Ser y la Nada, y yo de la nada lo tengo que hacer... 

No hay duda de que la situación está jodida, y lo digo con plena certeza, eso sí, solamente desde el punto de vista social y humano; porque el planeta y lo demás (sistema solar para arriba) no entra en mis cálculos.
Y no importa si usted, amable lector; o usted, cara lectora (no es ofensa, al contrario) está en el lado de los ricos y poderosos o en el lado de los humildes y rascuachos; incluso si está en el más o menos, la cosa se le va a poner difícil también.

¿Y por qué?

Pues (y aquí entra la parte filosófica del artículo que me pone de igual a igual con Jean Paul), porque la batalla está como trabada, estamos en un punto muerto en el enfrentamiento entre los de arriba y los de abajo. Si tenemos en cuenta que los primeros se venían jactando descaradamente de estar ganado la "lucha de clases", entonces se podría llegar ahora a la equívoca conclusión de que los de abajo estarían recuperando terreno, volteando el partido... pero no, lo que pasa es que los de arriba se están dividiendo, ya no son ese sólido bloque único y uniforme que parecían ser... se fraccionaron y la pugna entre ellos no significa necesariamente que los de abajo vayan a estar mejor... hasta se podría temer lo contrario.

- ¿Y Usted, a qué grupo pertenece?

- Yo diría que a los del más o menos... ¿y usted?

- Tamién...

- ¡Cómo que tamién... si habla así, es rascuacho, y punto.

Tocar el tema tomaría más espacio del que soy capaz de escribir y ustedes de leer, pero en síntesis, el capitalismo está dividido entre Los Cara de Perro (Trump & Cía.) y Los Cara de Culo (Merkel, asociados & atrapados). China y Rusia haciendo cálculos mientras se cuidan de los dos grupos y recelan entre ellos; y el resto del mundo más perdido que garrapata en peluche.

- ¿Y usted nos trae la luz?

- ¿Por qué yo? ¿Me ha visto con cara de iluminado acaso?

Lo que traigo, como cada domingo, no es más que una perplejidad moldeada a partir de los elementos básicos del alfabeto, preludio inefable de desconcierto extraviado entre las brumas solitarias de la extensión sináptica, cuyas  fallidas conexiones erosionan el sosiego inalcanzable de la imprecisión rasgada de certezas inasibles pero ciertas, existentes a pesar del caos primario en que flotamos a la deriva ... letras que atragantan su significado en el sonido rítmico que les da el verso, anticuado a veces... moderno... ¡jamás!

- ¿Y eso qué quiere decir?

- ¡Qué sé yo! Pero al escribirlo casi vislumbré el significado.



Adivina qué te pongo



Versos para adivinar
es lo que esta vez propongo,
así que no me indispongo
ni llego a escandalizar,
ustedes van a rimar
con lo que les venga en mente,
ya sea fría o caliente
la palabra del final,
yo me limito a insinuar
y usted pone lo que siente.

Versos que me atrevo a dar
a la opinión no tan pública,
porque con mi nombre y rúbrica
me tengo que moderar,
ya me quisiera soltar
para en este sonsonete
derramar como un volquete
todo lo que hay que aventar,
quien se vaya a molestar
que se lo meta al oje _ _.

Cataclismos y tormentas
nos tienen hasta el pescuezo,
y si uno se queda tieso
viene el huaico* y se lo avienta,
cuidado dónde se sienta
aunque parezca seguro
eso que quedó del muro
se cae en forma violenta,
y entonces se le revienta
lo que le quedó de cu _ _.

El te jedi reventado
no ha de ser la peor cosa;
que esa masa pegajosa
lo convierta en refugiado
eso sí que esta caga _ _;
no lo salva ni macuito,
por más que lo haga bonito
tendrá el mismo resultado:
 parecer gato escaldado
que solo cuida el culi _ _.

Una pena ver los puentes,
más pena ver los caminos,
no entendían ni un pepino
los huevo _ _ _  inconscientes
que paseaban sonrientes,
y hoy con cara de bovino
se ocultan como cretinos
y ya no muestran los dientes;
métanles fierros calientes
del hueco hasta el intestino.

Es claro lo que se infiere 
y no hay que ser adivino
para concluir con tino
a qué hueco se refiere.
~
* Ya no escriben Huayco, ahora ponen Huaico, y yo sigo la moda.