domingo, 13 de noviembre de 2016

La babosada: Análisis y consecuencias.




Con ese título se estarán haciendo muchas ilusiones, tranquilos que es sólo para atraer eruditos, ahora en confianza, vayamos a lo que importa.

"Cualidad innata del varón es la de ser mirón", sabias palabras de Monsieur Fisgón de la Tocatta Ligera, también conocido como el Palma Inquieta de París, a quien no tengo el gusto de conocer personalmente pero sí a través de sus ilustres obras, las mismas que enaltecen las más distinguidas bibliotecas del orbe. Precisamente la cita que abre este artículo la he tomado, literalmente, del segundo tomo de su  "Les Comprendre" ("Entendiéndolas" a ellas pues, a quién más sino... ¿a las gallinas?).  Monsieur Fisgón es un afamado Voyeur, palabra casi decente para decir mirón, o más bien para no tener que decirlo.

- Qué feo... ¡un mirón!

- Si, pero lo que mira no es tan feo, al contrario.

Sí señores, señoras y señoritas, es una verdad grande como un mulo el hecho que cualquier varón, si cree que cuenta con la necesaria privacidad, o impunidad, va a mirar.

- ¿Va a mirar qué?

- Eso; es lo que va a mirar... ¿En serio pregunta?

En la mencionada obra el autor da consejos a los Voyeurs que quieren pasar desapercibidos, o sea cómo mirar sin que se note, o cómo ver sin ser visto y pescado in fraganti, porque lo que se mira es el pescado y no es gracioso que lo pesquen a uno viéndolo.

Ejemplos.

- ¿Vio cómo se están usando ahora las carteras?

Y se aprovecha para auscultar de arriba a abajo a la portadora del mencionado elemento.

- ¿No era allí el local del chino Fu Manchú?

Y se da vuelta la cabeza tranquilamente para topografiar a la hermosa morena que pasa y se va, tal vez para no volver. El chino no interesa.

- ¿Cambiaron el piso?

Y ya le clavaste los ojos a las pantorrillas de la agraciada que cruzó tu campo visual... - Ah, no... es el mismo - agregas, y al levantar los ojos te ganas algo más de la mencionada individua.

La imaginación es el límite, como lo dice el mismo M. Fisgón en la página 334 del mencionado volumen, no del bulto, que es otra cosa que también hay que saber apreciar.

Bueno, en realidad la poesía de hoy está inspirada en una dama, graciosa ella, pero que no era fácil de hacer reír, hasta que un día comenzó a reírse como una descosida, desatada, o mejor desabotonada... como quieran, y yo no estaba seguro de cuál era la causa de tanta algarabía... con tal que se ría, a mi no me importa mucho el porqué. Tengo mi autoestima a prueba de balas, y de risas también, claro. La iba a titular ¿De qué te ríes, pendeja? pero debido a la gran variedad de significados que tiene esa palabra, pendeja, me refiero a la palabra y no a la pendeja, decidí ponerle un título menos incierto:



¿De qué te ríes, preciosa?


Como represento al gremio
de poetas y humoristas
los sábados tengo listas
las que publicar espero,
a las rimas me refiero,
o chistes con poesía
como ésa que te decía
junto con aquel "te quiero";
el "te quiero" lo entendiste
pero no captaste el chiste.

No era chiste ese "te quiero",
era en serio y lo sostuve
por lo menos mientras pude,
pero el chiste quedó en cero
y hasta hoy tu risa espero:
por lo menos un "ji ji",
si eres todo para mí
es la verdad que no niego,
pero ansío con fervor
tu sentido del humor.

Si calladita eres linda
y cuando quieres me hechizas
con una simple sonrisa,
no imaginas lo que brinda
una alegre carcajada,
 tu risa cascabelera
si yo siempre la tuviera
ya no buscaría nada.
¡Ríete mi mamacita
y no me causes penita!
 
. . . ¡Tampoco hay que exagerar,
una hora hace que ríes!
para que tanto la estires
la gracia no va a alcanzar,
lo que me hace sospechar
que otra cosa es la causante
de tu ánimo hilarante,
y no quiero adivinar
si te parezco gracioso
o me ves como un baboso.

Total, si a ti te permito
cosas extrañas y osadas,
sencillas o rebuscadas,
para nada te limito;
por lo tanto no me agito
ante tanta risotada:
antes no reías nada
y ahora lo haces facilito;
que si es por la babosada
debe ser muy animada.

Ya para con tanta risa
que no le encuentro motivo,
yo me creía muy vivo
y me das una paliza;
tómate una Yerba Luisa
que te quite lo chistosa
que ya para escandalosa
alcanza con tu melliza...
pensar que le dije adiós
¡y ahora ríes por las dos!
~

1 comentario:

  1. Yo creo que todos los hombres por naturaleza, somos admiradores del sexo opuesto, no conozco a nadie, que al ver una chica guapa, se la quede mirando al venir, al pasar a su lado, y voltear la cabeza para ver "como se va", francamente es de lo más delicioso, si eso hace que sea un voyeur, pues lo soy, y con mucho gusto.

    Muy buena tu introducción (al poema me refiero, porque hay cada malpensado.....), te felicito Ricardo.

    Fernando

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