lunes, 23 de diciembre de 2013

EL TEMIBLE PEDRO ALBUNDIA

ACERCAMIENTO A PEDRO ALBUNDIA

(Cuento)
23.12.13

Alguno de ustedes tal vez haya querido saber algo más del famoso Pedro Albundia, el único remero que se nombra en la famosa cumbia de José Benito Barros Palomino: “La Piragua”.
Por si fuera necesario, recordemos la letra de la canción:

LA PIRAGUA
Autor: José Benito Barros
Ritmo: Cumbia

La piragua, la piragua,
la piragua, la piragua...

Me contaron lo abuelos que hace tiempo,
navegaba en el Cesar1 una piragua,
que partía del Banco viejo puerto
a las playas de amor en Chimichagua.

Capoteando el vendaval se estremecía
e impasible desafiaba la tormenta,
y un ejercito de estrellas la seguía
tachonándola de luz y de leyenda.

Era la piragua de Guillermo Cubillos,
era la piragua, era la piragua. (Bis)

Doce bogas2 con la piel color majagua3
y con ellos el temible Pedro Albundia,
en las noches a los remos le arrancaban
un melódico rugir de hermosa cumbia.

Doce sombras, ahora viejas ya no reman,
ya no cruje el maderamen en el agua,
solo quedan los recuerdos en la arena
donde yace dormitando la piragua.

Y si gustan, escúchenla aquí en una clásica interpretación de Los corraleros del majagual, que tiene la esencia colombiana.
~ o ~
... y con ellos el temible Pedro Albundia”... ¿quién es ese personaje?
Me cansé de buscar alguna información sobre este misterioso nombre en la web, que es la biblioteca de bibliotecas, donde se encuentra de todo, desde arañas de colores hasta personajes históricos o ficticios, nada faltaba allí... excepto el escurridizo Pedro Albundia, hasta que al fin, como debe ser, lo pude hallar en una página web o blog llamado Pepitorias, donde hay un artículo de Miguel Sáenz Munilla publicado el 14 de Mayo de 2007, tras la muerte de José Benito Barros, acaecida dos días antes en Santa Marta, en su querida Colombia, que como ya sabemos, es el autor de la cumbia a la que nos referimos y uno de los mayores compositores del continente. El famoso Agustín Lara, considerado el mayor compositor mexicano, dijo de Barros que se trataba del más grande compositor latinoamericano, lo que ya es bastante. En una parte del mencionado blog se lee lo siguiente:

Historia de la cumbia 'La Piragua'
Como escribe Diego Guerrero en el diario El Tiempo de Bogotá: "La piragua es la composición más famosa de José Barros. Según el investigador musical Julio Oñate, se inspiró en una gran embarcación que Guillermo Cubillos, amigo del compositor, mandó a hacer para llevar mercancía desde El Banco hasta Chimichagua.
"Era grandísima, el 'thermo king5' de la época, y le pusieron La Piragua. Cuando salieron los motores fuera de borda, perdió su hegemonía y quedó tirada en la playa, como en la canción", dice Oñate. Y agrega: "'Pedro Albundia' es ficticio: él necesitaba algo que rimara con cumbia", explica.

~ o ~

Pedro Albundia es ficticio... simplemente porque necesitaba algo que rimara con Cumbia el autor condenó a las galeras a un hombre valiente. ¿Por qué valiente? Porque si era, como dice Barros, El temible Pedro Albundia, lo menos que podemos esperar de alguien temido y a la vez fuerte y humilde como para dedicarse a remero de la piragua es que fuera valiente, y si era valiente, ¿cómo es que fue a dar a tan ingrata labor? Sabemos que uno de los peores castigos para los esclavos y para los condenados a muerte en el imperio romano, por ejemplo, era precisamente el trabajo de remero, en las poderosas galeras de la época.
Pero Albundia, un hombre valiente y temido, remando mansamente con otros once desconocidos me causa perplejidad, algo no encaja, el pedido de una explicación es inocultable. Si se necesitaban doce hombres para mover la embarcación es de esperarse que el número de pasajeros fuera mayor al de la tripulación, nada se dice de éso, más según explica Sáenz en su artículo parece que se trataba de una embarcación de carga pero no se aclara si se dedicaba a ello en forma exclusiva, porque trata más del autor que de este tema puntual. Pero no importa, lo que nos interesa es el misterio de Pedro Albundia.
~ o ~
Pasé mucho tiempo intrigado por ese extraño personaje... me removía el cerebro la increíble contradicción... “Doce bogas con la piel color majagua, y entre ellos, el temible Pedro Albundia”...”
El temible Pedro Albundia ejerciendo de simple remero de una barca de carga, condenado a ir y venir entre El Banco y Chimichagua, una vez tras otra, para beneficio de Guillermo Cubillos, el dueño de la piragua y del negocio...
¿Quién podía obligar al temible Pedro a mantenerse quieto y en su lugar remando? Si ese apelativo es correcto, nadie más que él mismo sería el garante de su obediencia, sería sólo él su propio carcelero ya que no habría capataz que pudiera mantener esclavizado contra su voluntad a un individuo de esas características.
¿Y por qué estaba Pedro allí, remando mansamente?
¿Cuál puede ser el crimen tan terrible para que un hombre se castigue a sí mismo de manera tan inclemente? ¿Qué delito es ése que se paga voluntariamente con la libertad y trabajos forzados? ¿Por qué un hombre temible se resigna a no ser poderoso y se auto limita a ser un simple boga de la piragua en su perenne viaje monótono que lo mantiene en el mismo lugar indefinidamente?
~ o ~
Pedro Albundia... Barros ha creado un personaje formidable y lo ha dejado abandonado a su triste e inexplicada suerte de remero.
Decir por ejemplo: “... entre ellos el tranquilo Pedro Albundia...” también rimaría con cumbia... Pedro Albundia no es tranquilo, no es honrado, no es humilde, no es querido, no es alegre... ni nada que igual cumpliría el requerimiento de la métrica y haría posible la rima y la canción... No. Pedro Albundia es temible, aún estando con el remo, agachada la cabeza tal vez, bajo el ardiente sol, bajo la lluvia, o por las noches, cuando arrancaba con los remos ese melódico crujir que subraya la canción, y dedicado a su humilde y esforzada labor seguía siendo temible, porque así lo dice la única e incontrovertible referencia que tenemos de él.
Cuando me encontré con ese dato de que era sólo un elemento para la composición, quedé perplejo. No existía el personaje. Era un simple recurso literario para completar un verso y rimar con cumbia.
Jamás me resigné a éso. No podía aceptar tan ínfimo papel para el temible Pedro Albundia. ¡No señor! Pedro Albundia, lo quiera o no él mismo, lo quiera Barros o no lo quiera, ya existe en la imaginación de millones, en su gran mayoría seguramente latinoamericanos, aunque esta condición no es excluyente. Lo conocen en todo el mundo y pretender que no es nada, que no es nadie, es una osadía inmensa.
~ o ~
Yo voy a escribir la historia de Pedro Albundia, ese fue el primer pensamiento que me vino a la mente, pero junto a éste vino la indefectible observación... ¡qué voy a escribir! tendría que inventar y no soy quién para hacerlo, es una tontería, nada más que una vieja cumbia que no merece tanta explicación, ni a su autor le interesó tanto y voy a venir yo a querer analizar semejante simpleza. Pero no me convencía del todo, algo volvía a requerir mi atención hacia ese desgraciado, quien sabe si no era su misma esencia que de tanto cantarse llegó a formar parte del mundo real, tal vez de alguna ignorada manera Pedro Albundia se ha hecho realidad. Debo aclarar que no suelo escuchar esta canción más que cualquier otra que se me presente de manera casual, quiero decir que no es por una continua repetición del tema que he llegado a este estado, sino por la intensidad de la situación que me alarmó desde las primeras veces que la escuchaba, tal vez más atento al ritmo y a la ocasional pareja de baile que a la letra de la cumbia... si bailaba la burrita, la pollera colorada o la pollera amarilla y jamás tuve preocupaciones sobre por qué era que la negra Soledad estaba tan contenta o la otra negrita bailaba noche y día... pero Pedro Albundia condenado a trabajos forzados mientras uno simplemente quiere vacilarse con alguna joven y alegre cumbiambera ya es el colmo. Aún así, escribir su historia es demasiado, entonces pensé, tal vez no toda la historia, pero al menos la razón de su aciaga suerte merece que alguien se interese y trate de adivinarla. Mientras los demás, la gente importante no tiene tiempo para esta tarea aparentemente ridícula, yo, humildemente, acepto el encargo. Si, estimado Pedro, no eras nada más que un circunstancial sonido necesario para completar un verso, pero tu penosa y triste suerte me conmovió, yo te considero ya casi una persona, un ser, un personaje que clama por una definición, buscaré la razón de tu destino y la diré a quien quiera saberla.
~ o ~
La escribiré. Tengo que escribirla porque ya no tengo escapatoria. Noche tras noche me persigue en la vigilia de mis constantes insomnios el temible Pedro... al que yo no le temo en absoluto... todo lo contrario, comparto su desdicha de ser un nadie, un nada, un sonido para la rima. Estoy convencido de que Pedro y su sacrificio merecen una explicación digna, pero... ¿por qué tenía que ser yo quien la encuentre?

    - Habiendo tantos escritores de excelente pluma, audaz imaginación y vasta cultura, conocimientos, y todo lo que hace falta para ser tu cronista, Pedro, me vienes a joder a mi.
    - Usted sabe por qué soy el temible Pedro Albundia, y a los escritores talentosos les importo un carajo.

    - Gracias por la franqueza, Pedro, pero la verdad es que no lo sé y ni siquiera estoy seguro de querer saberlo. No puedo negar que no acepto el absurdo de que sea sólo una rima la que condene alegremente a un hombre a las galeras, no lo concibo, pero de allí a tener que ser yo tu siguiente creador, o quien sabe tu último creador, porque Barros te dejó a medio hacer, y quizás ni éso, te aseguro, Pedro, que es tarea que me queda grande.
    - Piense usted un poco más.
    - Sospecho que tendrías que haber sido un bandido, peligroso, temido desde mucho antes y seguramente bastante conocido por toda la región del río Cesar.
    - Si, maestro, si al que quiere vivir libre le llamas bandido... era yo un bandido.
    - Pedro, si vamos a tratar de hacer algo empezaré por pedirte que no me llames maestro. Parece joda. Tú eres Pedro y yo soy Ricardo. Iguales en todo y a la vez diferentes hasta el vértigo.
    - ¿Cómo es éso?
    - Digamos que iguales por fuera … y ante Dios, si crees en Él.
    - Si creo en Dios, pero no en los curas.
    - Somos más iguales entonces.
    - Pero a usted lo llamaré señor Ricardo.

En esa última frase se adivinaba, más que el respeto a un desconocido, el deseo de mantener la distancia y evitar la excesiva camaradería. Vaya uno a saber por qué; a mí me pareció que por su severo carácter no quería confianzas con nadie, ni conmigo que podía ser tal vez su único amigo.
Me gustó el diálogo con este hombre, porque era franco, decidido y a la vez humilde y respetuoso, pero no dejaba de notar que si era respetuoso era porque él mismo lo había querido así, ninguna escuela se lo había impuesto, entonces, si algo haces que él no apruebe, ese respeto se acaba y según de qué trate el desacuerdo puede volverse incluso un peligroso enemigo. Pero me gustaba esa franca reciedumbre, era auténtico.

    - ¿Mataste alguna vez a alguien? Me atreví a preguntar sin preámbulos porque con gente sencilla es normal que sea así.
    - A varios, pero nunca a quien no se lo mereciera.
    - Explícame éso.
    - Todas las muertes fueron luchando, era yo o el otro, y ese otro peleaba porque quería pelear. Es una regla fácil de entender. Si sacas un machete, una pistola o un puñal, te debes atener a las consecuencias. No se saca un arma así nomás porque si, porque te da la gana.
    - Pensé que te creías con la atribución de juzgar quien merece morir y quien no.
    - Éso no, al fin y al cabo, todos vamos a morir, pero usted habló de matar, y matar es otra cosa. Yo sólo maté a los que tuve que matar.
    - Por allí puedo acercarme al motivo de tu condena.
    - No, señor Ricardo. En que estoy atado al remo por mi propia voluntad, en éso acertó y lo felicito, pero no fue por matar, no. Usted va a saber por qué fue... en su momento se lo haré saber.
    - Me lo harás saber... me dejas asombrado... ¿Qué tengo que ver contigo? Ni siquiera he bailado muchas veces esa cumbia que te menciona.
    - No se trata de bailarla o no... señor, usted la escuchó y se dio cuenta de mi estado... se incomodó por mi, lo que agradezco; no quiero decir que se haya preocupado por mi destino, pero al menos presintió que había algo más, y el motivo está en su interior... en su sensibilidad. Yo le diré cuál es una de las peores cosas que un hombre puede hacer.
    - Matar sería un motivo, pero ya lo has descartado... además serías un caso raro porque asesinos hay a montones, y los que más gente han matado son los más respetados y protegidos en esta sociedad.
    - Pero yo soy un bandido decente y honrado.
    - Te creo... de lo contrario ahora estaría escribiendo sobre otro asunto.
~ o ~

Así es que yo voy a saber de primera mano cuál es el pecado de Pedro Albundia, cual fue su delito y por qué se condenó a sí mismo a esa pena que duró hasta que se hizo viejo y la piragua dejó de tener utilidad, siendo reemplazada por embarcaciones a motor, porque:

Doce sombras, ahora viejas ya no reman,
ya no cruje el maderamen en el agua,
solo quedan los recuerdos en la arena
donde yace dormitando la piragua.”

Quiere decir que tras una cantidad indeterminada de años, terminó liberándose de su condición de remero, pero fue para peor, porque él y sus compañeros de penurias al final no pasaron de tristes sombras de lo que alguna vez fueron.

    - Mientras tanto, para tener alguna idea, Pedro... dime, qué edad tenías, qué hiciste antes de tu desgracia.
    - Justamente celebraba mis cuarenta años en compañía de mis camaradas de... bueno, de trabajo... llamémoslo así, porque en ese tiempo nos dedicábamos a asaltar a la gente rica en los caminos apartados; entre las ciénagas que conocíamos muy bien; nadie nos podía encontrar. Estábamos en el lupanar de un pueblo medio perdido, allá por la ciénaga de Zapatosa, y yo estaba tan borracho que ni me importaba demasiado que pudieran estar siguiéndome, además que antes nos habíamos confundido con gente de todas partes y ya esa preocupación no era lo más inquietante. Lo que pasó esa noche es lo que nunca he podido perdonarme, aunque no sé de quién es la culpa, yo no podía quedar sin castigo. Por unas monedas mis camaradas me consiguieron una chiquilla de unos dieciocho años que me recordó a alguien... pero en mi borrachera no me puse a analizarle las cualidades a la pendeja, y pasó lo que tenía que pasar. Era mi regalo de cumpleaños, ¡Y mi castigo por ser tan hijo de puta!
    - ¿Qué pasó?
    - Éso es lo que le haré saber cuando usted esté listo para contar mi desgracia.
     
~ o ~

Pasaron algunos días y yo, descuidado, dejé abierta la puerta de mi estudio, confiando como siempre que ningún riesgo había en ello. Tomaba el fresco tranquilamente bajo el mango mientras dejaba corretear libremente los impulsos neuronales, cuando veo acercarse una pequeña figura con algún resto de papel en la mano. Mi querido nieto de poco más de un año de edad me traía, sin saberlo él y sin sospecharlo yo, tambaleándose sobre sus inseguros piecesitos, un mensaje del amigo Pedro. Era un pedazo de la hoja de un sencillo diccionario que estaba olvidado por allí desde que comenzaron los tiempos de internet y ya nadie lo consultaba, menos mal que no era el valioso original de la Real Academia Española, correspondiente a la vigésima primera edición, del año 1992 que compré hace mucho para sentirme igual a mi padre que tenía el suyo, mucho más antiguo. Por ser un trozo de tan humilde volumen, no me enojé (triste destino de muchos pequeños y modestos diccionarios) y lo regañé en broma mientras le recibía el pedazo de papel... una parte parecía haber sido masticada... “Comiendo libros no vas a llegar muy lejos, tienes que leerlos”, le decía mientras el niño me alcanzaba esa fracción impresa donde leí...

incesante...

incesantemente...

incestar...

incesto (Del lat. incestus).
  1. m. Relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio.
La ruda y áspera palabra se quedó conmigo llamando extrañamente mi atención mientras mi nieto se iba en busca de mejor literatura para meterse en la boca. Las casualidades no son casuales, me decía a mí mismo, jugando con los términos que todo lo pueden, hasta el más flagrante de los absurdos como en este caso... las casualidades no son casuales... me pareció oír la voz de mi imaginario amigo, Pedro Albundia, sonriéndome con sorna y algo de cómplice entendimiento.

¡Mierda, Pedro Albundia... qué habrás hecho!

~ o ~

    - Dime ¿cómo se llamaba?
    - Inés, le habían puesto Inés, y yo no la conocía.
    - ¿Quién era?
Me miró como si lo hubiera insultado.

    - ¡Era mi hija, señor!... mi hija... y menos mal que ni me acuerdo lo que hice ni tampoco lo que sentí ni lo que pasó, porque si fuera así, directamente me mataba ¡y se acabó! Ese olvido fue mi salvación, hasta cierto punto, porque ya sólo debía purgar mi acto de borracho y de animal, pero al menos me libré de lo peor: recordar cómo pasó. De éso al menos me salvé. Mandé a todos a la mierda y me largué hacia el lado de Chimichagua. Yo primero pensé matarme, andaba nada más buscando el momento de hacerlo cuando me encontré con unos tristes hombres flacos devorando una carne asada en palo, a la orilla del río, eran los bogas de la piragua de Cubillos y los vi tan tristes que les envidié su tristeza. “Se puede vivir triste pero conforme”, me dije a mí mismo. El suicidio es pecado, Dios no lo quiere así, éso yo lo sabía porque hay cosas que se saben y ya está, y me dije, “yo quiero vivir triste como estos pobres, yo quiero ser un remero más de la piragua...”
    - Vaya Pedro, me asombra la simple y absoluta justicia de tu argumentación. Es éso entonces.
    - Si señor, me dieron de comer un pedazo de carne y me colocaron en el último lugar de la piragua... justamente les faltaba uno para completar la docena que se requería, entonces supe que ese era mi lugar. Escríbalo, señor, ya sabe lo que pasó, ya se lo puede contar a quien le interese.

No sé si sea imaginación o realidad, lo que sí puedo asegurar es que desde que terminé esta historia no he vuelto a saber nada de Albundia, menos mal. Me imagino que ya descansa en paz.

~ o ~

 
1El río Cesar es un río al norte de Colombia. Separa la sierra Nevada de Santa Marta de la cordillera de los Andes, en particular de la cordillera Oriental. Sigue su curso al sur, desde las tierras altas de La Guajira hacía la depresión momposina donde cambia el rumbo hacia el oeste.
2Bogas, en este caso: remeros.
3 Majagua.(Voz antillana) f. Árbol americano de la familia de las Malváceas. Su madera, fuerte y correosa, es muy buena para lanzas y jalones, y del líber de los vástagos nuevos se hacen sogas de mucha duración y uso.

5Thermo King se refiere a los primeros transportes refrigerados.

62 comentarios:

  1. MUY BONITA LA HISTORIA; SERIA MUCHO MAS INTERESANTE SI FUERA LA VERDADERA, SI FUERA LA VIDA DE PEDRO...A MI TAMBIEN ME INTRIGA ESE PERSONAJE Y HASTA AHORA LEO ALGO INTERESANTE DE ALBUNDIA...SI SE PUDIERA INVESTIGAR EN LAS MEMORIAS DE LOS ANCIANOS DEL BANCO MAGDALENA...

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  2. Parece que no hay más qué investigar... según lo que encontré, el nombre fue inventado solamente para completar la rima: "Pedro Albundia" rima con "Cumbia"... y éso es todo lo que encontré. Gracias por tu comentario. Si me vuelvo a encontrar con Pedro le pediré más información sobre su pasado. Saludos.

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  3. Es realmente fascinante ésta historia, muchas gracias por compartirla «Señor Ricardo».

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    1. Gracias, Nando... pero nada se "señor", Ricardo nada más.

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    2. No lo bsquen mas ya aperecio el señor... https://www.facebook.com/pedroguillermo.albundiacubillos

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  4. gracias por la aclaración de Pedro Albundia, la buscamos por todos lados y solo através tuyo se esclareció, y claro por que no??? escribe la historia del remero

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  5. Quien sabe algún día le agregue algo más... desde esa vez no lo he vuelto a encontrar.

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  6. ¡Mira viejo Richard! intento con mucha dificultad escribir mi novela y ¡qué te parece! el vergajo del Pedro Albundia se apareció repentino... Era un negrazo imparable antes de encontrarse con el Guille Cubillos; experto, como el que más, para embalsar madera Magdalena abajo hasta Curramba La Bella junto con otros cuatro africanos que escaparon de la reyerta cantada por el Joe Arroyo en: ".. no le pegue a la negra..." Y como dirían los muchachos de ahora: "qué chimba Richard" Recibe el infaltable abrazo de letras hasta siempre..

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    1. Creo entender que no te desagradó mi breve historia, me gustaría leer tu novela cuando la tengas... o si es posible sólo una parte. Gracias por el saludo.

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  7. Pienso que la magia de la creación permite a todos viajar por senderos insospechados y descubrir secretos que se guardaron con excesivo celo

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  8. En todo caso, Pedro Albundia no fue solo una rima de versos en La Piragua, era un corpulento negro del carajo, que tenía esa fuerza descomunal del elefante y que había logrado gracias al recio trabajo de embalsar grades cuartones de madera los que arrojaba con sus manos desde el barranco a las aguas del río grande de La Magdalena y era cierto que en ese sentido era temible ante sus compañeros de labor... Tataranieto del biznieto del tataranieto del esclavo Pedro Aguilar apodado "Algún día", porque siempre que lo azotaban repetía: "algún día llegará la libertad" se transformó en Albundia por un vocablo infantil, parece que del octavo eslabón de las trece generaciones, que por decir algún día, decía: "albún dia", y así pasó a ser Pedro Albundia Aguilar en las siguientes cinco generaciones. Espero que este pequeño aporte te ayude en algo. De nuevo, un gran abrazo desde Colombia, esta patria que derrama su folclor con alegría infinita.

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    1. De ser así, es maravilloso ver como las dos historias podrían encajar perfectamente, la real y la imaginaria se complementan.

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  9. Qué interesante lo que cuentas, Luis. Yo he escrito mi historia basándome sólo en la letra de la cumbia y en la mínima información que encontré al respecto, donde se asegura que Pedro Albundia era sólo un invento de José Barros y que no existió. Lo imaginaba mestizo, "color majagua" como dice la canción (¿y qué color es la majagua?), humilde y fuerte...y temible, claro, pero apaciguada su bravura por alguna razón. Muchas gracias por tu información que enriquece bastante este sencillo blog, tiene lógica éso de "albun día", y que era negro... no se me ocurrió, pensé que todos estaban quemados por el sol y la intemperie. Un abrazo.

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  10. Esta mañana muy temprano conversé con un hombre oriundo de las sabanas de Sucre aquí en Colombia y me dijo que el color de, la majagua con que se hacen cuerdas para amarrar, cuando está verde o recién sacada, es "colorada", es decir rojiza y se torna prieta o casi negra después de largo uso... otro dato que te puede ayudar es que la ciénaga de Zapatoza está más cerca de El Banco departamento de Magdalena que de Aguachica departamento del Cesar donde me encuentro en este momento y he vivido por casi toda la vida... Me da gusto compartir estos datos en tu blog que se interesa por temas que a mi me apasionan... Saludos

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    1. Otra vez gracias, Luis, por tus apreciaciones desde el lugar de "los hechos" literarios. ¡Cómo me gustaría recorrerlos también! - Entonces Pedro Albundia podía se mestizo muy quemado por el sol y la intemperie, pero más probable es que fuera de raza negra. En cualquier caso, la historia no cambia. La imprecisión de los lugares recorridos por Albundia me confunden a mí también... ¡andaba por todas partes el bandido!

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  11. Esta madrugada, ya acostumbrado al insomnio de los que transitamos más allá de las siete décadas me puse a leer la historia de ésa vieja canción colombiana que sin duda muchos la hemos disfrutado en el tiempo.Me gustó bastante por varios motivos.El primero de ellos, tu perseverante voluntad para descubrir que Pedro Albundia no existió.Luego, la trama de crearle una identidad y una historiacon un desenlace trágico al personaje.Tu imaginación para penetrar en ese terreno tan complejo de la naturaleza humana y depararnos un momento de emocionante espera.Sinceramente me agradó el relato .Finalmente agradecerte por ese momento y también por haberle otorgado vida al inexistente Pedro, Estoy seguro que de volverlo a encontrar nos contarás historias siempre interesantes.Un abrazo y hasta pronto

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  12. Don Ricardo, para nuestra alegría, al perecer el personaje si existió, solo q José Barros le cambio el apellido para lograr la rima. Según este artículo; http://m.kienyke.com/historias/jose-barros-y-la-piragua/

    Saludos, Gabriel Osorio

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  13. Interesante... pero allí dice que: "... al obsecuente servidor del cachaco Cubillos, Pedro Arbórea, le cambió el apellido, llamándolo Pedro Albundia para que pudiera rimar Albundia con cumbia, "
    Vemos que al cambiarle el apellido le cambiaron también el apelativo de "obsecuente" por el de "temible", lo cual lo hace otra persona que nada tiene que ver con ese sirviente que supuestamente le dio origen al misterioso Albundia.
    Agradezco la información.

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  14. Ahhh, que delicia leer todo este realto suyo, le agradezco porque me permitió entender tan magnifica obra.

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  15. Una basura su relato. Antes le han dado una referencia, aunque escueta, de Pedro Arbórea, y en ese mismo sitio se lee lo siguiente:
    Guillermo Cubillos, navegante idóneo, viajaba constantemente entre el Banco y Chimichagua con la compañía de su auxiliar Pedro Arbórea, un hombre de pequeña estatura, de color moreno, malgeniado y buscapleitos que hacía las veces de cocinero.

    De nuevo, y sin respeto, pues no merece respeto quien atropella la historia, le digo que su relato es una mierda.

    Gildardo.

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    1. Señor Gildardo: Lo mío es ficción, entonces no me puede acusar de "atropellar la historia". Lo de Pedro Arbórea ya lo he contestado y agradecido, mas como ya aclaré, no concuerda con las características que la letra de la cumbia le atribuye a Pedro Albundia. Lo que usted piensa de mi relato es una opinión suya que no depende de lo que yo pueda decirle, como todos Ud. tiene sus gustos y preferencias. Lo que no comprendo es la furia de su comentario y ese afán de ofender, lo que obviamente no consigue. Sus palabras hablan de lo que Ud. es y no de lo que soy yo. A pesar de todo conservaré su comentario que por lo menos aporta cierta diversidad por oposición a la mayoría. Ya que no puedo agradecerle sus palabras, gracias por su tiempo.

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  16. Primo, de tu curiosidad recurrente por conocer quien era el personaje, hiciste una historia que al lector lo pegado a ella, esperando su desenlace, pues tu estilo de narrar las cosas de manera clara, jocosa y con algo de buen humor, hace de tí un escritor, estoy seguro que te lanzarás en otras aventuras, muy emotivo, sigue adelante

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  17. Amigoss!!
    ¿Por que asumen que Pedro Albundia era remero??, si la canción dice "Doce bogas con la piel color majagua..."y con ellos el temible Pedro Albundia", no dice " y entre ellos", sino que con ellos y no entre ellos, es decir, los 12 bogas y además Pedreo Albundia, por lo tanto el temible iba de pasajero y no de remero, y probablemente sin pagar porque nadie se atrevía a cobrarle....

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    1. Es posible, pero ya no está Barros para preguntarle. Mi interpretación fue siempre ésa, que era uno de los doce, por las noches remaban a ritmo de cumbia, luego son doce sombras que ya no reman, no se menciona a Pedro para nada más, por éso me inclino a pensar que era un remero como los otros; y de allí nace el cuento. Gracias por tu comentario, Genovés.

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  18. Historia triste y hermosa la que cuenta Señor Ricardo. Tristeza de vida sumida en la esclavitud auto impuesta, pero reinvindicada por el valeroso acto de reconocer la culpa y aceptar el castigo merecido, sin atajos como el suicidio . Este Pedro Albundia es temible por la fuerza de su coraje. Su historia merecía ser contada.

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    1. Muchas gracias por su apreciación, se ve que es usted una persona sensible. Su comentario me honra.

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  19. Hubiera sido muy bueno que Pedro Albundia encarnara a un hombre histórico, pero los poetas juegan con la fantasía para dejar mensajes de superación y dignidad. Hace poco se descubrió la barca de Pedro el galileo que medía 6 metros y podía llevar 13 pasajeros, de modo que la piragua de Barros se ajusta a la realidad. A mí ese personaje me parece que podía ser temible en cuanto a arrojado y, si era el caso capaz de pelear con el que lo importunara, no en el sentido de ser un matón. Pudo haber sido un hombre humilde y trabajador que no pensaba más que ir y venir con sus 12 amigos como si ese fuera todo su mundo en una tierra donde los pobres no tenían posibilidades de crecer como prrsonas, cosa que retrata bien Gabo en su novela cumbre y en El coronel no tiene quien le escriba. Portanto, el bloguero no tiene que dolerse de un Pedro Albundia muy bravo que se debe limitar a ser un esclavo, porque el que Barros quiso pintar es un boga de nuestros ríos resignado y a la vez feliz de al menos tener quehacer y disfrutar de las sencillas delicias de la amistad y de la naturaleza circundante.

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    1. Apreciado Jesús, como bien se deduce de tus palabras, el autor dejó abiertas varias posibildades al describir, aunque sea muy ligeramente, a Pedro Albundia como "temible". A mí siempre me intrigó esa denominación, esa cualidad me parece extraña a un sometido remero, por éso imaginé esa condición de auto-castigo que se impone un hombre, temible y temido por muchos. Gracias por tu interesante comentario.

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  20. Estuve intrigado mucho tiempo con el temible Pedro Albundia, imaginándolo como un tipo de barrios bajos, bares y que por donde pasaba todo el mundo lo veía con temor y respeto, el temor por su apariencia y el respeto por su capacidad física que demostraba cada vez que tomaba los remos, te agradezco por darme la oportunidad de conocer la historia de tan intrigante personaje ya sea ficticia o real fue un agrado leer lo que escribiste y también los comentarios del temible Albundia o algún día.

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    1. Gracias amigo por tu comentario. Igual que tú, yo también estaba intrigado y quería saber algo de ese personaje que se mencionaba en la canción como si fuera real y uno tendría que saber de quién se trataba. Como ves, terminé inventando una breve historia sobre Pedro Albundia, y algunos generosos lectores le aumentaron algunas cosas, y entre todos estamos creando al personaje.
      Como bien dices, seguramente que su presencia infundía algún temor, tenía que ser fuerte e imponente. Así lo imaginaba al escribir sobre él.

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  21. Interesante lectura, igualmente siempre me intrigó saber quién era Pedro Albundia, y por qué era temible.

    Tu historia la verdad me pareció un poco... ficticia, teniendo en cuenta que lo es pero a lo qu em e quiero referir es a que es demasiado fantasiosa en mi opinión, al menos poco probable aunque sigue siendo una posibilidad de lo que hubiera podido ser.

    Respecto a la forma de abordar el quién era, he notado que quienes tratan de descubrirlo o al menos se cuestionan su existencia lo ven como uno de los 12 bogas, sin embargo de la manera en que yo lo veo "12 bogas con la piel color majagua y con ellos el temible Pedro Albundia" nótese ese "y con ellos" no "y entre ellos" lo que me hace pensar que bien si Pedro era parte de la tripulación, no era uno de los remeros de la piragua. Pero bueno son solo conjeturas.

    Mi imagen mental era más de un "viejo lobo de mar" aunque navegara en un río, un navegante audaz, experimentado, y probablemente impulsivo y poco precavido. Pero he de admitir que puedo entender e imaginar lo que planteas y suena igualmente interesante.

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  22. Esa posibilidad de un marino venido a menos me parece excelente y daría para más peripecias y motivaciones; pero yo dejo el cuento como está, comprenderás que una vez publicado ya no me pertenece solo a mí. Me pareció muy interesante tu comentario, muchas gracias, Dex.

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  23. Que buena lectura en un blog... mis mas sinceras felicitaciones, más allá de lo ficticio o no del relato, Pedro Albundia es un personaje que a muchos nos pone a imaginar, llenándonos de preguntas y nos permite construir nuestra propia historia. Llena de ficción mezclada con nuestro realismo mágico.

    Enhorabuena por tomarte el tiempo de compartir tu inspiración con aquellos que tomamos un vino al final del día para disfrutar el pasar del tiempo.

    Un abrazo

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    1. Así es Carlos, durante muchos años me intrigó ese personaje secundario que creció en mi imaginación, hasta que decidí llenar el vacío yo mismo con este breve cuento, ya que no hallaba nada de él. Que haya personas generosas como tú, que lo califican de bueno, es una gran satisfacción que recibo con humildad. Gracias por la visita y por el comentario.

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  24. UJULE, TANTOS AÑOS CON LA DUDA DE QUIÉN ERA PEDRO ALBUNDÍA, NO TERMINA DE CONVENCERME QUE EL PERSONAJE SOLO SE HAYA INVENTADO PARA QUE RIMARA. PERO SEÑOR MIO, QUE HERMOSO O NO SE COMO DECIR FASCINANTE, CAUTIVADOR SU RELATO, PARECE TAN REAL, VAYA SI NO HUBIESE LEIDO QUE ES INVENTO, ME LA CREO. BESOS

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  25. Ricardo,cordial saludo,estoy seguro,que todos los que llegamos hasta aqui es porque tuvimos el mismo interés,la misma inquietud que usted....es increíble como nuestra mente,necesite alejarse de la cruda realidad,
    ahondar en cosas que como usted lo dice,podrían ser banalidades,pues estoy feliz de saber que muchas mas personas nos escapamos de esas crudas realidades de la vida,para vivir por un rato o algunos días,momentos fantásticos como estar cerca de pedro albundia.....abrazos

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    1. Carlos: Tienes razón, y me diste en qué pensar al decir que quienes llegan hasta aquí es por el mismo interés en cosas que para otros pueden parecer banalidades. Sabemos que a veces algunos pensamientos de cierta profundidad pueden encontrarse en cualquier simpleza; aunque eso del remero Albundia no es tan simple de explicar y justo por eso nos intriga. Gracias por tu comentario que enriquece este espacio, estimado amigo.

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  26. Que buen relato sr. Kajatt. Mi hijo de tres años, con mucha frecuencia entona aquella mítica canción y me hizo devolver a mis años de infancia cuando en clase de música nos la enseñaban con mucho orgullo. Hoy mi pequeño hijo me dijo que le pusiera dicha canción en you tube que era la que le ponían en su escuela. en la búsqueda me encontré ua grabación de la canción original interpretada por Josè Barros y yo creo que fue la primera vez que le puse interés cuidado a su letra. De verdad me transporto a otra época y me intrigó la procedencia de sus personajes por lo que decidí investigar un poco y ahí fue donde llegué a su blog y me encontré con su relato. Quiero confesarle que me logró sorprender su historia y su forma de describir a tal personaje, me sentí viendo el inicio de una gran historia digna de un libro completo, la verdad quería que la historia continuara y transcurriera bajo su narrativa bajo los cielos del cesar.

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    1. Muy agradecido por sus palabras, estimado lector, y por compartir lo suyo que enriquece este blog. Ya el cuento es cosa terminada, no voy a tocar nada de su contenido.

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  27. Esto encontré en el artículo mencionado anteriormente de la web kienyke:
    Un hombre conocedor como él, en esos momentos fértiles, bautizó nuevamente en su cumbia, al gran bote “Isabel Helena” de Guillermo Cubillo como La Piragua y al obsecuente servidor del cachaco Cubillos. Pedro Arbórea, le cambió el apellido, llamándolo Pedro Albundia para que pudiera rimar Albundia con cumbia, buscando acomodar la rima de las estrofas para hacer más fácil la narrativa musical.

    Precisamente el arreglista y director musical Francisco Zumaqué recuerda cómo surgió el famoso nombre Pedro Albundia: “El sitio de reunión diario de los músicos en Bogotá era una cafetería-bar que quedaba al lado de la Emisora Nuevo Mundo. En ese lugar los músicos compartían sus composiciones y esperaban ser contratados para diferentes eventos. Estando allí, el maestro José Barros le pidió a sus amigos que le ayudaran a conseguir un apellido para Pedro, que rimara con cumbia. Todos jocosamente comenzaron a buscarlo, hasta que de algún lado apareció el apellido Albundia porque alguien lo relacionó con albóndiga, quedando el nombre completo Pedro Albundia, que cumplía con el requisito.”

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    1. Sorprendente aporte, Felipe, agradezco mucho que compartas esos datos con los lectores de este blog. La verdad que no esperaba llegar a tantas personas sensibles e interesadas en este tema. El cuento ya tiene vida propia, como puedes ver en la fecha, es de diciembre del 2013.

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  28. Desde siempre me imaginé a Pedro Albundia como un pirata venido a menos con el tiempo, con un pasado aventurero. Sin embargo me decepcionó también conocer los aparentes motivos de su inclusión en el Verso. Gracias por saciar a tu manera mi curiosidad, no se como hoy lejos de Colombia amanecí con ganas de escuchar la piragua. Como es de lindo ver a alguien con la mismas ganas de escudriñar en esta letra. Gracias, leer todo ha sido un tiempo bien invertido.

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    1. Muy agradecido por tus generosas palabras, Miguel Ángel, este cuento surgió de la misma forma en que lo he narrado: la sensación de que Pedro Albundia no se merecía tan pobre historia y sentía que él no estaba contento con esa situación. Disfruté al escribirlo, y fue como si me comunicara con el personaje, por qué medios no importaba mucho. Me alegra que haya sido de tu agrado.

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  29. Un saludo de Israel. No naci colombiano pero me hubiera gustado. Que tierra maravillosa y que gente de Dios.

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  30. Interesante que este cuento biográfico de un boga en el Magdalena quedará plasmado tal y como se lo merece.

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  31. Aquí desde Costa Rica, siempre Pura Vida. Admirador de la cumbia toda mi vida. Podría tener alguna razón el hijo de Barros, que también es cumbialero. Veo un sentido de esclavitud que no creo que existiera en esos tiempos, no entiendo por que hacen la analogía con las galeras y si es así, siempre en las galeras así como en cualquier lugar había un jefe, un supervisor, una especie de contramestre, que no podía ser flojo, tal vez temible para los remeron que aún así los veo cantando como colombianos y no como esclavos pero siempre bajo el ojo de Pedro y el patrón, Guillermo Cubillo, dedicado a los negocios. Abrazo fraterno para los colombianos y especial para ti Ricardo.

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    1. Interesante observación, siempre habrá diferentes enfoques sobre un mismo asunto; eso nos demuestra la enorme variedad que existe entre las personas. Gracias por leer mi cuento y por por comentarlo, apreciado Alfredo Lizano.

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  32. Gracias Ricardo. Ya le puedo contar a mi hijo de 6 años quien fue el "temible Pedro Albundia", y en en lenguaje que no hiera su inocencia de niño, pues hasta ahora le he descrito aventuras de un hombre amigo del "Hombre Caimán", que por su fiereza al cazar cocodrilos, babillas y caimanes, se ganó este apelativo por los pueblos que bordea un majestuoso río que atraviesa el corazón mismo de nuestra costa caribe, allá en el norte de este extenso y hermoso País.

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  33. Los dos sabemos que este cuento no es para niños y seguramente tu comentario es sarcástico, igual me complace que lo hayas leído. Un saludo a la hermosa y heroica Colombia.

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  34. Buscando a Pedro Piragua,
    Un Albundia me encontré.
    En la pluma de Ricardo,
    Y en el canto de José.

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  35. Pues en mi imaginación Pedro Albundia era un capataz y capitán de la Piragua. El jefazo temido y respetado por todos.

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  36. Muy interesante la historia de Pedro Albundia, desde cuando comencé a leer, imaginé que su rimen fue ese, porque también tengo hijas y considero que ese es el peor crimen que un hombre puede cometer, voluntariamente o no.
    También me dedico a escribir vainas que me llegan a la mente, pero en especial sobre temas históricos; dos me han llamado la atención:El caso del antiguo guerrillero Pedro Pérez Delgado, apodado Maisanta, porque en su historia he conseguido hechos que no guardan relación con la lógica secuencial humana, fue quien dio vida y pasó a la historia el Vapor Masparro. El otro hecho fue la llamada Campaña Pacificadora de Pablo Morillo, que tanta sangre derramó allá en Colombia o antigua Provincia de la Nueva Granada y aquí en Venezuela, porque también tiene acciones que la historia no cuenta.
    Estuve indagando y escribir noveladamente sobre hechos históricos se denomina UCRONÏA, creo que mucha parte de la historia se redactó bajo términos ficticios, no se dijo todo y por alguna razón política, aun se siguen ocultando ciertos hechos. Me gustó lo que redactó sobre Pedro Albundia e insisto, considero que es un deber tratar de reescribir la historia, más amena y más cercana a la realidad de su momento, para que sea más atractiva a las nuevas generaciones.

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  37. Para que no sigan especulando, les diré la versión que me contará el poeta recién fallecido Luis Eduardo Boadilla Vuelvas. Yo soy Moisés Morante Narváez y me encuentran en todas partes. Decía mi amigo que durante la violencia desatada tras la muerte de Jorge Eliécer Gaitán la región de El Carmen de Bolívar también se vio sumida en esa barbarie, que recojo en mi libro El Carmerazo. Don Pedro Albrincola que era su segundo nombre y no apellido porque este es Meza vivía muy cerca de Bajogrande, un corregimiento de El Carmen de Bolívar, era la época del alcalde Carimañola de San Jacinto, de la PoPol, del general Cueto y Pedro Claver, una noche su casa fue asaltada y sus jóvenes hijas violadas. Por lo que el escarnio y su vergüenza decidió irse a vivir a El Carmen. Uno de sus hijos varones se fue para los lados de Magangue convirtiendo en el personaje por ustedes buscados, homónimo de su padre pero que Albrincola fonéticamente es difícil tomar y el autor que lo conoció por referencias lo describe como albundia y no Albrincola. Otro hijo también homónimo dejo rogenie en El Carmen y su hija aún vive por la vía a cuatro bocas que colinda con el barrio El Prado y que pueden entrevistar. Gracias por leer Moisés Morante N. Cel:3012930105

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    1. Muy interesantes estos datos, se agradece la información que enriquece este espacio. Saludos Moisés Morante, bienvenido tu comentario.

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