domingo, 30 de octubre de 2016

La palabra que empieza con "Cu" - Incluye poema al mismo

Ya desde el título se ve que tal palabra carga con una especie de mala onda gratuita, vaya uno a saber por qué recovecos de la evolución lingüística se llegó a ese punto de no retorno, porque el elemento en sí mismo no tiene nada de qué avergonzarse. Véase aquí abajo la fotografía de uno de esos ejemplares, ejemplo de ejemplaridad potásica. No podemos dejar de observar que se encuentra en su mejor momento, lo cual es natural, porque si vamos a poner un ejemplo de algo, ese algo tiene que estar representado en su mejor forma y condición, aquí va con pantalón para evitar hacer un papelón.

Eso mismo, y de los buenos.


Como ha sido evidente, la semana pasada este autor estaba con un humor de los mil diablos, y con la inspiración hasta el culo...

- ¡Oiga usted, modérese! ¿Qué palabra es ésa?

- ¿Cuál? ¿Inspiración o Culo?

- Y todavía la repite... no se puede creer tanta grosería...

No puede ser la inspiración, tiene que ser el culo, o más propiamente: la palabra culo. Veamos qué es lo que pasa con ese vocablo, tan simple y a la vez de utilización y características tan retorcidas en ciertos lugares.

En Latinoamérica, por lo tanto también en el Perú, el culo está en grave estado discriminatorio. Ahora que están de moda las marchas de protesta, podríamos hacer la marcha de los culos, porque vistas las circunstancias la problemática culera está pasando por una fase aguda y tenemos dificultad para llamar a esa parte del cuerpo por su nombre. Los españoles, inventores del idioma que hablamos, lo tienen claro y bien fácil:

- Niña, acomódate el vestido que se te está viendo el culo - le dice una religiosa a una pequeña alumna de la primaria del colegio donde enseña - sucedió en el Perú y fue un escándalo.

- Madrecita... ¿cómo le va a decir eso a la niña...? ¡Qué feo! - intervino una alumna algo mayor.

- ¿Y qué quieres que le diga si se le ve el culo? ¿Que se tape la oreja?

- Podría decirle poto, o potito... es más suave..

- ¡Qué poto! Eso es quechua. ¡El culo se llama culo, y se acabó!

La madrecita no se equivocaba, porque ese vocablo aunque no es de origen quechua, pasó a serlo en algún momento; vaya con la terquedad de la mencionada, de la monja, claro.

Nosotros decimos "poto" o "potito", también en Chile se usa la misma palabra que según estudios realizados, no en el poto sino en el campo de la lengua (porque la lengua estudia el poto pero el poto no estudia la lengua, ni traten de hacerlo), resulta que siendo de origen mochica, pasó al quechua, o sea que el poto... ¡se pasó! del mochica al quechua y de allí a Chile que era parte del imperio Incaico; se dice que en cada pasada el poto se hacía más pequeño; siendo así, el poto de los mapuches vendría a ser el diminutivo del poto inca, y según investigaciones todavía más recientes que las anteriores (que recién las estoy terminando) se ha descubierto que el poto chileno se caracteriza por su falta de ... digamos, de tamaño; por eso en Chile siempre dicen potito nomás... pero con la cirugía todo es remediable, en este caso redituable y hasta potable; con el potito mapuche mejor no me meto porque parece que son más bravos, los mapuches, aclaro porque estábamos hablando de potos... al final muchos no van a entender nada, y será un artículo o un arti culo sólo para especialistas.

Elucubrar de dónde viene el poto puede ser interesante, otros prefieren saber quién tiene el mejor poto y hasta se hacen concursos para ello; muchos estudiosos, entre ellos quien esto escribe, no tienen mucho interés en saber de dónde viene el poto, sino más bien a dónde va, por eso lo seguimos (no sólo con la mirada) tratando de adivinar el rumbo y si es posible el destino final de cada culo... ¡perdón! poto deambulante, que no es lo mismo que poto de ambulante, porque esos a nadie le importan. Como ven, todo es cuestión de metodología y técnicas de campo, o de poto, que de eso se trata.

- Mira ese culo...

- ¡Ay que grosero!... se dice poto, oiga usted...



Siguiendo un poto


Llámese poto o culo, es el mismo elemento el que se manifiesta detrás de ambos términos, algunos son tan grandes que se manifiestan al lado de los términos, porque detrás no caben, esos son los más admirados, los que llamaríamos culazos o culazasos: la polémica lexicográfica correspondiente aún no ha terminado, y si decir culo ya es grosería, imagínese usted con el superlativo, mejor nos quedamos con los potazos. Los chiquitos se pueden nombrar o no, a nadie le va a importar demasiado.

- O sea, señor, que en cuestión de culos lo que vale es el tamaño.

- ¡Cómo que culos...! ¡No sea grosero, oiga, se dice Potos!

Lo importante es el poto en sí mismo, el tamaño no interesa (¿habrá quien me crea? trato de mantener la elegancia), pero siempre debe contar con las formas y características adecuadas al elemento en estudio, para ser calificado de tal, cómo que de tal, de poto, sino de qué estamos hablando, y que quede claro: el tamaño sólo no basta. Sine que non el formato no puede faltar.

- ¡Qué estudioso es usted!

- Si, he dedicado mi vida al... estudio.

- ¿Del poto?

- ¡No hombre! Al estudio en general, donde también está incluido... claro...

La incomodidad al usar la palabra que empieza con Cu trasciende el territorio peruano y el chileno; en general, en latinoamérica su uso se restringe más bien a lo molesto, a lo grosero, en general a lo negativo, donde parece que sí suena como se espera que suene, la palabra, no el elemento en sí mismo que también tiene una dimensión sonora. Para la definición del elemento se recurren a palabritas y palabrejas extrañas pero muy bien aceptadas, como pompis, cola, trasero, tarro, posaderas, bunda, melocotón, stradivarius...

- ¿Stradivarius? ¿Dónde lo llaman así?

- ¡Ah... todavía está usted leyendo!

Es así que se encuentra presente en insultos y ofensas varias, como también en la descripción de situaciones negativas.

Ejemplo de insultos: Cara de culo; extraño insulto que analizaremos en otra oportunidad, porque hay culos más bellos que muchas caras.

Ejemplo de situación negativa: Estoy como el culo; igualmente discutible porque muchas veces lo que mejor está es precisamente el culo.

Conclusión: La palabra que empieza con Cu casi siempre está mal empleada cuando se la emplea y está mal desempleada cuando no se la emplea. Entiendo que estos ya son pensamientos demasiado complejos para espacios breves como este, el blog, que aunque a veces se alarga, es lo más breve que tengo.

Con la globalización actual donde la TV Basura es la reina del espectáculo, ya podríamos decir especta-culo, sin acento en el áculo pero sí en el culo; porque esos programas casi no muestran otra cosa, a no ser algo de "lolas" que es otro eufemismo por no decir tetas; y también piernas, o muslos: casi como una carnicería pero con los ejemplares vivos, digamos mejor una exposición de ganado humano, no necesariamente natural, todo lo contrario: bien "turbinado" gracias a los métodos empleados, sobre todo de prótesis estratégicamente ubicadas... ¡para qué tanto ejercicio! si quiero más poto: me lo compro y listo. Claro que tiene sus riesgos, pero rara vez se hacen públicos, y cuando se hacen, desaparecen rápidamente... no vayan a malograr el negocio... ¿culero? ¿culífero? ¿culeante? Dejo esta interrogante para algún erudito que se anime a incursionar en el ... tema. ¿Eruditos leyendo mi blog? milagro o confusión, no creo que haya otra explicación.

Ya está más que gordo el tratado de la palabra culo, del elemento en sí mismo y de la derivación a la palabra poto, ¿qué más podemos pedir?

- Queremos clasificación con ejemplos y fotos.

- ¡No se pase oiga usted...! me pueden cerrar el blog por pictográfico.

A continuación un poema que lo roza, lo toca, lo engalana... pero no lo nombra, ése es el reto.




No digo culo ni poto



No me pidas que te nombre
sustantivo impronunciable,
si tan sólo con mirarte
conseguiste que me asombre,
cuánto más cuando uno es hombre
y tú, como corresponde,
te luces en femenino
espécimen de amplios bordes.

No me pidas que yo grite
tu nombre que me subyuga,
pues mi coraje se arruga
debiendo sentir vergüenza,
pero es que la sociedad
inapelable ha dictado
que tu nombre sea borrado
si se habla con calidad.

Sigues pidiendo y te muestras
íntegro y con curvaturas,
no sabes las amarguras
que me causa este silencio,
soy humano y lo confieso:
ya no podré resistir,
y lo tendré que decir
aunque alguno quede tieso.

Ya casi me has convencido,
yo que en verdad no preciso 
demasiados argumentos
y ya quisiera decirlo,
palabra antigua y cercana
que siempre nos acompaña,
con ella somos ingratos
y más si estamos calatos.

Ese nombre soslayado
esta vez no disimulo,
pensarán que aquí aprovecho 
para soltarles el mulo,
(podría haber dicho culo.)
pero soy más refinado
y tendré mejor opción:
que debajo del calzón
completo ya lo he mirado.

Ya se va alargando el tema
y más que largo es redondo,
aunque la verdad no escondo:
su forma es como una pera;
si pronunciarlo pudiera
mientras lo miro y lo palpo,
se me permite agarrarlo
pero no puedo nombrarlo.

Voy a decirlo señores,
señoritas, atención,
señoras también escuchen,
no se pierdan la lección.
Si esa majestuosidad
se expresara en cuatro letras
sería grande prodigio
dicha posibilidad.

No me cabe en la cabeza
que tan pobres cuatro letras
expresen sin más esfuerzo
lo que incrédulo yo observo,
no tienen capacidad,
mejor dejen que lo admire
y algunas veces suspire
sin tenerlo que nombrar.

Con astucia y disimulo
evité decir el nombre
resguardando mi renombre,
el poema no maculo
porque a veces me encapsulo
para no pasar apuros,
mi poema casto y puro
sin mácula así concluyo.
~

domingo, 23 de octubre de 2016

Hazme un hijo





Encontrarse con una amiga que uno no ve desde la primera juventud, una amiga que dejó en la memoria una imagen casi de niña. Se veían los sábados por la tarde, se atrevía uno a visitarla a su casa cuando los ojos de padres y hermanos auscultaban sin piedad las intenciones del pequeño malandro... porque es mejor prevenir que lamentar, porque es mejor ser desconfiado, seguro que eso pensaban... a la niña no la dejaban ni a sol ni a sombra, todo se acaba, ninguna pasión es eterna y menos a los quince años. No se dieron ni un beso, no se tomaron de la mano... no se podía.
Más de veinte años después, casi una vida, se vuelven a encontrar de pura casualidad, y sucede lo impensable. Ella una dama, no por ello menos mujer ni menos fogosa, se ha convertido en una bella mujer y está sola. No sabemos muy bien cómo y cuándo tomó su decisión, pero sabemos de su empeño en llevarla adelante, y se lo dice de frente y en la cara: Quiero un hijo, tuyo por supuesto ¿Lo harías?




Quiero un hijo



En la tibia intimidad del cuarto de un hotel
escogido con prisa y con cuidado,
no es poca cosa lo que me ha contado
la amiga de antaño, la niña, hoy mujer;
fue casualidad tal vez encontrarnos:
- Mi querido amigo... ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
con total confianza se me aproximaba
una pelirroja, de mediana edad.
- ¿Lorena? - lo dije casi sin creerlo.
- La misma, tu amiga que no te olvidó.



En un torbellino de recuerdo y tiempo
la miré de nuevo; con rizos o trenzas
era la chiquilla que en visitas tensas
nunca le di un beso ni sentí su aliento.
Y aquí estaba ahora después de veinte años,
tranquila y segura cual nunca la vi.
- Necesito hablarte, es en serio, a ti,
y segura estoy que vas a entender.
Mi tiempo se pasa - me miró y lo dijo -
te lo pido a ti: necesito un hijo.



Si no era difícil entender lo dicho
era complicado calibrar los hechos;
Lorena, mi amiga, ¿Fui su amor secreto?
¿O era simplemente que yo estaba a tiro...?
Hablemos bien claro: no era una fulana,
mis ojos veían una honesta dama
y los sentimientos, que nunca me engañan,
también confirmaban lo que había sentido.
Sería tal vez su última chance
sin tiempo siquiera para algún romance.



Sentí un infinito cariño por ella,
gran admiración, ni un poco de pena,
pero si sentía la aguda pregunta
por qué me escogía, deseando mi influjo.
Me asaltó una duda: dejar así un hijo,
perdido en el mundo sin padre ni historia,
pensé que era vil negarle el pedido
y entonces recordé una vieja sentencia:
"Jamás perdonará la providencia,
privarle a una mujer lo decidido".



Soy hombre y no pude hacerle un rechazo
entendiendo los riesgos afrontados,
es mucho el coraje, que ha luchado
me asegura, se hará cargo de todo,
no me obligará jamás de ningún modo.
Entre pena y miseria mi mente se desboca,
me supera la idea de hacer cosa tan loca,
ella me está mirando; Lorena; que ya espera
que suelte la palabra que saldrá de mi boca.
Admito que tan sólo había pensado en mí
¿Y qué hay de Lorena, de su ansia y su sentir?



Es difícil cuestión que cruza mi camino
y siempre que resuelvo alguna decisión
medito en los variados y contrarios destinos,
y pienso con cuál mereceré perdón.
Lorena a mí ha venido, no he de dejarla sola,
ya no puedo negarme, no sería capaz,
vivir esa agonía, contundente, tenaz,
de herirla, rechazando a quien todo me da.
Lorena está ansiosa, ya no la haré esperar
que no es de caballero hacerse de rogar.



- Lorena querida, tú poco imaginas
con esas palabras qué feliz me has hecho -
pensé: a esta distancia sólo veo el pecho
me gustaría saber con qué más combina,
si voy a ejercer tan noble labor
quisiera observar todo lo que ofrece.
Sea poco o mucho, igual se agradece,
es que la impaciencia me llena de ardor.
Pero por lo visto de esta perspectiva
seguro la noche será muy festiva.



Como estábamos en horas de trabajo
pactamos encontrarnos por la noche,
ella se aseguró de darme un toque
porque el tiempo era escaso y era exacto:
era ése justo el día señalado.
Me encargué del hotel, de algún regalo
y una cena romántica con velas,
el ambiente era grato... aunque apurado,
me propuse de tal forma enamorarla
que esa noche jamás fuera a olvidarla.



Ya saben pues de qué trata el encuentro,
volvamos al hotel donde empezamos,
el administrador, que es mi paisano,
nos obsequió con unos platos regios,
no mucha cantidad, la suficiente
para hacer amena la velada,
debo decir que no nos faltó nada
y sentimos un mutuo amor ardiente,
breve como lo prometimos,
profundo porque lo quisimos.



Era Lorena magnífica escultura,
ensueño hecho mujer, y toda mía.
Sin pasado que te lastra,
sin futuro que te obliga,
perpetuo dulce presente
que acabar no debería.
Ya asoma un futuro que no espero,
ya aflora un pasado que me agobia...
¡Basta ya! Lorena es una diosa
que sólo por mi causa ha encarnado.



Toma lo que te da y agradecido
no le amargues el vino de la dicha,
da lo mejor de ti, como ella pide,
y bebe tú las mieles de su encanto.
Hoy Lorena es La Mujer, Eterna y Sabia,
la que siempre soñaste y no tuviste,
la que la vida a ti te ha regalado,
no preguntes por qué, en este día...
en esta noche de amor inesperado,
de ese amor que siempre habías deseado.



Le pregunté a Lorena, si sabré el resultado,
cómo intuir si el sueño ha conseguido.
Olvida, tú conmigo ya has cumplido
y si todo sale bien... no sabrás nada,
es el trato que hicimos esta tarde,
dejemos todo así, que bello sueño,
idilio permanente, luna de miel eterna,
amor de mil amores en un día
y una vida de amor un una noche,
si es por mí, que no quede ni un reproche.



Me pidió que la acerque hasta su casa
no recuerdo en cual esquina me dejó,
tomó mi mano, tras un beso se marchó;
en mi pecho quedó un ansia que no pasa,
Lorena, te marchaste primero de mi vida
siendo pequeña niña que poco conocía;
en tu partida de mujer hay una pena
o quien sabe si una vida compartida.
Eso espero, porque lo que yo miré en tus ojos
es lo mismo que viste tú en los míos.
~~
 

domingo, 16 de octubre de 2016

Rimando con el hígado




Se me acabó el humor




Se me acabó el humor
anonadado
por tanta atrocidad
que me rodea

Se me acabó el humor
amontonado
entre la mediocridad
que enseñorea

Se me acabó el humor
desconsolado
por la inferioridad
que deja huella

Se me acabó el humor
apavorado
por la criminalidad
maldita sea

Se me acabó el humor
ensimismado
en superficialidad
vergüenza ajena


Se me acabó el humor
entrecortado
por esa parcialidad
que nada enseña

Se me acabó el humor
acorralado
en uniformidad
desosegada

Se me acabó el humor
acogotado
por la gran falsedad
desenfrenada

Se me acabó el humor
contaminado
entre la suciedad
inusitada

Se me acabó el humor
desanimado
ante la vacuidad
ilimitada
~

jueves, 13 de octubre de 2016

Escrito un 12 de Octubre

 

 

 

POBRE PLANETA NUESTRO

(O MEJOR: POBRES DE NOSOTROS)



Un confuso sentimiento me embarga en esta fecha, se cumple un aniversario más del encuentro de dos mundos y seguimos enredados en discusiones, muy importantes sin duda, pero desgraciadamente en sí mismas estériles mientras estemos en bandos divididos, ya no se puede esperar nada, aparte de que se reconozca oficialmente el despojo y el genocidio de los pueblos originarios, no de nosotros que somos otros y estamos vivos; aún así, incluso devolviendo lo que se llevaron, me refiero a lo material, que lo demás, las culturas destruidas, son imposibles de recuperar; no nos iría mucho mejor que ahora: nuestros ladrones se repartirían el botín, sólo pasarían los tesoros de unos ladrones a otros (o quién sabe los mismos) que conservarían su riqueza, y seguiría allí la profunda brecha entre ricos y pobres.
Hasta las creencias indígenas, si cabe llamarlas religiones, resultaron en ciertos aspectos superiores a las traídas desde afuera. Éstas preveían la conservación del hábitat, mientras los dogmas foráneos se desentienden del planeta y sus recursos; para ellos cuanto peor: mejor; que se acabe el mundo que es pecaminoso y vamos los buenos a gozar del cielo, y los malos al infierno; la tierra es lugar de paso, prescindible, lo que vale es la eternidad tras la muerte, lo que nos espera después, no importa el aquí y ahora. Como si ochenta o cien años mal vividos aquí justificaran toda la eternidad; concepto de por sí dudoso porque no sabemos si tal abstracción exista. Y ya vemos a donde nos llevan estas creencias cuando son reducidas absurdamente; aparece un Alan García a burlarse de quienes desean vivir en armonía con la naturaleza y hace chacota y se burla de "los que adoran un cerro", pretendiendo, astutamente, ridiculizar y descalificar algo mucho más completo que hay que tratar de entender, porque burlarse es fácil, cualquier ignorante puede hacerlo.

Pero no olvidemos tampoco que hay mucho de hipocresía en todo esto, porque ya estamos todos tan mezclados que ciertos argumentos son cínicos y mentirosos: que nos devuelvan el oro... ¿A los descendientes de los que se lo llevaron?  No se sabe quienes serían hoy los dueños de ese oro, y aunque nos pusiéramos de acuerdo, los "dueños" del oro ya no están en condiciones de manejarlo por su cuenta, todo está entremezclado, confundido; no estoy en contra ni a favor de tan ilusoria devolución (¡como si en algo influyera mi opinión!), o de una más fantasiosa reparación; por mí que hagan lo que quieran que al final ganarán los de siempre y perderán los que siempre perdieron.

Yo sí creo en algo trascendente, pero ello no implica desentenderse del propio cuerpo, del planeta y del espacio exterior. Todo tiene su valor y pagaremos un precio por cada destrucción, por cada desastre chico o grande que propiciemos. Desde arrojar un pañal desechable por la ventanilla de nuestro auto de lujo, hasta el fracking que busca conseguir petróleo más barato sin importar las terribles consecuencias.

Lo que se necesita es un profundo cambio personal y estructural, este sistema no da más, pero es cada día más difícil salir de él por las diferencias reales e inventadas que generan un clima de desconfianza generalizada, nadie cree en nadie, y mientras las cosas sean como son, tienen toda la razón de desconfiar, porque hay cada ratero, sinvergüenza, que utiliza los más nobles ideales para ir a robar y regodearse públicamente en lo robado, ante la vista y paciencia de quienes deberían sancionarlo y no lo sancionan porque son tan rateros como él; y parte del pueblo que mira a otro lado pensando, tal vez, que algún día pueda llegarle el turno y para eso es mejor que las cosas sigan como están.
Pero un barco a la deriva naufragará en cualquier momento, los que lo entienden y lo ven no pueden hacer nada, y los que algo podrían hacer no quieren, porque significaría el fin del estado de cosas que los beneficia.

Estamos enfermos de un maldito cáncer que se puede llamar egoísmo, ambición, ansia, avaricia, o lo que quieran, pero que incluye entre sus causas el extractivismo desmedido y el consumismo desbocado - no dije comunismo, que no se entusiasmen algunos - con lo cual no sólo nos estamos tragando al planeta sino que lo más grave: lo estamos desperdiciando y convirtiendo en un inmenso basural donde recuperar materias primas será mucho más difícil y costoso que hoy día.

Somos una capa de moho dañino adherida a la superficie del planeta azul, apenas un rasguño bastaría para borrarnos de su suelo, sin embargo estamos tentados a sentirnos poderosos e importantes, no lo somos, felizmente para la madre tierra somos una cosa insignificante.

Nos falta humildad, paciencia, sobriedad, inteligencia y cultura acorde con el planeta, nos estamos yendo a la ruina planetaria y la tierra seguirá, con nosotros o sin nosotros, le da igual.

Tan vasto es el universo que materialmente no significamos nada, si algo valemos será en el plano espiritual, y es allí justamente donde más atrasados estamos. No le veo salida a este caos, a este aquelarre de estupidez, de sexo contaminado, de cultura retorcida y de objetivos mezquinos.
Así: No merecemos vivir; no merecemos estar aquí.

Tal vez alguna cosa generada por nuestra incompetencia pero no controlada por nadie, o algo venido desde afuera, o quien sabe qué acontecimiento imprevisto, modificará este estado de cosas. Hemos llegado a un punto insostenible. Los tiempos geológicos y planetarios se miden por eones, para nosotros tal vez parezca que falta mucho para llegar al desastre final, pero para el planeta estamos en el último segundo, no ya de salvarnos, sino del acabose total. En dos o tres generaciones, quien sabe si no soy muy optimista, veremos para donde va la especie humana; si alguna bendición de última hora nos pone en el camino correcto o si seguimos destruyéndonos unos a otros con una ferocidad que no se ve ni entre las bestias rabiosas.

Si te cansaste de leerlo, imagínate yo que tuve que escribirlo.

Y del mundo, paso a mi patria, el Perú, para dedicarle mis mejores deseos de transformación... ¿Cómo y cuándo? Sabrá Dios... uno no sabe nunca nada... 



La suerte está echada 

Alea iacta est



Mataron a los nativos,
esos que llamaban indios,
y casi nada ha quedado,
mucho ha pasado al olvido
y los pocos intocados
escasa influencia tienen
en lo que somos hoy día,
y es eso lo que me invita

a tocar un tema oculto,
una cara no deseada,
la sociedad que hoy tenemos
es de otros heredada,
con lo bueno y con lo malo,
con lo excelso y lo peor,
revolcados en un fango
sin vergüenza ni pudor.

Somos lo que condenamos,
lo que algunos admiramos,
somos mezcla fermentada
en los odios, los rencores,
injusticias y atropellos,
somos sopa espesa y densa
que hierve en un fuego indigno 
de ambiciones personales.

Ya no hay ningún Condorcanqui
entre tanta podredumbre,
no existe un Manco Inca
entre tanta delincuencia,
y a los hermanos Angulo:
en estas líneas postulo
que si alguien hoy los recuerda
lo debo felicitar.

Sánchez Cerro y Juan Velasco
quisieron resucitar
el cadáver putrefacto
que suponían viviente;
más la gente indiferente,
los contrarios a su anhelo,
transformaron en remedo
la ilusa revolución.

Quien sabe si los gusanos
de esta fea podredumbre
sean al fin los llamados
a levantar con sus manos
una nueva sociedad,
nacida de este fermento
de odios y divisiones,
de robos y suciedad.

Como una flor de pantano, 
como un fermento impensado,
superando lo pasado
tal vez podamos lograr
una patria verdadera
que cobijando a sus hijos
se haga fuerte y duradera
y no se pierda en jirones.
~


miércoles, 12 de octubre de 2016

Así empezó el genocidio

Hernando Calvo Ospina
Esta memorable fecha me encontró desprevenido, hubiera querido publicar algo mío, sin embargo, a veces he publicado escritos de autores invitados, lo cual hago esta vez, con un invitado de lujo: Hernando Calvo Ospina, destacado escritor colombiano residente en Francia, periodista y colaborador permanente de Le Monde Diplomatique. Es autor de varios libros, entre los que se encuentran Colombia, laboratorio de embrujos Democracia y terrorismo de Estado, El terrorismo de Estado en Colombia, y los ensayos ¿Disidentes o Mercenarios? y Ron Bacardi, la Guerra Oculta, los cuales han sido publicados en once idiomas. 

12 de octubre: nada a celebrar




 
A - La princesa Anacaona 
 
Anacaona significaba “Flor de oro” en la lengua de los suyos, los Tainos. Vivían en la isla que ellos llamaban Ayití, aunque también Quisqueya, la misma que el aventurero Cristóbal Colón bautizó La Española cuando desembarcó el 6 de diciembre de 1492. El mismo territorio que hoy comparten Haití y la República Dominicana. El genovés creyó que la tierra de Anacaona estaba en las Indias, al oriente del Asia, donde se había propuesto llegar incitado por las crónicas de Marco Polo. Por eso llamó “indios” a sus habitantes.
Encontrar las riquezas mencionadas por el mercader veneciano era el sumo objetivo de Colón. Fue el negocio que había hecho con los financiadores de la aventura, los reyes de España. Los Taínos recibieron con sorpresa, admiración y miedo a los recién desembarcados. Ya las vestimentas los hacían seres extraterrestres. Aún así ayudaron a construir la primera instalación europea en las “Nuevas Tierras”, el Fuerte Navidad, en lo que hoy es Haití. Se puede decir que la historia de América se empezó a escribir en esta parte de la isla.
Pero desde que Colón descubrió un adorno dorado en la nariz de un nativo, el oro se convirtió en una terrible obsesión. Los invasores, que eran una horda de golfos, bandidos y criminales, advirtieron que Dios y la civilización llegaban. Pasaron, entonces, a esclavizar, asesinar a los insumisos y a violar a las Tainas.
Ante la violencia, recobrados de la sorpresa y el miedo, el pueblo de Anacaona, liderado por su esposo Caonabo, se organizó para resistir. Lo primero que hicieron fue quemar el Fuerte. Después de cuatro años de guerra, en 1496 el cacique fue hecho prisionero. Junto a otros guerreros fue subido encadenado a un barco con destino a España. Murieron ahogados porque se sublevaron y hundieron la nave.
Anacaona ni pretendió venganza. Rodeada de familiares y súbditos se retiró a sus territorios en Jaragua, los que se extendían principalmente en Haití. Quería restablecer la concordia.
Poco le duró la buena intención. Sus negros ojos seguían viendo morir a los suyos bajo el látigo inclemente, o agotados por el trabajo forzado. Impotencia sentía Anacaona ante los extraños y dolorosos males aparecidos después de la llegada de los europeos. Los mismos que diezmaban a su pueblo a una velocidad de pestañeo: la viruela, la lepra, el tétano…
Las mujeres, a fuerza, estaban convertidas en transmisoras de enfermedades nacidas por la falta de higiene de los invasores, algo normal en sus tierras donde eran enemigos del agua: las caries que podrían las bocas; el “mal francés”, o “mal italiano”, o “mal español” que era la sífilis.
La princesa Anacaona, cuyo reino era el único que no había sucumbido al dominio invasor, llamó de nuevo a la resistencia. Solo que su noble carácter la hizo caer en una trampa.
El gobernador Nicolás de Ovando se propuso “domesticar” a esos irreductibles. Envió emisarios hasta Jaragua para convencer a la cacica de su voluntad de paz. Ella aceptó. Ovando se fue con casi 400 infantes repletos de espadas, ballestas y arcabuces, además de 70 jinetes con lanzas.
Se dice que Anacaona logró reunir a unos 80 jefes indígenas. Con ellos y sus súbditos prepararon un fastuoso recibiendo, como la ocasión ameritaba. Ovando fingió corresponder, organizando un gran banquete. En un momento determinado de la fiesta, celebrada un domingo, Ovando y sus lugartenientes se retiraron del grupo principal. Entonces llegó la traidora orden: atacar a la indefensa muchedumbre en fiesta. Otro grupo cercó y capturó a los jefes indígenas, a los que, luego de amarrar y golpear, quemaron al interior de los bohíos donde los habían encerrado.
Anacaona logró escapar con la ayuda de sus guerreros. Ella volvió a estar en pie de guerra, aunque con tropas diezmadas y poco numerosas. Ovando, encolerizado, ordenó acabar con cuanto indígena existiera, sin importar edad, hasta que ella fuera capturada. Las crónicas cuentan que la matanza continuó durante seis meses. Hasta que la princesa fue apresada.
La llevaron hasta Santo Domingo. Iba tan encadenada que apenas podía caminar. Torturada y vejada, se le ahorcó en 1504. Su cuerpo fue expuesto a la vista de todos como escarmiento.
Ovando, para inmortalizar el triunfo sobre Anacaona y su pueblo, a fuerza de látigo sobre los indios hizo levantar una ciudad a la que llamó Santa María de la Verdadera Paz.

Bibliografia:
Fray Bartolomé de las Casas, Historia General de Indias. Fondo de Cultura Económica, México, 1951.
Pigna, Felipe. 1810. La otra historia de nuestra Revolución fundadora , Planeta, Buenos Aires, 2010.
Anacaona (Princesa indígena). http://www.ecured.cu


B - Señora de las más potentes

Cuando en el siglo XVI los invasores españoles pisaron lo que es hoy el departamento del Huila, al sur-occidente de Colombia, las noticias de su barbarie se expandían por selvas y páramos.

Es que masacraban indígenas hasta por el disfrute con el agua: los comparaban con los musulmanes que estaban siendo expulsados de España, Portugal y Francia. Se les mató por su adoración a la tierra, al sol, al maíz: tan herejes como los judíos, quienes eran perseguidos por los reyes católicos en su “guerra santa”. Fueron masacrados, como exorcismo, hasta por la libertad sexual en que vivían.

A pesar de ello, aunque con temor, los recibieron amistosamente. Como en casi todas partes.

En 1538 el español Pedro de Añasco quiso fundar una población en la región, al necesitarla como base de operaciones. Había escuchado que un poco más allá, remontando hacia lo que sería Bogotá, existía una laguna repleta de joyas. Equivocadamente creían que era parte de “El Dorado”, esa atesorada ciudad descrita por Marco Polo en… Birmania.

Entre tanto, el ocupante exigió a todos los caciques circundantes pagarle tributo y rendirle vasallaje. Uno se negó. Era el joven Buiponga, quien gobernaba junto a su madre.

Para dar ejemplo de la obediencia que se le debía, mandó a capturarlo. Al cacique rebelde lo arrastraron amarrado. “ Que muera hecho brazas y ceniza” , dictó como sentencia cuando lo tuvo ante sí, escribió el cronista que lo acompañaba. Su madre lloraba y suplicaba pidiendo piedad. Ante sus ojos lo quemaron vivo. “ Su vida consumió la viva llama / Y ya podeis sentir qué sentiría / La miserable madre que lo vía.”

La mujer, una cacica que los españoles llamaron La Gaitana, y que “ era señora de las más potentes” , según narró el cronista, no se encerró en el dolor. Recorrió la extensa región convenciendo a los demás caciques, incluyendo a sus enemigos, de la maldad de esos extraños y la necesidad de unirse para combatirlos. Así logró armar un ejército de seis mil hombres, que en su mayoría nunca habían sido guerreros.

Añasco fue capturado y entregado a La Gaitana. Esta le arrancó los ojos, le abrió un hueco en la garganta por donde introdujo una soga que sacó por la boca y le hizo un nudo. Así lo fue llevando, exhibiéndolo como símbolo de la derrota de los que se creían dioses. Hasta que murió arrastrado, “ con gran aplauso de este vulgo rudo” , precisó el cronista.

Pero la lucha de La Gaitana empezó al finalizar su venganza. Lo que se le vino encima a los opresores fue una inurrección para la cual no estaban preparados. Los españoles no sabían que el verdadero nombre de la cacica era Wateqpa-y, que en lengua quechua quiere decir “la que instiga”, “la que envalentona”. No solo los guerreros le obedecían: hombres y mujeres que de una u otra manera participaban en la rebelión no dudaban de su fuerza organizativa y militar.

Para enfrentar al insolente alzamiento se enviaron más tropas. Ante el desigual armamento, la heroína demostró cómo podía crear tácticas de resistencia. Estas produjeron muchísimas bajas y desesperaron al invasor. Aprovechando montañas y selvas, arcos, flechas y lanzas, aparecían y desaparecían. El enemigo era emboscado cuando menos lo esperaba. Los nativos eran como pulgas: picaban y se iban, para volver a picar en otro lugar.

Siglos después el Che Guevara enaltecería esa táctica guerrillera, quizás sin saber de La Gaitana.

Llegaron refuerzos y el mejor armamento, hasta colocar a los guerreros en desventaja. Además, uno de los caciques capturados contó, bajo horribles torturas, cómo se preparaba el asalto final. Los invasores quedaron atónitos, cuando sus ojos vieron la cantidad de mujeres que participaban, como hormiguitas, en el esencial aprovisionamiento de tropas o combatiendo de igual a igual.

La inmisericorde represión de los invasores no solo desbarató el gran plan, sino que casi extingue a la población nativa de las regiones aledañas.

La Gaitana nunca fue capturada, pero no se volvió a saber de ella. Su rastro se perdió, pero la capacidad de convicción para unir a pueblos, el don de mando para dirigir a miles de hombres, y sus acciones militares marcaron la historia de Colombia. A pesar de ello, tuvieron que pasar muchos siglos para que los textos oficiales le reconocieran algunos méritos.

Aunque solo en 1974 se le hizo un monumento, no se le ha enaltecido como se hizo con la india Catalina. Esta convivió con uno de los más sangrientos conquistadores que pisaron las Nuevas Tierras, Pedro de Heredia. Muchos pueblos de la costa Caribe colombiana fueron arrasados porque ella los denunció. Hasta entregó al invasor a su rebelde padre. Fue tan traidora, que los españoles la bautizaron así porque era como llamaban al estiércol de las vacas.

Fue también en 1974 que le edificaron, a Catalina, una muy pulcra estatua en Cartagena. Una réplica es entregada como premio en el Festival Internacional de Cine de esa ciudad.

Bibliografía:

Acosta, Joaquín: Compendio histórico del descubrimiento y colonización de la Nueva Granada . Biblioteca Virtual del Banco de la República, Bogotá, 2004.

Castellanos, Juan de. Elegías de Varones Ilustres de Indias” , Gerardo Rivas Moreno editor, Bogotá, 1997.

Pigna, Felipe. Las Insolentes. www.elhistoriador.com.ar/
Hernando Calvo Ospina. Periodista y escritor. Ambos textos hacen parte del libro “Latinas de falda y pantalón”. Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2015.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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domingo, 9 de octubre de 2016

Ahora son charlas de café

Antes que nada, notarán que el título del blog ha cambiado, ya no es TE INVITO UN CAFÉ, por varias razones, entre ellas que hay quienes se lo tomaban al pié de la letra y exigían el café, cosa imposible con la tecnología actual que no permite aún la tele-transportación del café ni de ninguna otra cosa, y aunque tuviera la posibilidad de hacerlo, me resultaría demasiado caro porque quienes visitan el blog pueden ser sesenta, cien o más personas al día, lo para un blog no es demasiado pero para servirles café a todos sí es mucho; y hay otros (u otras) que no quieren café, sino otra cosa (otra cosa de tomar, o comer... no sean mal pensados), entonces, que cada quien se sirva lo que desee, yo ya no invito pero sí propongo la charla; siéntense a mi mesa por favor, obsequien-me su agradable compañía y yo, con todo respeto y la mejor voluntad, abriré la conversación, con mi taza de café delante.
Así es que el nuevo título corresponde mejor al contenido del blog:

CHARLAS DE CAFÉ 

Pidan lo que gusten, sin preocuparse por nada, la cafetería es imaginaria y la cuenta también lo será.

En cuanto a los temas, este ínfimo blog pretende abarcar el universo, y como el universo es infinito la tarea desde ya es imposible; sin embargo no me rindo... pasito a paso - como Chabuca Granda - iremos cubriendo por lo menos algunas fracciones de tan abrumadora tarea y podremos decir que la obra por lo menos está comenzada; el amor, la belleza y el dolor son parte del universo; todo lo es, la bella chica que pasa y nos deja la dulce angustia de no tenerla, el pájaro que nos canta en la mañana y el imbécil que se estaciona mal en doble fila, todos ellos son parte del universo; pero vayamos tratando, ya hemos hablado de tangos, de amores, de pérdidas y abandonos; hemos hablado de las órbitas de los planetas, del tamaño de los astros; hemos hablado del tiempo, de la muerte y del dolor; hemos hablado de Pedro Albundia, de Calderón de la barca, de Miguel de Unamuno y de la minifalda, hemos hablado del shortcito, de lo que transluce la blusita, del ajustado pantalón que nos trastorna, y hasta hemos publicado la famosa trilogía de "Lo de arriba, lo de abajo y lo de atrás", que en su momento espantó a muchos lectores y atrajo a otros tantos.
Hemos hablado de la imponente y bien proporcionada mujer, aunque con cara de perro, que encontré en el supermercado cuando hacía una investigación de campo.... y tantas cosas más que no puedo seguir enumerando pero que las hemos tocado, no se hagan los inocentes, y no sólo en el blog, porque para tocar hay que tener ciertas habilidades que a casi nadie le faltan pero que su virtuosismo es escaso.
En fin, este blog es imprevisible, un día te habla de flores y otro día de temblores... y la poesía, formal o picaresca, está por todas partes.
Hay poesía para quien gusta de ella, y también para quien no gusta, como es el ejemplo de esta entrega, que no se necesita ser un amante del arte para apreciarla.
Y voy alcanzando niveles cantinflescos, mejor paro la mano, o el dedo. Hoy toca algo de joda, digamos que gracioso, porque qué sería la vida sin una sonrisa, sin una alegría, aunque se trate de lo elegido esta vez.

Vayamos al tema de hoy, que es etéreo, volátil... gaseoso...
¡Esperen! ¡No se vayan!



PEDATA Y FUGA




 

Dejar salir lo que se tiene dentro...



Hay que dejar salir lo que uno tiene adentro, dicen refiriéndose al arte, a la escritura, en fin a diversos aspectos de la vida, pero puede ser peligroso y contraproducente tratándose de cosas más mundanas y ni qué decir de cuestiones fisiológicas... ¡cuidado!
Hay sitios, entornos y lugares adecuados para cada elemento a compartir: una exposición de cuadros será el lugar idóneo para exponer alguna obra de ese tipo...

- ¿De cual tipo? ¿De ése que vendía cuadros en la esquina?

- ¡No! No hablo de ese tipo, hablo de tipos de arte: pintura, literatura, danza, escultura... música! 

Una muestra o exhibición relacionada a lo que se quiere mostrar es sin duda el espacio que ha de buscarse para mostrar la obra que uno espera lucir ante el público, ya sea plástica, literaria, musical, culinaria, en fin, las posibilidades son muchas.

"Dejar salir lo que está adentro", qué bien suena la expresión... sin embargo es excesivamente obvia y previsible, primero que nada, para que algo salga, ese algo debe existir, formarse, desarrollarse, y si ha de salir, es lógico que tiene que estar adentro porque de afuera no se sale... ya se salió, qué más, sino no estaría afuera. Para salir, tiene que estar adentro... Dejar salir lo que se tiene dentro... dicho con seriedad ¡hasta impresiona!

- ¿O sea que es una perogrullada?

- Más o menos. Su valor dentro del campo semántico está en la íntima arenga que impulsa al autor a expresarse, aunque desde el punto de vista filológico-prosódico-coreográfico tiene una cierta debilidad connatural que la presenta evasivamente prescindente en al ámbito comedido y sobrio de lo utilitario. Está claro... ¿No le parece?

- Sí... ¡Como el agua cristalina de la fuente! (Mocedades)



Escogiendo el escenario


Yo he frecuentado museos, teatros, exposiciones...  la ópera me gusta mucho también, sobre todo cuando orquesta y coro retumban en un crescendo ensordecedor... es allí cuando uno puede manifestarse y sacar eso que tiene dentro y que tal vez incomoda a nivel gastro-intestinal. Un potente flato pasará desapercibido en el momento cumbre... lo malo es el olor que viene después, y con la prohibición de fumar en espacios cerrados nos han quitado el mejor recurso disponible: encender un fósforo, y encima hay que tener en cuenta que la sabiduría popular posee variados recursos para detectar al ejecutor.

"Quien primero lo siente, abajo lo tiene", dice uno de esos adagios, así que cuidado... espere a que otro haga algún gesto o comentario, y limítese a observarlo con los ojos fijos por un largo segundo... nada más. Déjelo al otro (a) con la responsabilidad del asunto y siga tan campante como antes.

Hay virtuosos del Pedata y fuga, que como el nombre deja entrever, se trata de una planificada eyección gaseosa seguida de disimulada e impecable huida, pero para eso hay que conocer perfectamente no sólo los tiempos intestinales y esfintéricos, sino también las diversas consistencias y propiedades permeático-filtrantes de los elementos que forman parte del atuendo del solista. Conocimientos de ingeniería textil y física cuántica también ayudan. Si se da el caso de un inesperado coro de flatulencias, manténgase fuera de la aromática conjunción, porque lo que puede parecer gracioso en un momento, traerá futuras desdichas. Solamente en patota de amigos se puede hacer gala de las aptitudes propias en este arte, lo cual tiene una franja etaria bastante estrecha - digamos que entre los catorce y lo veinte años - y no creo que ninguno de mis lectores ni lectoras pertenezca a dicho grupo, entonces tenemos que, fuera de ese ámbito (de la patota juvenil) es de muy mal gusto, y de mal olor.

- ¡Oiga usted! ¡Está promoviendo la pedantería entre los jóvenes!

- ¡Ja! Vaya a ver lo que hacen ellos y después seguimos discutiendo.

Uno de los mejores lugares para desarrollar este talento, según los entendidos, es la sección embutidos de los supermercados. Párese junto al jamón ahumado, o cerca de los tocinos en oferta, o mejor aún si es época de bacalao seco, al natural; solamente ponga atención a la parte sonora: si es usted un virtuoso del instrumento puede ejecutar la sinfonía cuando le plazca, pero si es un aficionado y/o no está seguro de la nota, bemol o sostenido, o sea del acompañamiento sonoro, no se haga problemas; simplemente espere a que empiece a girar cualquier motor cercano, la cortadora de jamón, la moledora de café o por último espere a que se le acerquen uno o dos niños chillando en dúo (que bien se merecen el gaseoso obsequio) junto a su atormentada madre... ése es el momento: ¡entonces o nunca! Déjelo ir, deje salir eso que lleva dentro y recuerde que más vale una tripa que cien amigos, en este caso salvará la tripa, y los amigos, felices, se recrearán en el variado aroma de los embutidos allí exhibidos.

- ¡Qué raro! - Dirán luego en casa - este jamón me parecá más oloroso cuando lo compré...

No diga nada, sólo deje vagar la mirada en un espacio indefinido entre su propia nariz y el interlocutor que espera alguna respuesta. El silencio es oro.
Puede decir algo neutro, como ¿Te parece?, pero cuidado con sonreír, que ese es el peor momento para hacerlo, si te preguntan ¿de qué te ríes? ya estás hecho. Es preferible no arriesgar y mantener una cara de zombi satisfecho hasta que cambie el tema de conversación. O hasta que se terminen el jamón, lo que suceda primero.

Este tema que tiene que ver directamente con la inspiración, no podía quedarse sin su copla, décima o duodécima, conformémonos esta vez con un humilde soneto, que es inspiración y sonido, sonora inspiración: Soneto... ¡Quédese usted quieto!




Soneto al plato

(o al flato, que viene luego)


Eclosión inesperada que nos turba
o soltura calculada que relaja,
intestino abarrotado que trabaja
en intrínseca faena que te arrulla.

Lo ingerido se elabora paso a paso:
se diluye, se revuelve y se desdobla,
elementos que entre gases ya redoblan
la potencia que ocultaban en el plato.

Lo comido y lo bebido se han juntado,
entrelazan sus efluvios, y en olores,
nos vendrán a sorprender por otro lado;

por lo tanto, es mejor ser precavido,
camuflándose entre aromas distractores
¡y que nadie adivine qué has comido!

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