domingo, 29 de abril de 2018

Café para dos




No había una vela romántica sobre la mesa, solamente el servilletero y una cesta con saquitos de azúcar y edulcorantes, pero las dos tazas de café, iguales, los hacía sentirse unidos. La bulliciosa cafetería transformó su rutina diaria para brindar un apacible encuentro a la romántica pareja, o por lo menos eso les pareció. Ella está hermosa a pesar de sus años, él todavía soñador a pesar de los suyos; juntos forman un cuadro que muchos pintores se deleitarían en reproducir aunque ninguno sería capaz de plasmar en el lienzo la indecible emoción que los domina.

- ¿Cómo están tus hijos? - Pregunta ella, pero lo que quiere saber es otra cosa.

- Bien. - Dice él, sabiendo que responde a otra curiosidad.

Conversan de cualquier cosa; aun las superficialidades tienen un dulce sabor entre ellos, lo importante es oírse el uno al otro; las palabras que se pronuncian no tienen más importancia que esa: escuchar otra vez la voz amada. Se miran tranquilamente, tal vez por última vez, y se despiden sin un beso. Ella siente que hizo bien en asistir al encuentro, mientras a él lo supera el instante; sin embargo, pasado un tiempo llegará a la misma conclusión: le hizo bien reencontrarla.


I


Tú tan cerca y tan distante,
cómo adoré aquel instante
cuando a mi lado estuviste;

no pude tomar tu mano,
tampoco la retiraste,
simplemente la dejaste.

Estabas allí, la herida
todavía no ha cerrado,
porque nadie la ha curado.

La cita está concluida,
te alejaste de mi lado
con ese beso no dado.


II

No sabía a donde ir,
tampoco puedo decir
si pensaba en una huida,

estaba aislado en mí mismo
en un placentero autismo,
nada externo me llegaba.

Hecho está, no hay vuelta atrás,
hoy por fin me convencí
que la vida no es soñar,

pero soñar sí es vivir,
nada tengo que explicar
a quien no lo entienda así.
~

domingo, 22 de abril de 2018

Cuentos no creíbles - 2 El más allá


- ¡Fuego!

Escuchó la orden pero no el sonido de los disparos que llegó cuando ya no podía oír nada, sintió que le reventaba el pecho y casi llegó a percibir que le quemaba, pero antes de que algún dolor, falta de equilibrio o caída se hicieran sentir, se vio a sí mismo como desde afuera, desde arriba, como algunas historias que había escuchado o leído antes, tirado sobre su propia sangre que se expandía en un charco oscuro bajo su cuerpo mal posicionado, como de muñeco roto.
Se alejaba rápidamente de la superficie, se elevaba, sin ninguna duda con suficiente velocidad de escape para abandonar el influjo planetario, aunque tal vez, siendo espíritu puro, ese detalle no importaba para nada; allá fue, no había ningún túnel, y como podía esperarse, al final se encontró frente a una enorme puerta, no debería haber nubes a esa altura, más allá de la estratosfera pero, cosa rara, las había.
Abrió la puerta un hombre con alas y una espada al cinto; como disfrazado para un carnaval, pero serio; un ángel guerrero cuidando la entrada, pensó... qué raro, sus razones tendrán.

- Venga por acá, caballero - dijo el rubio guerrero - voy a ver su historial.

- Cómo no, respetable ángel.

- Arcángel, si me hace el favor - aclaró el susodicho, y luego de consultar su base de datos, frunciendo levemente el ceño agregó - Mmmhhh... para mí que esto cuenta como suicidio, no sé si vas a entrar.

- Tú no eres San Pedro - se atrevió a tutearlo.

- No, solo lo estoy reemplazando.

- ¿Será posible que pueda ver al Señor Dios, por favor? Creo que sería mejor que Él decida, sin ánimo de menoscabar su arcangélica dignidad.

El ángel, o arcángel según dijo, calló; tras un momento de reflexión, dijo - Gente educada como tú no ofende, vamos - y lo llevó de la mano hacia un lugar más alto del que se encontraban... abajo, a lo lejos, se divisaba la Estación Espacial Internacional como un juguete de niños. Entraron a otro recinto, no se podía calcular el tamaño.

- Llegamos - le dijo el ángel - Saca tu número.

Asombrado por lo banal de la situación, se quedó paralizado un instante - ¡No puede ser..! murmuró.

- Deja nomás, es una broma - dijo el guía entre risas... pasa pasa, no hagamos esperar al Señor.

- ¡Siempre con tu mismo chiste, Gabriel! Y no seas sobón - dijo Dios - bien sabes que tengo toda la eternidad a mi disposición - y dirigiéndose al recién llegado - ya sé lo que hiciste: buscaste tu propia muerte ¿Qué puedes alegar a tu favor?

- Que la causa era proporcional al acto, Señor, está escrito así en el reglamento de tu Iglesia. Modestamente, hice casi lo mismo que tu Hijo, pero yo me he sacrificado solo por el bien de mi Patria.

Mientras decía esas palabras, sentía que ya su patria y el mundo entero le importaban muy poco. La vida misma le parecía ya algo ajeno y de poca monta, pero no tenía otra explicación que la verdad, ahora menos contundente que cuando la planeó y llevó a cabo, y solo atinó a decir lo que había pasado, aunque ya sin la pasión de antes.

- Te las sabes todas, muchacho. "Capítulo 2, Inciso a - 4: Que haya una causa proporcionada (como el bien de la patria, el bien espiritual ajeno, etc etc...)" - recitó Dios como de memoria, y agregó en tono un poco más serio - no saben tus compatriotas lo que han perdido, pero bueno... eso de patrias y religiones ya está cumpliendo su ciclo, ahora causan más perjuicios que beneficios. Y sobre pretender equiparar tu pobre plan con el Mío... pecas de soberbio y un poco de estúpido, porque desde ya te digo que no dio ni dará resultado.  

- ¿No te parezco digno de entrar a tu Casa, Señor Mío?

Dios lo miró sin responder, la vista fija, entre indiferente y pensativo, no dijo nada. El hombre se atrevió a más.

- En la tierra hay mentira, sufrimiento, maldad, enfermedades, guerras, injusticias... ¿Es qué no lo sabes, Señor? ¿Lo sabes y no te importa? ¿No quieres evitarlo, o no puedes?
Filósofos y teólogos se preguntan porqué existe el mal... ¿Será que ahora este humilde trozo de tu creación podrá aspirar a entender algo sobre eso?

Dios entrecerró los ojos, como para concentrar mejor el foco de su divina mirada, y habló con potente voz:

- ¿Crees que puedes interrogar al Señor Tu Dios? Ya todos deberían saber que mis designios son inescrutables ¡Y no abuses de mi infinita paciencia que en una de esas se me acaba! - Dirigiéndose al ángel, le ordenó: Déjalo pasar, Gabriel, pero no le quites los ojos de encima porque le veo inclinaciones subversivas.

- Amén - dijo Gabriel, haciendo una leve inclinación, sin llegar a arrodillarse, y tomando al recién llegado por el brazo lo llevó con él.

Mientras se alejaban, Dios dijo: ¡Y Pedro de vacaciones..! Hasta los santos se aburren de tanta eternidad.

El hombre sintió una inexplicable sensación de descontento, como si no quisiera estar en el paraíso, mientras lo inquietaba otra cuestión: Parece que acá no tienen reencarnación, habría que pensar en algunas reformas. Por primera vez se mezclaba con la multitud de almas benditas, y desde ese mismo instante comenzó a tratar de entender qué clase de mentalidad prevalecería entre quienes gozosamente disfrutaban del Reino de los Cielos. A Jesucristo no lo veía por ninguna parte, entonces murmuró:

- ¿Una eternidad aquí? ¡Qué vaina!

- ¡Te acabas de ganar el cielo y todavía te quejas! - le reprochó el ángel.

Es que el espíritu humano está siempre insatisfecho.
~

domingo, 15 de abril de 2018

Cuentos no creíbles - 1 El Sacrificio





- No me pongan la venda - dijo el presidente con voz firme aunque algo ronca, mientras observaba a los ocho jóvenes soldados que componían el pelotón de fusilamiento. Tres de ellos tenían balas letales y cinco solo cartuchos de salva, para que ninguno se sintiera un asesino ni se vanagloriara de haber ejecutado al jefe de estado. Todo esto al azar, porque las armas habían sido preparadas previamente y dejadas en sus lugares correspondientes sin diferenciar unas de otras y después designadas por sorteo, al igual que por sorteo se escogieron los soldados y también el número de ellos: ocho. 
Desde hacía varios años todo se hacía por sorteo. Muchos hombres y mujeres se inclinaban a aceptar que la mejor elección era la que hacía la casualidad, el azar, el misterioso sino, y así, cada tantos años se sorteaban unos tras otros todos los cargos públicos del país. Para quien saliera elegido, aceptarlo o no, era opcional, pero una vez aceptado se acataban también las condiciones previas; en el caso del presidente y otros altos funcionarios, la defraudación, sea ésta la que fuere, se castigaba con la muerte.
Él era el segundo presidente elegido por sorteo. El anterior, primero de la serie, había muerto de enfermedad dejando una duda bastante extendida de que tal vez esa enfermedad lo había librado de la ejecución. El sistema, recientemente inaugurado, estaba siendo cuestionado, y esa era la principal preocupación del actual mandatario ¿Cómo hacer para que se cumplan y se respeten las reglas? ¿Cómo hacer para que se acaten y se apliquen tan duras leyes? 
Tras mucho meditar, llegó a la conclusión de que solo los hechos pueden probar contundentemente ciertas cosas. Él amaba a su país y su prioridad era consolidar este sistema en el que creía firmemente. Tenía que funcionar, y había que demostrar que así era.

Los encargados de su ejecución respetaron su último deseo y dejaron que observe los preparativos de su propia muerte; los soldados parecían más incómodos que él, sobre todo el jefe del pelotón que no sabía dónde poner los ojos, al final todos clavaron sis miradas en el pecho del condenado tratando de evitar el rostro y sobre todo los ojos.

- ¡Preparen!

No pudo evitar recordar su primer día como presidente. Había tomado la precaución de separarse completamente de familiares y amigos, aceptó el cargo pensando en servir a su patria y sacrificarse por ella; el deseo era auténtico y así lo entendieron todos, o casi todos.
Gobernó como quien cumple una condena en aislamiento, nada quería para él ni para nadie que tuviera nombre y apellido, se entregó a vivir, sentir y desear lo que fuera conveniente al pueblo, pensado como una categoría filosófica abstracta, sin imaginar rostro, condición o identidad alguna. Le fue más o menos bien durante los primeros meses, pero algo tenía que fallar. Es tan cierto eso de que si algo puede salir mal, entonces saldrá mal, que le dolía profundamente porque siempre fue un optimista, sobre todo en política. Estaba claro que la gente creía cada vez menos en la implacable justicia del sistema y por ende en su eficacia aún no comprobada. Dudaban que pudiera ser la solución definitiva. Estaban tan acostumbrados a la mentira que les parecía imposible que existiese la verdad.

- ¡Apunten!

Era un extremista, solo un hombre así podría aceptar un cargo tan exigente y tan precario, porque la vida de quien lo ocupaba pendía de un hilo.
Se le acusó de haber sustraído cierta cantidad de dinero del Estado, las cuentas no cerraban; nadie más podía ser responsable.
El monto faltante no era gran cosa, y él mismo lo había sustraído; billetes nuevos de perfecta trazabilidad, y los había incinerado tranquilamente en secreto. Necesitaba un crimen por el cual ser acusado, condenado y fusilado, para que la gente se tomara en serio la formidable solidez del sistema que habían adoptado pero que no terminaba de convencerlos. Sería no solo una advertencia sino - lo más importante - el inicio de una tradición inapelable. Aunque sacrificaba su prestigio personal, entendía que mucho más valioso era el futuro de su patria. Volver a lo de antes sería una tragedia.
Una leve sonrisa se dibujó en su rostro antes de caer muerto sin haber oído los disparos que llegaron recién cuando ya no podía escucharlos; recordaba lo que siempre le habían dicho: Eres un extremista, y en ese instante final entendió que lo era de verdad.
Se olvidó de actuar como un cobarde; lo había pensado así para darle más dramatismo a la ejecución; pero la emoción de la hora fatal y seguramente que su dignidad personal acabaron por traicionar ese deseo. Murió sereno y en paz.
Su infamia simulada pero castigada de veras con todo el rigor de la ley formaría los cimientos de una larga etapa de paz y justicia. Al menos esa era la idea.

- ¡Fuego!
~


(Próximo domingo, continuación en el más allá)

domingo, 8 de abril de 2018

La póstuma cruz de César Vallejo



Cuántas veces he pensado, con pena y rabia, acerca del uso y abuso que se hace de los nombres de ilustres personajes ya fallecidos. Lo más normal y aceptable es que se les recuerde dedicándoles alguna calle, plaza o avenida; o que se levante un monumento en su memoria; esas son actitudes nobles de reconocimiento a la obra o al ejemplo, según de quien se trate.
Lo que me viene molestando hace un tiempo es ver ligado el nombre de nuestro célebre poeta César Vallejo a una o varias universidades privadas; cuya prioridad es lucrar, que para eso son las iniciativas empresariales privadas y no tiene nada de malo estando en el sistema que estamos; pero cuando sale a la luz pública que su principal impulsor y propietario tiene títulos universitarios falsos, que es poco menos que un analfabeto funcional, que no sabe ni siquiera definir la profesión que supuestamente estudió y que no se tiene noticia de que haya ejercido, que tenga denuncias por malos manejos de dinero, relaciones con conocidos traficantes de drogas y de influencias mal adquiridas, en fin, que se trate de un "vivazo" de esos que no faltan en cualquier colección de sinvergüenzas, y que sea ese tipo, nada menos, quien escoja el nombre ajeno para bautizar su imperio pseudo-educativo, una especie de emporio de papeles sellados sin sustento alguno.

- Pero ya se aclaró lo del doctorado en España.

- No se aclaró, se tapó, porque los comprometidos son muchos, hasta el mismísimo rey de los elefantes y osos amaestrados estaba metido en la marmaja.

Para quien quiera informarse más sobre este singular personaje, dejo estos enlaces que ni de lejos agotan el tema. 








Como se puede ver, eso de utilizar un nombre porque a alguien le da la gana, es de una injusticia tal que clama al cielo, que como siempre, es sordo. A mí, ingenuamente, se me había ocurrido pensar que tal vez el ministerio de educación o el de cultura podrían hacer algo al respecto y evitar que se utilice de esta forma el nombre de tan famoso y distinguido poeta, conocido hasta ahora principalmente por sus obras en verso y en prosa, pero temo que a este paso será conocido y relacionado solo por la mediocridad y la trampa que aflora desde esa institución que lleva su nombre, pero que no se sabe de dónde, cómo ni porqué se le ocurrió mancillar a ese conchudo.



- Universidad Perico de los Palotes  no suena bien, por eso será...

- Pero Universidad de la RPQTP sería más adecuado.

Bueno, nadie interviene ni parece que vaya a intervenir; hace unos días me fui a la cama con esa preocupación, la de Vallejo, no la otra que no me preocupa ni da motivos; y no sé si lo soñé o cómo es que me vi de frente con el vate triste, que si de vivo ya era triste, imagínense cómo estará ahora.

Andaba yo muy contento en París, caía un tenue aguacero que me daba la oportunidad de usar mi nuevo paraguas, en tono gris metalizado, cuando en eso veo sentado en un banco, en una especie de glorieta cubierta que lo protegía de la lluvia, a un hombre medio como arrugado que me pareció conocido. Me miró y me dijo simplemente: Ven acá.

- ¡César! ¡Eres tú!

- Y que esperabas... ¿a la caperucita roja?

Me siguió mirando con pena o con cólera, no estoy seguro, y me dijo: Estamos en París, con aguacero y ya me quiero morir. Yo repliqué ¿Para cumplir su pronóstico, maestro? y él, sin mucho verso contestó:

- No, es que hay un csm que me está cagando la posteridad.

Huy mierda, pensé, ya se enteró de "sus universidades", ahora qué le digo...

- No es para tanto Don César, fíjese que también están San Martin de Porres, Cayetano Heredia, Federico Villareal...

- ¡No me jodas! ¡No vas a comparar, pues carajo!

Ante esta demoledora réplica rebosante de peruanidad - varios franceses voltearon a mirar - yo no sabía qué responder y lo que menos me importaba era el público que observaba curioso; qué hago, qué le digo.

Me salió con que encima ese cajamarquino de Ayaque, allá-qué le tienen que estropear el nombre a uno, que por la GP; él que era de los Vallejo Mendoza de Santiago de Chuco, aunque humilde y hasta sufrido, jamás iba a permitir tal afrenta; qué dirán mis patas Orrego, Spelucín, Garrido; en Trujillo se trabajaba y se escribía como la gente, que si Haya de la Torre se estará cagando de cólera o de risa ¡era mi amigo! y mírame ahora, decía, realmente molesto. 

- Gonzales Prada... - dijo ya ahogándose - José Carlos Mariátegui... ¡Vengan a ver cómo nos fuimos a la mierda!

- ¿Qué puedo hacer yo, Don César? Le aseguro que a mí esa situación me jode casi tanto como a usted, no es justo lo que le están haciendo, y no tengo a quién reclamar.

- Vas a escribir un poema sobre eso.

- ¿Yo, que no soy nadie?

- Justamente por eso - me dijo - no tienes nada que perder.

No sabía si agradecer o reclamar, pero ante la figura del gran poeta opté por la humildad; aunque alguna vez le había hecho cacha con su poesía a la amada (seguro que ni se enteró siquiera) la cosa ahora era seria, y le prometí poner mi mejor esfuerzo en el asunto.

- Da igual - me dijo - si total nadie te lee.

Este ya me está jodiendo, pensé, pero en fin, está en su derecho de opinar, y aunque yo no tengo la culpa comprendo su enojo... piense usted, amigo lector, querida lectora, si un día uno de esos empresarios ponen una universidad con su nombre y lo desprestigian para siempre, no es para menos, nadie es santo y Vallejo no es la excepción.

Cumpliendo con la palabra empeñada, a ver si con estos dos sonetos la desempeño:



Y te jodieron, Vallejo.


I
Fíjate nomás Vallejo,
se ha apropiado de tu nombre
ese infame medio hombre
y te ensució hasta el pellejo;

con tus huesos por maracas
se pasea haciendo ruido,
se jaranea el bandido
entre diplomas y placas.

Con las neuronas tan flacas
porque nunca leyó un libro,
pretende tapar sus cacas;

mas sus razones bellacas
harán que le falle el tiro
y acabará en las cloacas.


II
Ni tus poemas se sabe:
si viera un heraldo negro
diría que es un coimero
que quiere hacer un conchave;

de su cerebro la llave
hace rato se ha perdido,
por eso nadie ha podido
que una idea se le grabe.

Ignorante y atrevido,
ya veremos cómo cae
y será muy divertido;

cual un burro que ha subido,
cómo, al poste, no se sabe,
al caer sí que hará ruido.
~

domingo, 1 de abril de 2018

La Pascua de Judas




Ante todo, hay que aclarar que el título no se refiere al Judas por todos conocido, ya que según las escrituras sabemos que no llegó vivo al Domingo de Resurrección, ese que hoy llamamos Pascua, aunque sí estuvo vivo el domingo anterior, lo cual ahora no interesa demasiado.
Hay una sustancial diferencia entre los traidores de hoy y el personaje de Judas, y es que Judas Iscariote no era tan hijo de puta como éstos, al fin, hoy hasta lo podríamos subir a un pedestal como ejemplo de dignidad, aunque tardía, porque si vamos a creer lo que dicen las antiguas escrituras, tuvo un rapto de arrepentimiento, tiró las treinta monedas y se ahorcó en una higuera o en cualquier árbol que se prestara para el efecto. Pero el daño ya estaba hecho.

Nuestros traidores jamás harían eso. Ni piensan en desprenderse de lo robado o adquirido a cambio de la traición a todo un pueblo (o por lo menos a la mitad), menos aún pensarán en quitarse la asquerosa vida y dejar de perjudicar con su dañina existencia, al prójimo, al país y a la humanidad en su conjunto. "Para joder fuimos creados y en nuestra ley permanecemos", parece ser su divisa, y mientras no se los saque a la fuerza y por las malas no van a soltar la teta o lo que sea que estén mamando.

- Mamando... ¿Y Mamani?

- Ese es un predestinado, el apellido lo dice todo.

Aunque Mamani en castellano nos suena a mamada, significa halcón, en aymara; ave de rapiña, por ese lado también - aunque contradictoriamente y con  deshonra - hace honor al apellido.

Pero quien ya desde las primeras horas de su actuación como presidente de la dizque-república se está perfilando como uno de los más despreciables lacayos, con sangre de sirviente y médula de genuflexo, es el inefable Martín Martincillo Vizacha de los Moquetes, quien, por tener cara de cojudo, había generado algunas esperanzas de que fuera una señal de serenidad, de seriedad o hasta de reflexiva contemplación... pero no: era cojudo nomás y él mismo se está encargando de demostrarlo. Por ejemplo esto.

- Es que en el país de la joda cualquiera es presidente.

- Si pues, hasta que se acabe la paciencia del adormecido pueblo.

En pocas palabras, aquí de lo que se trata es de salvar el sistema corrupto, haciéndonos creer que nuestra "democracia" funciona perfectamente, como si cambiar un ladrón por otro fuera algo de lo que podemos enorgullecernos; como si poner a un infiltrado más vil y rastrero que el anterior nos diera algún soplo de civilidad; como si ponerse de acuerdo en blindarse y protegerse del pueblo (al que ven como a su enemigo natural) tuviera otro nombre que infamia y sus sinónimos.

No cabe duda que ahora están pasando una de las mejores pascuas de su vida, pero estoy seguro que en el fondo; no de su conciencia, que no tienen; sino de su innato instinto de conservación, sienten que están en la cuerda floja.
¿Será que eso los hará volverse moderados y cuidadosos? - De ninguna manera, su índole de ladrones es más fuerte, su condición es esa y no cambiarán ni siquiera el último día de su reprobable existencia.

Acá lo único que hay que rescatar es que la gente todavía no ha salido a las calles para tratar de destripar a estos mal nacidos acostumbrados a la podredumbre y que se sienten dueños del presupuesto nacional.

- ¿Y la cachetada a Lombardi? Hay quienes dicen que le cayó al menos indicado.

- En realidad le tocó en suerte, pero justo cuando estaba argumentando y mostrando a los cuatro vientos cómo la corrupción también lo ha contaminado, si ya no lo estaba desde antes. Bien dado estuvo el sopapo, hasta debió ser más contundente.

Así es que, solo cambiamos mocos por babas; estamos en las mismas - o hasta peor - que antes de "la caída". Hay esotéricos que aseguran que estamos en tiempos de revelaciones, se están revelando las cosas buenas y las malas... las malas son las que más se revelan, las buenas no se ven tanto, lo que no está claro es cuál sería la finalidad de todo esto.

- ¿Y habrá poesía hoy?

- Vaya una corta, pero gruesa... y bien merecida.


Que tu madre es una santa
aunque también lo disfruta,
pena que no se clonara
pues parió un hijo de puta.


Y ya que estamos en el tema, aquí les meto un soneto, sin respeto:


Que los claven


¡Qué políticos infames,
qué rateros mentirosos,
qué sinvergüenzas ociosos!
Miren cómo se relamen.

¡Qué traficantes dolosos!
en su pellejo no caben
y disimular no saben
sus derroches tan costosos.

Esperan que los alaben
sus seguidores roñosos,
hasta el día que los graben.

Entonces como a dañosos,
que una perpetua les claven
pero en trabajos forzosos.
~