martes, 28 de abril de 2015

Que pena de poema

 

Da pena


Te escribí un poema que da pena:
sin rima, sin métrica y sin nada,
y en cuanto al contenido, una gansada;
tan malo que hasta dio verguenza ajena.

"No puedes publicar tal mamarracho",
opinaste generosa y sabiamente,
podrías haber dicho fácilmente
que estaba bien, y me iba para el tacho.

No hay otra como tú, bella y serena,
por éso, aunque me encare con la gente,
afirmo que hay mujer inteligente
y grabo mis palabras en la arena,

donde serán borradas por el viento
 para que se mantenga la costumbre
que la define frívola y voluble,
y no cambie en nada lo que siento.

Todo agradecimiento queda corto,
sólo espero que no haya suspicacias
de que hayas evitado mi desgracia
porque el poema estaba para el orto.

~ o ~

sábado, 25 de abril de 2015

Cuartetos para Soledad


Se llamaba Soledad, era bajita, de cara redonda y blanca, y su nombre era una graciosa contradicción porque todos los muchachos querían estar con ella. Encontrar sola a Soledad era imposible porque siempre la rondaban mínimo tres o cuatro interesados en acompañarla. La conocí en algún baile de ésos que organizaban los diferentes colegios de la ciudad. Soledad apareció de pronto en cuarto o quinto de secundaria; venía no recuerdo de donde, si de la capital o de alguna provincia; pero era foránea. Alegre y extrovertida, regalaba sus gracias y sus sonrisas a todos por igual. Era muy democrática la chica, y yo trataba de imaginarme sin mucho éxito que su trato hacia mí era especial. 
Como a Soledad nunca la pude encontrar sola, las cosas no llegaron a ninguna parte. Era tan linda... con muchos años de atraso le escribo estos versos, y si los llega a leer sabrá muy bien que son para ella.

Hola Soledad...  le decían los muchachos al encontrarla, y había en esas palabras un sentimiento totalmente ajeno a la tristeza de la letra de la canción de Palito Ortega que inmortalizó Rolando Laserie, que era un éxito en esos días. Mi amiga Soledad era alegre como un cascabel, y esas palabras dirigidas a ella cobraban un sentido completamente distinto, era un gusto verla y decirle, admirando su belleza y su permanente buen humor... ¡Hola Soledad! Así la recuerdo ahora.



Mi querida Soledad


Soledad es una moza
bien hecha y muy agraciada
a ella no le sobra nada
y encima es tan cariñosa

que sus mimos nos regala
y caricias nos ofrece
cada vez que le parece
que la alegría nos falla,

no quisiera exagerar
las bondades de la Sole
no hace falta que extrapole
o tenga que contrastar,

nada más he de narrar
que su solo acercamiento
logró detener el viento
y algo más hizo parar.

Lo que tiene Soledad
lo pueden tener las otras
y cualquiera de vosotras
y toda la humanidad,

pero en ella es tan distinto
que si por casualidad
te cruzas con Soledad
te atrapa en su laberinto.

Sin querer desmerecer
a las demás preciosuras,
recordarlas una a una
es lo mejor que sé hacer,

~ o ~

domingo, 19 de abril de 2015

Soneto en soledad.

 

MIS SOLEDADES


En otra soledad desconocida
vagando por senderos no pensados,
buscando en lo vivido o lo soñado
ese algo que a mis penas las despida,

a veces ni preciso compañía
me basto con holgura con mí mismo,
si alguna voz me acusa de egoísmo 
seguro estoy que no será la mía;

a fuerza de vivirlas una a una
termino conociéndolas a todas,
lo que ya, de algún modo, es mi fortuna.

No las recibo cual adversidades,
 y aunque no me conformo con ninguna...
sigo coleccionando soledades.

~ o ~

viernes, 17 de abril de 2015

Hijo de Puta.


Páginas reservadas.


A pesar de la descarada vulgaridad del título, este artículo no tiene nada de grosero ni de escandaloso, me parece que puede ser apto para mayores de 14 o 16 años (por cuestión de comprensión), así que pueden continuar leyendo con confianza.

¿Qué es ser un hijo de puta? ¿Qué significa? Personalmente nunca me había preocupado sobre éso; dedicado seguramente a mejores quehaceres; pero leyendo un artículo de Santiago Alba Rico, filósofo y columnista de importantes medios, me encontré con un párrafo en el que se refiere al copiloto del vuelo 9295 de Germanwings, Andreas Lubitz, que según se desprende de las investigaciones realizadas hasta el día de hoy, decidió suicidarse llevándose consigo a 150 pasajeros que nada tenían que ver con su problema, que dice lo siguiente:


 "... Ni los medios ni las víctimas han insultado a Lubitz; no lo han llamado criminal ni fanático ni monstruo, aunque objetivamente ha hecho algo peor que un terrorista suicida: ha consumado una masacre ‘egoísta’ en la que los pasajeros inocentes no eran ni siquiera medios o mensajes, como en el caso de Kenia o de París, sino puras extensiones narcisistas de su impulso autodestructivo. Si alguien puede definirse como un hijo de puta, un hijo de puta puro, indefendible, un hijo de puta al que ni siquiera un fanático asesino podría justificar (ni siquiera un mafioso o un yihadista), ése es Lubitz; y sin embargo el insulto más grave que ha recibido ha sido el de la abuela del comandante del vuelo, que lo calificó con desprecio de “idiota”." http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197554


Luego explica que se parece mucho a la gente "normal" y de allí esa actitud hacia su persona. Pero Alba Rico dice que ese personaje puede definirse como un hijo de puta puro... y a mí se me presentó de golpe la sensación de ser pescado en ignorancia. ¡Ah caramba! ¿Cómo es éso? ¿Hay entonces una definición de hijo de puta que no pase por la condición de la madre del esclarecido y que vaya más allá del simple insulto? Porque según leí en el artículo, el filósofo no conoce ni se refiere en ningún momento a la madre del sujeto, lo que no le impide calificarlo de la forma en que lo hace. Y no es cualquiera quien escribe.
¿Se puede ser un hijo de puta aunque la progenitora sea una santa, se puede ser un hijo de puta aun siendo un niño probeta o un engendro de laboratorio, se puede ser un hijo de puta aun en el supuesto caso de no tener madre y no ser hijo de nadie? Por lo visto se puede, y si no se tiene madre las probabilidades de ser un hijo de la gran puta son todavía mayores.

- ¿Cómo es éso? ¿Un hijo de puta que no tiene madre?

- Si, porque la cualidad "hijoepútica" del individuo es inherente a su persona, no depende del oficio u ocupación de la madre; ni siquiera es necesario que exista una madre propiamente dicha.

O sea que el hijo de puta puede tener por madre a una buena mujer, como un ama de casa o una maestra; también a una abogada, una cobradora de impuestos o una contrabandista; y por qué no, incluso a una prostituta, no faltaba más. Y se da el caso inverso, en que el hijo de la mujer pública, como también se las llama, puede ser todo lo contrario de lo que insinúa tal condición.

(Debo aclarar que yo no considero que una prostituta sea necesariamente mala, como se podría suponer basándose en la expresión que nos ocupa, por supuesto que no es así, y ese asunto merecería un estudio aparte, pero por lo menos que quede constancia de ello por si no lo llego a escribir: no son malas, y hay algunas que pueden ser bastante buenas).

- Tu madre es una santa mujer, pero tú eres un hijo de la gran puta.

- Y la tuya, haciendo tres turnos en el prostíbulo, ha "luchado" para hacerte un hombre de provecho. Y lo ha conseguido: eres un buen tipo.

Esa clase de diálogos no suele ser común en el mundo real, donde esas palabras por lo general van acompañadas de gritos, otros insultos y hasta agresiones físicas, éso es lo bueno de la literatura que nos permite imaginar mundos imposibles. Es que ser hijo de puta está en el sujeto mismo, no se trata solamente de un insulto; bastante soez y grosero por cierto; es algo más, quienes pensábamos así estábamos completamente equivocados. Averiguarlo fue muy fácil, imaginaba que sería una ardua tarea encontrar los fundamentos de la expresión, pero al primer y más simple intento, la duda que me había inquietado quedó aclarada. Simplemente con una consulta al diccionario. Veamos.



Hijo
~ de puta
  1. m. y f. vulg. Mala persona. Usado como insulto.

"Hijo de puta" es una expresión soez y un disfemismo* que se utiliza habitualmente como insulto, aunque tiene también otras connotaciones en función del contexto en que se pronuncie. Según la Real Academia Española de la Lengua, es una forma vulgar de denominar a alguien "mala persona". (Wikipedia)

Ahí está la aclaración: mala persona. Y yo que pensaba ingenuamente que no era nada más que un retoño de meretriz.

Como ofensa es lo máximo que tenemos en lengua española, la verdad es que no hay gran variedad de insultos en nuestro idioma y lo más sensible que tenemos es éso, seguido de la concha de tu madre que examinaremos cuando se nos presente la oportunidad adecuada. Algunos (como el Dr. Marco Aurelio Denegri) la consideran la mayor afrenta).
En otras lenguas los insultos y las vejaciones, además de la madre implican a diversos miembros de la familia, como la hermana, la tía, el padre o los hijos, lo cual agrava el ultraje. En ocasiones pueden incluir además al perro, al gato y hasta a los vecinos y el barrio entero; otras veces abarcan también temas culturales y religiosos, llevando el insulto a dimensiones para nosotros insospechadas. Tampoco es raro que se quiera ofender a toda una nación o raza determinada. Ésto último no nos es ajeno.
Daría envidia tanta creatividad si no fuera por el peligro latente que las ofensas traen consigo. Éso no quiere decir que nosotros no tengamos nuestra propia producción arraigada en nuestra propia idiosincrasia, y hasta algunos maestros analistas del insulto, veamos algunos ejemplos.

Nuestro compatriota (peruano) citado más arriba, el Dr. Marco Aurelio Denegri, es un estudioso de muy variados temas, tanto desde se visión de lingüista y polígrafo como de sexólogo y hombre de vasta cultura, en varias oportunidades nos ha brindado valiosas explicaciones sobre asuntos afines al que ahora nos ocupa. Aquí una de tantas presentaciones de este reputado intelectual. Marco Aurelio Denegri habla sobre las lisuras, que no es lo mismo pero en algo se asemeja.


Podemos remitirnos también a un texto del argentino Jorge Luis Borges: "El arte de Injuriar" escrito en 1933. En él hay ingenio y no groserías, eran tiempos de bastante cuidado en cuanto a buenos modales.

Otro profesional de la injuria fue el colombiano José María Vargas Vila, escritor, diplomático y político que mostraba una especial habilidad para criticar y denigrar a otros escritores, muchos de los cuales tampoco se quedaron callados.


Hasta el filósofo y gran maestro alemán Arthur Schopenhauer se refiere al insulto en la parte de su obra dedicada al honor. Nos dice que:

 "4║ Si ser insultado es una ofensa y una vergüenza, insultar es un honor. Por ejemplo, aunque a mi enemigo le asista la verdad, el derecho y la razón, yo, sin embargo, le insulto; entonces tiene que tragarse todo eso y el derecho y el honor se vuelven de mi parte, mientras que él, entretanto, ha perdido su honor… al menos hasta que lo repare y, por cierto, no mediante ley o razón, sino con un pistoletazo o una estocada."
 
Con todo respeto al maestro, creo que lo anterior es bastante discutible al día de hoy. Él vivió en otro tiempo y en otra sociedad (La Europa de los siglos XVIII y XIX), donde probablemente no existían muchos idiotas que pudieran decir cualquier barbaridad y a los que nadie se daba el trabajo de tomar en serio. Un insulto proveniente de un igual o un superior puede afectarlo a uno, pero viniendo de algún ser mono-neuronal sin mayores cualidades no hay necesidad de tomarlo en cuenta. Es mi opinión.
Porque ofende quien puede y no quien quiere, dice un refrán que lo explica brevemente. Quiere decir que no cualquiera puede ofender si no cuenta con alguna posición o nivel cultural o social que lo ponga en condición de hacerlo. Gritar groserías solamente desprestigia a quien las pronuncia, no a quien tenga la molestia de oírlas. Ese refrán, poco usado, puede referirse también a ofender en el sentido de hacer daño, en ese caso significaría que sólo puede dañar quien tenga los medios para hacerlo y que no basta el simple deseo.

Volviendo al tema en sí. Ser un hijo de puta literalmente es una condición irremediable pero también ajena al comportamiento y a la responsabilidad del merecedor de tal denominación. En última instancia no debería ser un insulto, lo es porque a un gran sector de la sociedad le complace hacer escarnio de los males ajenos, sobre todo de aquellos que no son factibles de ser remendados. Insultar es un arte, no se trata de emitir palabras groseras o malsonantes o limitarse a lo más evidente de la persona a la que se quiere injuriar. Con ese criterio es que se emplean otros insultos que en el fondo tienen la misma lógica de escarnecer sólo por el gusto de hacerlo, y sin aportar nada que valga la pena destacar, como por ejemplo:

- Cojo de mierda (opcional).

- Vaya a la Idem.

- Tuerto conchetumadre (aquí y en la primera cita vemos que hay un agregado complementario que busca poner énfasis al carácter injurioso de la expresión, éso puede darse en todos los demás casos, a gusto del emisor, pudiendo ser los respectivos agregados muchos más que los mencionados. Dejémoslo al criterio e imaginación del lector).

- Peláo.

- Bizco.

- Cojudo.

- Panzón.

- Culón.

- Orejón.

- Mocho.

- Chueco (torcido).

- Perro.

- Puerco-espín.

- Cerdo.

- Sapo.

- Desteñido.

- Etc, porque hay más.

Son todos ejemplos del insulto canallesco que se apoya principalmente en características externas del injuriado, que en su mayoría no pueden ser resueltas por el aludido o en todo caso podría ser peor el remedio que el mal que se pretende solucionar.

- ¿Qué cosa por ejemplo?

- Un peluquín mal puesto, digamos...

Quiere decir que esas cosas no deberían ofender a nadie, al menos no a quienes se encuentren por encima de tales simplezas.

Resulta entonces que Alba Rico se refiere al copiloto suicida con la primera acepción de hijo de puta, o sea en su significado de mala persona. Pero tenemos también, oh sorpresa, que la expresión posee además una cualidad encomiástica (halagadora). ¿Cómo es éso?
Según el famoso y respetado lingüista José Antonio Millán, la ambivalencia (el conflictivo doble significado) de hijo de puta tanto como ofensa y como encomiástico (halagador) se remonta al siglo XVI, cuando ya se definía Hi de puta como una expresión que se empleaba "encareciendo o alabando en bien o en mal", desde esa época su usaba el 'hi' por 'hijo', de manera que 'hi de puta' quería decir simplemente 'hijo de puta'. Y pone como ejemplo un diálogo extraído del Quijote de La Mancha, donde Sancho Panza alaba un vino de esta manera:


-¡Oh hi de puta, bellaco, y cómo es católico!

-¿Véis ahí -dijo el del Bosque en oyendo el hi de puta de Sancho- como habéis alabado este vino llamándole hi de puta?

-Digo -respondió Sancho- que confieso que no es deshonra llamar hijo de puta a nadie, cuando cae debajo del entendimiento de alabarle. Pero, dígame, señor, por el siglo de lo que más quiere: ¿este vino es de Ciudad Real?
- - - 

De mi propia experiencia me viene a la memoria un recuerdo de cierta expresión hondureña, de allá por los años setenta, cuando escuché un halago usando el tan mentado insulto.

- ¿Cómo era éso?

- ¡Es un hijo de puta bien hecho! - Decían para referirse a algún individuo de buenas maneras o excelencia en su desempeño.

Para quienes deseen apreciar algo más acerca del fenómeno del paso de una expresión vejatoria a un halago, les dejo este otro enlace de Marco Aurelio Denegri donde explica un caso concreto referente a cierta grosería bastante fuerte.


Indudablemente que hijo de puta es ante todo un insulto (en segundo lugar un encomiástico, y sólo en última instancia se refiere a la filiación concreta del sujeto aludido) y aunque no había que esperar que yo lo diga para que sea reconocido como tal, ya se sabe. Decírselo a alguien puede ser considerado un delito de injuria, regulado en muchos países donde se considera una expresión grave.
Así que ya lo saben, a pesar de tanta elucubración al respecto, úsese tal expresión con cuidado porque es munición de grueso calibre. Incluso a quien se lo merezca, pensemos bien antes de decírselo directamente y en la cara (el tipo puede ser muy grande o estar armado) porque al fin y al cabo, si bien es parte de nuestra cultura, las consecuencias pueden ser que la ofensa termine por afectar más a quien la profiere que a quien la recibe.
Espero que a mis apreciados lectores ni les haya parecido chocante esta página. Se trata sólo de un tema de conversación más, casi como cualquier otro. Casi... 
En realidad hay mucho más para analizar en este campo de las relaciones humanas. Por ahora no iré más allá.

- ¿Y qué éso de la "Gran" Puta?

- No se entusiasme, mi estimado, es sólo para darle más énfasis a la expresión.

 ~ o ~

* Un disfemismo es una palabra o expresión deliberadamente despectiva o insultante que se emplea en lugar de otra más neutral.

~

miércoles, 15 de abril de 2015

El piropo y el insulto.

Ricardo Baroja - El Piropo




- Gordita linda...

- ¡Estúpido! ¡Idiota! ¡Tarado!

¡Tres a dos! - No hay duda que ganó si en este caso los insultos valieran lo mismo que los piropos. La situación está complicada para los pocos caballeros que van (vamos) quedando en la sociedad actual, porque se está metiendo en la misma bolsa a groseros, violadores, masturbadores de micro, maltratadores, papanatas, tarados, babosos y ... caballeros de ésos que demuestran con breves palabras su admiración por la belleza en general y por la de ciertas damiselas en particular.

- Pero gorda ya es casi un insulto, oiga usted.

- Gorda sí, pero gordita no.

- Para ellas da lo mismo... basta pronunciar GORD... y estás frito. 


No puede ser. Ésto se explicará en la página 53 del "Estudio en Profundidad del Valor Piropístico de los Términos o Vocablos Potencialmente Ofensivos Cuando Usados en Diminutivo, con Guiño de Ojo Incluído, Voz de Galán de Radionovela de los Cincuenta, y con Intención Claramente Halagüeña" que estoy por escribir para sustentar el referido punto de vista, y como se puede apreciar ya desde el título -  bastante extenso - será una obra que llevará mucho tiempo en ver la luz, y más tiempo aún para que algún valiente prócer se anime a abrir alguna de sus páginas y darle una fugaz mirada, y ni hablar de una leída.
Mientras no se publique tan importante estudio pirópico-linguístico, pues me tienen que creer así nomás, porque ya la obra antedicha sustentará sólidamente, con demostraciones y ejemplos prácticos, cada afirmación que se haga en este artículo. (O sea que los cimientos van encima del techo... uy, en la que me metí).

- Entonces... ¿También podemos decirle "Ballenita linda"? 

- No se puede ser tan bruto... espere a que salga el libro...

Que a uno le susurren algo así como: "papito rico, ven para hacerte el cuchi cuchi", sería muy bien apreciado y se respondería seguramente con merecido agradecmiento y clara disposición a colaborar en la acción propuesta por la emisora del piropo para llevar a buen puerto el deseo de la misma, o de otra, total en estas cosas somos bastante democráticos. Allí se ve la gran diferencia entre los géneros con respecto a este asunto.

- ¡Vamos nomás, que para el cuchi cuchi soy una fiera! - podría ser una de las posibles respuestas, y jamás se le ocurriría al afortunado receptor del halago responder con groserías. Por ejemplo:

- ¡Babosa, qué te has creído! ¡Yo soy un hombre decente! ¡Un señorito de mi casa! ¡Estúpida! - Tal respuesta sería inimaginable en un caballero que se tenga por tal, a no ser que se trate de uno de esos individuos que pretenden imponer ciertas modas y usos con los cuales no concordamos.

- Ah... homofóbico...

- ¡Cómo inventan palabrejas!

- ¡Homosexual reprimido!

- No me venga con sandeces. A otro perro con ese hueso.

Como se puede apreciar la cosa tiene sus bemoles, y meterse en estos terrenos fangosos es para salir embarrado, o por lo menos salpicado por inmunda aspersión de intolerancia viril (no aguantan al varón, les molesta que no se conmueva con su presencia) disfrazada de defensa de ciertos derechos anatómico-funcionales de discutible aceptación.
Regresemos a la vereda en que estábamos y esperemos que pase la siguiente muchacha para acomodarle el piropo que corresponda a su original diversidad estilística.

- ¡Uy, pero qué linda morenaza!... de ojos verdes como el mar, mírame una sola vez para morir ahogado en las olas de tu profunda belleza, donde naufragar sería un placer y hasta el Titanic se volvería a hundir, esta vez con gusto, y como ya están avisados no faltarán los botes salvavidas, para que no se te acuse de asesina, preciosa criatura, bendito querubín... ya deben estar extrañándote en el cielo, donde los ángeles lloran tu ausencia y hasta el ...

- Ya se fue, compadre... hace rato dio vuelta a la esquina... muy largo tu piropo...

- Si, y se lo merecía más largo todavía; si estaba solo la hubiera seguido, pero como estaba con mi señora...

En los pocos ejemplos dados ya se nota cierta tendencia a utilizar en los piropos algún rasgo físico de la merecedora, mejor diríamos provocadora o promotora, del mismo (del piropo, claro). Ésto se debe a que el alma y el intelecto no se observan tan fácilmente así nomás a la pasada, por éso, sin dejar de apreciar esos etéreos atributos que serán perfectamente valorados después (¿después de qué? no importa, no nos salgamos del tema principal) tenemos que lo que más inspira al piropeador o piropeante, es lo siguiente, vayamos de arriba hacia abajo por cuestiones de orden anatómico-geográfico:



I - Los ojos, incluyendo la mirada, las pestañas y demás complementos cercanos, las orejas y sus accesorios y hasta la cara toda se puede incluir en este ítem (pero ya se verán más abajo los apartados referentes a nariz y boca); porque los ojos son las ventanas del alma y así ya vamos dejando una buena impresión, para que no digan que sólo pensamos en "éso", y vean que también pensamos en "lo otro".
Los piropos dirigidos a ojos y rostro suelen ser los más inofensivos y/o efectivos, según sea el caso. Si ella quiere, bien, y si no, nada; aunque le digas las cosas más hermosas. Éso sí, se salva uno del rechazo insultante, salvo que la agasajada sea una loca de atar o una feminista recalcitrante y retorcida.


II - La nariz, no es tan frecuente pero se puede oir algo como "ñatita churra", "narigoncita encantadora", pero es mejor no tocarles mucho la nariz. Salvo raras excepciones no les agrada, es perder el tiempo y arriesgarse a perder soga y cabra... con perdón de la cabra... digo, de la metáfora.



III - La boca. En general y casi a la par de los ojos es lo que más resalta en esa parte superior de la anatomía, no siempre la más admirada, pero que valoriza enormemente el resto del organismo viviente estudiado.
Con la boca, la propia y la de ella, hay que tener cuidado y no hacer, con la de uno, sonidos raros y/o repugnantes y con la de ella evitar las insinuaciones de todo tipo, especialmente aquellas que salen de lo romántico y se acercan a lo erótico que fácilmente pueden interpretarse como llanamente groseras o pornográficas. Los caballeros no decimos ciertas cosas aunque en el momento adecuado podamos llegar a hacerlas. O sea que hay cosas que se hacen pero no se dicen... o como dijo alguien que no recuerdo: "Los caballeros tenemos muy mala memoria". Sigamos que ya viene lo más interesante.


IV - El cuello... no, nada que ver... aunque tiene sus encantos.



V - El pecho, o los pechos en plural que es como se entiende mejor. Pueden ser grandes o pequeños, apachurrados para arriba, erguidos, desafiantes, mansos, redondeados o puntiagudos (ésto depende más de la moda que de las características inherentes a los elementos en sí). En pocas palabras: si están, ya dan (ganas de mirar) y reciben (el comentario respectivo).
Aquí, como en todo lo demás, hay que ir con sumo cuidado. Evitar sobre todo las comparaciones agropecuario-ganaderas que son las más fáciles y recurridas por los ordinarios que llevan el arte del piropo a la misma... bueno, a la misma posición a la que la quieren llevarlo sus detractores.




VI - La cintura: produce como una reacción inversa: cuanto menos, más; y cuanto más, menos. Y en contraste con lo que está más abajo produce una sobrevaloración del elemento inferior y una fascinación en sí misma. No se hagan a los que no entienden que en esas cosas somos duchos. En cuanto a la circunferencia y al movimiento de cintura, existe la tendencia a hacer comparaciones zoológicas, especialmente reptilianas, que hay que usar con mucho tacto porque a algunas damas puede no gustarles la similitud, mientras que a otras les agrada sobremanera porque les da una sensación de poderosa malignidad que no deja de tener su lado interesante.

- ¡Adiós, víbora!

- ¡Saludos a tu madre, pelotudo...!

 


VII - La retaguardia: Éso mismo, lo que están pensando y tan fuerte que hasta acá se escucha. Es la zona que más conflictos causa en el enfrentamiento de los pro-piropo y las contra-piropo, debido a la facilidad con que este elemento y su mención pueden derivar en el ámbito de lo grosero (en verdad no lo entiendo, pero es así).
Términos como cola, poto, potito, bombón, poronpompón o pompis son los menos conflictivos; cosa más grande, rabo, traste, porongo, baúl, maletera y otros similares o más descriptivos ya traen cola... valga la expresión, y a veces hasta la posibilidad de pasar a las manos, no tanto por tocar la cosa en estudio sino que podemos recibir un sonoro sopapo por malhablados.
Habría mucho más para especular con el espéculo ante el espectáculo que nos da el espectacular elemento que mejor lo dejamos ir a su buena suerte y fortuna. Es entre todos el más contradictorio: Cuando mejor se ve es cuando se va, lo cual lamentamos, y cuando viene, aunque no lo vemos, bien que lo presentimos y de alguna manera lo vamos aquilatando, tasando, sopesando... deseando verlo y a la vez sabiendo que mirarlo es perderlo irremediablemente: profunda filosofía del que te jedi. Bueno, basta ya, que casi me resbalo por el filo de la vulgaridad.
Además de todo lo mencionado anteriormente, está el rítmico movimiento que esta zona exhibe durante el desplazamiento de la propietaria, insinuando portentosos efectos en determinadas circunstancias que... bueno, ya se fue, desapareció en la distancia y no queda más que ese rastro de sensación fallida, de pérdida irreparable, de irremediable desperdicio que nos ha dejado tras su breve paso. Sensación que roza la angustia.  

- Que buen queque... ¿Le puedo dar un pellizcón?

- Mejor anda a pellizcar a tu abuela.

No se sabe por qué  misteriosa asociación de ideas, las abuelas son las más recurridas en estos casos, seguidas de la madre del verseador callejero, que tampoco tiene nada que ver en el lío que han armado las feministas anti-piropos; aunque parece que a las susodichas en el fondo no les disgusta tanto este tipo de manifestaciones.
Hablando de este séptimo elemento (séptimo en esta relación pero no en las preferencias masculinas), algunos hay que no se olvidan nunca; dejan un recuerdo imperecedero que los mantiene siempre en la memoria, aún pasado el tiempo y las diferentes circunstancias que tienden a borrar otras impresiones menos arraigadas en la profundidad del ser.

- Pasó la Lupita y ni la miraste...

- ¡Ah caramba! Es que por delante no la había reconocido...

Como en todos los casos, los piropos glúteos son de impredecibles resultados, hay que hacer como que no se ve pero sí se ve, en un juego de contradicciones que requiere de habilidad y experiencia en esas lides; nada peor para una dama que sabe que lo tiene bueno es que se lo ignoren, pero cómo ensalzarlo sin nombrarlo y casi sin aludirlo... ¡éso es de artistas! La beneficiada por natura debe quedarse con la impresión de que su elemento ha sido visto y ponderado en su debida valía, pero sin aspavientos groseros... hacer como que se te van los ojos y los retienes con esfuerzo puede funcionar, hablar de "qué bien estás" tiene que ser hecho con indirectas y dobles sentidos... (¿Uno para cada hemisferio? Puede ser... )



VIII - Las piernas. Éstas, en conjunción con los dos anteriores ítems, están entre los elementos que más piropos y malabarismos literarios producen entre los piroperos, por ser las más marcadas debilidades que tienen los ejemplares del género masculino en lo que a las más-culinas se refiere.  (Después de el objeto en sí, se sobreentiende. Ése que a pesar de su gran importancia no suele ser motivo de piropos... a no ser en la más extrema intimidad, allí sí puede caber (además) algún comentario, pero de esas cosas mejor no hablar ahora por cuestiones de dilatación... del artículo, claro).
Habiendo tantos objetos bellos con los cuales comparar las extremidades inferiores de las féminas; que de inferiores sólo tienen la ubicación en la antedicha anatomía; tanto por su forma, columnas griegas, estelas divinas, palmeras; como por su gracia y movimientos, gacela, hada, diosa, bailarina, etc; las piernas femeninas producen casi siempre en los hombres un efecto místico que los lleva a la plegaria y la religiosidad, haciéndolos musitar quedamente:

- ¡Dios mío... qué piernas! 

No pensamos más. La cara de alelado que normalmente acompaña este éxtasis es la que ha hecho famosa la expresión "cara de baboso", con la que no está demás aclarar que el autor de esta nota disiente categórica y enérgicamente. Se trata de estupefacción, meditación, elucubración de lo que puede haber más allá y espiritualismo condensado en el foco de atención, que es lo que la ropa y la moda del momento permiten, y que si tenemos suerte se ubica más o menos un palmo o más por encima de las rodillas (si la dama está vestida, porque en la playa y otras circunstancias, como en los deportes que tanto nos atraen, se pueden ver completas).
Cabe la aclaración que lo que se denomina "piernas" en el ambiente pirópico-declamativo son en realidad los muslos; esta denominación de piernas viene posiblemente del tiempo de nuestros abuelos y otros antepasados menos afortunados que nosotros ya que en su momento sí se conformaban sólo con apreciar las piernas, como elemento a la vista y componente inductivo de lo que la bienaventurada tuviera para ofrecer en un idílico e imaginario encuentro más íntimo, digamos en un combate cuerpo a cuerpo.
Muchas veces sucede que uno se inmoviliza sin darse cuenta, y la atención de la mirada no pasa desapercibida a la dueña de las columnas de alabastro (muy fino, ¿vieron?) o de ébano, que también son hermosas, o doradas, etc. Entonces sucede:


- ¡Andá a mirarle las piernas a tu madre!


Aquí la cosa, otra vez, se puso fea, porque a la madre no se le toca pero a las piernas tampoco, y sólo de mirarlas ya te ganaste una mentada, lo cual ya se pasa de la raya; la raya de lo aceptable, no la raya de las medias que ya no tienen y fueron parte del fetichismo de aquellos años dorados. Pero qué vamos a hacer, porque a las damas no se les toca si no es para acariciarlas... de preferencia con su consentimiento, claro está. 
Pero hay tanto rechazo... que a este paso se van a quedar sin perro que les ladre... es un decir.
Porque con el encanto de un buen par de piernas, pueden hacer lo que quieran, lo que se les ocurra; y no les faltará el perro que les ladre y las siga.

- ¿Sabía Usted que a las mujeres las piernas también les sirven para caminar?

- Tiene razón... no lo había pensado.



Como bien se puede discernir por la lectura de esta sencilla exposición, el título se refiere al galante o no tan galante piropo que es respondido por un cruel y abusivo insulto, y no como se puedan haber imaginado algunos o algunas, equiparar al piropo con el insulto. No, éso no es piropo, si es insulto es insulto y jamás será un piropo.
Que quede claro este punto que es de crucial importancia. Y si alguien cree que el piropo es un insulto, pues que escriba su propio alegato y me deje a mí con el mío.



- Oiga usted... ¿Y el pelo no cuenta entre los elementos que despiertan la admiración masculina?

- ¿El pelo? ¡Ah...el pelo...! No; con todo lo que hay para mirar... ni siquiera me había dado cuenta que tenían pelo.


~ o ~

domingo, 12 de abril de 2015

NO EXISTE EL UNIVERSO


 

Vía Láctea (Dibujo)- "Nuestra" Galaxia (francis.naukas.com)



Decir que el universo no existe es una afirmación arriesgada, seguramente, pero no del todo imposible ni absurda, porque el universo que observamos a simple vista o a través de instrumentos, es el que existía hace por lo menos cuatro o cinco años (en el caso de la estrella más cercana: Alfa Centauri), que es el tiempo que su luz a tardado en llegar hasta aquí. O sea que podría haber dejado de existir y no nos enteraríamos sino después de esa misma cantidad de tiempo de haber sucedido la catástrofe. Porque nada hay más rápido que la luz.

La décima en cuanto a distancia es Epsilon Eridani a casi once años luz de distancia, pero ¡de qué estoy hablando... ¡diez estrellas! En el firmamento observable a simple vista hay millones de ellas a una distancia promedio de cinco mil años luz, y una de las más lejanas que podemos ver sin instrumentos (Rho Cassiopeiae) está como a once mil seiscientos años luz de distancia, todavía dentro de la Vía Láctea, como quien dice en la vecindad galáctica... por éso no se usa la medición en kilómetros porque estaríamos hablando, en este caso más o menos cercano, de algo así como 109,745'280,000'000,000 de kilómetros. Lo cual no entra... ni en la cabeza ni en la imaginación; ni se puede leer siquiera.
No está de más aclarar que los datos mencionados son discutibles, se trata sólo de aproximaciones, lo cual en nada afecta el fondo de lo que se quiere decir pues esta nota no pretende brindar datos científicos sino invitar a la reflexión.*

La llamada Vía Láctea, nuestra galaxia (nuestra... vaya lenguaje que usamos) abarca un espacio de 155,000 años luz y nuestra civilización tiene poco más de dos mil años ¿Qué es lo que vemos entonces?


- ¿A qué viene todo ésto, caballero? ¿Sólo ganas de regodearse con cantidades abrumadoras, incomprensibles, insondables?

- Algo de éso hay, sí; pero también recapacitar en que estamos viviendo en un universo desconocido, no estamos viendo lo que hay, ni siquiera estamos viendo lo que había en el cielo en tiempos de Jesucristo, no, ni ellos vieron tampoco esa vez nada de su presente. Apenas el Sol (a 8 minutos) y la Luna (a poco más de un segundo luz de distancia) nos acompañan de cerca en nuestro dudoso viaje por el espacio. Y los planetas "cercanos" también, claro, aunque casi ni los vemos, sobre todo en las ciudades donde la contaminación lumínica nos ha robado el cielo nocturno.
   
El universo es una ventana hacia el pasado. Vemos lo que tal vez ya no está allí, y qué pretensiones más estériles las de querer llegar físicamente hasta las estrellas. Nadie lo cree posible ahora, tal vez a duras penas hasta Marte, pero ¿para qué? Vanas ilusiones.

- ¿No cree Usted que vale la pena conquistar el espacio exterior?

- Primero que nada ¿Se da cuenta qué término usamos para éso? - "Conquistar" - Ya desde el planteamiento estamos equivocados, no vamos a conquistar nada, tal vez explorar, mirar, conocer algo más, lo cual está muy bien. Imagínese a una hormiga "conquistando" su barrio. Le sería más fácil que a nosotros conquistar una minúscula parte del espacio exterior.

- Bueno... pero por una palabra no vamos a condenar todo el proyecto.

- Pero las palabras revelan nuestro estado mental, nuestros deseos y nuestras metas. No estamos aún en condiciones de salir del planeta. 

No. Como niños malcriados que no pueden salir de su habitación dejándola desordenada y caótica, así estamos; la tierra está más que revuelta y arrasada, contaminada y en peligro; algunos islotes de grosera ostentación y artificial opulencia conviven en este mismo mundo (y de ello se benefician) con miserables y sucias extensiones arrasadas por las guerras, la contaminación, las enfermedades, la maldad y la pobreza.

La injusticia es clamorosa.

Y ésto, lo cercano y lo tangible es todo lo que tenemos, nada más; deberíamos cuidarlo con más celo, deberíamos apreciarlo en lo que vale, en lo que es: absolutamente todo lo que tenemos, y fuera de éso no tenemos nada. Nada, así de crudo y duro: Nada.
 
Entonces... ¡No señor! ¡Qué espacio ni niño muerto! ¡De acá no sale nadie mientras no se arregle el planeta como debe ser!

- ¿Quién dijo éso?

- ¿No se escucha? Es Dios quien lo está gritando.


Ejemplo de vacua ostentación: Dubai.

 

Lo que hacemos


Se nos dijo por las buenas,
se nos habló mansamente,
se nos trató como gente
y con razones serenas;

también se nos asustó,
se nos pintaron escenas
de desgracias y de penas
y nada de éso bastó.

Ahora dicen que ya es tarde
para salvar el planeta,
ni siquiera nos inquieta
y de éso hacemos alarde.

¿Valientes? No, irresponsables,
con la conciencia difusa
y con la mente confusa
pero por dentro cobardes.

Dale con el regetón,
por tevé las babosadas,
internet para risadas
mientras viene el apagón.

Allí todo se deshace,
ya no habrá tuya ni mía
y como Aquel ya decía:
"Pobres, no saben lo que hacen".

Y aunque salga de la rima,
esta vez no habrá perdón.


Ejemplo de injusticia criminal: Palestina.


~ o ~
* Un año luz es una unidad de distancia. Equivale aproximadamente a 9,46 × 1012 km (9 460 730 472 580,8 km, para ser más precisos).
Es calculada como la longitud que recorre la luz en un año. Más formalmente, un año luz es la distancia que recorrería un fotón en el vacío durante un año juliano (365,25 días de 86 400 segundos) a la velocidad de la luz (299 792 458 m/s), a una distancia infinita de cualquier campo gravitacional o campo magnético.
Un año luz es una unidad de longitud (es una medida de la longitud del espaciotiempo absoluto einsteniano). En campos especializados y científicos, se prefiere el pársec (unos 3,26 años luz) y sus múltiplos para las distancias astronómicas, mientras que el año luz sigue siendo habitual en ciencia popular y divulgación.
También hay unidades de longitud basadas en otros períodos, como el segundo luz y el minuto luz, utilizadas especialmente para describir distancias dentro del Sistema Solar; pero también se suelen restringir a trabajos de divulgación, ya que en contextos especializados se prefiere la unidad astronómica (unos 8,32 minutos luz).
Wikipedia.org

jueves, 9 de abril de 2015

DOS SONETOS ENFRENTADOS.

Representación de Arcadia del pintor romántico Friedrich August von Kaulbach


 ARCADIA* PERDIDA


Tus dulces labios y tu mirada,
tus fascinantes gestos de amor,
pocas palabras, besos, candor,
siempre te sueño mi bien amada.

Si no te encuentro no me interesa
y si no existes tampoco importa,
sólo tu imagen ya me transporta
aunque no seas más que promesa.

Bello arquetipo del cual irradia
santa pureza, amor, cariño,
reinas en paz en tu propia Arcadia.

Hoy que mi vida más que promedia
aún conservo la fe del niño,
imaginarte... algo remedia.

~

Quédate allá, en tu paraíso,
no te me acerques, no vengas nunca,
pues la presencia a veces trunca
las esperanzas que uno se hizo;

te garantizo que he de adorarte
como mereces, sublime diosa,
que tu figura no se haga odiosa
ni que me canse tanto mirarte.

Si soy humano, de carne y hueso,
sufro flaquezas, debilidades,
no quiero verte sólo por éso.

Yo decepciono, tú te desgastas,
lo digo sin amabilidades,
las consecuencias serían nefastas.

~ o ~

* Arcadia: Región de la antigua Grecia. Con el tiempo, se ha convertido en el nombre de un país imaginario, creado y descrito por diversos poetas y artistas. En este lugar imaginado reina la felicidad, la sencillez y la paz en un ambiente idílico habitado por una población de pastores que vive en comunión con la naturaleza.


martes, 7 de abril de 2015

Está buena, rinde y es potente.


Lo que tengo de bueno...


De chiquito me decían:
qué lindo, tan inocente...
éso opinaba la gente
y en ese tema insistían;

después, claro, fui creciendo
y muchas cosas cambiaron,
los halagos acabaron
y las cosas fui sabiendo;

no fue mucha la inocencia
que en mí pude conservar
aunque no llegó a faltar
algún grado de decencia.

Ya nadie me llama lindo,
menos mal, éso no cabe,
pues quien me conoce sabe
que de esas cosas prescindo;

tampoco hay que exagerar
en los benditos modales,
que los míos son normales
y a nadie darán que hablar.

No seré más angelito
pero en compensación
les daré una explicación
de lo que tengo bonito:

Es grácil, de buen tamaño,
normalmente no la muestro
y de esa forma demuestro
que no me gusta el amaño;

mas no es que sea tacaño,
en verdad soy generoso
y sin darme de rumboso
tampoco soy muy huraño,

término medio, medido,
respetuoso de los modos
con paciencia la acomodo
y así a muchas he rendido;

ya se irán imaginando
éso que tan bien manejo,
porque aún no estoy tan viejo
y puedo seguirle dando;

no me gusta que se moje
que se ensucie o se maltrate,
tampoco que se me achate,
no soporto si se encoje;

de motor está cañón
y merece buen aceite
porque nos da gran deleite
que hasta parece ficción;

de combustible, el mejor
que encontrar en plaza puedo,
que al final no me lo quedo
y es tan acariciador...

Ya la imaginan completa
tras mi buena descripción
de aquello que es mi pasión:
mi hermosa motocicleta.

~ o ~