domingo, 6 de noviembre de 2016

Sonetos agarrados y dedicados

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Ah... la literatura... arte y ciencia intelectual por excelencia, disfrute de sabios y filósofos... y también de algunos cuantos entrometidos que no sabemos gran cosa de ella pero que le hemos agarrado el gusto, a la literatura, se entiende, que tampoco es todo lo que se puede agarrar como verán más abajo, si siguen leyendo como se espera que se lea y no se ponen boca abajo y ya no sé dónde quedará lo que sigue; decíamos que las letras forman palabras, las palabras forman frases, las frases tejen oraciones y argumentos... y el autor, perdido entre los gustos de sus lectores va dando manotazos de ciego para ver si agarra algo. A veces algo se agarra y las posibles reacciones son variadas, hay tipos con suerte, como yo, que entre manotazo y manotazo me he topado con cada elemento que no me queda nada más que agradecer a la vida, a la suerte, o la generosa proveedora de tan magníficos agarrones.
Porque yo, cuando agarro... ¡agarro!

- Agarratum est, se dice en latín, y qué bien suena.

¡Ya te agarré! se dice en castellano, y tampoco suena mal, sobre todo dependiendo de qué sea lo que agarraste.

A continuación unos sonetos dedicados a la familia, donde se abarca poco y se aprieta menos.




UNO
Un soneto me pidió mi hermano
y en aquel momento le fue dedicado,
uno de mis primos también lo ha pedido
y aunque no podré dárselo en la mano

lo pienso, medito y al final calculo
que no queda forma ni rima decente
si yo se lo mando, como alguna gente,
habrá imaginado por donde yo intuyo.

La prima tampoco se ha quedado atrás
y pide con justicia lo que corresponde:
quiere su soneto, no faltaba más...

es razón tan fuerte aquella que expone
por qué a su pedido no debo fallar,
y no es sólo aquello que ya se supone.



DOS
La prima me quiere y yo la idolatro,
el primo sospecha, se pone saltón,
y yo no imagino que llegue a la acción
ni que me haga escenas de teleteatro.

¡Cómo se complica la literatura!
aunque yo la ejerzo con tal dignidad
mi puro soneto quisiera acabar
antes que la cosa se ponga más dura.

Para mi primita, todo el alfabeto,
y seguro estoy que se ha de alegrar
porque de sus gustos conozco el secreto;

y para mi primo quedó este terceto
con el cual espero poderlo agradar,
a pesar que él lo pidió completo.
~

3 comentarios:

  1. Ricardo, ese eres tú, ¿y no quieres que me ría?, ni de a vainas, me ha gustado tu prefacio, y más el poema, pícaro a tu estilo, muy bueno todo.

    Fernando Atala

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    Respuestas
    1. Así es primo... la cabra siempre me arrastra al monte... es como una fatalidad.

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  2. Pobre cabra, triste será su vida al haberse metido con un poeta.

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