domingo, 20 de enero de 2019

PÁGINAS PROHIBIDAS: Otra visión de la prostitución




Defensa del putero


Ya sé que me estoy metiendo en campo minado, en camisa de once varas y en la boca del lobo, como decían las abuelas de antes, porque las de ahora están en otra cosa. Este escrito ya tiene bastante tiempo esperando el momento adecuado para su publicación, el cual nunca llega, por lo tanto, que salga ahora de una buena vez porque ya me está estorbando en el archivo. Allá va... a la buena de... bueno, a la buena suerte. No le haré mayor publicidad, que lo lea solo quien lo encuentre.

¿Qué es un putero? Definamos primero los términos para entendernos mejor; un putero, para efectos del presente estudio; es aquel individuo de sexo masculino que paga a una mujer (obviamente de sexo femenino) denominada puta, para obtener sus servicios. Qué feo suena así, dicho con crudeza; por eso las damas que ejercen el oficio se acicalan de tal manera que la parte fea no se note mucho y quede en segundo plano, así logran atraer mejor al cliente.
Intentemos de otra manera: un putero es aquel individuo del sexo masculino que paga a una señorita denominada putilla, que no solo está de acuerdo sino que se insinúa y promociona, para que se deje hacer y/o haga ciertas cosas.
No hay caso, creo que quedó peor; ustedes dirán.


Como puede verse, el individuo que hace uso de lo que la mencionada ofrece, se gana el título de putero; entonces he aquí la primera incógnita a develar: ¿El susodicho sujeto es un putero o solo está puteando? felizmente en castellano tenemos esa importante discriminación entre ser y estar, lo que no ocurre en todas las lenguas; en inglés, por ejemplo, si estás, ya eres, y se acabó; no se hacen problemas con sutilezas de ese tipo (son demasiado tajantes o no les da el cacumen, una de dos).
No soy yo la persona más adecuada para hacer esta defensa del putero, también llamado putañero; palabra de la que hasta el diccionario de la RAE se avergüenza, pero como la tiene que definir, se limita a mencionar que putañero es un adjetivo equivalente a putero; creyendo que se evita el bochorno, como si este último fuera más elegante. Si buscamos putero nos dice algo más: "Dicho de un hombre que mantiene relaciones sexuales con prostitutas" (No aclara si paga o no paga, ni qué sucede si la cortesana le ofrece una muestra gratis, o si es una buena amiga que es prostituta pero que alguna vez le hace el favor), aclarando lo obvio: que se trata de un adjetivo malsonante... y ¿cuál sería la forma bien-sonante de expresar tal vocablo? - Pues si no la hay, se tendría que inventar, urgente, porque no se puede aceptar tal carencia en la rica y variada lengua de Cervantes. En ambos casos agrega que también puede usarse como sustantivo masculino... ¡ah caramba! ¡como sustantivo! o sea que se puede ser putero. No sé si con eso ya aclaramos la anterior incógnita.
Decía que yo no soy la persona más adecuada para tratar el tema...

- ¿Por qué? ¿Nunca utilizó el servicio?

- No sea impertinente, oiga, encima de chismoso, es metiche... ¿y a usted qué le importa?

Con o sin experiencia personal, lo cual no viene al caso, se puede observar que cuando se trata el tema, por lo general se considera al putero como a un delincuente, un depravado, el principal culpable de que exista la prostitución... pobre prostituta, dicen que se prostituye porque hay demanda, o sea que sería una especie de mártir con una tan irrefrenable vocación de servicio que no puede ver a un necesitado y solo por eso se dedica al oficio. Si fuera así, para comenzar, cobrarían menos o hasta lo harían gratis para sentir realizada su vocación de servicio... pero no, bobas no son, claro que cobran, y caro. Muchas veces ni les importa si se trata de un pobre hombre, tal vez un joven modesto, urgido por la exigencia hormonal, que se gasta lo ganado en una semana en lo que la pseudo-benemérita se gana en un abrir y cerrar de...  digamos ojos, para no ser vulgar.
Debe haber puteros malos, sin duda, maltratadores; como en todo, hay de todo; pero así como no podemos meter a todas las prostitutas en el mismo saco, porque no entran y además nos saldría muy caro; tampoco podemos tratar por igual a puteros avezados, sinvergüenzas, y a pobres víctimas del inclemente encanto que derraman y derrochan las agraciadas, o desgraciadas algunas, que aprovechando y abusando del influjo natural que saben bien que poseen, someten a sus desamparadas víctimas y hasta los arrastran a cometer turbias acciones; porque muchos son víctimas y no victimarios.

Otra cuestión que se saca como arma para atacar al humilde usuario es la polémica acerca del destino final del dinero recabado, pero olvidan mencionar que lo que hagan ellas con su plata ya no es asunto del cliente; se dice que algunas trabajan para otro, u otra; elementos estos que trafican con el cuerpo de la infeliz mujer si ese fuera el caso... y ¿es culpa del putero, acaso? Y no olvidemos que existen muchas putas felices, de lejos más felices que la mayoría de sus clientes, las mismas que se dedican a la "profesión" (ya no oficio) porque les da la gana, porque es lo único que quieren hacer y además les gusta. Hasta hay madres que inculcan en sus hijas esta inclinación para solucionar los problemas de toda la familia. ¿Por qué no se van contra esa gente en vez de ensañarse con algún pobre putero de a dos por medio? Lo verdaderamente feo de esta situación está en el intermediario, si ese fuera el caso: el proxeneta (¡que nombre más feo! que se joda) o caficho (¡peor!)
Para resumir: el hombre, por más patriarcal que sea el sistema, no es necesariamente el "prostituyente" ni el culpable, porque ya la mujer pre-histórica había descubierto el valor de lo que tenía allí y aprovechar la demanda le habrá parecido lo más natural del mundo, del mundo pre-histórico en este caso, y siguiendo con la tradición, vemos que hoy en día la prostituta ya está en su esquina antes de que el tipo haya pensado siquiera en salir a la calle.

- Para no ser del ambiente, parece que sabe mucho.

- ¡No sea mal pensado, oiga! Para qué están los informes, las estadísticas, los estudios... no hay que ir a la luna para saber que no es de queso.

Hay mucho más para tratar sobre este polémico asunto, en lo que creo que estaremos todos de acuerdo es en que no parece que la actividad que nos ocupa (es solo una forma de decir, no se alarmen) vaya a terminar algún día, al menos no por falta de vocación de las pupilas, la cual ha atravesado por todas y cada una de las diversas formas de organización social por las que ha transitado la civilización, por lo que mejor vamos cerrando la cuestión. Aunque esta página suele terminar con algún poema alusivo al tema tratado, yo me niego rotundamente a componer versos sobre algo tan escabroso, discutido y peliagudo, por lo tanto, recurro al "anónimo veneciano" (¿alguien sabe qué es eso?) para expresar poéticamente, no mi punto de vista, sino lo que todos saben y quieren disimular.
El poema tiene versos a los que les falta una palabra que el lector inteligente deberá completar al leerlo, porque yo, groserías no escribo...






Putero



Para rimar con putero
anonimato requiero
mientras quien lee disfruta
y sueña con la gran...

Si pido una rebajita
la funcionaria se agita
mas quien le paga un montón
es solo un triste ...

yo soy un hombre decente
al igual que mucha gente
y no quiero amor impuro
por más que lo tenga ...

pero si sé de algún pingo
que sea fija el domingo
como cantaba Gardel
tal vez si vaya al ...

aunque se hagan los estrechos
y renieguen de los hechos
que saben mucho calculo...
¡no pongan cara de ...!
~

1 comentario:

  1. Ricardo, muy bueno tu análisis del putero, pero de hecho el putero es y está, porque si no estuviera, no se realizaría el acto y la fulana saldría perjudicada, esta vez económicamente, porque alguien la perjudicó antes, y tanto le gustó, que todas vieron una manera fácil de ganar dinero, unas más y otras menos, dpendiendo de las curvas.

    Dejo constancia que no lo digo por experiencia, pero no pongo las manos al fuego por la palabra que has analizado.

    Tu poema, bestial.

    Fernando Atala

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