Los ladrones están desnudos

Antesala del infierno

Todos recibieron coimas, sobornos o como se quiera llamar a ese sucio dinero que llega a unos y es robado a otros. Porque eso de obras y presupuestos es sin lugar a dudas un juego de suma cero: si uno gana es porque otro pierde. Quien pierde siempre es el pueblo simple y llano, porque es al Estado - ese idiota sobre-dimensionado en los presupuestos pero raquítico en las obras - al que secuestran, roban y violan día tras día quienes están a cargo de mantenerlo y cuidarlo.

El político deshonesto es una espantosa ampliación del policía ladrón: es mayor su cobardía y también mayor el daño que causa.

La novedad no es que se sepa, porque ya se sabía, tampoco es que se acuse, porque ya se acusó antes y nunca pasó nada; la novedad es que ahora las acusaciones son públicas y oficiales y las chicaneadas también, y estamos dando un espectáculo de vergüenza a niveles hasta ahora inéditos. Todos podemos ver que los ladrones están desnudos.

La cochinada se supera a sí misma.

La ratería y la prepotencia muestran su sucia cara y su horrible mueca aun a quienes no quisieran verlas, no hay cómo disimular, y sin embargo pareciera que lo disimulan. Una contradicción que solo cabe en estos curtidos delincuentes que saben que no les queda más remedio que negarlo todo, hasta conseguir huir o escurrirse, o hasta ser atrapados por la fuerza pública y llevados a prisión. Y todavía en ese último supuesto, tendrán la conchaza de recurrir al truco de la chompita cubriendo las esposas y la sonrisita cínica con saludos a inexistentes simpatizantes para salir más o menos pasables en los medios porque siempre están pensando en regresar; se descubre así la clase de bastardos que son.

El pueblo es inocente, creen algunos ilusos, solo hace el papel de víctima. Pero si cualquier individuo de ese llamado pueblo - abstracción dudosa aunque muy utilizada por los grandes estafadores del electorado (otra abstracción) - si uno de ellos llegara a cierta posición de poder, lo más probable, cerca al 99 % de los casos, es que también robe, se deje llevar por la costumbre y el sistema podrido que está instalado desde antes de la creación de esta dudosa y mendaz república democrática que cargamos como una cruz.

- Oiga usted ¿Acaso no sabe que la democracia, a pesar de sus defectos, es el mejor sistema político que jamás ha existido?

- La democracia sí, pero no este amasijo putrefacto. 

Luego de escribir con tanto pesimismo, uno se ve en la obligación moral de proponer alguna solución a los hipotéticos lectores; aunque tampoco estaría tan mal dejarlo todo así, en el puro lamento, en el oscuro callejón sin salida; pero creo, personalmente, que hay una tenue luz a la distancia, que se puede apagar en cualquier momento - algo que no es seguro ni garantiza nada - pero al menos tiene el beneficio de la duda, lo que no tiene el estado de cosas actual que es un fracaso seguro. La débil esperanza es una constituyente elegida de manera informada, honesta y democrática.

- ¡Otra vez!

- Sí, pero esta vez sin trampas.

Y aquí estoy, esperando el jueves, para asistir a un capítulo más de este vergonzoso papelón nacional.

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