domingo, 26 de noviembre de 2017

Soneto para estarse quieto

Dragon Ball
Tentando al pobre viejo ¡qué chico de...!

Pasando cierto número de años, (no es mi caso, todavía) hay actividades que es mejor no practicar en exceso; ir dejando de lado las cosas de la juventud, con elegancia, con clase, es mejor que hacer un mal papel o peor todavía morir en el intento, como dicen que le sucedió a un caballero de tan solo cincuenta y pocos años que fue hallado desnudo, con el  elemento profiláctico puesto y unas pastillas sobre la mesita de noche, al lado del velador... nunca mejor denominado ya que en esa oportunidad fue el único que lo veló pues la causante del infarto se fue rápidamente, tras notar que el individuo estaba duro pero la cosa blanda, cuando lo ideal sería la cosa dura y que el individuo se ablande, sobre todo a la hora de pagar por el servicio; porque según cuentan, el trabajo lo hacía con una profesional del ramo, y no se hagan a los mensos de preguntar de qué ramo.

- ¿De qué ramo habla?

- ¿No dije? ...siempre habrá uno.

Este tipo de accidentes no es raro, pero hay una cuestión que me inquieta: si estos caballeros (porque ya supe de varios) dieron la vida por hacerlo, yo me pregunto -porque muchas veces no se sabe o no se dice en los noticieros- si es que lo hizo o no lo hizo. Me parece que ese aspecto de la noticia es crucial, deberían dejarlo bien claro.

- Pero si el fulano está muerto ¿qué mas da?

- ¿Cómo que qué más da? Si murió por ello, el público quiere saber si pudo o no pudo.


Antes no había esas cosas, se tomaba jugo de maca, se comía cebolla (tenía que ser tolerante la pareja), se tomaba un buen chilcano de pescados y mariscos (que te dejaba dormido), y cosas por el estilo; pero ahora, con una pastilla quieren resucitar al muerto y muchas veces el tiro les sale por la culata y terminan liquidando al moribundo.
Más vale el pájaro en mano, aunque sea desplumado... o más vale el animal blandengue antes que el propietario muerto, por eso...

- Ya sé ¡una poesía!

- Adivinó, y se trata de un soneto:



Soneto para estarse quieto


Tranquilo me dijiste
y yo te comprendí,
porque siempre te vi
como amiga que fuiste;

tranquilo aun insistes
y claro, te hago caso,
si nunca me propaso
aunque en mi ser subsistes.

Tranquilo me reclamas,
y bien pude entenderte
pues ya estoy en piyama;

soñando he de tenerte,
porque mi cardiograma
se empeña en absolverte.
~

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