domingo, 15 de octubre de 2017

Otro octubre


Imagen de PortaLuz.otg


Quisiera escribir cosas alegres, llenas de optimismo, de cara a un futuro rico, feliz y promisorio. Donde la amistad, el amor y la solidaridad entre hombres y mujeres de bien sea lo normal. Donde no haya guerras, donde se juegue el fútbol sin barras bravas y donde no sean necesarios policías ni controles; quisiera que las letras se regocijen y formen solo palabras bellas, palabras buenas, palabras que dé gusto pronunciar, quisiera...

- ¿Qué pasó mi estimado? ¿Se golpeó la cabeza?

- Tiene razón... ya es mucha dulzura, y el horno no está para bollos.

Bueno, estamos en octubre, mes muy especial en Perú donde se vive la devoción del Señor de los Milagros, que no es otro que el mismo Jesucristo pero pintado en tiempos del virreinato (1651) por un esclavo angolés en un simple muro que según la tradición resistió al menos dos terremotos, uno en 1655 y otro en 1687. Lo adoraron primero los esclavos del barrio de Pachacamilla porque estaban seguros que fue la imagen del hijo de Dios la que sostuvo los sencillos materiales y los mantuvo intactos mientras todo alrededor se desplomaba; es por eso que la imagen es tan venerada hasta hoy; además, cuando el virrey Conde de Lemos se hizo su devoto, la veneración se extendió por todas las clases sociales.


En el año 1746 otro terremoto asoló Lima, y ya conocedores de la experiencia anterior, una copia de la imagen del mismo cristo pobre fue sacada en procesión y la tierra dejó de temblar - la verdad es que con o sin procesión los terremotos no suelen durar mucho - y se atribuyó el hecho a la imagen, consolidándose su fama de milagroso, sobre todo tratándose de terremotos.

- Oiga usted, no me diga que no cree en el Señor de los Milagros.

- Ni le digo ni no le digo, ninguna falta que hace.



También octubre es el mes de las corridas de toros (que no son de mi agrado, salvo la música) y de los pegajosos turrones de "Doña Pepa", un dulce peruano de mucha aceptación; cómo será de rico que lo comen chicos y grandes a pesar de las dificultades que conlleva su consumo; asunto este último algo discutible, pero si ya comió uno podemos conversar.
Lo que trae octubre, si no se me escapa alguna cosa (algún evento, festividad o acontecimiento, no sean mal pensados) es eso: devociones, tradiciones... y glotones.


Además de lo festivo tenemos una serie de situaciones que desgraciadamente también se están volviendo tradicionales, sin ser exclusivas de octubre, que nos muestran el porvenir menos simpático y esperanzador de lo que quisiéramos y nos hacen desear creer en milagros y portentos (aun a los incrédulos),  porque si el Señor salvó la humilde pared en que estaba retratado, tal vez con nuestros ruegos y procesiones nos salva el país que se derrumba por causa de tantos sinvergüenzas y ladrones ¡Cómo quisiera creer! pero si no hacemos algo por merecerlo, parece que el milagro no será posible. Bueno, esto es lo que hay:





Otro Octubre



Otra vez llegó octubre con sus pasos 
de procesión, sus cirios, los balcones,
los palcos y los toros, los turrones;
las nostalgias, dolores y fracasos.

Avanzando el Señor deshace alfombras
con flores y sudores dibujadas
en calles y veredas trajinadas
por mujeres, devotos y por sombras.

Otro octubre nos viene a ver y acaso
nos libre de los sustos y temores,
corrija a sinvergüenzas y ladrones
y aumente el optimismo que es escaso.

Hemos roto los lazos del pasado:
de Chavín, Moche, Nazca y Tiahuanaco,
de los incas, los huancas; y esos huacos
puestos en una pila, amontonados,

cada día que pasa los perdemos;
ya no hay vuelta atrás, nadie lo quiere,
el destino común que nos conviene
soñamos alcanzar y no sabemos;

nuestra historia común hoy ignoramos,
nos distraen las fiestas, el derroche,
la diversión procaz, el trago, el coche,
y a mujeres y amigos los usamos.

Octubre nos encuentra empantanados,
hundidos hasta el cuello en la mentira,
la estafa general, hiede y transpira,
habiendo cada vez más contagiados.

Se va a perder la patria, no se crean
que ya tiene el futuro asegurado,
así como la hemos heredado
la van a exterminar los que carnean

la res pública*, por vaca la han tomado,
como buitres se hartan y carcomen,
hasta lo más sagrado descomponen;
el honor y el decoro se ha borrado.

El día todavía no ha llegado,
pero está cerca y no les quepa duda,
del estertor final de tantos judas
que veremos arrastrarse cual gusanos.
~

* Res pública: Cosa pública, etimológicamente es el origen de la palabra "república".



2 comentarios:

  1. Si, octubre, el mes morado en el Perú, el mes del Señor de los Milagros que bien has descrito, esperemos que con tus ruegos y tu fe, sumada a todos los devotos, yo no lo soy, hagan que el Señor desaparezca a toda politiquería peruana y haga florecer una nueva generación de verdaderos patriotas que sirvan al país de todo corazón y con toda honestidad y patriotismo.

    Fernando Atala

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  2. Esta vez el poema transmite emociones bastante tristes....cierto pesimismo....es que la situacion universal, no solo en Peru, es deprimente en cuanto al futuro que se espera con la mayoria de gobernantes del mundo entero. Son muy pocos los que realmente hacen algo por el bienestar del pueblo, la mayoria solo esta para asegurar sus propios intereses. Pero lo peor es que el destino de la humanidad esta practicamente en manos de gobernantes egoistas, de mezquinos intereses, muchos con el deseo de hacerse relevantes sin importarles pisotear los derechos de tantos otros paises que tal vez no tienen el poder necesario ni tampoco el apoyo para defender sus legitimos derechos.

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