domingo, 17 de enero de 2016

Romance correspondido



Se dice que las penas llevan a componer mejores poesías que la dicha y la felicidad... no recuerdo quién lo dijo, o si alguien lo dijo, en todo caso aquí lo estoy diciendo yo, que ya es algo.
Es que la felicidad o los momentos de dicha no son los mejores para llevar a la reflexión, al pensamiento, menos a la composición poética, porque si uno está en pleno jolgorio no se va a poner a escribir, me parece; en todo caso se puede hacer después y entonces ya asoma la nostalgia de lo vivido, sentimiento cercano a la pena de recordar dichas pasadas.
Pero no quiero decir que no se pueda componer con alegría, si lo sabré yo que tantas veces lo he intentado con diversos resultados. O sea, en conclusión: de que se puede, se puede, pero las penas siempre darán mejores poesías que las alegrías (las penas solas no, alguna habilidad literaria hay que tener, se sobreentiende), y si no me creen, vean nomás lo que sigue, y estarán de acuerdo en que hay cosas mejores, no necesariamente mías, claro.
Aquí un ejemplo de poesía feliz: 





Feliz contigo



Soy feliz teniéndote a mi lado
oyendo tu voz que entona mis días,
si tú no estuvieras no sé lo que haría,
creo que mejor me quedo callado
porque conseguirte mucho me ha costado
y como de amor esta rima trata
estuve muy cerca de meter la pata;
se nota muy bien que he rectificado
porque yo te quiero sin hacer alarde;
te aviso, esta noche voy a llegar tarde.

Tu mirada me embarga de cariño,
son tus ojos bonitos, color miel,
más si miras con saña, dura y cruel 
trato de suavizarte y no te riño
es por éso que te pido un guiño
que me diga que soy tu preferido
sin importar las cosas que me olvido
o si en mi aspecto ves un desaliño.
Espero que no estés malhumorada
sólo porque llegué de madrugada.

Tu sonrisa que no se borre nunca,
entre todos, tu mejor atributo
y sin duda el que yo más disfruto,
expectativa que jamás se trunca
aunque esté perdido en la espelunca,
con bello gesto la bruma diluyes
y entonces ves, percibes e intuyes
emociones variadas cual la brunca,
no te sientas molesta ni turbada
que igual que tú, nadie ha entendido nada.

Tu cabello que juega con la brisa...
- ¡Oiga usted, éso todos lo repiten!
- Pero también los más tercos admiten
que juegan sin pausas y sin prisa.
Y si hay alguno al que le cause risa,
ya somos dos, pues yo también me río
y a pesar de la risa lo porfío
que nadie me adelanta en la pesquisa,
al final si no juega que me importa
si tan sólo de verlo reconforta.

Son tus manos las que hacen maravillas
en cosas culinarias y en las otras,
mueves, bates, agitas y hasta empotras
preparados, mejunjes y mezclillas;
en la alfombra, en la mesa y en las sillas
tu enorme habilidad no tiene freno
y creo que lo dicho ya está bueno
porque hasta el más menso ya lo pilla.
¡Qué gran habilidad tienen tus manos,
podrías anudar a dos gusanos!

Tus pies... extremos de tus lindas piernas
tus piernas... no dejan admirar tus pies,
no sé si es al derecho o al revés
o se me cruza la corriente alterna,
se notan suaves, firmes y tan tiernas
que dejar de mirarlas no se puede
ya sea que vengas, vayas o te quedes
están siempre ante mí, pues son eternas.
Son para caminar porque se mueven,
donde quiera que vayan... que me lleven.
~

2 comentarios:

  1. Ricardo, ya estoy acostumbrado a tu estilo, pícaro, fino y alegre, me ha gustado mucho este poema, felicitaciones.

    Fernando

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  2. Se hace lo que se puede... mientras se pueda...je je

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