miércoles, 13 de enero de 2016

Cuando me pongo romántico.









- Cuando me pongo romántico hago llorar a cualquiera.

- ¿Tan mal escribe, oiga?

- ¡No hombre! Digo que puedo ablandar hasta a las piedras...

- Éso hacían los incas, me parece... ablandaban las piedras para darles la forma necesaria.

- Pierdo mi tiempo con usted, monolito insensible y resbaloso.

- ¿Resbaloso?

- Sí, le resbalan mis palabras, no las entiende.

Escribo para quienes entienden las palabras y sienten lo que éstas significan, que se emocionan ante las emociones de otro y las hacen suyas leyendo algunos versos, como los de Pablo Neruda:

". . .  Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería..."


Escribo para las personas sensibles, para quienes se conmueven todavía con las rimas de Becquer, por ejemplo ésta, la rima XXX

"Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón...
habló el orgullo y se enjugó su llanto
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro,
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: '¿Por qué callé aquél día?'
y ella dirá. '¿Por qué no lloré yo?' "


¿Quién no tuvo una historia parecida a ésta? No sé si es más dichoso quien las sufrió o quien se libró de esas penas, porque son penas hermosas, de las que me imagino que quien no las tenga pueda lamentarse más que quien las tuvo.

- Masoquista, oiga usted...

- No, lo que digo es que hasta las penas tienen su belleza.

Y aquí están mis versos tristes, no importa si es de noche, si brilla el sol o está nublado... pero un día gris no estaría mal para acompañarlos.


DOS PALABRAS



Quedó el sueño tirado en el olvido
y esperanzas cansadas de esperar,
sufrir mil veces antes que olvidar
la pena constante de no estar contigo.
Hoy sé dónde estás, lejos de mi lado,
que con otro amor borrarme has querido,
no lo conseguiste, tampoco has podido
remediar la pena que nos hemos dado;
creo que tan sólo me queda la muerte
como última escala para poder verte.

Si estas blasfemias hieren tus oídos
con tales palabras no quiero angustiarte,
he guardado otras para dedicarte
que más que palabras parecen suspiros,
a nadie jamás las he recitado,
dárselas a otra lo tengo prohibido,
desde que te fuiste las he suprimido
y antes que decirlas más bien he llorado;
sólo dos palabras que son mi tesoro
guardo para ti, y dicen te adoro.

~~


2 comentarios:

  1. Ricardo, muy bonita la poesía, pero ¿no hay romanticismo sin dolor, sin correspondencia, sin ruptura?, yo creo que si.

    Fernando

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    Respuestas
    1. Creo que sí puede haber esa clase de poesía, por supuesto... pero... a mí no me sale.
      Imagínate en el cielo, entre ángeles, nubes y música sacra... ¡Qué aburrido!

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