miércoles, 19 de marzo de 2014

POETAS INVITADOS: Carlos Alberto Boaglio

Carlos Alberto Boaglio


Esta vez es un contemporáneo, un joven poeta que emociona y gusta, con toda razón, y que con un bello poema logra la atención de mucha gente que lo lee y lo comparte. 
Hoy volví a leer a este autor; además del gran afecto que transmiten sus palabras, el ritmo y la musicalidad que le da la delicada rima es admirable. Emociona y a la vez reconforta. Lo hemos leído en facebook en varias oportunidades, gracias a la generosa colaboración de amigos que aprecian no sólo el arte sino la parte más humana y sensible de la vida. Se emocionan con las palabras y pensamientos de Carlos Alberto Boaglio y los sienten propios. Los sentimos propios porque él supo plasmar lo que muchos quisiéramos transmitir a nuestros seres queridos, y con su arte nos brindó la manera de hacerlo... ¡y cómo!
¿Pero, quién es él? - Si no me atrevo a describir a una persona que conozco, menos entonces a alguien que no he visto nunca y sólo se me ha revelado por una poesía, que seguramente no será la única. Me limito a decir lo que sé, que es argentino, de Córdoba; lo que no dice mucho más que si yo explico que soy peruano, nací en Lima y viví en Huancayo.
Pero, para quienes quieran saber más, aquí está su facebook:
https://www.facebook.com/carlosalberto.boaglio
 
 


Cuando yo me vaya

Carlos Alberto Boaglio
Poema publicado el 30 de Abril de 2009

Cuando yo me vaya, no quiero que llores,
quédate en silencio, sin decir palabras,
y vive recuerdos, reconforta el alma.

Cuando yo me duerma, respeta mi sueño,
por algo me duermo; por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada,
y casi en el aire, con paso muy fino,
búscame en mi casa,
búscame en mis libros,
búscame en mis cartas,
y entre los papeles que he escrito apurado.

Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco
y puedes usar todos mis zapatos.

Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,
y cuando haga frío, ponte mis bufandas.
Te puedes comer todo el chocolate
y beberte el vino que dejé guardado.
Escucha ese tema que a mí me gustaba,
usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,
corre hacia el espacio, libera tu alma,
palpa la poesía, la música, el canto
y deja que el viento juegue con tu cara.
Besa bien la tierra, toma toda el agua
y aprende el idioma vivo de los pájaros.


Si me extrañas mucho, disimula el acto,
búscame en los niños, el café, la radio
y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte.
A veces es más triste vivir olvidado
que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma,
no me lleves flores a una tumba amarga,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su marcha.

La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté más.

Los hombres que “viven” no se mueren nunca,
se duermen de a ratos, de a ratos pequeños,
y el sueño infinito es sólo una excusa.

Cuando yo me vaya, extiende tu mano,
y estarás conmigo sellada en contacto,
y aunque no me veas,
y aunque no me palpes,
sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces, un día, sonriente y vibrante,
sabrás que volví para no marcharme.

De el libro "En voz baja"
www.carlosboaglio.com.ar










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