sábado, 4 de enero de 2014

¡NO SÉ CÓMO ME ATREVO A PUBLICAR ÉSTO!


¡QUÉ ORDINARIA!

*
Mujer de apariencia lupanaria
cabello largo, morocha, alta y delgada,
alguna parte gruesa exageraba
el volumen de la zona pasionaria.
*
Yo iba acompañado, por desgracia,
porque si estaba solo en ese instante,
seguro la llevaba por delante
sin trámite ni mucha burocracia.
*
La dama que a mi lado se encontraba
no pudo ser ajena a tal fanfarria,
así que al percibir lo que pasaba
incómoda exclamó ¡Pobre ordinaria!
*
Muy cierto, confirmé, no tiene clase,
mira nomás que pinta, que colores,
mientras que mi otro yo, entre sudores,
evitaba que mi dama me abollase
*
Observa bien, le dije, ni camina
como a una señorita le conviene,
con tal pretexto ponía el ojo encima
de lo que apenas el brasier sostiene.
*
Me costaba bastante más trabajo
inventar argumento que permita
por lo menos dar una miradita
y poder estudiarle lo de abajo.
*
Con cuidado de no mostrar relajo
inventé cualquier observación,
consiguiendo enfocar el pantalón
que exhibía bellísimo altibajo*.
*
Y llegando a finales de la cita
sobre modales y cosas de ese estilo,
aproveché que la tenía a tiro
para extasiarme con esa cinturita.
*
Prosiguió contoneante la ordinaria,
dejándome triste, mudo y cabizbajo,
imaginando que con un yerbajo
le haría la faena en forma diaria.
*
¡Qué ordinaria mujer... por mil demonios!
¡Qué vulgar, qué tosca, inelegante!
Si la vuelvo a encontrar no sé si aguante
mostrarle mis modales y accesorios.
*
¡Yo le enseñaré a esa chabacana
las cosas que seguro le hacen falta,
que a señoras decentes sobresalta
generando inquietud, qué tal macana!
*
La ropa es para usarla con decoro,
no meterse en pantalones que revienten,
los movimientos han de ser decentes
sin provocar la furia de algún toro.
*
Caminas tranquilamente impúdica,
con grosera presencia me arrebatas,
cómo molestas, trastornas y maltratas,
ardiente, destapada y tan fatídica.
*
Te miro por partes, episódica,
que si quisiera abarcarte toda
terminaría en tan completa joda
que pondría en duda la prosódica.
*
Trataré de instruirte en lo que pueda,
ponerte algún ropaje más decente,
y después, con afanes de docente
trataré de quitarte lo que queda.
*
¡Ah ordinaria! quedaste en mi memoria
cual monumento impúdico al placer,
muy poca cosa podía luego hacer
pues te alejaste cual ave migratoria.
*
*con tanto material reventando debajo.
~ o ~

2 comentarios: