FILOSOFÍA A LA HUEVADA
Con
éste inauguramos una serie de estudios e incursiones en temas varios
que por esta vez se llama "Articulo1 Dominical" porque sale en domingo, si sigue saliendo los domingos se
seguirá llamando de la misma manera y si no, pues no. Aclarada tan
importante cuestión entremos de lleno a lo que nos ocupa, La
Filosofía a la Huevada:
No
es cualquier cosa, así como preparar Corvina a la Meniere, Huevo a
la Rusa o Lomo a Caballo, la filosofía a la huevada requiere ciertos
conocimientos y actitud que no son fáciles de encontrar en los
pseudo filósofos de la actualidad, porque desde que nos dejaron
Mario Moreno (Cantinflas) y antes Arturito2
no ha habido más estudiosos que en verdad merezcan el título de
amantes de la sabiduría.
Mas
la verdadera dificultad en tratar este delicado capítulo del saber
está en que la posibilidad de salir embarrado, desprestigiado o mal
parado, es bastante alta, prácticamente una certeza, mientras que la
expectativa de lograr algún renombre en esta categoría es cercana a
cero pero por el lado de abajo, o sea del menos cero coma tantos por
ciento; por no decir lo siento: directamente nula. Es por éso que
ningún estudioso serio y con alguna reputación se arriesgaría en
esta ciénaga de conceptos contradictorios y teorías descabelladas
que a la vuelta del siguiente recodo podrían muy bien convertirse en
sesudas y aceptadas verdades, quien sabe si hasta experimentadas y
comprobadas. La huevada es como la arena movediza o el horrible
tragadero ése de las películas de Tarzán, donde te hundes poco a
poco ante la vista y paciencia de todo el mundo, implorando una mano
amiga o una rama salvadora que nadie se atreve a brindarte por temor
a hundirse contigo para siempre en las oscuras profundidades del
desprestigio.
La
huevada es peligrosa y traicionera. Confusa y desconcertante. Es por
éso que te pierde, te enajena, te trastorna y … te huevea.
¿Qué
me impulsa entonces a acometer semejante tarea? Obviamente que no es
el deseo de lograr algún brillo o algún lustre que adorne mi aún
inexistente prestigio, pues por ese lado ya he aclarado que no se
puede esperar ninguna honra. ¿Es un impulso suicida entonces? ¿O
tal vez un afán, humano, demasiado humano (Nietchze3
dixit) de figurar en los anales, o casi ya en el ano, de las más
osadas aventuras intelectuales?
Tampoco.
Mi
inquietud va más allá de las prosaicas motivaciones terrenales, voy
pisando más bien las elevadas cumbres del sacrificio y del
desinterés, me mueve sólo el deseo de completar un estudio tan
manoseado como inconcluso y desclasificado, además de desordenado,
abandonado y mal tratado por sujetos carentes de la más mínima
preparación para empresa tan complicada además de urgente. Si ésto
no se ordena y se arregla, si no se clasifica como debe ser y se
acomoda cada compleja elucubración en el lugar que le corresponde,
estamos todos en riesgo de perecer en el ignominioso océano de la
ignorancia y lo que es peor, de la mismísima huevada, que nos acecha
desde todos los ángulos y perspectivas. Especialmente desde los
gobiernos, secuestrados por los más desaforados huevones a vista y
paciencia de todos los demás huevetas.
Me
explico: la filosofía de la huevada está siendo tratada por los
mismos sujetos que deberían ser motivo de estudio, o sea los
huevones, conocidos también en otras latitudes como boludos,
pelotudos o pendejos (en su acepción de bobo, tonto o cojudo. Para
más detalles, quien quiera profundizar en el tema, remitirse a mi
estudio sobre pendejos, pendejas y pendejadas, en este mismo
blog).
Como
decía más arriba, los sujetos de estudio, por una confusión de
criterios, comprensible pero de ninguna manera justificable, se creen
con derecho y capacidad de desbrozar tan complicado itinerario que se
pierde entre las inhóspitas junglas de lo ignoto. Así, con ese
atrevimiento que sólo la ignorancia proporciona, creen hacer y
deshacer tesis, hipótesis y teorías con alegre desparpajo y
sorprendente irresponsabilidad. No son ellos los llamados a
determinar cuál es la huevada y cuál no.
No,
caballeros, la Huevada no es cualquier huevada, y si aplicamos por
ejemplo el enfoque Schopenhaueriano de la cuádruple raíz del
principio de razón suficiente y la enfrentamos a su versión latina
sobre la visión y los colores teniendo en cuenta además la voluntad
en la naturaleza, que existe, por supuesto, así como “La”
Apocalipsis de Violeta
Lo Re, que para los incrédulos
dejo la prueba de ello aquí mismo, porque mi trabajo se apoya en hechos reales y no solo en
los elementos tratados, o sea en huevadas.
-
Oiga usted, parece que goza con la palabreja esa... la usa
demasiado.
-
Si. Y usted... ¿Qué tiene en contra de la huevada? ¿Es acaso un
antihuevadista disimulado que pretende atacar mi legítima posición
huevática valiéndose de descalificaciones a-priorísticas del
referido término en estudio?
-
Bueno, ya... mucha huevada....
-
¡¿Mucha huevada le parece?! - ¡Pues espere usted, que ésto
recién empieza!
Es por esa clase
de descalificaciones carentes de argumentación que estamos metidos
hasta el cuello en toda esta huevada. Hoy día cualquier inepto que
se quiere dar de gran huevón ya se cree con derecho a determinar
acerca de asuntos huevadísticos bastante más complejos de lo que su
chatura mental es capaz de concebir.
-
¡Pero claro que ésto es una huevada! Y no le digo más por respeto
a sus lectores.
-
Y si estamos tratando precisamente de la filosofía a la huevada
¿Qué otra cosa esperaba usted?... Hay que ser bien... ya sabe qué.
Aquí queda
meridianamente claro que no hay manera de ponerse de acuerdo, porque
en cuestión de huevadas, cada uno ve una tremenda huevada en la
huevada ajena pero no ve la huevadota en la huevadaza propia. Así
todos los demás son una sarta de huevones menos el huevonazo ése
que predica sus huevadas y se cree la gran cagada.
-
¡Pero caballero... por favor... qué es ésto... ya es mucha
grosería!
-
No se me haga al huevón, que yo sé que usted está entre los
arriba mencionados.
O sea que ser un
huevón está mal, pero creerse la gran cagada es señal de
excelencia o delirio de grandeza... “¡La Gran Cagada!” Éso sí
se considera excelso, grandioso, elevado... pero ser simplemente
huevón, está muy mal visto. Deberíamos por éso considerar también
el aspecto olfatorio en el proceso de la digestión y la maceración
de la filosofía, porque ciertos apestados de baja calaña,
creyéndose justamente la gran cagada, complican gravemente el
análisis y la clasificación de las categorías
filosófico-huevático-cagadísticas enunciadas.
-
Y usted cree que con este mamarracho va a conseguir alguna clase de
público, ¿alguien que se interese siquiera en tanta boludez junta?
-
“huevadas”, si me hace el favor...
-
Bueno, en tanta huevada junta...
-
Podemos rifar alguna cosita para compensar el esfuerzo del público.
-
¡Una rifa! ¡A que niveles de mierda está descendiendo, oiga!
-
No me diga que no se ha dado cuenta de cómo está el mundo de hoy.
“Vote por éste para que gane éste otro” o “Pague dos y lleve
tres” o “Compre dos pasajes de avión y le garantizamos que su
suegra no llega a destino”. Así se maneja el marketing hoy día.
-
¿Pero no se trataba de un estudio serio sin fines de lucro?
-
Claro que sí, nadie más que los políticos saben lucrar con la
huevada, lo que estamos tratando de hacer es todo lo contrario:
¡Desahuevar a la gente! Y si hasta los testigos de jehová y los
mormones se valen de la ciencia del mercadeo, porqué nosotros, con
tanto e igual derecho no podemos valernos de esos avances?
-
Si vamos a ser serios, comencemos entonces por definir los términos
de la discusión: ¿Qué entiende por huevada? ¿Cómo se determina
quién es huevón y quién no lo es? ¿A quién o quiénes perjudica
y/o beneficia el proceso huevadístico, o dicho en otras palabras,
el desarrollo de la huevada? ¿Cómo se sabe que uno es más huevón
que otro?
-
Me parece que ya usted me quiere ver la cara de huevonazo, ¿Cómo
que “comencemos”... ¡si ya el estudio está terminado! ¡Hay que
ser bien huevón para no darse cuenta! ¡Por éso estamos metidos
en esta gran huevada de la que nos nos saca nadie!
~ o ~
1- No
falta el acento, así es como quiero expresarlo. Arti culo, algo
artístico que te articula.
2- Arthur
Schopenhauer,(1788-1860) excelentísimo filósofo alemán que
opinaba que los alemanes eran los peores filósofos, excepto él, se
entiende.
3- Friedrich
W Nietzsche,
también alemán, éste sí que era jodido y hasta le echan la
culpa de haber causado la segunda guerra mundial, lo cual es falso,
como demostraremos a su debido momento. (Debido de estar debiendo.)
Toda una huevada... por ahora no da para más... pero tal vez más adelante podrías organizar todas tus huevadas y armar un estudio profundo sobre el tema, con análisis, calificaciones, escalafón (sobre todo eso!!) y tal vez hasta un compendio de las huevadas más importantes del mundo... ahhh y otra cosa... un "Quién es Quién de los Huevones" creo que eso sería de mucha utilidad... jajajaaa!!!
ResponderBorrarSin duda la huevada propuesta me queda grande... pero es tan tentadora que en algún momento me atreveré a probar suerte con esos temas.
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