HOMO SUM, NIHIL HUMANI A ME ALIENUM PUTO
Con este título seguro que muchos se van a interesar en el Latín y en la filosofía, pero así nomás, como se dice al paso, a la ligera... como un fast food que no por rápido y práctico se disfruta menos; y me parece que está bueno, porque es el idioma que hablaban y sobre todo en que se escribían las más importantes obras literarias y científicas de la antigüedad, y además es el idioma que se puede necesitar en caso de urgencia, digamos que para un exorcismo, porque parece que también el diablo prefiere comunicarse en esa antigua lengua y por éso los que practican el ritual lo prefieren a otros idiomas. Yo opino que para mandar fuera al demonio hay idiomas que parecen más potentes... yo al demonio, si acaso me atreviera a hacerlo, lo mandaría salir en Árabe o en Alemán que suenan más fuertes y enérgicos, pero no soy especialista... ellos sabrán lo que hacen. Pensándolo bien, tal vez no haya nada más inútil en qué ocupar el tiempo que en tratar de entender el Latín (a no ser que la actividad del individuo lo requiera) y más todavía para quienes viven corriendo tras el reloj... o delante, lo que puede ser peor porque no hay nada más implacable que el tiempo y el reloj es algo así como su materialización. Por más que huyas, al final te va a alcanzar... es una carrera perdida de antemano pero que igual nos esforzamos en correrla ¡como si fuera tan divertida! Es que no nos queda alternativa.
¿Pero
quién dice que todo debe tener alguna utilidad? Hay pestañas
postizas, piercings,
tacones altos, pendientes (aretes o aros) y hasta spoilers
que no sirven para nada, sin contar muchas calcomanías y estampados
en las telas, esmaltes de uñas, tubos de escape cromados y mil cosas
más que no sirven para algún efecto práctico pero nos gustan, y
éso ya justifica su existencia y su uso... para algunos el Latín
puede ser como un ornamento que engalane el habla y la existencia...
por ejemplo es más imponente decir:
“Clavum
clavo expellere”
que
Un clavo se quita con otro clavo. Cualquier cosa que se diga en Latín
suena como más importante, más profunda y filosófica; lo mismo pasa con
el Griego; y si ya es profunda, con mayor razón: “Felicibus brevis, miseris
hora longa” que significa “La hora es corta para los felices,
larga para los afligidos", y así hay muchas cosas que podemos
decir en ese idioma de la sabiduría arcana para dejar a muchos con
los ojos como huevos fritos.
Tomemos
ahora el proverbio latino que da título a este apunte:
“Homo sum, humani nihil a me alienum puto”
no
quiere decir lo que parece ni es una grosería, sino:
“Hombre
soy, nada humano me es ajeno”
donde el aparentemente impúdico puto que aparece al final no es ningún homosexual promiscuo oculto en la filosofía sino que viene a ser algo como "pienso", en el sentido de “creo que” o "considero que" o sea que expresa una opinión, es sólo éso. Qué aburrido dirán algunos, pero sepan que el otro tampoco es siempre divertido, cuestión de circunstancias y muchos otros factores. O sea que la frase sería más o menos así:
“Hombre
soy, pienso que nada humano me es ajeno”
ahí está el puto (el pienso que) en su sitio, donde debía estar pero que normalmente en la traducción lo eliminan, tal vez por obvio o por superfluo, pero en Latín no puede faltar para darle el significado correcto.
Pero
la frase no está dicha desde la soberbia de quien se cree saberlo
todo, o acapararlo todo, sentirse dueño y señor de todo lo humano
y pretender ser la gran eminencia, hincharse de orgullo, no. Todo lo
contrario, este proverbio está pensado para aceptar a todos los
hombres con sus defectos y sus miserias, más que con sus virtudes,
es pensar que todos podemos errar, caer, que lo humano que cada uno
tiene lo expone a caer tan bajo como el que más, y por lo tanto
debemos ser magnánimos y generosos con nuestros semejantes. Jamás
pensar... “¿yo? ¡Nunca!” o “Éso no va conmigo”, cuidado,
porque nada humano nos es ajeno. Pero no confundirse tampoco y querer
tomarlo como una justificación para cometer cualquier aberración;
una especie de licencia 007 moral (licencia para matar), no.
O
sea, ves por ejemplo a un traidor, a un infame embustero o a un
miserable ladrón... y piensas: "Nada humano me es ajeno", o en
otras palabras: yo podría ser igual y hacer lo mismo, quien sabe si
en determinadas circunstancias podría el virtuoso dejar de serlo.
Ése es el significado filosófico que le encontró Don Miguel de Unamuno,
gran maestro, sabio y hombre de mucho valor aún en la ancianidad,
cuando siendo rector de la universidad de Salamanca se enfrentó a la
dictadura de Francisco Franco, siendo destituido por éste y murió
poco después a consecuencia de los padecimientos que se le
impusieron por no ser obsecuente con el tirano. Machos y cultos como
ésos faltan en estos días de tanto hueveo y distracción vacía.
Pero
el origen de este pensamiento es mucho más simple y menos
pretencioso, lo pone Publio Terencio Africano, que al igual que
ustedes no lo conozco, en boca de un personaje cómico en una comedia
del año 165 A.C. ¡Vaya si será antigua la comedia! El mencionado
personaje, llamado Cremes, la utiliza en un sentido diferente y
jocoso, para entrometerse en los asuntos de los demás, diciendo éso
de “nada humano me es ajeno” metía su cuchara donde no debía y
donde nadie lo había llamado. Es así que una frase pensada para
hacer reír, puesta en boca de un metiche (entrometido) que la utiliza
para justificar sus impertinencias, pasa a ser analizada por un
filósofo en el siglo XX D.C. y adquiere un significado mucho más
profundo y más noble, reconociendo la condición humana como algo de
lo que no se tiene uno que sentir solamente orgulloso sino más bien
aceptarla como sinónimo de debilidades, faltas y pecados (no en el
sentido católico del término sino en su tercera acepción, ver a
continuación la definición del DRAE).
pecado.
(Del lat. peccātum).
4. m.
Juego de naipes y de envite en que la suerte preferente es la de
nueve puntos, cometiéndose pecado en pasar de este número.
5.
m. coloq. diablo
(‖ príncipe de los ángeles rebelados). Eres
EL
pecado-
El
filósofo y escritor español Don Miguel de Unamuno cita las palabras
del personaje Cremes en una de sus obras llamada Del sentimiento trágico de
la vida y se refiere de esta
manera a la idea expresada por el antiguo autor de la comedia. Dice
Unamuno:
“Homo sum; nihil humani a me alienum puto dijo el cómico latino. Y yo diría más bien, nullum hominem a me alienum puto; soy hombre, a ningún otro hombre estimo extraño. Porque el adjetivo humanus me es tan sospechoso como su sustantivo abstracto humanitas, la humanidad. Ni lo humano ni la humanidad, ni el adjetivo simple ni el sustantivado, sino el sustantivo concreto: el hombre”.Aquí vemos que además de darle ese nuevo sentido al pensamiento tratado, Unamuno no está convencido de que se pueda hablar con certeza de lo que considera algo abstracto: Humanidad, prefiere referirse directamente al Hombre.
Tema para otra discusión, tal vez.
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o ~
y ¿cómo se dice en Latín... me estás hueveando?
ResponderBorrarHueveando me est? o tal vez...: numquid tu facis I ovum? Sólo me falta el doctorado en Latín... pero esa pregunta es muy captiosis y me deja con los ovum magnum.
BorrarWebing Very Regum Est!!!
ResponderBorrargratissimam!
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