- LA QUE FALTABA -
(Mayores
de ochenta)
Después
de mi famosa trilogía
a lo de
arriba, lo de abajo y lo de atrás,
sé muy
bien que no he de encontrar paz
hasta que
un canto para ella escriba.
Algunos
amigos me lo han pedido
haciéndome
notar en su reclamo
que no se
trata de cualquier fulano,
que sin
ella estaríamos perdidos.
- ¿Es
ella o él? Total ¿en qué quedamos?
- Ésa es
una de sus grandes cualidades
ser ambos
a la vez, cualquiera sabe
la
infinidad de nombres que le damos.
Tenemos
una más de las virtudes
que
adornan a este ente indefinible
que ellas
encuentran tan apetecible
cuando
alcanza sus mayores altitudes.
Es algo
que está muy por encima
de
géneros y clasificaciones,
no es que
lo masculino no defina
es sólo
que no acepta condiciones.
Es ella ,
o él, enorme y grande,
simbólico,
perenne, insuperable
en
sustantivos que lo hacen más nombrable
y en
adjetivos que su orgullo expanden.
Longaniza,
animal, culebra, coso,
manguera,
toluca, obelisco o trompa,
Pinocho,
amigo, compañero, trozo,
me canso
de escribir... todo lo nombra.
Verga,
canorte, rata, miembro, pito
a ver
cuál les parece más bonito,
poronga,
canelón, ganso, meloso,
dígame
usted cuál es el más gracioso.
Pedazo,
joy stick y garumpeta,
pistolón,
escopeta o carabina,
tras
cualquiera de esos nombres se adivina
lo que
les da pasión y pataletas.
Todo lo
explica, sea blando o duro.
muñeco,
chupa-chup, monstruo, cañón,
paquete,
bulto, mástil, saxofón.
Pendorcho,
socotroco, riel, pirulo.
No seguir
enumerando me da pena,
porque el
noble animal tiene mil nombres,
y algunos
más, depende que los hombres
sigamos
entusiastas la faena.
Y
no es porque me falten las palabras
tampoco
la paciencia de rimarlas,
respeto
el tiempo de quienes me leen,
sobre
los nombres seguro que me creen.
Permítanme
solamente una yapita:
maciza,
ñonga, pájaro, salchicha,
Tolonga,
bergantín y vergonzoso,
masacuata,
tunante y el mañoso.
Sin temor
de haberlos ya cansado
en cosa
de los nombres aún abundo,
faltaban
mequetrefe y nauseabundo,
que
supongo que a todos han gustado.
Macana,
salchichón, sable, agrandado,
sabrosón,
calientito y resbaloso,
¡ya
basta! me dirán, ya está probado
con gran
largura el argumento dado.
Si es
así, sigamos con la exposición
interrumpida
por extensa relación,
que en
tamaño y largura se supone
el asunto
tratado bien la impone.
Se
escucha por allí que no interesa
demasiado
el tamaño de la pieza,
aunque
ese argumento es presumible
de
aquellos que la tienen más humilde.
Pero hay
algo que nadie ya discute:
hay que
saber usarla con cuidado,
porque,
según algunos, ya se han dado
casos en
que el abuso repercute
tanto en
el poseedor del instrumento
como en
la usufructuaria, éso depende
del
esfuerzo al entrar, de la que atiende,
y cuan
duro es en el fondo el sentimiento.
Tenerlo
siempre adjunto no es tan fácil,
momentos
hay en los que el muy travieso
insiste
en ponerse enorme y tieso
sin
importarle cómo y cuándo lo hace.
Digamos
en la playa... complicada
y turbia
situación en que nos mete,
ante
desnuda fémina acomete
aunque
esté la susodicha acompañada.
Sucede
que en algunas circunstancias
en que la
gente apretada poco avanza,
digamos
en el micro o procesión,
puede ser
que despierte su pasión
y con esa
inoportuna aparición
hay veces
en que a uno le depara
momentos
de muy grande incomprensión
cuando él
por su cuenta se prepara.
No
avances más, ya se paró el caballo,
no
importa si el viaje a concluido,
hay que
ver en qué lío te has metido
cuando no
hallas manera de ocultarlo.
Es
necesario tenerlo controlado
concentrándose
en alguna cosa ajena
cuando
alguna dama con la boca llena
insiste
en terminar con él menguado.
El
párrafo anterior a algo se presta
que sólo
tu cerebro ha imaginado,
yo no soy
tan groseramente osado
para
insinuar cuestión tan deshonesta.
Nos
felicitamos de tenerla enhiesta
cuando a
la noble faena nos mandamos,
pero
otras veces nos avergonzamos
si por
debilidad malogra nos la fiesta.
No
siempre está en plenas condiciones,
aunque
esa posibilidad no es tanta,
más
suele haber algunas ocasiones
y son
aquellas en las que no levanta,
menos mal
que son pocas o ninguna,
porque lo
normal es tenerlo atento
a cumplir
su destino tan contento,
de
fundirse con la mina haciéndose una.
~ o ~
(Fue publicada el 11.12.13 en mi otro blog y en mi facebook)
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