domingo, 22 de noviembre de 2020

Enfrentamientos y discusiones virtuales

Así no se convence a nadie

Todas las tecnologías que se popularizan traen con ellas ciertos cambios en las costumbres de las personas, cambios que se contrastan y se comparan con lo que se venía haciendo antes.

Por ejemplo con el celular, cuando era solo o principalmente teléfono, se daban sucesos no previstos. Entre varios otros, recuerdo uno en espacial por la carga de implicaciones que traía; sucedió cuando un representante de una firma proveedora se presentó en mi oficina y como siempre lo hice pasar lo antes posible, porque el hecho de haber sufrido de esperas innecesarias por parte de otras personas despertó en mí un rechazo a hacer lo mismo: nunca hice ni hago esperar a nadie si es que puedo evitarlo... y casi siempre puedo.

Volvamos a la anécdota. El joven ingresó a mi oficina, lo recibí cordialmente, como bien se lo merecía, y cuando apenas habíamos pasado de los saludos de cortesía, sonó su teléfono celular. Noté su incomodidad cuando me pidió disculpas y sin esperar si se lo permitía o no, atendió la llamada y se desarrolló un diálogo que no viene al caso recordar pero que era claramente con otro cliente suyo. No duró más que escasos minutos, pero que en esa situación los sentí cargados de desconsideración y abuso.

Allí estaba yo, en mi lugar particular donde se supone que manejo mis tiempos, esperando a quien había venido a hablar conmigo sobre algo que aún no sabía de qué se trataba con exactitud. y yo, que no quise hacerlo esperar, esperaba ahora al visitante que en casa ajena y comprometiendo el tiempo de otros, se dedicaba a asuntos en los que yo terminaba siendo el indiscreto. Lo correcto hubiera sido que desconectara su celular al ingresar a mi local, por lo menos eso creo.

Y de allí a esas llamadas de Call Centers de empresas que quieren venderte algo y cuando respondes la llamada te piden que esperes porque sus representantes se encuentran ocupados en ese momento ¡y te ponen música..! está claro que lo más sano es cortar la llamada, pero el papelón ya está hecho. Si yo llamo y tengo que esperar, vaya, puede ser, se entiende... pero si alguien me llama y me pide que espere, ya es para mandarlo a la misma m

O sea, en pocas palabras, falta un código de ética y buenos modales en el uso de la tecnología. Me dirán que se puede trasladar la buena educación a esos y a cualquier otro ámbito, y es cierto; lo malo es que no se hace y posiblemente sea porque las personas educadas son una minoría bastante escasa.

Hasta aquí, situaciones viejas y que cada uno ya habrá visto cómo solucionarlas en su momento. Sin embargo, hay otras más nuevas y más enervantes, que incluso pueden llevar a perder amigos y hasta parientes. Se trata de la posibilidad de dialogar por escrito adjuntando cualquier archivo que se desee, como vídeos, fotos, artículos, libros o lo que sea que haya en la red. Entre verdaderos amigos y con buenas intenciones de por medio, esto puede llevar a emocionantes aventuras intelectuales, a abrir la mente y a elevar el espíritu, pero...

¿Qué pasa con esos que te envían algo solo con el fin de mortificar o contradecir alguna posición política o filosófica? Esos que te envían artículos que ni siquiera han tenido la consideración de haberlos leído completos; o vídeos de escaso o nulo valor histórico o periodístico, o propaganda amañada y tergiversada... o cualquier otra cojudez con la que se sienten muy preparados o eruditos y piensan que están haciendo Jaque Mate a la posición contraria.

A esos los detesto, y si no los he mandado aún a la mierda (salvo contadas excepciones y con bastante delicadeza), es porque dudo de su capacidad de entender qué es lo que están haciendo mal, así que trataré de explicarlo:

- Está mal que se crean con derecho a disponer de tu tiempo en lo que a ellos les parece y les viene en gana.

- Está mal enviar cosas no verificadas y que al final resultan ser falsas.

- Está mal pretender discutir algo basándose solo en trabajos ajenos.

- Está mal que inicien un intercambio inútil de posiciones opuestas que suele ser agotador y, lo peor, estéril.

- Está mal que quieran imponer un derrotero que nadie les ha pedido ni necesita.

- Está mal enviar cosas que no se han leído, visto y/o escuchado completas.

- Está mal enviar cosas que no han entendido.

- Está mal creerse co-autor de la erudición o cojudez ajena.

- Otras razones que van por el mismo rumbo. O sea el famoso etc.


Si quieren publicar algo, así como se dice: publicar, o sea públicamente, pues enhorabuena, y a muchos les ha de servir y lo agradecerán de manera explícita o en silencio según sea su estilo; pero enviar alguna impertinencia de esas al Whatsapp, al Messenger, al Twitter, al Facebook o a donde sea, lo considero no solo una falta de respeto sino también una insolencia y, según sea el contenido, una grosería, un abuso o una estupidez.

Y no solo eso... están los que comparten al montón, a todos los de la lista, me imagino; porque suele llegar cada asunto completamente fuera de los intereses de uno, que no se explica de otra manera cuál pueda ser la motivación del remitente. De eso habría que tratar aparte: 

Pueden ser motivaciones religiosas (se creen apóstoles los huevones), pueden ser de propaganda política (se sienten o tal vez son operadores políticos con una importante o sucia misión, en política ya da lo mismo), pueden ser chistes (no tienen a quién contárselo y se lo enchufan a quien sea), puede ser pornografía (a uno de esos lo mandé a la mierda y lo eliminé porque justo ví su nada gracioso envío estando con mi nieto al lado*), o puede ser cualquier cosa que le haya impresionado al solitario individuo y no tiene con quién compartir: no todos son el buen samaritano virtual, no todos tienen paciencia, no jodan más.

*Entiendo que es mi responsabilidad cuidar a mis nietos, pero también es cierto que la pornografía tiene su justo y discreto lugar, y no está bien enviarlo a nadie sin previo aviso, por más aficionado que sea a eso, lo cual no es mi caso ni interesa saberlo. 

También puede ser el simple placer de enviar cosas a los demás, solamente porque sí.

Resumiendo: publiquen lo que quieran pero si van a compartir en privado, asegúrense de conocer a la persona, de saber algo de sus preferencias, si es que esta persona desea recibirlo, y sobre todo y ahí está la muestra de consideración y buenas maneras, diríjase a la persona por su nombre y hágale saber porqué le está enviando lo que sea que le esté enviando, si no puede o no quiere hacer eso, su mensaje será solo basura que llena el espacio y dificulta ver los mensajes personales que sí son valiosos.

En realidad, llegar a perder amigos o parientes por este motivo no me parecería tan malo, al final de la vida, como creo estarlo muy feliz y agradecido, ya uno no está para perder tiempo ni alegrías con gente con la que no congenia. Así que bien dicho y en latín, para que solo me entiendan unos pocos: non est mecum.

- ¿Usted entiende Latín..?

- No, pero tengo un amigo que sí.

~

1 comentario:

  1. Es cierto que en esta época se han perdido modales con la tecnología, y con ella pierden, o peor aún hacen perder tiempo a la gente, y el tiempo es vida, si los que envían estupideces quieren hacerlo, es su problema, pero deben considerar la vida de los demás.

    Fernando Atala Schaefer

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