domingo, 9 de febrero de 2020

Están embarrados y chapotean en mierda


El laberinto de la justicia 

Son dos los que sobresalen, o los que más excremento llevan encima, y, como piensan que la gente es más idiota que ellos; que lo son aunque tengan doctorados; porque en tiempos de decadencia doctorarse no pasa necesariamente por estudiar y presentar una tesis sino por mandar a hacer la una, con pegotes y copy-pastes y obtener impreso el otro, el título. Al fin, cuentan con que la tesis no la lee nadie, o quien la lee es otro sinvergüenza tan inculto como el doctorando. Es por eso que en la misma miasma se revuelcan. 

¿Qué fue lo que pasó?
Pues que una empresa investigada por los fiscales más efectivos y honestos que hemos tenido hasta ahora, una empresa investigada por casos de coima y corrupción, presenta una demanda contra el estado por obras no pagadas y etc, etc... y tirulín tirulán, como por arte de magia sucia: la culpa es de los fiscales que la investigan, y la investigan con razón, pero en otros casos...¡A la EME! ¡Qué sucias pueden ser las ratas!

Es como que te echen la culpa de la muerte de un pollo porque al pasar miraste el gallinero; o como que por tu culpa caiga la lluvia porque lavaste el carro; o que una viuda se te resbale tan solo porque estabas a mano... no pues, no se puede ser tan wbas.
Y estos, como son dos, parece que se ayudan. Son dos los magistrados corruptos que van a caer tarde o temprano y buscan desprestigiar a los otros dos fiscales recurriendo a la muerte del pollo, la lluvia inesperada o la resbalada de la viuda, que en realidad merece un capítulo aparte, porque si la viuda está buena y se resbala, son cosas que no hay que desaprovechar.


Volvamos, que nos perdemos.
Dos Fiscales Supremos (los no tan Supremos Chórrari y Malandrín) investigados por corrupción en la Alta Magistratura (!) ambos conocidos personajes de la llamada mafia judicial, ahora con síntomas de diarrea caco-reactiva, al ver que la empresa Odebretch de Brasil, la de las colaboraciones eficaces, solicita (que no es lo mismo que conseguir) 1,200 millones de dólares al estado peruano por otra obra inconclusa que no está bajo investigación, creen ver la posibilidad de librarse de sus propias carcas (viejas inmundicias adheridas) culpando a los dos fiscales honestos (hasta ahora no se les ha encontrado nada que lo desmienta), los doctores Vela y Pérez, a quienes los dos corruptos ya mentados se quisieran sacar de encima para seguir haciendo sus fechorías hasta el final de sus tiempos, porque parece que la banda de delincuentes de cuello blanco y pescuezo mugriento es mucho mayor y más grande de lo que se podría pensar, tan es así que se podría, y se pudrió, si sacan a esos dos fiscales que la Providencia ha puesto allí, al lado, un poco más abajo, de los dos grandes jijunas, esos que casi todo el país quisiera ver presos y bien encerrados, menos uno que otro Jaimito que posiblemente comparte, si no las ganancias ilícitas y pecaminosas, al menos las aspiraciones de lograrlas.


- ¿Todo está podrido, oiga?

- Sí pues... ¿No ve que todos son abogados? 

Y no se hagan a los mensos, que corruptos hay en todas partes, pero sabido es que entre los Hombres de Leyes la proporción es mucho mayor, y si me quieren denunciar por calumnia, me acojo y me cojo al Estatuto de Ultrich, con lo que estoy más acertado que esos dos mangansones (o manganesos, como sugiere el corrector), que culpan a quien les conviene por propios e inconfesables intereses, que si los confesaran, van presos y nos sacan tremendo peso de encima. 
Pero eso, que confiesen, nunca se vio y parece que tampoco se verá, por lo cual hay que ver la forma de cargárselos ya, lo más pronto posible, y meterlos con sus reumáticos huesos a la cárcel.


Soneto a los mamotretos


No merecen un poema;
por sucios y por ladrones,
por delincuentes y hampones,
se merecen una pena.

No merecen un escrito,
a no ser una condena;
si esperaban cosa buena
no la escribe ni macuito.

De esos fiscales supremos
que la justicia envenenan,
quiera Dios que nos libremos.

Mientras a Dios esperamos...

Pido que los encadenen
desde las patas al cuello...
¡también que se las cercenen!
~

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