domingo, 2 de diciembre de 2018

Horror y degradación: Dos botones de muestra



"Las personas de la caravana migrante están huyendo de la miseria y los horrores creados por Estados Unidos" dice Noam Chomsky; para quienes saben algo de política internacional, aunque sea de modo superficial, no hay duda que es así: Honduras es un ejemplo desgarrador de lo que pasa cuando un país es manejado a gusto y paladar de los Estados Unidos de América: le gente es lo que menos interesa, es más, no solo no interesa sino que estorba a los proyectos que quieren llevar adelante, pues solamente ambicionan el territorio y sus riquezas, fuera de estas cosas nada más les interesa, y la población, si sirve para llevar a cabo la explotación, se utiliza, y si no, pues ya veremos... o ya verán ellos qué hacen con sus vidas, salen sobrando en su propia tierra, y es esto es así, tan real y verídico, que estamos viendo (algunos solamente, porque la mayoría ve otras cosas, huevadas que los mantienen alejados de la realidad) algo que nunca antes se había visto de esa manera y en esa magnitud: la caravana migrante, en su mayoría hondureños aunque también hay salvadoreños (de El Salvador, otro país cruelmente castigado por USA) y de varias otras nacionalidades que aprovechan la ocasión y se adhieren al grupo.

- ¿Aprovechan la ocasión? Eso suena a beneficio, conveniencia, ganancia.

- Y así es; para ellos, un vaso de agua limpia, un mendrugo de pan, una sombra sobre su cabeza, ya es ganancia.

Estamos tan acostumbrados a utilizar la palabra "aprovechar" ligada a la abundancia que hasta parece fuera de lugar ante tan enorme demostración de miseria e injusticia. Pero es así, buscan lo que sea para no morir. Esa es la cruda realidad: se están jugando la vida, es cosa de vida o muerte en serio, literalmente.

Mientras tanto en la Argentina hambreada por Macri -y piensan continuar con la Vidal o tal vez hasta con Tinelli- la violencia está llegando a tales niveles que no es posible que se juegue un "Boca - River" en ningún lugar de su territorio; la amenaza es tal que después de varias postergaciones, discusiones y propuestas, se descartó jugarlo en su propio país o en cualquier país cercano porque los "hinchas" y los "barra bravas" pueden llegar tranquilamente en caravanas de otro tipo a cualquier país del sub-continente que se escoja, tanto es así que han decidido que se vaya a jugar... ¡a España!

- ¿Y qué tiene que ver un asunto con el otro?

-  A primera vista, nada, pero mirando con más atención, mucho.

Ambas son manifestaciones colectivas, ambas muestran alguna forma de degradación humana, ambas muestran también la confusión que hay en las mentes de esa gente; tanto los pobres migrantes como los violentos "hinchas" del fútbol parecen no tener una noción clara de lo que pasa. En la caravana migrante se sufre del ataque de policías bien comidos, limpios, protegidos y armados contra hombres, mujeres y niños escuálidos, cansados, acabados, y lo que me es imposible imaginar es qué pensarán los niños cuando se sienten morir por el efecto de los gases lacrimógenos arrojados explícitamente contra ellos y sus padres; esa huella que no sé entender dejará sin duda consecuencias que tampoco puedo explicar; y lo mismo en esos padres y madres llevados al extremo del desprecio, del rechazo, de la cruel indiferencia de quien aplasta una cucaracha. 
Es fácil decirlo pero no hacerlo: mejor sería que lucharan dentro de su patria para tumbar ese gobierno criminal; pero sin guía, sin nociones claras de política, con hambre y con miedo; víctimas de la ruptura social y del individualismo que se pregona y se mete hasta en los huesos, que aunque lo logren van a tener que enfrentar los ataques, mentiras y calumnias de los mismos Estados Unidos y sus sirvientes, lo cual no parece posible en un país tan pequeño como Honduras, por más patriotas y valientes que sean. De todas maneras han puesto al descubierto muchas cosas, y ahora resulta que recién Estados Unidos se entera que su protegido es un narcotraficante. Qué inocentes, no lo sabían.



En el vergonzoso apedreamiento al ómnibus del equipo de Boca Juniors por parte de los hinchas de River Plate (aquí los actores y la distribución del libreto no son excluyentes porque podría tratarse de otros clubes), entre los furiosos atacantes se distinguían también a algunos que tiraban piedras o ladrillos como quien realiza un acto normal, sin ninguna emoción de rabia o cólera, simplemente como quien cumple con una convención social, hasta con cierta indiferencia. Esa gente ha perdido toda noción de lo que es deporte, son pobres náufragos mentales a la deriva, en rumbo hacia el gigantesco sumidero que los llevará a las cloacas de la historia, solos o con todo y fútbol, no lo sabemos.

Sé que hay mucho más de qué hablar, tanto de lo que sucede en este continente como en el resto del mundo; pero estos dos acontecimientos multitudinarios, aunque de magnitud diferente porque no estoy confundiendo los pocos cientos de hinchas con los muchos miles de migrantes; sobresalen de las otras grandes desgracias, tanto las de origen natural como las realizadas intencionalmente por cierta clase de "humanos".

Sobresalen por sus cualidades tan contradictorias como estremecedoras ¿Cómo se arriesga la propia vida y la de toda la familia para buscar un pedacito de espacio prestado en el que vivir con algo de seguridad? ¿Por qué los repele su propia patria y los rechaza la de otros? ¿Es cosa casual o es el destino? No, son las sobras no previstas de un sistema fracasado que insiste e perdurar aún a costa de la humanidad.

En el caso del fútbol ¿Qué clase de bestia hay que ser para pensar que destruir y disminuir al rival fuera de la cancha, antes del partido, es una actitud normal y aceptable? ¿Será una válvula de escape para las presiones que sufren en otros ámbitos? ¿Será que en su casa son buenos padres, buenos hijos, buenos hermanos? Lo dudo. 

En ambos casos hay degradación, forzada o buscada, impuesta por la injusta realidad o creada para satisfacer oscuros impulsos, pero los dos casos nos deben hacer sentir repudio y vergüenza. A qué niveles nos falta aún descender, no lo sabemos; qué tan cerca estamos de tocar fondo, tampoco lo sabemos.

Solo dos botones de muestra, de diferente color, tamaño y textura, pero ambos son producto del mismo estado de cosas al que nos ha llevado un camino que no cabe duda que es el equivocado. Sigan algunos pensando y viendo cojudeces, sigan otros defendiendo lo que por suerte, habilidad o rapiña han conseguido solo para sí mismos, pero no se olviden que nadie está seguro en un mundo donde existe tan grande desigualdad. Si tu vecino tiene hambre, no puedes comer tranquilo.
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2 comentarios:

  1. Ricardo, lo que dices de los migrantes hondureños y de los hinchas argentinos, mira bien, son producto de la IGNORANCIA, CORRUPCIÓN Y RAPIÑA, y con ella viene la falta de oportunidades de trabajo.

    Te pregunto que les ha hecho EE UU a los hondureños o a los argentinos de las barras bravas?, NADA, yo lo veo en el caso de los hondureños como una oportunidad de llegar a los EE UU como sea, ya que en su país no tienen trabajo, esto es culpa de sus gobiernos tiránicos.

    En el caso de los argentinos, se trata de gente desocupada y ignorante y fanática, originada tambien por el saqueo corrupto de los presidentes de Argentina, que se desfogan en sus barras bravas que unidos se vuelven salvajes, EE UU no les ha hecho nada, por si acaso, los EE UU no me caen bien por su política exterior fuera del ambito de América.

    En resúmen todo es producto de la ignorancia que viene desde la colonia, lo mismo que nos pasa acá, con la diferencia que nuestra gente es más pacífica y tal vez más instruída que la de Honduras, porque Argentina brilló por su cultura que el peronismo trajo al suelo, pero aún así, están por encima de muchos países de América.

    Fernando Atala

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