domingo, 14 de octubre de 2018

LGTB - Lesbianas, Gays, Transexuales, Bigenero... y demás variantes.


Marcha gay
Vamos a cambiar de asunto, hoy voy a tratar un tema que casi ningún escritor o comentarista serio se anima a tocar desde el punto de vista en que lo voy a hacer, pero yo, que tengo poco que perder y menos que ganar, asumo el reto con la convicción de estar dando voz a muchos (incluyendo las "muchas" pero no los "muches") que opinan de forma similar a la que expresaré a continuación; esos que a veces se sienten perdidos ante la avalancha de contradicciones derivadas de lo "políticamente correcto". Por ejemplo, qué se puede decir y qué no. Aquí diré lo que se tenga que decir, que viene a ser lo que no se debería decir, dicen algunos, y que se tiene que decir y sostener, digo yo.

- ¡No irá a hablar de "eso"!

- Pues sí, y con tantas ganas que ya me pican los dedos.

Aunque se queden tiesos, hablaré acerca de las siglas LBGT - que no significa otra cosa que la que ya se sabe y agrupa precisamente a los que sabemos, aunque no importe mucho detallar con minuciosidad qué es lo que hacen y/o los agrupa; porque detrás de tan simples letras hay todo un conglomerado de actitudes, preferencias, gustos y actitudes hacia la vida que podrían llenar varios tomos y aún así habría quienes quedaran fuera.

- ¿Y por qué no los nombra? ¿Tiene miedo de algo?

- No, ya los nombré en el título, y si existen las siglas es justamente para no tener que repetirlo a cada rato.

Como no podemos abarcar todo, porque ustedes son flojos y yo no soy erudito en el asunto, tocaremos (¡cuidado!) para empezar, esa moda que ya tiene bastantes años, de aceptar y sobre todo de promover lo que se llama como ya dije pero también de varias otras diferentes maneras (género, diversidad, elección, libertad, igualdad, fraternidad... huy... ¿no era eso la revolución francesa? que al final se concentra en publicitar y promover el cambio de sexo, practicar el sexo variable, llevar el sexo de quita y pon (no a la antigua), ensayar el trans-sexo, experimentar el bi-sexo, foguearse con el poli-sexo y mil otras ocurrencias cada cual más estrafalaria que la anterior, y todo para referirse a las derivaciones o desviaciones sexuales individuales y/o grupales y tratarlas como a cualquier otra minoría, con la diferencia que esta nadie sabe bien lo que pide ni lo que quiere, parece que ni sus mismos integrantes. Acá solo van a salir ganando los fabricantes de preservativos, lubricantes, juguetes eróticos; los actores y actrices porno, los que venden, los que compran y revenden y... etc.

- ¿Y le parece poco?

- Verdad, sí... son muchos los involucrados, me van a querer cortar...

Es que el asunto (por llamarlo de alguna manera) se está saliendo del cauce natural, de donde no tendría que haber salido sino fuera porque algunos lo han sacado para meterlo en otra división, sección o parte, y al hacerlo nos quieren involucrar a todos, no solo a los del LGBT sino también a los del AMNMJ (A mi no me jodan) y a los del YQTQV (Yo qué tengo que ver). 

- ¿Cómo es eso?

- Simple: lo que pertenece al ámbito privado lo quieren hacer público, y además reclaman cosas que ya tienen o que no está en nuestras manos (es un decir) ofrecerles.

Por ejemplo, yo, que soy un hombre normal, común, original, corriente u ordinario; como la mayoría de la gente; no acepto ser clasificado como "heterosexual" porque ello implica colocarme en una clasificación conceptual definida en función del homosexual, que no es precisamente la categoría que deba determinar la condición central de la clasificación: si no se entiende: volver a leerlo; viene a ser un acatamiento tácito de la posibilidad - negada por la naturaleza y las leyes físicas - de cambiar de sexo de acuerdo al gusto propio o inducido, siendo como sabemos, imposible desligarse del sexo al que se pertenece de nacimiento; una forma de sumisa obediencia ante la nomenclatura que se intenta imponer, aunque nos sitúen en una diferente casilla, nos hacen parte de esa forzada organización sexual. Eso es lo que no comparto. Yo soy normal, natural, ordinario si se quiere; que haya personas desviadas que prefieran de manera necesariamente estéril a otra de su propio sexo para llevar a cabo actividades que nacen y mueren en ellos mismos, no cambia mi estado, no me hace "heterosexual", no tengo por qué definirme en función a algo que no comparto, no practico ni tiene nada que ver conmigo.

- Todavía no lo entiendo bien, explíquese.

- Es como que los tuertos te llamen bifocal porque no eres como ellos; o que te clasifiquen como "entero" porque no has sufrido ninguna amputación. O "eucromático" porque no eres daltónico.

O sea ¡qué tiene uno que ver con los problemas ajenos! está bien respetar a las personas en la medida en que ellos mismos se respeten y respeten a los demás, pero pasar a formar parte de "su" mundo y su problemática sin tener nada que ver en el asunto, me parece una reverenda cojudez. Nada casual, por cierto.

- ¿O sea que hay un plan?

- Obviamente. Sino haga una prueba: compare el porcentaje de aceptación - cercano a la unanimidad - de los llamados LBTGI en los medios de comunicación con la escasa o casi nula aceptación en su propio entorno del mundo real. La diferencia es rotunda: En la TV todos celebran a los homosexuales y demás variantes, y les festejan sus "gracias", mientras que en la calle y en el día a día se espera que sepan comportarse con los modos y maneras que todos estamos acostumbrados a practicar en público.

Y hay más. Si son tan normales como todos ¿qué leyes especiales reclaman? Si son tan normales como todos ¿por qué salen a las calles periódicamente a gritar su orgullo de manera escandalosa a quienes ni les va ni les viene lo que hagan en su intimidad? ¿por qué los reglamentos correspondientes determinan que ciertos objetos que ellos bien saben lo que son, no sean expuestos libremente para su venta? ¿por qué reclaman ambientes exclusivos para ellos como bares, discotecas o cruceros? ¿por qué no son aceptados como donantes de sangre? Será que los profesionales médicos son - usando una palabreja de su ámbito - ¿homofóbicos?

No joroben.

Supongo que debe haber gente que lleva su condición homosexual con la misma discreción con que los demás llevamos la nuestra, la natural, y con ellos no hay nada que discutir. Entre la gente normal y común, nadie que se respete y que respete a la sociedad, sale a las calles, una o varias veces al año, disfrazado, pintarrajeado y semidesnudo, gritando a los cuatro vientos qué es lo que usa en el sexo y cómo y por dónde le gusta o lo prefiere. Lo usual es que solo la pareja se entere de esos detalles, que a nadie incomodan y están muy bien dentro del momento y el lugar en que se realizan. En fin, no quiero ser redundante en este asunto, pero las costumbres y logros de la civilización actual están siendo perturbados por gente que reclama más derechos que los que todos los demás tenemos, y encima pretenden no solo normalizar sus desviaciones sino promoverlas y hasta imponerlas al resto de la población, y lo que es más intolerable: a los niños.

Si por ellos fuera, si vamos a depender de ellos, se acaba la humanidad en esta generación; precisamente porque no habría generación, no habría hijos, no habría descendencia. Así como están las cosas, hasta puede parecer deseable que suceda, pero aun así, no pasaría de ser un medio de exterminio y no una manera sostenible de existencia. Aquí más opiniones.

- Pero no todos son homosexuales.

- Felizmente no, pero ellos existen gracias a los demás, y a nadie le gustan ni le hacen bien los parásitos.

Hay más facetas en este tremebundo asunto. No pretendo acabar la discusión, nada más tocar el tema, asomarme a la problemática y para terminar quiero poner el foco en el aspecto político.

¿Desde cuándo, cómo y porqué la izquierda y el llamado progresismo está en la obligación de defender y hacer suyos los derechos de los LBTG? No le encuentro la lógica, y según veo es una trampa en la que han caído por un exceso de corrección, o quién sabe si no se trata nada más que de votos. Si así fuera, se equivocaron, sin ir más lejos podemos ver cómo este último domingo 7 de octubre de 2018 en las elecciones presidenciales de Brasil (primera vuelta) la defensa de esa minoría le costó cara al Partido de los Trabajadores, el PT, que casi vio llevarse la presidencia en primera vuelta al ultraderechista, promotor de la violencia, de la pena de muerte y del más extremo desprecio por los homosexuales, a quien el pueblo apoyó de manera que nadie, ni ellos mismos, se esperaban.

No digo que los odiemos, como el mencionado candidato, solamente les pedimos que se comporten con educación y decencia, palabras que si algunos no conocen las pueden hallar en cualquier diccionario. 

Me incomoda decirlo pero alguien tiene que hacerlo: ese supuesto apoyo a las minorías mencionadas, es un lastre que estorba al progresismo. Ese tema íntimo no debería ser ventilado públicamente, y mucho menos promovido y llevado a las aulas de las escuelas primarias ante la vista y aprobación de ciertos grupos que creen que así están del lado correcto de la historia. Estamos cayendo en la trampa.
La sexualidad individual no es tema de posicionamiento público ni político, o no debía serlo.

Me dirán cavernario, dinosaurio y demás descalificaciones; homosexual reprimido también, esa les gusta mucho porque tal vez reconocen tácitamente que están por mal camino; pero dejo claro que me considero anti-capitalista (si queremos dejar aunque sea algunas sobras del mundo a nuestros descendientes, no hay otra opción que ser anti-capitalista y anti-derroche), soy agnóstico y socialista y respeto a quienes piensan distinto; ojo, dije PIENSAN; pero no por eso me considero obligado a apoyar el movimiento LGTB ni luchar por cuestiones que considero simplemente asunto privado de cada cual.

Para terminar, nunca he oído, visto o leído ningún argumento válido a favor de esta, digamos, desviación o excepcionalidad. Lo que suelen hacer es encontrar desviaciones similares en algunos individuos del reino animal ¡o vegetal! y usarlas como argumentos irrefutables... ¿de qué? no se sabe. Ta er con la cuestión, como los negros, los inmigrantes, los lisiados o cualquiera que tenga una característica que pueda ser discriminada, y desde allí, camuflados entre el montón de injusticiados y oprimidos, reclaman derechos que pueden corresponder a los otros pero no a ellos solos por sí mismos. Por eso el aglutinamiento, el encolado con los otros.
Si se sienten oprimidos será solo por una cuestión subjetiva o por querer andar pregonando intimidades que a nadie interesan y que con razón molestan o perturban la paz urbana. Eso le pasaría a cualquiera en situación similar, y no se ve que anden reclamando nada, por ejemplo, los que gustan de cualquier pasatiempo extraño y cuando no tienen con quien conversar se agarran al primero que se les cruza.

Somos mayoría, somos normales, tenemos la razón y sabemos lo que queremos hacer con nuestra vida y con nuestros hijos, no nos dejemos amedrentar por esos elementos o agentes que pretenden manipularnos, ni sintamos otra cosa que lástima por esos pobres confundidos que no tienen ni idea de a dónde los llevarán sus "opciones" sexuales.
El sexo puede ser divertido !y cómo! pero no es un juego, es lo más básico, importante y elemental que existe y que tenemos que cuidarlo y cultivarlo si queremos seguir existiendo y progresando como Humanidad. 
He dicho. Ya pueden saltarme a la yugular.


- ¿Y no hay poesía esta vez?

- ¡Cómo  cree! Si justamente estoy diciendo que no soy de esos.

Pero, ya que es costumbre terminar el artículo dominical con unos versos, haré algunos que también tienen que ver con el tema tratado, pero de la manera tradicional, normal y original, por si acaso.




Ternura de noche



La noche esconde en sus sombras
inquietudes y tristezas,
sin ruido pisé la alfombra,
me viste, y quedaste tiesa.

La noche trae consigo
ilusiones y deseos,
los míos, que a ti te pido,
siempre quedan satisfechos.

Y tú, mi grata paloma,
pedacito de mi vida,
con este que se desloma
¿has quedado complacida?

Espero que sí, mi reina,
porque yo ya no doy más,
y no te pongas tan tierna
que me vas a preocupar.
~

1 comentario:

  1. Lo has dicho todo, con claridad meridiana, no hay nada qie agregarle ni quitarle al asunto de esta gente desviada, solo hago una crítica a los gobiernos de países que reconocen "derechos" a esta gente, lamentablemente esto les da más fuerza y está pasando en los países más adelantados de América y Europa, no entiendo porqué.

    Va a suceder como los derechos de los negros en EE UU que los tienen más que los blancos, ¿Porqué?, ¿acaso todos no somos seres humanos?, ahora los desviados pudieran tener tantos derechos que se puedenvolver intocables, ya en muchos países "matan" que a una persona la tilden de discriminador, hablando de razas, imaginense la bulla que harían los desviados al llamar a una persona de "homofóbico".

    Por todo lo que has enfocado considero que has dado una pedrada en el ojo del tuerto, te felicito.

    Fernando Atala

    ResponderBorrar