domingo, 31 de diciembre de 2017

Pesadilla: El festín del diablo

Para cerrar el año se suelen escribir ciertas cosas como un resumen o comentarios de lo vivido, de lo sucedido en estos doce meses. Tarea complicada para una sola persona e inadecuada para este espacio, sin contar con que esas relaciones abundan y no hay necesidad de redundar en ellas.
Me decido entonces por publicar algo completamente diferente, un cuento que trata de ser horroroso, algo satírico y también sarcástico, no sé qué tanto lo logre.

Giovanni de Módena: Infierno


La pesadilla es un sueño desagradable que produce angustia, miedo, terror; puede deberse simplemente a una mala posición del cuerpo que alguna parte del cerebro se encarga de mover con el susto, o incluso despertar al durmiente. También puede deberse a una inquietud real o imaginaria, o a otras situaciones que dejo para los especialistas. Siendo los humanos una sola especie (eso se dice), tenemos muchas cosas en común, por eso hay horrores básicos y elementales que son compartidos pero otros pueden ser individuales y de allí el hecho que también se produzcan pesadillas distintas entre una persona y otra.
Generalmente la oscuridad y los abismos nos asustan; ratas, murciélagos y arañas son miedos generalizados; víboras y cocodrilos atemorizan no solo por su aspecto sino por el daño que pueden causar; un león puede ser hermoso pero pocos se animan a acercarse a uno que no esté enjaulado. Tener horror a los espejos no es muy extraño porque ese constante reflejar de personas y cosas, aun cuando nadie lo esté mirando, tiene algo de inquietante; el miedo a las plumas ya es un poco más raro porque hay incluso quienes gustan de ellas y las usan como adorno, pero existe, yo lo he visto.
Tener miedo de fiscales o inspectores, de llenar formularios, de realizar trámites, de pagar impuestos, etc. son temores menos atávicos pero no por eso menos preocupantes. Las coimas y demás chanchullos derivados ya pueden formar un capítulo aparte en la compilación de sustos.

- Aquí falta el sello del secretario del asistente del adjunto (con cara de perro).  Pero podemos conversar... (con cara de canchero).

- ¿Si...? (temblando y con cara de mendigo) ¿Cuánto...?

Están también los horrores psicológicos y los horrores morales, además de los intelectuales como la Trinidad, por ejemplo; que son más complejos y por lo mismo pueden ser más profundos y tenebrosos.

- La Trinidad es un horror intelectual, dijo. ¿Se refiere a la Santísima Trinidad?

- Sí, pero no es solo ocurrencia mía; en "La biblioteca total" Jorge Luis Borges afirma que la mente humana tiene el hábito de inventar cosas horrorosas, y entre ellas, junto a la Quimera, La Esfinge, los números transfinitos y otras cosas; se refiere a la Trinidad como un ente teratológico (anormal) que consta de un Padre, un Hijo y un Espectro articulados en un solo organismo que considera, así lo dice, horrible. También lo menciona en su "Historia de la eternidad". ("Imaginada de golpe, su concepción de un padre, un hijo y un espectro, articulados en un solo organismo, parece un caso de teratología intelectual, una deformación que sólo el horror de una pesadilla pudo parir. El infierno es una mera violencia física, pero las tres inextricables Personas importan un horror intelectual..." JLB)

Tantos y tan variados pueden ser los espantajos que nos asustan durante el sueño que es imposible como innecesario tratar de hacer un listado de ellos, solo menciono uno que tiene que ver con el presente escrito: el miedo a las multitudes o a la gente. Existe la Antropofobia (miedo a la gente), y la Enoclofobia o Demofobia (miedo a las multitudes). Muchos tendemos a idealizar a la gente pensando de manera abstracta; pero estar solo entre desconocidos, rodeado de gente extraña, sobre todo si es agresiva o mala, puede ser una experiencia de pesadilla. Peor aún si te conocen y precisamente por eso tienen algo contra ti; si has hecho algún mal, si has defraudado, si has conseguido despertar el odio de millones y tienes la conciencia sucia y los nervios destrozados.
Si además te sabes culpable y tienes tremendo rabo de paja es inútil querer dormir tranquilo, a menos que se recurra a una buena dosis de tranquilizante. Abundan los que caben en esta descripción, pero sé que muchos estarán pensando en un individuo en particular, sobre todo en estos días, y más aun si se trata de mis paisanos peruanos.
Jugando con eso, más otros horrores complementarios, produje este cuento corto; como si fuera una escena de un drama mayor no contado; escrito en largos versos que recuerdan los hexámetros dactílicos (hexa: no de seis sílabas sino de seis "pies", que pueden tener entre doce y diecisiete sílabas por verso) para tratar de darle un aire antiguo, también gótico, en el sentido de la estética del terror, y salpicado de algunos dislates que tratan de mitigar la pesadez del tema.




El festín del diablo

NOTA: Debido a los últimos acontecimientos políticos en Perú, he agregado y cambiado algunas partes del cuento, originalmente se trataba de un personaje anónimo, ahora ya alude a alguien muy conocido, y sobre todo mentado, desde la última Nochebuena; que tan buena no fue. 


Quiero contar una historia entre el dolor y la pena,
donde ambición y descaro llevan al hombre a perderse;
tal la falta de modestia, que no pudo contenerse,
al final de larga vida su pasado lo condena.

Quien sabe si por soberbia o porque nada lo frena,
escogió la navidad para hacernos la jugada,
y a las siete de la noche se mandó la gran cagada,
no diré que inesperada, porque cuando el río suena

es porque arrastra las piedras y traiciones de alimañas;
las infames intenciones se veían asomando
desde el mismo primer día que venía gobernando:
gobernando... es un decir, fue un festival de patrañas.

Bailó la chicha, la polca y el landó y andó cagando;
qué suerte que ya no estás, y así no lees Chabuca 1
que tu cantar relaciono con quien nos metió de yuca 2;
a todos de alguna forma su abyección va salpicando.

Muy pronto se quedó solo; hasta el perro lo dejó.
La bancada y los ministros quedaron en el ayer;
los vecinos no lo quieren, lo abandonó su mujer;
y así triste y desgraciado, esto vivió o lo soñó...

son de esa pesadilla las subsiguientes escenas:
...llorando su soledad, salió a buscar compañía
y a alguna divinidad le suplicaba ese día
que aliviara esa amargura, propia, heredada o ajena;

no había dioses ni hadas que calmaran su tristeza,
ansiaba el calor humano, ese que nadie le daba,
porque en retiro obligado su pobre vida pasaba;
esa tarde, andando solo, divisó una extraña iglesia;

la brisa se había llevado los sopores de la siesta,
al entrar, aire viciado se le introdujo en el pecho,
entre olor a cosas viejas, alzó los ojos al techo
y luego bajó la vista y observó la concurrencia:

gente extraña, derruida, que lo mira con cautela;
como deshechos humanos, enfermos, sucios, insanos;
una anciana jorobada viene y le extiende la mano,
él la mira horrorizado pues le recuerda a su abuela.

Uno más, y otra y otro, al hombre fueron rodeando,
entre harapos y colgajos, entre babas y sudores,
pegajosos manoseos, súplicas, llantos, rumores;
en la masa nauseabunda lo fueron acorralando.

Él, que vino a buscar algo, cualquier cosa, para sí,
se encontraba sumergido entre carentes de todo;
sucios de grasa, de efluvios, de secreciones, de lodo.
Aquí no consigo nada -pensó- ¡dónde me metí!

¿Es un antro del demonio? ¿Esta gente es religiosa?
No había orden ni concierto, ni taumaturgo ni brujo,
ni clérigo o nigromante que ejerciera algún influjo
¿Era un templo abandonado por un dios o alguna cosa?

El calor es agobiante, el hedor casi lo ahoga,
los pordioseros inmundos y sus quejas lo atormentan,
repara en que no hay bancos, por eso nadie se sienta,
ya se lo robaron todo. No es mezquita o sinagoga,

no es un templo de cristianos, antiguos ni protestantes,
no hay señales, no hay estatuas, no hay ídolos, no hay altares;
es como una cueva oscura sin luces ni ventanales
y observando aquellos rostros sospecha que los vio antes.

Distingue los mismos rasgos repartidos entre todos,
los mismos ojos en brasas, los mismos ceños fruncidos,
en las bocas apretadas los mismos labios torcidos,
las narices puntiagudas; retorcidos cuasimodos.

¡Es él mismo... deformado en la gente que lo acosa!
siente el vértigo del miedo, el terror lo desorienta,
ya no encuentra la salida, el corazón le revienta,
pierde el paso, cae al suelo, siente la fría baldosa.

Ya lo tumban, ya lo pisan en revuelta delirante,
lo odian por puro instinto, lo sienten como uno ellos;
le están quitando la ropa mientras alguien le vomita,
viene otro y le refriega una masa repugnante.

- Oiga usted ¿no le da pena? déjelo ya, pobrecito...
- ¿Pobrecito...? ¡Que se joda! ¡Malogró la noche buena!
se merece lo que escribo a cuenta de su condena,
a ver qué dice la gente, hagamos un plebiscito.

Le quitaron los zapatos, ya no tiene pantalones,
uno que parece idiota trata de morderle el cuello,
otro le dobla las manos, siente odio y también miedo,
tiene el pecho lacerado, la camisa hecha jirones...

Piensa que la  injuria es mucha, es necesario acabarla;
toma a dos que tiene cerca, sus cabezas entrechoca,
al idiota de su cuello consigue abrirle la boca,
con furia desconocida la gorda lengua le arranca.

Quiere despertar, no puede, y sigue el sueño soñando,
a pesar de los dolores, del miedo y del gran espanto,
se queda en la pesadilla, esa que lo está matando,
donde todo le repugna, preso en odio, delirando.

Un salvaje entre salvajes finalmente convertido,
exhausto tras la refriega siente que se ha vuelto loco;
entre mierda, secreciones, sangre, pus, pelos y moco,
queda tirado en un charco: el demonio está servido.
~

1  Referencia a Chabuca Granda y su tema Landó.
2  Meter la yuca: estafar, engañar.

2 comentarios:

  1. De haber pesadillas las hay de todas clases, pero lo que dice Sartre, es lo que dice, allá él, lo dice como que puede imaginarse cualquier cosa y soltarla, es su problema demostrarlo, si lo dice es porque lo ha analizado y no encuentra una solución.

    En cuanto a tu "exámetro" debe ser una medida en la literartura, porque "exápodos" sí hay, ve algunos insectos; esta vez me has revuelto la cabeza, que ya está revuelta con tanta porquería de la política nacional, es una porquería lo que ha hecho PPK, no me lo imaginé de tan baja ralea. Lástima por el Perú.

    Fernando Atala

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  2. Demasiada información superflua, pero... "El hexámetro dactílico es el verso de la épica, de los Himnos, de la poesía oracular y el más frecuente en las inscripciones métricas". Igual nos malogró la navidad.
    ¡Feliz año 2018!

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