lunes, 25 de mayo de 2015

Poemas para agraviar



La poesía, además del puro placer estético que proporciona,  también sirve para elogiar y alabar; para enamorar y conquistar; para narrar, explicar, filosofar o incluso para satirizar o divertirse; pero también sirve para agraviar, ofender e insultar, y creo que a veces se puede lograr un mejor efecto que si se recurriera a un insulto aislado, solo y desamparado... dependiendo de las circunstancias, está claro, porque tampoco es una verdad incuestionable, ya que hay cada palabrota que te puede hacer estremecer más que todos los poemas juntos, en qué quedamos entonces... pues como ya dije: según las circunstancias; no nos vamos a poner a recitarle algo al cobrador del micro que se quiere quedar con el vuelto, por ejemplo, no... allí sólo cabe una buena y contundente expresión, pero en ambos casos se trata de palabras, pues no olvidemos que en el principio fue el verbo... y bueno, son solamente diferentes enfoques, diferentes vibraciones.
Es sólo un pasatiempo, nada personal, no traten de interpretar a quién o quiénes puede ir dirigido este texto. Pero veamos cómo y a quiénes les da por vibrar dentro de la frecuencia de onda propuesta a continuación, como se podrá observar sin mucho esfuerzo (hoy el esfuerzo está mal visto) se trata de dos poemas, cada cual con su propio método y además numerados para mayor facilidad y comprensión.

- ¿Qué pasa? ¿A Usted lo leen retrasados mentales?

- No, caballero, lo que pasa es que me place disfrutar de las vueltas del lenguaje, lo que al final es un deleite para espíritus más elevados.

- Ah, bueno... no lo había visto de esa manera.

- Es que le falta evolucionar, oiga Usted.

Sigamos... el primero tiene un toque sado-masoquista porque se insulta y se sufre a la vez; el segundo es más contundente y denota menos consideraciones hacia la agraviada. 

Ambos se dirigen a la mujer... ¿Por qué? ¿Soy un machista acaso? O peor aún... ¿un abusador? ¿Un misógino? - Nada de éso, lo que pasa es que ahora les tocó a ellas, nada más que por casualidad, y si las cosas se me presentan favorables, en cualquier momento futuro haré el intento de componer algún agravio poético dedicado a mis iguales, los varones.


I
TESORO PERDIDO

Si confundes la broma con ofensa
mintiendo al decir que has entendido,
 que mi error has dejado en el olvido,
y después me rehuyes como mensa.

¡Horrorizarse de cualquier palabra
o cosa de importancia tan escasa!
No es posible explicarte lo que pasa
y menos cuando escapas como cabra.

Tu amistad que valía más que el oro,
ahora que escribí estos cuartetos
seguro que he perdido ya del todo.

Si te ofendiste por un pobre panfleto
 rechazándome sin pena y sin decoro,
que ahora te atragante este soneto.



II
ESCARNECIENDO

Quien no distingue una broma de una ofensa,
es una mensa,
quien es torpe y se jacta de juiciosa,
una babosa,
la que es tonta aunque sea muy hermosa,
desastrosa,
la que calla y no dice lo que piensa,
indefensa.

 Consecuencia:

 Eres mensa porque inventaste la ofensa,
y babosa porque no eres juiciosa,
desastrosa a pesar de ser hermosa,
e indefensa pues no dices lo que piensas.

~ o ~


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