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MI CENICIENTA
Conocerte
de manera inesperada
como
era todo en ti, desconcertante;
me
impresioné desde el primer instante
al
ver el resplandor de tu mirada.
Te
vi como toda una princesa
sin
notar tu dolor de cenicienta,
te
deseaba aunque sin darme cuenta,
atrapado
en el fulgor de tu belleza;
víctima
inocente del perenne drama
de
falta de un padre, amor y cariño,
también
otras veces la ausente es la madre
que
te hace por siempre ser un triste niño.
Viviendo
con la tía por madrastra
soportaste
un destino despiadado,
aunque
por lo que vi, no había logrado
inculcarte
el rencor que todo castra;
al
contrario, tan feliz y venturosa
te
mostrabas ante el mundo sin temores
y
en la lucha superaste los dolores,
sanaste
heridas y saliste airosa.
Que
un extraño destino nos juntara
no
es cosa que podamos entender,
fui
tu amor, tú fuiste mi querer,
sin
cálculos, sin planes y sin nada;
la
gente no gustó de esa inocencia,
tenían
que acabar con nuestra dicha,
y
mientras uno insiste y se encapricha
lo
infame trabaja con paciencia;
otra
vez la historia se repite
o
me voy yo o se va la amada,
la
aventura estaba condenada
y
acabada no hay quien la resucite.
Fue
una terrible mañana de verano,
el
cielo estaba azul, sereno y limpio;
me
sentí expulsado del Olimpo
y en
triste soledad te busqué en vano;
me
robaron tu amor, nos arrancaron
lo
más tierno que jamás tuvimos,
desde
ese día en adelante fuimos
los
que en rostros ajenos se buscaron.
Nunca
más supe de ti, no supe nada;
tu
dulce compañía viró ausencia,
las
horas que pasamos, olvidadas,
casi me hacen dudar de tu existencia.
~
o ~
Lindo... muy triste pero lindo.
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