martes, 8 de abril de 2014

¿Dónde estás?


¿DÓNDE ESTÁS?




No se escuchan ni siquiera mis pisadas
sobre la yerba húmeda que acoge
mis pasos, silenciando el suave roce,
mientras me acerco a la vivienda desolada;

hubo un tiempo en que jazmines florecían
y su aroma inspirador nos embriagaba
a la vez que sus flores envidiaban
la blancura que en tu rostro percibían;

hoy la puerta de madera enmohecida
pareciera que me aguarda desde siempre,
un trémulo recuerdo tengo en mente
de unos ojos que la pena entristecía;

eras joven, casi niña, y me mirabas
con tan franca ansiedad que no ocultaba
el pesar que mi partida te dejaba;
no sabías si en verdad yo volvería.

Ni yo mismo lo sabía con certeza
si a tu lado alguna vez regresaría,
y ocultando lo que yo también sufría
sobre mi hombro sostuve tu cabeza.

Nos despedimos así, con ilusiones,
muchos deseos y pocas realidades,
dando la espalda a las adversidades
hacíanse uno nuestros corazones.

Abierta está la puerta que me invita
a pasar y tomar un trago amargo,
no quiero entrar, no puedo, y sin embargo
tampoco afuera la pena se me quita.

Me voy de aquí, en vano fue buscarte
donde nada de lo tuyo ha perdurado;
ahora sé dónde puedo encontrarte:
estás en mí, conmigo te has quedado.

~ o ~


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