¿DÓNDE ESTÁS?
No
se escuchan ni siquiera mis pisadas
sobre la yerba húmeda que acoge
mis pasos, silenciando el suave roce,
mientras me acerco a la vivienda desolada;
hubo un tiempo en que jazmines florecían
y su aroma inspirador nos embriagaba
a la vez que sus flores envidiaban
la blancura que en tu rostro percibían;
hoy la puerta de madera enmohecida
pareciera que me aguarda desde siempre,
un trémulo recuerdo tengo en mente
de unos ojos que la pena entristecía;
eras joven, casi niña, y me mirabas
con tan franca ansiedad que no ocultaba
el pesar que mi partida te dejaba;
no sabías si en verdad yo volvería.
Ni yo mismo lo sabía con certeza
si a tu lado alguna vez regresaría,
y ocultando lo que yo también sufría
sobre mi hombro sostuve tu cabeza.
Nos despedimos así, con ilusiones,
muchos deseos y pocas realidades,
dando la espalda a las adversidades
hacíanse uno nuestros corazones.
Abierta está la puerta que me invita
a pasar y tomar un trago amargo,
no quiero entrar, no puedo, y sin embargo
tampoco afuera la pena se me quita.
Me voy de aquí, en vano fue buscarte
donde nada de lo tuyo ha perdurado;
ahora sé dónde puedo encontrarte:
estás en mí, conmigo te has quedado.
sobre la yerba húmeda que acoge
mis pasos, silenciando el suave roce,
mientras me acerco a la vivienda desolada;
hubo un tiempo en que jazmines florecían
y su aroma inspirador nos embriagaba
a la vez que sus flores envidiaban
la blancura que en tu rostro percibían;
hoy la puerta de madera enmohecida
pareciera que me aguarda desde siempre,
un trémulo recuerdo tengo en mente
de unos ojos que la pena entristecía;
eras joven, casi niña, y me mirabas
con tan franca ansiedad que no ocultaba
el pesar que mi partida te dejaba;
no sabías si en verdad yo volvería.
Ni yo mismo lo sabía con certeza
si a tu lado alguna vez regresaría,
y ocultando lo que yo también sufría
sobre mi hombro sostuve tu cabeza.
Nos despedimos así, con ilusiones,
muchos deseos y pocas realidades,
dando la espalda a las adversidades
hacíanse uno nuestros corazones.
Abierta está la puerta que me invita
a pasar y tomar un trago amargo,
no quiero entrar, no puedo, y sin embargo
tampoco afuera la pena se me quita.
Me voy de aquí, en vano fue buscarte
donde nada de lo tuyo ha perdurado;
ahora sé dónde puedo encontrarte:
estás en mí, conmigo te has quedado.
~
o ~
Muy bueno...
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