Tras un breve paréntesis de cultura clásica, y habiendo disfrutado de la visita de Don Pedro Calderón de la Barca, vuelvo a mis habituales incursiones por una de las temáticas de mi preferencia, aunque no la única. No quisiera ser tildado de monotemático, sin embargo, alrededor de este asunto se descubren tantas variables que lo hacen casi infinito, y hasta estoy tentado a borrar el casi. Espero que les guste, y en especial a ti, que entiendes tan bien lo que se puede lograr en la penumbra de una acogedora habitación, o como dice el tango que tanto te gusta, en un crepúsculo interior, a media luz los besos... a media luz los dos... Pero, ya me conoces, sabes cómo me gustan las bromas, así que me salí un poco de lo delicado y discreto...
¡Es que el buen humor no tiene precio!
A MEDIA LUZ
(Octavillas picaronas)
Si con sólo verte un pié
voy imaginando cosas,
quién sabe lo que me antoja
cuando aquello divisé,
mas lo único que sé
es que allá en tu guardarropas
que te trajiste de Europa
te olvidaste el no sé qué.
Esa prenda que dejaste
no carece de importancia,
aunque en cuestión de elegancia
no es mucho lo que denote,
pero cuando salga a flote
ausencia tan descarada
se me quedará parada
y ojalá que no se note.
No inventen ninguna historia
con asuntos delicados,
que parada o detenida
es que está la maquinaria
de esa cosa estrafalaria
que habíamos colocado
con tanto esmero y cuidado
por cubrir la luminaria.
Es mejor a media luz
y que no canse la vista,
mientras tú, preciosa, insistas
en mostrarte a contraluz;
que se esconda el avestruz,
yo no, que ante tu presencia
hasta pierdo la conciencia
y disparo el arcabuz.
~ o ~
Me
olvidaba comentarles, mañana domingo nos viene a ver Don Francisco de
Quevedo, espero que los amigos y amigas pasen también a saludarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario