sábado, 25 de enero de 2014

BELLEZA AL POR MAYOR

Algunas leves variaciones me obligan a volver a presentar esta historia, lo que era una ficción se acercó demasiado a la realidad, y la pequeña rectificación final era necesaria. Además que su nombre es Ramona, y ella no lo oculta. Bueno Ramona, disculpa le pequeñez...

RAMONA

*
No hay mujer que no guste, éso es un hecho,
lo que pidan, respondemos: “lo que mandes”,
no por éso he de saltar de lecho en lecho,
y diré que las prefiero no muy grandes.
*
Normalmente tengo cierta inclinación
por las que están más o menos al nivel
adecuado de prenderles un clavel
sin tener problemas con la elevación.
*
Era así hasta que llegó Ramona
con sus formas y volúmenes grandiosos:
sueño erótico de machos y golosos,
y que nadie al conocerlas abandona.
*
Cómo no me iba a gustar, no soy de fierro,
justamente por ser tan voluminosa,
si bien no es así que las prefiero,
era de una belleza escandalosa.
*
Tenía lo de arriba y lo de abajo
de alucinantes y bellas proporciones,
observarla era un gusto y un trabajo.
¡Y cómo alborotaba tiburones!
*
No sé bien si fue suerte o fue desgracia
que en el primer contacto entre nosotros
la susodicha me encontró la gracia
haciendo diferencia entre los otros.
*
Pensé que sus notables atributos
me daban un indicio de sus gustos,
la invité a un famoso restaurante
de platos generosos y abundantes.
*
¡Ay Ramona por poco me mataste!
¡No parabas! Pedido tras pedido
fueron tantos los platos que tragaste
que al ver la cuenta me creí perdido.
*
Por una cosa me sentí aliviado:
los dinosaurios ya se han extinguido,
si alguno por allí hubiera quedado
tal sobreviviente hubieras comido.
*
¡Qué bestia de mujer! ¡Cómo tragabas!
Se rumoreaba por todo el restaurante
que se había metido un elefante
muy hambriento, rompiendo las amarras.
*
Pero nada disminuye tu belleza,
al contrario, no digo que estés gorda,
tus encantos rebalsan por la borda
y tu hermosura agrada y embelesa.
*
Conseguí salir airoso de aquel trance,
pero inevitablemente hipotecado,
aunque el trofeo que me había ganado
fue cosa inmensa, nada despreciable.
*
No se por qué alucinación tardía
llegué a imaginar que me comías,
mas lo que sucedió en aquella noche
fue lo que tú quisiste...yo fui el postre.
~ o ~

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