Algunas leves variaciones me obligan a volver a presentar esta historia, lo que era una ficción se acercó demasiado a la realidad, y la pequeña rectificación final era necesaria. Además que su nombre es Ramona, y ella no lo oculta. Bueno Ramona, disculpa le pequeñez...
RAMONA
*
No
hay mujer que no guste, éso es un hecho,
lo
que pidan, respondemos: “lo que mandes”,
no
por éso he de saltar de lecho en lecho,
y
diré que las prefiero no muy grandes.
*
Normalmente
tengo cierta inclinación
por
las que están más o menos al nivel
adecuado
de prenderles un clavel
sin
tener problemas con la elevación.
*
Era
así hasta que llegó Ramona
con
sus formas y volúmenes grandiosos:
sueño
erótico de machos y golosos,
y
que nadie al conocerlas abandona.
*
Cómo
no me iba a gustar, no soy de fierro,
justamente
por ser tan voluminosa,
si
bien no es así que las prefiero,
era
de una belleza escandalosa.
*
Tenía
lo de arriba y lo de abajo
de
alucinantes y bellas proporciones,
observarla
era un gusto y un trabajo.
¡Y
cómo alborotaba tiburones!
*
No
sé bien si fue suerte o fue desgracia
que
en el primer contacto entre nosotros
la
susodicha me encontró la gracia
haciendo
diferencia entre los otros.
*
Pensé
que sus notables atributos
me
daban un indicio de sus gustos,
la
invité a un famoso restaurante
de
platos generosos y abundantes.
*
¡Ay
Ramona por poco me mataste!
¡No
parabas! Pedido tras pedido
fueron
tantos los platos que tragaste
que
al ver la cuenta me creí perdido.
*
Por
una cosa me sentí aliviado:
los
dinosaurios ya se han extinguido,
si
alguno por allí hubiera quedado
tal
sobreviviente hubieras comido.
*
¡Qué
bestia de mujer! ¡Cómo tragabas!
Se
rumoreaba por todo el restaurante
que
se había metido un elefante
muy
hambriento, rompiendo las amarras.
*
Pero
nada disminuye tu belleza,
al
contrario, no digo que estés gorda,
tus
encantos rebalsan por la borda
y
tu hermosura agrada y embelesa.
*
Conseguí
salir airoso de aquel trance,
pero
inevitablemente hipotecado,
aunque
el trofeo que me había ganado
fue
cosa inmensa, nada despreciable.
*
No
se por qué alucinación tardía
llegué
a imaginar que me comías,
mas
lo que sucedió en aquella noche
fue lo que tú quisiste...yo fui el postre.
~
o ~
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