jueves, 13 de octubre de 2016

Escrito un 12 de Octubre

 

 

 

POBRE PLANETA NUESTRO

(O MEJOR: POBRES DE NOSOTROS)



Un confuso sentimiento me embarga en esta fecha, se cumple un aniversario más del encuentro de dos mundos y seguimos enredados en discusiones, muy importantes sin duda, pero desgraciadamente en sí mismas estériles mientras estemos en bandos divididos, ya no se puede esperar nada, aparte de que se reconozca oficialmente el despojo y el genocidio de los pueblos originarios, no de nosotros que somos otros y estamos vivos; aún así, incluso devolviendo lo que se llevaron, me refiero a lo material, que lo demás, las culturas destruidas, son imposibles de recuperar; no nos iría mucho mejor que ahora: nuestros ladrones se repartirían el botín, sólo pasarían los tesoros de unos ladrones a otros (o quién sabe los mismos) que conservarían su riqueza, y seguiría allí la profunda brecha entre ricos y pobres.
Hasta las creencias indígenas, si cabe llamarlas religiones, resultaron en ciertos aspectos superiores a las traídas desde afuera. Éstas preveían la conservación del hábitat, mientras los dogmas foráneos se desentienden del planeta y sus recursos; para ellos cuanto peor: mejor; que se acabe el mundo que es pecaminoso y vamos los buenos a gozar del cielo, y los malos al infierno; la tierra es lugar de paso, prescindible, lo que vale es la eternidad tras la muerte, lo que nos espera después, no importa el aquí y ahora. Como si ochenta o cien años mal vividos aquí justificaran toda la eternidad; concepto de por sí dudoso porque no sabemos si tal abstracción exista. Y ya vemos a donde nos llevan estas creencias cuando son reducidas absurdamente; aparece un Alan García a burlarse de quienes desean vivir en armonía con la naturaleza y hace chacota y se burla de "los que adoran un cerro", pretendiendo, astutamente, ridiculizar y descalificar algo mucho más completo que hay que tratar de entender, porque burlarse es fácil, cualquier ignorante puede hacerlo.

Pero no olvidemos tampoco que hay mucho de hipocresía en todo esto, porque ya estamos todos tan mezclados que ciertos argumentos son cínicos y mentirosos: que nos devuelvan el oro... ¿A los descendientes de los que se lo llevaron?  No se sabe quienes serían hoy los dueños de ese oro, y aunque nos pusiéramos de acuerdo, los "dueños" del oro ya no están en condiciones de manejarlo por su cuenta, todo está entremezclado, confundido; no estoy en contra ni a favor de tan ilusoria devolución (¡como si en algo influyera mi opinión!), o de una más fantasiosa reparación; por mí que hagan lo que quieran que al final ganarán los de siempre y perderán los que siempre perdieron.

Yo sí creo en algo trascendente, pero ello no implica desentenderse del propio cuerpo, del planeta y del espacio exterior. Todo tiene su valor y pagaremos un precio por cada destrucción, por cada desastre chico o grande que propiciemos. Desde arrojar un pañal desechable por la ventanilla de nuestro auto de lujo, hasta el fracking que busca conseguir petróleo más barato sin importar las terribles consecuencias.

Lo que se necesita es un profundo cambio personal y estructural, este sistema no da más, pero es cada día más difícil salir de él por las diferencias reales e inventadas que generan un clima de desconfianza generalizada, nadie cree en nadie, y mientras las cosas sean como son, tienen toda la razón de desconfiar, porque hay cada ratero, sinvergüenza, que utiliza los más nobles ideales para ir a robar y regodearse públicamente en lo robado, ante la vista y paciencia de quienes deberían sancionarlo y no lo sancionan porque son tan rateros como él; y parte del pueblo que mira a otro lado pensando, tal vez, que algún día pueda llegarle el turno y para eso es mejor que las cosas sigan como están.
Pero un barco a la deriva naufragará en cualquier momento, los que lo entienden y lo ven no pueden hacer nada, y los que algo podrían hacer no quieren, porque significaría el fin del estado de cosas que los beneficia.

Estamos enfermos de un maldito cáncer que se puede llamar egoísmo, ambición, ansia, avaricia, o lo que quieran, pero que incluye entre sus causas el extractivismo desmedido y el consumismo desbocado - no dije comunismo, que no se entusiasmen algunos - con lo cual no sólo nos estamos tragando al planeta sino que lo más grave: lo estamos desperdiciando y convirtiendo en un inmenso basural donde recuperar materias primas será mucho más difícil y costoso que hoy día.

Somos una capa de moho dañino adherida a la superficie del planeta azul, apenas un rasguño bastaría para borrarnos de su suelo, sin embargo estamos tentados a sentirnos poderosos e importantes, no lo somos, felizmente para la madre tierra somos una cosa insignificante.

Nos falta humildad, paciencia, sobriedad, inteligencia y cultura acorde con el planeta, nos estamos yendo a la ruina planetaria y la tierra seguirá, con nosotros o sin nosotros, le da igual.

Tan vasto es el universo que materialmente no significamos nada, si algo valemos será en el plano espiritual, y es allí justamente donde más atrasados estamos. No le veo salida a este caos, a este aquelarre de estupidez, de sexo contaminado, de cultura retorcida y de objetivos mezquinos.
Así: No merecemos vivir; no merecemos estar aquí.

Tal vez alguna cosa generada por nuestra incompetencia pero no controlada por nadie, o algo venido desde afuera, o quien sabe qué acontecimiento imprevisto, modificará este estado de cosas. Hemos llegado a un punto insostenible. Los tiempos geológicos y planetarios se miden por eones, para nosotros tal vez parezca que falta mucho para llegar al desastre final, pero para el planeta estamos en el último segundo, no ya de salvarnos, sino del acabose total. En dos o tres generaciones, quien sabe si no soy muy optimista, veremos para donde va la especie humana; si alguna bendición de última hora nos pone en el camino correcto o si seguimos destruyéndonos unos a otros con una ferocidad que no se ve ni entre las bestias rabiosas.

Si te cansaste de leerlo, imagínate yo que tuve que escribirlo.

Y del mundo, paso a mi patria, el Perú, para dedicarle mis mejores deseos de transformación... ¿Cómo y cuándo? Sabrá Dios... uno no sabe nunca nada... 



La suerte está echada 

Alea iacta est



Mataron a los nativos,
esos que llamaban indios,
y casi nada ha quedado,
mucho ha pasado al olvido
y los pocos intocados
escasa influencia tienen
en lo que somos hoy día,
y es eso lo que me invita

a tocar un tema oculto,
una cara no deseada,
la sociedad que hoy tenemos
es de otros heredada,
con lo bueno y con lo malo,
con lo excelso y lo peor,
revolcados en un fango
sin vergüenza ni pudor.

Somos lo que condenamos,
lo que algunos admiramos,
somos mezcla fermentada
en los odios, los rencores,
injusticias y atropellos,
somos sopa espesa y densa
que hierve en un fuego indigno 
de ambiciones personales.

Ya no hay ningún Condorcanqui
entre tanta podredumbre,
no existe un Manco Inca
entre tanta delincuencia,
y a los hermanos Angulo:
en estas líneas postulo
que si alguien hoy los recuerda
lo debo felicitar.

Sánchez Cerro y Juan Velasco
quisieron resucitar
el cadáver putrefacto
que suponían viviente;
más la gente indiferente,
los contrarios a su anhelo,
transformaron en remedo
la ilusa revolución.

Quien sabe si los gusanos
de esta fea podredumbre
sean al fin los llamados
a levantar con sus manos
una nueva sociedad,
nacida de este fermento
de odios y divisiones,
de robos y suciedad.

Como una flor de pantano, 
como un fermento impensado,
superando lo pasado
tal vez podamos lograr
una patria verdadera
que cobijando a sus hijos
se haga fuerte y duradera
y no se pierda en jirones.
~


2 comentarios:

  1. Mejor no se puede describir lo heredado y sus consecuencias, todo por la ignorancia, avaricia, egoísmo, ansias de poder; estás en lo cierto, pero para mi, Velasco no pasó de ser un traidor a su presidente y un resentido social, cuyas "obras" estamos pagando hasta la fecha, y hasta la fecha solo conozco a un general pobre, muy amigo mío, los demás están podridos en plata de coimas con dinero del estado.

    Te felicito Ricardo, muy bien

    Fernando Atala

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    1. Lo de Velasco salió mal, aunque algo bueno también puede haber quedado, eso no lo discuto, pero equivocado o no, él sí quiso cambiar las cosas, y por ese motivo lo cito en el poema. Gracias por tu valioso aporte.

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