Licencia de ser meloso
pido el día de la madre,
y me declaro culpable
si peco de empalagoso.
11 de Mayo: Día de la Madre en 2014
El
día de la madre me encuentra a mí sin mi madre al lado; preámbulo
de nota triste, lacrimosa y sentida, dirán quienes leen. Esta vez me
alegra no complacerlos, porque al igual que muchas y muchos de mis
amigos y conocidos que se encuentran en la misma situación, el dolor
de la pérdida a dejado paso a la tranquila resignación que es la
única emoción verdaderamente adecuada ante este inevitable
acontecimiento.
No
es lo mismo perder a la madre, o al padre, cuando aún no es el
momento; esas pérdidas anticipadas deben ser las más dolorosas que
existen, entre tantas penas que como humanos estamos expuestos a
sufrir.
¿Y
cuándo es el momento “adecuado”? - Perdónenme la aparente
frialdad en este delicado tema, pero el momento adecuado para que un
ser humano se marche al más allá, suele ser aquel en que se dan por
cumplidas las principales etapas de su vida; y en la posición de
madre, que es lo que nos ocupa ahora; sería por lo menos cuando los
hijos han crecido lo suficiente y han compartido con ella los
momentos más significativos de sus vidas. La muerte prematura es lo
que duele más, porque deja un enorme vacío y muchos anhelos
frustrados; nos deja una pena, una tristeza amarga que se presenta
justamente en esos momentos que su presencia haría completos y
dichosos; como este día y algunos otros. Así tienen que vivir
quienes han perdido a su madre o a algún ser querido antes de
tiempo, y de eso quería hablar a los más jóvenes, a aquellos que
aún tienen a su madre y temen perderla, y se horrorizan ante la sola
idea de que ese momento.
Para
quienes ya la han perdido antes, no tengo más palabras de consuelo
que decirles que su valor y entereza serían las más lindas flores
que como ofrenda puedan dedicar a su madre en este día y en todos
los días de su vida: sean felices a pesar de esa pérdida. ¿Cómo?
- Como puedan, como cada uno lo consiga, apoyándose tal vez en el
precioso recuerdo del bien perdido. La religión nos da consuelo
también; pensemos entonces en un futuro reencuentro, pero sin vivir
solamente en función de eso, porque hay quienes también necesitan
de nosotros y debemos dedicarles parte de nuestra vida con alegría y
valor.
A
los más jóvenes les digo que ese temor tan grande, si el destino
permite que los tiempos se cumplan adecuadamente, será más
soportable y soportado llegado el momento; sufrirán, sí, pero
dentro de los parámetros aceptables y podrán enfrentarlo con serena resignación.
Disfruten entonces de su compañía los que la tienen cerca y
disfruten de la paz de espíritu los que la llevan en el corazón.
Hayan hecho lo que hayan hecho, piensen que su madre los quiere igual
y espera verlos contentos y en paz consigo mismos.
¿Y
yo? - Feliz de pasar este día rodeado de madres, que no son menos
mías por el hecho de no haberme dado la vida, porque me dan vida
todos los días, viéndolas entregar lo mejor de sí por sus hijos.
Las madres, sea por amor, como creemos los idealistas, o sea por
instinto, como creemos los que nos suponemos más racionales; en
ambos bandos me incluyo sin ningún pudor; mantienen a la humanidad
en el lugar privilegiado que le corresponde. Ellas son las que nos
hacen humanos, son nuestro cable a tierra que nos preserva de
extraviarnos inútilmente en la fría intelectualidad, son las que
nos dan todo lo que pueden y más todavía. No se sabe cómo, pero lo
hacen.
Quien
pierde a su madre tiene que resignarse a una vida diferente más no
necesariamente triste ni menos fecunda; no hay cariño ni dinero que
puedan suplir el amor de madre, pero, así como la leche es necesaria
para los pequeños y los mayores nos pasamos muy bien sin ella, así
también, su amor nos nutrió el alma, el espíritu, la mente y el
cuerpo para siempre. Descansa en paz, madrecita mía porque tu hijo,
más feliz que hoy no podría estar.
Y
tratándose de fecha tan especial, yo, que hago poemas a tantas cosas
bellas y a veces no tanto, pongo mi imaginación al servicio de la
musa de musas que es mi mamá, y pensando en ella, y en otras
también, cercanas a mí, dejo este pensamiento en forma de poesía:
Madre
que nos das la vida
poco
a poco, cada día,
excelencia
en armonía,
pureza
nunca extinguida.
¿Es
instinto o es amor?
¿Qué
te impulsa al sacrificio?
No
he de someter a juicio
lo
que es un don superior.
No
me pidan, por favor,
que
en ello tome partido,
porque
de ella he nacido
y
me entregó lo mejor;
con
bondad y con cariño
me
indicó la mejor senda,
dejando
también que aprenda
a
enfrentarme a mi destino.
No
fue mucho ni fue poco,
esas
cosas no se miden,
por
éso nunca se olviden
de
ese ángel que ahora invoco.
~
o ~
11
de Mayo de 2014
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