Has
roto todos los récords fácilmente:
campeón
de la conchudez y del descaro,
de
la desvergüenza y del bolso avaro,
mientras
de lo ajeno gozas hartamente.
Hasta
yo, que he sido tan generoso,
me
he visto en la urgencia de expulsarte
cuando
noté que pensabas quedarte
invernando
en mi casa como un oso.
Tú
solo eres cual muchedumbre
que
amenaza, una plaga de langosta,
toda
la abundancia te parece angosta
siempre que es ajena, como es tu costumbre.
Aunque
muchas veces no te he dicho nada
al
verte mi ropa usando sin pena,
cómo
la maltratas porque te es ajena
y
encima te quejas que está almidonada.
Toda
mi paciencia ya está sublevada,
de
mi tolerancia sobra ya muy poco,
tú
te estás ganando un buen soplamocos
que
terminará con tanta huevada.
~
o ~
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