domingo, 30 de mayo de 2021

El límite de la dignidad

No sé si este título sea el más adecuado para lo que quiero comentar, me refiero a que hay gente, quién sabe si no somos todos iguales, que le pone un límite a su dignidad. Por ejemplo, hasta qué cantidad de dinero puede uno rechazar a cambio de venderse; qué tan buena posición debe tener ese pretendiente grosero o desagradable para ser considerado conveniente; qué tanto miedo se ha de tener para abandonar los principios o qué tan justa consideramos una causa para permitirnos hacer trampas para lograrla, utilizando la mentira, la calumnia y hasta la injusticia.

Eso se ve en todas partes, personas que dicen defender causas loables, nobles, pero que para ello no dudan en recurrir a cualquier artimaña indigna, aún a sabiendas, porque consideran que lo que están defendiendo es tan enormemente justo que las pequeñas o grandes injusticias utilizadas para conseguirlo no le hacen mella. Pero se equivocan, porque faltando a eso mismo que dicen defender, se convierten en lo contrario de lo que pregonan.

Los hay mal informados y los hay muy bien, demasiado bien, informados.

El festival de bajezas que se ve en política incluye una variedad y profundidad de infamias que es difícil no sentir lástima y asco. Si vienen de gente extraña se supera con más facilidad que si vienen de gente conocida y sobre todo de gente que uno amaba o apreciaba. Es duro ver que aseguren cosas que saben que son falsas y no les importe hacerlo. Me ha sucedido que al informarle a alguien en privado que lo que ha publicado es falso, me responde que sí lo sabe pero que la situación lo justifica, que eso hacen los otros o cualquier excusa que deja muy mal parada la dignidad y el respeto por sí mismo y por los demás.

Esos hacen que el mundo sea lo que es.

Porque ya no se trata de confrontar ideas y buscar juntos el mejor camino, sino de destruir al otro, no importa si se miente, se calumnia o se fabrican elementos pasando por encima de la dignidad de las personas y destrozando la propia. Es una verdadera pena ver a qué niveles de bajeza se puede llegar alegremente, como jugando y divirtiéndose dirán algunos, como enterrando lo que nos queda de decencia decimos otros.

Se publican fotos no solo falsas sino también cambiando el contexto, por ejemplo: una multitud reunida para expulsar a un presidente ilegítimo en 2020 se dice que es para apoyar una candidatura en 2021.

Se comparten vídeos demostradamente falsos, incluso antiguos, pero se siguen utilizando a sabiendas o desde la ignorancia.

Se difunden afirmaciones interesadas aunque los propios testigos afirmen lo contrario.

Se repiten términos y palabras hasta vaciarlos de contenido, se tergiversa, se falsifica, se difama... se hace lo más vil para defender lo más noble ¿Es que la verdad necesita de la mentira? ¿Es que la democracia necesita de la tiranía? ¿Es que la justicia se consigue con injusticias? ¿Es que la paz y el amor se imponen con la violencia? Hay democracias que asustan porque no son tales; el abuso y la desigualdad disfrazados nunca serán sino eso mismo: abuso y desigualdad. Democracia es otra cosa, y nunca la hemos tenido.

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domingo, 23 de mayo de 2021

El cambio es inminente


Solo podemos decidir cómo lo haremos


La violencia: partera de la historia
La Libertad guiando al pueblo, por Eugène Delacroix  



Con todos los adelantos de que disponemos, con todos los conocimientos históricos y filosóficos, no debemos permitir que la violencia siga siendo la partera de la historia. 

Es fácil hablar (o escribir) de convicciones pero no tan fácil vivir de acuerdo con ellas. Si se trata de escoger entre lo que nos aprovecha y lo que creemos, lo cual muchas veces se encuentra en el lado contrario, el dilema puede ser muy duro; me refiero a quienes tengan conciencia, porque para muchos este problema no existe: piensan una cosa y hacer otra, y eso está tan extendido que es una manera aceptada de vida y hasta la forma más común de cargar con la existencia. 

Donde más se nota puede ser en las iglesias, o sea la manifestación física de las religiones, pero si miramos un poco más, está en todas partes: partidos políticos, fuerzas armadas, gobiernos, clubes, barrios, empresas... y hasta en la familia. No hace falta ser muy observador para verlo, es lo que llamamos hipocresía. Haz lo que digo pero no lo que hago.

Es que hay cosas que no son para cualquiera, y en cualquiera me incluyo porque no soy ningún ejemplo a seguir, a veces suelo ser el dedo que señala un problema pero no tengo la fórmula para solucionarlo, por eso, cuando me reclaman soluciones sé que no lo hacen porque esperan que se las de, sino precisamente para echarme en cara mi perplejidad como si los que me exigen soluciones tuvieran alguna.

Y, si se diera el caso milagroso que yo o alguien tuviera una idea de lo que hay que hacer, si alguien mostrara un camino a recorrer, no faltarían quienes lo humillen y lo agredan. Ya se hizo y se seguirá haciendo.

- ¿Está predicando, oiga?

- Sí, y espero que no sea en el desierto de la intransigencia.

En estos días se está apreciando, en varios países y regiones, una polarización en cuanto a posiciones políticas, lo cual lleva a enfrentamientos verbales, críticas y discusiones, lo cual a primera vista parece bueno porque siempre será más deseable que la gente participe en política a que no lo haga, sin embargo, y este es el lado malo, se discute de lo que se ignora y en base a supuestos conceptos erróneos pero aceptados por mucha gente a nivel de meme, post o figuritas.

Hay intentos maliciosos, melodramáticos, cómicos y hasta ridículos. Esto en sí mismo no es malo, porque la caricatura y el humor son herramientas de gran utilidad en la propagación de las ideas, pero solo funcionan si el público tiene el suficiente criterio y nivel de formación para distinguir lo falso de lo verdadero, y si le da a los conceptos el significado correcto. Cuando eso no sucede, y no está sucediendo ahora, entones viene un caótico discurrir de ideas idiotas enfrentando argumentos que no son comprendidos por falta de conocimientos básicos. A veces puede ser peor y se ven idiotas ideas enfrentadas a ideas idiotas.

Idiotas, tanto en el sentido peyorativo de falta de intelecto, como también en el etimológico de ajeno al tema tratado.

Así es que a quien defiende un sistema político económico de izquierda, se le conmina con violencia a que se vaya a vivir allá donde se practica el mismo. A primera vista parece lógico, te gusta, pues anda allá. No se entiende que el deseo es precisamente cambiarlo allí donde uno está, y vivir de acuerdo a esos principios.

Otra agresión, que no diré argumento, es la de exigir que uno regale lo que tiene, si tanto le gusta la igualdad, o que por qué vive bien si el socialista debe ser pobre. Ni el socialista ni nadie tiene que ser pobre, ni se trata de regalar lo propio dentro de un sistema de total injusticia. Con caridad no se soluciona la injusticia, sino que se prolonga indefinidamente. Y eso es lo que quisieran quienes están cómodos en un sistema injusto y no se preocupan por los que están sufriendo debido a ese mismo sistema.

Al socialista lo atacarán tanto si es rico como si es pobre. Si es rico le dirán caviar, hipócrita, mentiroso, Si es pobre le dirán haragán y mantenido. La verdad es que nadie debería sufrir miserias en un mundo mínimamente justo y planificado, como se ve en varios países del primer mundo que no dejan a la población librada al azar del despiadado y abusivo mercado, sino que distribuyen los bienes e ingresos de manera adecuada para evitar precisamente el desequilibrio de su población. 

Parece mentira que haya gente que de verdad se crea que la acumulación absurda de riqueza, acumulación generada por distorsiones del sistema, sea algo justo. Si se trata del poseedor, no hay duda que se debe a una elemental reacción de defender sus privilegios, pero si se trata de un ciudadano común, no digo pobre, es simplemente falta de perspectiva, ignorancia del asunto, o llanamente estupidez.

¿Por qué nos parece bien intervenir en las diferentes ciencias y crear tecnologías innovadoras en todos los campos pero dejar la política intocada? Es por eso que a lo largo de la historia los cambios han sido siempre violentos. Hoy a nadie le parecería normal entregar la novia a su señor, o trabajar solo para la comida, por ejemplo, como en el feudalismo, pero ignoramos asuntos mucho más graves que trae consigo el sistema capitalista. Principalmente se trata de lo siguiente:

El capitalismo no es un estado natural de la evolución social, es impuesto para beneficio de muy pocos.

El capitalismo genera enormes e injustas desigualdades tanto entre individuos como entre países.

El capitalismo necesita de continuas crisis para poder mantenerse, dañando la vida de la enorme mayoría.

El capitalismo daña y destruye gravemente, de manera irremediable, el medio ambiente y no se hace responsable de ello.

El capitalismo necesita y genera guerras de forma constante para asegurar su propia permanencia.

Que no sea el necesariamente comunismo el que nos saque de esta situación, lo puedo aceptar y entender, pero lo que no debemos desear de ninguna manera es que sigamos en este sistema destructivo. Tendremos que salir de él de forma ordenada y planificada o a los tumbos y empellones, pero está visto que es insostenible. Pan para hoy y desgracia para mañana. Con todos los adelantos de que disponemos, con todos los conocimientos históricos, filosóficos, no debemos permitir que la violencia siga siendo la partera de la historia. 

Quienes defienden este injusto y destructivo orden, dicen que lo hacen por sus hijos. Es ceguera, ignorancia o estupidez, no sé a cuál de estas condiciones culpar del futuro descalabro que espera al final de ese camino, de lo que sí estoy seguro es que la inacción se debe principalmente a la comodidad y al miedo de perder lo poco que se tiene, esta posibilidad solo existe si se llega al extremo del cambio violento y descontrolado, no si se hacen las cosas dentro de la ley. Nadie perderá nada de lo ganado honradamente, aunque posean cosas que los pone por encima del promedio. Esa es la gran mentira que se propaga de manera calculada alrededor del mundo para  

Desgraciadamente, si no tomamos las riendas de nuestro futuro se perderá lo poco y también lo mucho.

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lunes, 17 de mayo de 2021

Peripecias de una poesía

NO QUIERO CHINA QUE MANDE


Como es lógico en estos tiempos de Internet, comparto las publicaciones del blog en otras redes, como Tweeter y Facebook; sucede que en este último me censuraron una poesía, sí, y no es que fuera tan mala como para eso: tiene rima, cierta cadencia y ritmo y la métrica tampoco está tan mal como para merecer la eliminación... entonces ¡el contenido! Claro, pues, cómo no me iba a dar cuenta de ello.
Así es que yo, astuto, decidí cambiar algunas palabras y volverla a publicar, y pasó. Al menos hasta hoy, cuatro días después, sigue allí.
Para quienes no quieran o no puedan entrar a Facebook, la publicación es la siguiente:

Los que supervisan este espacio me han observado y han eli mi nado una poesía dedicada a la susodicha innombrable, la había escrito con pasión y también sin compasión; me advirtieron que va contra las reglas; seguro que fue algún defensor de disolutos quien me acusó ante la santa inquisición del cara libro. Estoy escribiendo de tal manera que pueda pasar por debajo del radar, como dicen ahora cuando los agarran tercios.

He tenido que volverla a escribir, ahora sí tendría que pasar. Si quieren leer la anterior, está en mi blog... todavía.

https://ricardoks.blogspot.com/2021/04/no-quiero-china-que-mande.html

Parece que solo tengo que cambiar la palabra china por otra... podría ser cochina, chancha, ponja y hasta esponja, pero hay que tener en cuenta la rima y el ritmo (el ritmo con que vienen trafeando también). Chuta no, porque no es. Chicha tampoco porque no es sabrosa. Chicle...por pegajosa tal vez; conchesum... no porque me cierran la página... ya ven, no está fácil.

Marrana, muy ofensivo, me van a eliminar de la sociedad protectora de animales. Chanchulla, interesante combinación de porcina con gorro típico y la acción que la representa: Chanchullo.

Ya saben, amigos, que escribo para gente culta, o por lo menos antigua, que no es lo mismo pero por ahí van los conceptos.

- ¿Cree que la antigüedad es clase?

- Bueno... no siempre, conozco octogenarios que no han evolucionado.

Bueno, al grano que se revienta: La voy a volver a escribir de tal manera que parezca políticamente correcta, no sé cómo va a quedar, ni cuántos la vayan a entender, pero ya encontré asunto para diversión y relajo. Aquí va.


NO A LA CHANCHULLA QUE MANDE


No a la chanchulla que mande,
no quiero más sonadera,
Capciosa mano-larguera,
compungida bola grande.

Si llega a la residencia
esta chanchulla malosa,
saldrán pelos de la cosa,
con abundante frecuencia
y con todos sus mamones,
hermanos en el cochambre
dejarán miseria y hambre,
sabemos sus intenciones
que no serán nada bueno
y habrá que ponerles freno.

No me quiero imaginar
al pimpollo del mañoso
con su discurso meloso
pretendiendo-nos mandar.
Esta nos viene a chorear,
desquitarse y proteger,
pero querer no es poder
y jamás se va a limpiar;
¡si abajo es tan atrevida
imagínense allá arriba!

Por eso yo no la escojo,
no existe ni una esperanza
de que haya alguna mudanza
en ella o su copiloto;
la confianza ya se ha roto,
han faltado a su palabra,
la perspectiva es macabra
y hasta tiene sucio el poto;
no me hagan promesas nuevas
porque están hasta las huevas.

Molestia no disimulo
por la turbia zarabanda
de mocos y babas blandas,
sin gracia ni cachirulo;
y por lo tanto postulo:
basta de sonrisas falsas,
basta de palabras vanas...
¡basta de caras de culo!
Salamandra aunque no ladre,
no la quiero de comadre.

¿Dónde saltará la rana?
Hacia la risa me inclino
y me alejo del espino,
porque sé que no le alcanza;
que una gansa no es venganza.
El delirio no la auxilia,
con nadie se reconcilia
y más le crece la panza;
sus buenos samaritanos
son escasos y son vanos.

La chanchulla envenenada
no convence ni a los gritos
tampoco si habla bonito
ya nadie le cree nada.
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domingo, 16 de mayo de 2021

Hijoeputidad explicada

El hijo de puta no nace: se hace.

Dije que lo explicaría, y acá lo intento


Ante las últimas acciones del que fuera nuestro único premio Nobel, el mismo que al adoptar la nacionalidad española ha dejado de serlo, al menos ya no en forma exclusivamente nuestra; el ahora Marqués de no sé cuántos; me veo en la necesidad de aclarar un comentario que hice ayer referente a su persona. 

Como dato previo para entender el contexto, diré que el condecorado escritor, el año 1990, cayó en la tentación de participar en las elecciones a la presidencia de su país de nacimiento, el Perú, en condiciones nada honrosas. Me explico: la clase política peruana se encontraba en tal desprestigio que no había un solo candidato, sobre todo dentro del sistema de derecha neo colonial imperante, que pareciera mínimamente aceptable para la población, entonces se dio la condición pocas veces vista: para la segunda vuelta, se agazaparon todos los partidos y candidatos detrás de este ilustre "outsider" y con eso se sintieron ganadores. Quién iba a desaprovechar la oportunidad de tener un presidente culto, famoso, simpático y como suele decirse, de lujo. Mario Vargas Llosa serviría de pantalla a todo el fracasado escuadrón de impresentables y odiados hijos de puta. Les pareció una jugada maestra, sin duda, por eso la hicieron. 

Tanto era el hartazgo del pueblo que sin ponerse de acuerdo y sin crear una especial estrategia para ello, prefirió votar en masa por un desconocido ingeniero de origen japonés. La afrenta no podía ser peor: que el famoso  personaje, el peruano más ilustre fuera despreciado a cambio de un don nadie. Debo aclarar que si Vargas Llosa hubiera incursionado en política seriamente y con un programa propio, posiblemente hubiera ganado, pero... aupado a última hora con la notoria e inmoral finalidad de lavar las caras y limpiar las cacas de tantos rechazados por la gente, la cosa no podía ser de otra manera. Esa no fue su primera ocasión para ganarse el título de hijo de puta, ya antes había recibido el calificativo pero de manera más limitada, en el marco de su tránsito de amigo de la izquierda, de cuba y de Fidel Castro, a defensor del rancio conservadurismo, el que tantas recompensas y satisfacciones le dio luego, sobre todo en lo económico y, sin ningún sonrojo, en lo nobiliario.

Si para algunos ya lo era, para muchos más lo fue a partir del año de su perdición electoral ante ese  desconocido, que más adelante, se revelaría también como otro gran hijo de puta.

En las presentes elecciones está profundizando más aún, si cabe, esa deshonrosa cualidad, haciendo de alcahuete de la hija del que lo derrotó el año 90 y de la cual siempre había mantenido saludable distancia, apartándose de ella y calificándola de persona nefasta y nada confiable para dirigir, ya no digamos el país, sino incluso su propio partido, sindicado como organización criminal, incluso con investigación judicial en marcha.

Es en estas circunstancias que mi amigo Augusto Sparrow se preguntó si tanta infamia del nobelado (premiado con el Nobel) con 85 años encima, se podría deber tal vez a su senilidad; yo opiné que más bien podría deberse a su hijoeputidad, lo cual me comprometí a explicar y a continuación trataré de hacerlo.

La hijoeputidad o hijoputidad, con una letra de diferencia, acerca de lo cual aún no se ha pronunciado la Academia, define la cualidad de Hijo de Puta; o sea la hijueputez, esa extendida y conocida condición que poseen muchos individuos independientemente del nivel socio económico cultural en que se muevan; o aunque se estén quietos, igual son unos hijos de puta.

Los análisis lingüísticos filológicos de un término cualquiera tienen la desventaja estética de la recurrente repetición del mismo - o sea del término - pero ese es el precio que el estudioso ha de pagar a cambio de una meticulosa precisión, tanto en los argumentos como en las conclusiones. Continuemos.

Mientras se discute el superlativo de la expresión, que podría ser, entre otras, granhijoeputidad o hijoegranputidad, podemos simplificar el uso y contentarnos, por qué no, simplemente con grande o grandiosa hijoeputidad.

El castellano es bueno para componer palabras de dos términos, a veces hasta tres, pasando los cuales deja de ser práctico. Por ejemplo: Latinoamericano, girasol, cochecama, etc. pero si queremos agregar más palabras al término, este se complica (no yo: el término) digamos que cochecamacortinalzabeventanabrible, está jodido... para eso hay que ser alemán; por sus largas palabras, se entiende.

Para despejar las dudas que trae consigo este análisis, debemos empezar por definir los términos y dejar sentado (o parado) qué queremos decir con Hijoeputidad, o sea la cualidad de ser un Hijo de Puta. Es así que definir Hijo de Puta es preciso, es inevitable y es necesario. 

Primero que nada, el concepto va más allá del simple hecho de que una mujer haya cobrado, en efectivo o en especies; para realizar el acto biológico que culminó al cabo del plazo requerido, en un nuevo ser; el cual, debido al primordial acuerdo mercantil del que procede su concepción, es catalogado definitivamente como Hijo de Puta o de gran Puta, lo cual no necesariamente hace alusión al monto cobrado sino más bien a la percepción que de él se tenga mucho tiempo después. Es así que para ser un buen hijo de puta, un real y reconocido hijo de puta, no es necesario remitirse a la progenitora del procreado, la cual, una vez parido (bien o mal) el sujeto en estudio, ella deja de tener importancia en la investigación, lo cual no significa que deje de ejercer o seguir haciendo lo que hacía ni que la trascendencia de su abnegada labor disminuya un ápice; eso es otro asunto que generalmente es paralelo aunque no siempre horizontal.

Queda claro entonces que este estudio no transfiere ninguna responsabilidad a otra persona, sino que la centra y concentra en el individuo mismo: la hijoeputidad es inherente al carácter de la persona y en consecuencia se trata de su exclusiva responsabilidad. Queda sentado que la madre puede ser una santa y eso no lo hace menos hijo de puta o hasta de la gran puta si el mentado hiciera los méritos necesarios para ello.

- Oiga usted, cómo le gusta escribir estas cosas, parece que lo disfruta.

- Trabajar en lo que a uno le gusta es un privilegio, mi estimado. Así es.

Recurro a mis propias explicaciones, publicadas y jamás refutadas, para esclarecer el tema que, no diré que nos interesa, para evitar incomodidades, pero sí de lo que, nos guste o no, estamos tratando. 

- ¡Ah caramba! ¿Cómo es éso? ¿Hay entonces una definición de hijo de puta que no pase por la condición de la madre del esclarecido y que vaya más allá del simple insulto?

- Así es. Veo que lo está entendiendo.

Entonces ¿Se puede ser un hijo de puta aunque la progenitora sea una santa, se puede ser un hijo de puta aun siendo un niño probeta o un engendro de laboratorio, se puede ser un hijo de puta aun en el supuesto caso de no tener madre y no ser hijo de nadie? Por lo visto se puede, y si no se tiene madre las probabilidades de ser un hijo de la gran puta son todavía mayores.

Es que ser hijo de puta está en el sujeto mismo, no se trata solamente de un insulto; bastante soez y grosero por cierto; además, quienes pensábamos así estábamos completamente equivocados. Demostrarlo es fácil, basta con una simple consulta al diccionario. Veamos:

Hijo

~ de puta

  1. m. y f. vulg. Mala persona. Usado como insulto.

Agrega el diccionario que "Hijo de puta" es una expresión soez y un disfemismo* que se utiliza habitualmente como insulto, aunque tiene también otras connotaciones en función del contexto en que se pronuncie. Según la Real Academia es una forma vulgar de denominar a alguien "mala persona".

(* Un disfemismo es una palabra o expresión deliberadamente despectiva o insultante que se emplea en lugar de otra más neutral.)


No es lo que pensábamos ingenuamente, un simple retoño de meretriz sino una mala persona. En otras palabras: El hijo de puta no nace: se hace; se llega tras una o varias acciones hijoeputescas, esto es, que dañan a una o a muchas personas, habiendo casos superlativos que dañan al planeta entero.

Queda entonces explicada mi intervención en el mentado diálogo inicial. Es un insulto, sí, pero no a la madre sino al sujeto en sí mismo, aludiendo a sus cualidades comprobables y propias.

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domingo, 9 de mayo de 2021

Quién sabe, señor.

 Más de José Santos Chocano.

Peruanos autóctonos de la sierra


Recuerdo que en ciertas escuelas, no sé si en todas, se le daba más importancia a José Santos Chocano que a otros escritores indigenistas, como José María Arguedas, seguramente porque la visión del primero encajaba mejor con lo que se nos quería inculcar.

 Sigamos con Chocano y la lógica derivación del anterior artículo acerca de él.

En esa publicación quedó "picando" el tema de la famosa poesía QUIEN SABE, y me preguntaba por qué pedirle al indio tantas cosas, se entiende que como recurso poético está más que justificado, pero no deja de tener una cierta dosis de conchudez, y me planteaba qué pasaría en el caso inverso.

Estuve releyendo los poemas de José Santos Chocano, y me sorprendió el cambio experimentado en mí mismo, que atribuyo no sólo a mi mayor edad sino también a lo que aconteció en estos tiempos.

Llegué al que se titula "QUIEN SABE" y se me ocurrió algo que no había pensado cuando era niño al leer o escuchar esa poesía por primera vez. Como bien se entiende de la letra del poema, se trata de un hombre blanco, con innegable influencia europea occidental, que pasa delante de la choza humilde de un "indio" peruano y se hace retóricas preguntas, a sí mismo, aunque dirigidas al indígena que nos presenta como pobre y humilde. Es muy interesante lo que piensa Don José Santos Chocano, no lo discuto, lo admiro y me alegra que nos haya enriquecido pensado lo que pensó, pero... ¿Qué pasaría si la situación fuera al revés? Si fuera el indio el que pasa por la residencia del blanco, en la ciudad, y tiene la ocurrencia de pedirle exactamente lo mismo que el blanco, sin pena ni consideración, le solicitó al pobre indio, ésto es: agua, abrigo, comida, un lugar para descansar y quietud para que el descanso aproveche mejor. Convengamos que no es poco lo que va a pedir.

Y en estos días de alarmante delincuencia, de desconfianza, de cercos eléctricos con alarmas y sirenas, de odios políticos y de clase, de discriminación y sobre todo de egoísmo; que un indio pida al blanco, en su propia casa, lo que éste antes pensó pedir al indio en su humilde choza; me lleva a componer (tal vez deba decir descomponer) lo inverso al poema de Chocano. Él lo tituló QUIEN SABE, al mio, como podrán explicarse cuando lo lean, lo he titulado ¡QUÉ PREGUNTA, MI SEÑOR! en el sentido que hay preguntas que ni siquiera necesitan ser formuladas, como las últimas del poema.

Es tanta la semejanza y la correlación entre los dos, que hasta he dejado algunos versos sin modificar, tal es la identidad especular que presentan ambas visiones del mencionado encuentro de dos culturas (excluyo por ahora a las demás) que vivieron y viven aún en conflicto sobre el mismo suelo, aunque la mejor parte de ese suelo casi siempre es usufructuada sólo por una de las partes. De allí el conflicto.

El blanco compone su poesía en el tranquilo ambiente rural de los años veinte del siglo pasado, en completa seguridad y con la certeza que será respetado y bien tratado por el otro; pero luego, el mismo blanco, en la ciudad violenta, dentro de la inexpugnable seguridad de su “mansión”, para usar el mismo término que tal vez con algún sarcasmo o exceso de lírica utilizó el poeta para referirse a la choza del indio; se comporta de muy distinta manera.

Seamos justos, el poema de Chocano no nos dice bien cuál es la reacción del indio, si da, si tiene, si recibe al inesperado huésped; cuestión que posiblemente ni le interesa al autor; en cambio, en mi poema, no hay duda de que el pobre visitante no es bien recibido en la casa del otro, que de ninguna manera accede a dar nada al pedigüeño y más bien lo impele a largarse de allí lo más rápido posible.

Veamos en qué se parecen y en qué se diferencian los poemas; no ignoro que el mío refleja una de las peores facetas del ser humano, lo he hecho así justamente para llamar la atención sobre lo feo, sobre lo que esperamos que termine, y nadie con honestidad podrá negar que existe ahora mismo.
Para que sea más fácil el cotejo, los poemas están puestos uno al lado del otro:


No sabemos qué tiene que pasar para que el destino nos acerque siquiera un paso hacia el ideal de nación que queremos, pero sí sabemos que vivimos tiempos cruciales.


- Quien sabe, Señor... o ¡Qué pregunta, mi señor!


También está la primera versión de mi poema, la que me salió espontáneamente y que luego corregí por considerarla grosera. Viéndola ahora, me parece que sería injusto que se pierda, es esta:


¡PASA PASA,  ESTÁS HUEVÓN!

Señor que descansa en la terraza
de su magnífica mansión
Para mi sed no tiene agua
Pa mi frío, cobertor
algún pancito pa mi hambre
Para mi sueño un rincón
Un descanso pa mi andanza
-¡Pasa, pasa! ¿¡Estas huevón!?

Señor que estás de barriga
calato y sin pantalón
y al lado de tu piscina
descansas de tu labor
¿Sabes que esta era mi tierra
Y que alguien me la quitó?
¿Sabías que soy el amo?
-¡Pasa pasa, estás huevón!

Señor de frente bronceada
y dorada por el sol,
qué pensamiento me escondes
En tu severa expresión
Por qué con sorna me miras
Por que me llamas huevón
Por que me sueltas al perro
-¡Fuera, fuera, so huevón!

Oh raza nueva y ambiciosa
de impenetrable corazón
que gozas de tu alegría
pero ignoras mi dolor
fui grande como los andes
El océano y el sol
y tu gesto me parece
de burla y mala intención
despectiva indiferencia
de orgulloso y mal patrón

está mi sangre en tus venas
y si por tal sangre, Dios
te pregunta qué prefieres
ser peruano o ser sajón
ser cholo o ser extranjero
ser empleado o ser patrón
responderías diciendo
-¡Pues qué va a ser... ni huevón!
~



miércoles, 5 de mayo de 2021

Ocultar la historia y manipular el presente

 

Manipulación que no todos notan


Este sería un ABC de lo que sabe hacer la derecha en nuestro tercer mundo. Advierto que me quedaré corto en la exposición, pero no escribo para los que saben y entienden más que yo, solo quiero dar unas explicaciones simples.

Tenemos ante nosotros el ejemplo de Colombia; así como en microbiología se usan las placas da Agar para observar el desarrollo de microorganismos, observaremos lo que sucede en estos días en aquel país hermano. No ignoro que el actual problema colombiano tiene raíces más antiguas, que se remontan a tiempos anteriores al asesinato del Jorge Eliécer Gaitán, el político más destacado de ese país, candidato a la presidencia y seguro ganador, ejecutado en 1948, supuestamente por un sicario solitario pero que tenía la finalidad de evitar que el socialismo llegara al poder. Y después vimos con tristeza cómo les fue: Guerrillas, narco gobiernos, abusos y violencia desatados contra el pueblo cada vez que los criminales que gobiernan lo creían necesario. El grito en Colombia ahora es "nos están matando".

¿Cómo se hace? A quienes promueven la matanza les parece simple, y lo sabemos también nosotros: se criminalizan las protestas y se sale a matar a la gente con las "armas de la paz y de la democracia". Se dice fácil aunque no lo es, porque la muerte y la injusticia triunfantes son la peor pesadilla que le puede ocurrir a un pueblo; y si viene disfrazada de democracia, peor que peor, no hay cómo librarse del horror sin ser declarado subversivo y alimentar así el círculo vicioso del abuso, protestas y muerte. Justo lo que ellos quieren.

Es claro que eso no se podría hacer si se notara, porque el ser humano es un ser social y tiene (todavía) cierta empatía para con sus semejantes, y ese es el detalle macabro que complementa el genocidio: evitar la solidaridad y la empatía creando al "otro", ese que no es igual a uno, ese que es una amenaza a nuestra paz y seguridad, ese que que tiene ideas raras, ese que es, al fin y al cabo, una basura que hay que eliminar. Así se acaba con la empatía y odiar al "otro" se convierte en virtud ciudadana; son los buenos contra los malos.

Pero cómo se hace eso, no es ningún secreto, o no debería serlo: se ponen las mentiras como verdades, se le dice a la gente lo que es deseable, se manipula, se inventa... ¿dónde? donde todos lo puedan ver y crean que lo hacen libremente: en los medios de comunicación.


- Oiga ¿pero usted cree que todos se han puesto de acuerdo? 

- Sí, se han puesto de acuerdo y están consiguiendo lo que se proponen.


Entre el 70 y 80% de la información es manejada por unos pocos grupos con intereses semejantes, el resto tampoco es libre porque se basa en la línea que se propaga en esos grandes conglomerados; solo unos pocos medios alternativos ofrecen información veraz, objetiva e imparcial, y a esos hay que buscarlos detrás del mar de mentiras, medias verdades y distracciones que nos invaden y acechan desde todos los ángulos y direcciones, todo el tiempo, como se dice 24/7. Siempre.

Ya no se trata solo de ocultar o manipular la historia sino, lo más importante, ocultar y distorsionar el presente para mantener las cosas a raya, y para asegurarse un futuro a la medida de sus planes y ambiciones.

Sublevarse no es fácil, nunca lo fue ni lo será, pero al menos no seamos presa fácil ni vergonzosos colaboradores de nuestros despiadados enemigos; lo menos que podemos y debemos hacer es observar y entender lo que está pasando; obstaculizar, en la medida que cada uno pueda, el avance de la falsificación de la verdad e impedir que florezca la calumnia y la mentira. No es fácil, pero tampoco es tan difícil y mucho menos imposible.

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domingo, 2 de mayo de 2021

José Santos Chocano, abreviado y reeditado

 

Francisco Pizarro y su caballo


Quiero volver a publicar este artículo y poema escritos hace cinco años (03.04.2016), en vísperas de elecciones presidenciales y en situación parecida a la que estamos enfrentando ahora. No hemos cambiado de ideas ni de actitudes, lo escrito esa vez fue leído por muchos que hoy ya no están, fueron muertos por el Covid-19 o por lo que buenamente pudieron encontrar como salida.

Pero no lo publico solamente porque quienes lo leyeron hayan muerto (no todos, claro), sino porque todo su contenido sigue vigente y me gustaría que lo leyeran algunos vivos. 

Cito fragmentos de José Santos Chocano y al final del artículo está mi poema.

Agradecido de antemano por la atención.   

Indio tú, que no eres indio.

Siempre es mejor saber siquiera un poco antes que no saber nada, y para quienes si lo sepan, la presente nota servirá como un simple entretenimiento. Me refiero al gran poeta José Santos Chocano, cuyas poesías recitábamos en las celebraciones escolares, y cuya vida no era precisamente un buen ejemplo. La obra del poeta fallecido en 1934, fue de tal importancia que se optó por no remover otros aspectos, al fin y al cabo sus poemas tenían un valor propio y no era conveniente desmerecerlos con cuestiones que no tenían que ver con lo artístico, además sus obras reforzaban la posición política de los diferentes gobiernos, y así llegamos hasta los años en que transcurrió mi infancia, los años cincuenta del siglo XX, cuando por ejemplo todavía se celebraba el descubrimiento de América cada 12 de octubre con esa inocencia y falta de sentido crítico que hoy nos parecen el colmo de la ingenuidad; cuando los buenos habían ganado a los malos en la segunda guerra mundial y el cine hollywoodense, el único que veíamos, nos mostraba a alemanes y japoneses como horribles engendros: fríos, sádicos y calculadores los primeros y violentos energúmenos con apariencia de sub-humanos los segundos. Los niños solían recibir armas de juguete en navidad y alegremente jugaban a la guerra mientras duraran los juguetes, en su mayor parte de procedencia japonesa (con la calidad de los juguetes chinos de hoy), lo cual no tenía mayor importancia ni llevaba a deducción alguna, no había casi nada que fuera "políticamente incorrecto"; el que hacía de japonés o alemán se esmeraba en hacer una buena actuación de agonía antes de estirar la pata por causa de las balas imaginarias del soldado bueno que era el otro, con temblores, gemidos y atragantamientos antes del estertor final, a veces se le reclamaba ¡Tú no sabes morir! ¡Así no vale! a lo que el aludido contestaba ¡Yo quiero ser el jovencito, pé!... y me pregunto ¿crecimos mal? no sé, pero Chocano, que vivió y murió antes de esa guerra, sí le metió  un tiro de verdad a Edwin Elmore, joven escritor, durante una discusión sobre política en el local del diario El Comercio donde ambos publicaban cartas acusándose e insultándose mutuamente. Se sabe que Edwin murió en un hospital dos días después y a Chocano lo condenaron a tres años de prisión... pero estuvo preso dos años nada más, porque el congreso, compuesto por gente amiga, decidió cortar el proceso y sacarlo a que se ventile al aire libre. Ya había estado preso algún tiempo antes, como un año, por subversivo, durante el segundo gobierno de Andrés A. Cáceres. Cuando cambiaron los vientos salió libre y se acomodó bastante bien con los siguientes gobiernos de Leguía, apoyando también a todas las "dictaduras organizadoras" en el continente.


Siendo diplomático en España, se vio envuelto en un escándalo de estafa precisamente al Banco de España (¡era un criollazo!) por lo que tuvo que dejar el servicio y desaparecer por un tiempo. Tras diferentes aventuras en Cuba, Puerto Rico, México, Guatemala, volvió al Perú en 1921 donde fue recibido con honores y premiado con una corona de laureles fabricada en oro, fue entonces que se hizo amigo del mencionado presidente Leguía, por éso no estuvo en la cárcel mucho tiempo después de meterle un tiro a Edwin..., se dice que fue en una pelea en la que el occiso se abalanzó sobre el poeta quien tuvo que defenderse de esa forma, aunque el otro no estaba armado.


Más tarde se fue a vivir a Santiago de Chile, donde, como dice el refrán: quien a hierro mata a hierro muere, nuestro poeta fue asesinado en un tranvía, por un supuesto loco que aseguraba haber sido estafado por éste en un asunto de búsqueda de un tesoro. Que se sepa, él nunca encontró tesoro alguno y murió pobre. Lo que sí se sabe es que le gustaba derrochar el dinero, cuando había.


Que no parezca que hablo mal del finado, total, todas estas cosas están en su biografía a la que cualquiera puede acceder, y si las comento aquí es porque son parte de este polémico personaje. No todos tienen que ser buenitos todo el tiempo y quien se crea superior que lo diga y lo demuestre. Yo no, se sobreentiende.


Pero vayamos a lo que interesa, que son sus poesías: Muchas y muy buenas, y como decía antes, las recitábamos en la escuela; por ejemplo "Los caballos de los conquistadores", un poco larga para aprendérsela de memoria, sin embargo no faltaba alguien, casi siempre una alumna, que se la sabía toda y nos asombraba y conmovía con esos fabulosos caballos que poco tenían que ver con nosotros, pero que participaron de grandiosas hazañas como co-protagonistas de fabulosas aventuras. En su obra, los indios eran sólo parte del paisaje; en la escuela primaria nos enseñaban que el indio valiente era indio muerto (como Cahuide), y el indio pusilánime o vendido era el indio bueno (como Felipillo, que también terminó muerto, pobre), mientras los españoles eran los autores y actores principales de nuestra historia. A pesar de todo, los caballos no tienen la culpa y el poema, en verso libre, le quedó bastante bien. Comienza así:


 

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos y sus ancas
relucientes y sus cascos musicales...

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

¡No! No han sido los guerreros solamente,
de corazas y penachos y tizonas y estandartes,
los que hicieron la conquista
de las selvas y los Andes:

Los caballos andaluces, cuyos nervios
tienen chispas de la raza voladora de los árabes,
estamparon sus gloriosas herraduras
en los secos pedregales,
en los húmedos pantanos,
en los ríos resonantes,
en las nieves silenciosas,
en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles. 


 . . .y el poema sigue... pero no aparece ningún indio, sólo entran en escena a mitad del poema, al lado de Atahualpa, como personajes secundarios simplemente para recibir la salpicadura de la baba de un caballo... bueno, es una poesía para enaltecer a los caballos, tal vez está bien que sea así.


El poema completo está aquí. 


Y ese otro, que también se recitaba y se aprendía de memoria, que a mí me causaba una rara sensación de angustia, porque estábamos en el país de los indios y esa amarga tristeza con la que siempre los pintaban me parecía preocupante. Indios callados, taciturnos... estaban mal... ¿Por qué? - ¿Y ésos que bailaban felices disfrazados de diablos y otras cosas, acaso no eran indios? - No parecían estar muy tristes -  ese poema me confundía, lo sentía injusto o tal vez falso. Se llama "Quien Sabe", y comienza así:


 

Indio que asomas a la puerta
de esa tu rústica mansión:
¿Para mi sed no tienes agua?
¿Para mi frío cobertor?
¿Parco maíz para mi hambre?
¿Para mi sueño, mal rincón?
¿Breve quietud para mi andanza?

-¡Quién sabe, señor!


El indio no dice nada y sólo entrevemos algo de sus pensamientos por las suposiciones y elucubraciones que hace el otro, el no indio, que no se sabe por qué ni con qué derecho le pide agua, comida, techo y abrigo. A mí me parecía una inversión de papeles y hasta un abuso pedirle todo éso al indio, que yo no sabía bien por qué estaba siempre triste, y que se lo pida el blanco, que se supone tiene más; y qué pasaría si el indio le pide a él todo éso... no sé si le contestaría con ése quien sabe, señor... o tal vez, más pedestre y criollo, con un despectivo ¡pasa, pasa!


La poesía completa está aquí. 


Y de tanto indio por acá e indio por allá, me viene una cuestión de difícil explicación... ¿Indios en América? Los indios son de la india y punto, todo deriva del extravío de los primeros europeos que llegaron por estas tierras buscando una nueva ruta para las Indias, porque la otra no es que no fuera buena, es que se complicó cuando  los turcos tomaron Constantinopla (hoy Estambul que sigue siendo de los turcos) que estaba en poder de los latinos y que dejaban pasar nomás, por lo menos a los europeos; los turcos pusieron condiciones más severas al tránsito, y cobraban impuestos, claro.  


A los indígenas de estas tierras los llamaron indios porque creían haber llegado a la India, y con ese nombre se quedaron, más adelante, ante el clamoroso error, se comenzó a usar amerindio, o indio de América, lo cual es en sí mismo una contradicción. No es como afro-americanos, que son descendientes de africanos nacidos en América, los "indios de América" de indios no tienen nada, solo el nombre mal puesto y parece que ya es tarde para cualquier reclamo sobre el asunto. Pero yo soy terco y no me importa si pasaron quinientos años, insisto: no son indios.


Existe también la confusión que pretende solucionar el asunto utilizando la palabra hindú para los indios de la India y dejando la palabra indio para los aborígenes americanos. Son malabarismos que se hacen para tratar de solucionar el problema. El diccionario nos dice que Indio es ahora el de la India y también el de América, quedando la confusión sin resolver, o como les gusta decir a los doctores de la lengua... "depende del contexto". Así cualquiera...

Según el DRAE:


hindú

Del fr. hindou, y este del urdu hindū 'de la India'.

1. adj. hinduista. Apl. a pers., u. t. c. s.

2. adj. Natural del Indostán, región de Asia. U. t. c. s.

3. adj. Perteneciente o relativo al Indostán o a los hindúes.


indio, india

1. adj. Natural de la India, país de Asia. U. t. c. s.

2. adj. Perteneciente o relativo a la India o a los indios.

3. adj. Dicho de una persona: De alguno de los pueblos o razas indígenas de América. U. t. c. s.

4. adj. Perteneciente o relativo a los indios de América. Traje indio. Lengua india.

5. adj. Perteneciente o relativo al indio (‖ grupo de lenguas). Léxico indio.

6. adj. despect. Bol., Col., Guat., Nic. y Ven. inculto (‖ de modales rústicos).

7. m. Grupo de lenguas indoiranias del centro y norte de la India y de Sri Lanka, entre las que destacan el hindi, el urdu, el cingalés, el bengalí y los extintos sánscrito y prácrito.

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Así que tenemos indios en la India y en América también, porque así les queda más cómodo... a los que no son indios ni les importa el tema.
Y aquí está mi poesía y mi opinión al respecto.



Indio tú, que no eres indio

Ricardo Kajatt Súmar


Indio que no eres de la India,

llamado así por un error

¿es solamente por desidia

que buscas presidentes en Japón?

Indio que no te identificas

con lo que es solamente una abstracción,

palabra que piensan justifica

y resuelve la antigua confusión;

otros dicen indo-americano

igual se equivocaron de plano.


Indio que alzaste la mirada

queriendo convertirte en un señor,

lograste los honores de doctor

en Oxford, en Maryland o Harvard,

no sea que ese título que cargas

pudiera convertirte en un traidor,

y buscando sentirte superior

con alguna extranjera ya te casas,

y si es blanca y rubia qué mejor

que tus hijos no tengan tu color.


Indio, por tu identidad confusa

no consigo hallarte un sustantivo,

que la tierra de la que eres nativo

no corresponde con aquel que se usa,

ahora que se abrieron las esclusas

de todas las sangres de la tierra,

son pocos argumentos los que quedan

y se van acabando las excusas,

aún así no nos conformamos

con esos hermanos tan variados.


Indio que sigues conquistado,

en afán de justa rebeldía

intentaste alguna fantasía,

aventura que no ha funcionado;

por caminos torcidos y extraviados

no faltan los que pierden  la conciencia

cayendo en censurable delincuencia

volviéndose temibles y alienados,

no olvidemos que en este tercer mundo

el expolio es largo y es profundo.


Indio, rechazo yo ese nombre

porque es falso, extraño y mentiroso,

de trasfondo ofensivo y alevoso;

no eres indio, tú sólo eres un hombre,

si es mucho o poco no sé, pero es bastante

para verte tratado como hermano

igual que cualquiera ser humano

construyendo el destino que soñaste,

indio que de indio nada tienes

dime cual es el nombre que prefieres.


Y si no...

Con los siglos lo habremos superado,

cuando todos ya estemos bien mezclados.

~