domingo, 28 de abril de 2019

Añorando la justicia de antes (o Las ratas tienen miedo)


Imagen: blogs.periodistadigital
Esta es la justicia que les gusta a las ratas

Hay cada fenómeno social que espanta, y estos días estamos siendo testigos de uno muy interesante: La añoranza de la vieja justicia.
Exactamente. Esa justicia para pocos, esa justicia injusta y vendida al mejor postor, esa justicia corrompida por jueces venales, esa justicia en fin, con todos los defectos que una enclenque democracia puede ofrecer, había sido que no era tan mala, no señor, la justicia de ahora es peor (sarcasmo), y va por tan mal camino, que si no hacemos algo por frenarla todos terminaremos presos.

- ¿Todos? ¿Quiénes?

- Eso es lo que no dicen ni aclaran, y creen que la gente es sonsa.

Comencemos por el principio para que se entienda mejor. Teníamos una justicia podrida que en general aún subsiste, pero hace cosa de un año o dos, algunos fiscales y jueces comenzaron a dar señales diferentes a las de siempre, es decir que se empezó a acusar en serio a grandes potentados de la política y la gran empresa hasta hace poco intocables e intocados. Y es más: varios fueron a parar tras las rejas por causa de órdenes de prisión preventiva o preliminar (que ya sabemos ahora que no es lo mismo).
¿Y por qué tienen que estar presos? porque si no están presos se escapan, y si no se escapan - o aún escapándose - mueven sus hilos y cuerdas para manipular las pruebas y/o dictámenes a su antojo y para obstruir la acción de la justicia, casi nada.

En mis casi setenta años de existencia, jamás, pero JAMÁS (- no grite, oiga - bueno, disculpe) había visto algo parecido, y díganme si no es una buena señal que también los poderosos, si delinquen, sean apresados ¿No era esa la justicia que todos esperábamos?
Había sido que no, que esa justicia tan bien vista y recibida por el 98% o más de la población tiene sus "defectos", es decir que hay algunos a los que no les gusta, y si se entiende su raciocinio y se comparte su ideología (por llamarla de alguna manera decente)  ¡vaya que tienen razón! sintetizando: Si es buena para los de abajo, necesariamente es mala para los de arriba. O sea que ese 2% sabe más que todos los demás qué nos conviene. 

Si pues, hay que decirlo. Han salido en los medios famosos constitucionalistas, excelsos abogados, ex magistrados (¡auxilio!), sesudos investigadores, conspicuos periodistas, notables políticos (congresistas incluidos) y varios pejes más de parecidas escamas, hasta el Defensor del Pueblo que pasó a ser Defensor de Sospechosos Acaudalados (vendido, despreciable y sub-valuado) a dar profundos y laboriosos argumentos de los que ni ellos mismos parecen muy convencidos aunque sí lo están de los fines que los motivan, para demostrarnos a todos los humildes iletrados que esa alegría que sentimos y esa esperanza que abrigamos en los nuevos rumbos que parece tomar la justicia, están del todo equivocados y fuera de lugar, que justicia que se respeta era la de antes, esa que no metía preso a nadie (de los de "cuello blanco" y acciones negras) y dejaba escapar hasta a la tortuga delincuente bajo las narices de la distraída autoridad, previo pago de la tarifa vigente. Esa justicia que respetaba el "valor más sublime del ser humano que es la libertad", solo cuando se trata de la libertad del delincuente bien forrado que se compra parlamentarios, jueces, fiscales, policías y hasta uno que otro General de División, Almirante de Mares y Océanos o incluso un Comandante General del Aire si se llegara a necesitar. Y por qué no al mismísimo presidente de la república, que de forma sorprendente se ha sumando al coro de los lastimeros multimillonarios y sus sirvientes, cumpliendo órdenes y posiblemente también por conveniencia propia.

La libertad del pobre pichiruchi que se robó un pan o una gallina para comer con su mujer y sus hijos no vale un carajo, esa libertad no le importa a nadie. La libertad que importa es la de esos jijunas que con sus robos sistemáticos y multimillonarios consiguen precisamente que no falten pobres diablos para meter en cárceles donde se pudren y acaban sus vidas tantos ciudadanos víctimas de la ignorancia y la desesperación. Pero no confundir con esos otros delincuentes, esos mal vivientes ordinarios que nos joden la vida de manera más directa - en el medio campo, podemos decir - esos rateros avezados y asesinos, esos que muchas veces salen a "trabajar" a tiempo completo coludidos con malos policías que les brindan protección y abrigo.

¡Cómo no amargarse, carajo! Si cuando la justicia comienza a funcionar, el pueblo lo siente y lo dice - y no olvidar que la voz del pueblo es la voz de Dios - y al instante salen los defensores de los corruptos a decir que vamos mal, que la justicia no es eso, que por aquí y por allá y que así no es el fustán de la mona Chita.
No me jodan.

Que vuelva su justicia corrompida si pueden jodernos la esperanza, pero que no digan que la justicia es eso. Que nos caguen si pueden, pero que no digan que es mermelada lo que es nada más y nada menos que mierda.

- Ah, caramba... había sido usted un rojete, caviar y terruco...

- Ese cuento ya no funciona, mi querido reaccionario mezquino y come caca.



Su Excelencia El Delincuente



Cuál es la mía, te dicen
sin temor y sin vergüenza,
agarrados a la trenza,
y así su causa bendicen

con la bendición del choro
que  nada en la impunidad,
que ni de casualidad
va a tener algún decoro;

tanto tienes, tanto vales,
pobre si no tienes nada,
si robaste una pavada
de la cárcel ya no sales.

- No faltaba más doctor,
eso fácil lo arreglamos,
el expediente cambiamos
para que quede mejor.

- Está muy bien, excelencia,
tal como lo veo actuar
yo le puedo asegurar
el valor de mi influencia;
lo llevaré a la Suprema,
lo tiene bien merecido,
recordaré su apellido
cuando me traigan la terna.

Será que es esa "Justicia"
que añoran los cuatro gatos,
es lo que muestran los datos
y no es solo mi malicia.

Sepan que es la mayoría,
de Dios es la voz del pueblo,
a la misma que me adhiero,
no puede estar confundida;

confundidos y con miedo
están los hoy perseguidos,
porque se sienten vencidos
y en mi juicio no me excedo;

no saben qué argumentar
para seguirnos metiendo
la rata, siguen fingiendo
¡que se vayan a cagar!
~

domingo, 21 de abril de 2019

Feliz Pascua - La pascua de Judas


Las monedas de la traición


Esta publicación la hice el año pasado, justamente para el día de Pascua de Resurrección, la vuelvo a poner porque las cosas han cambiado tan poco que cambiando al merecedor de la cachetada, todo sigue casi igual, es bueno rememorar: Feliz Pascua amigos.
_

Ante todo, hay que aclarar que el título no se refiere al Judas por todos conocido, ya que según las escrituras sabemos que no llegó vivo al Domingo de Resurrección, ese que hoy llamamos Pascua, aunque sí estuvo vivo el domingo anterior, lo cual ahora no interesa demasiado.

Hay una sustancial diferencia entre los traidores de hoy y el personaje de Judas, y es que Judas Iscariote no era tan hijo de puta como éstos, al fin, hoy hasta lo podríamos subir a un pedestal como ejemplo de dignidad, aunque tardía, porque si vamos a creer lo que dicen las antiguas escrituras, tuvo un rapto de arrepentimiento, tiró las treinta monedas y se ahorcó en una higuera o en cualquier árbol que se prestara para el efecto. Pero el daño ya estaba hecho.

Nuestros traidores jamás harían eso. Ni piensan en desprenderse de lo robado o adquirido a cambio de la traición a todo un pueblo (o por lo menos a la mitad), menos aún pensarán en quitarse la asquerosa vida y dejar de perjudicar con su dañina existencia, al prójimo, al país y a la humanidad en su conjunto. "Para joder fuimos creados y en nuestra ley permanecemos", parece ser su divisa, y mientras no se los saque a la fuerza y por las malas no van a soltar la teta o lo que sea que estén mamando.

- Mamando... ¿Y Mamani?

- Ese es un predestinado, el apellido lo dice todo.

Aunque Mamani en castellano nos suena a mamada, significa halcón, en aymara; ave de rapiña, por ese lado también - aunque contradictoriamente y con  deshonra - hace honor al apellido.

Pero quien ya desde las primeras horas de su actuación como presidente de la dizque-república se está perfilando como uno de los más despreciables lacayos, con sangre de sirviente y médula de genuflexo, es el inefable Martín Martincillo Vizacha de los Moquetes, quien, por tener cara de cojudo, había generado algunas esperanzas de que fuera una señal de serenidad, de seriedad o hasta de reflexiva contemplación... pero no: era cojudo nomás y él mismo se está encargando de demostrarlo. Por ejemplo esto.

- Es que en el país de la joda cualquiera es presidente.

- Si pues, hasta que se acabe la paciencia del adormecido pueblo.

En pocas palabras, aquí de lo que se trata es de salvar el sistema corrupto, haciéndonos creer que nuestra "democracia" funciona perfectamente, como si cambiar un ladrón por otro fuera algo de lo que podemos enorgullecernos; como si poner a un infiltrado más vil y rastrero que el anterior nos diera algún soplo de civilidad; como si ponerse de acuerdo en blindarse y protegerse del pueblo (al que ven como a su enemigo natural) tuviera otro nombre que infamia y sus sinónimos.

No cabe duda que ahora están pasando una de las mejores pascuas de su vida, pero estoy seguro que en el fondo; no de su conciencia, que no tienen; sino de su innato instinto de conservación, sienten que están en la cuerda floja.

¿Será que eso los hará volverse moderados y cuidadosos? - De ninguna manera, su índole de ladrones es más fuerte, su condición es esa y no cambiarán ni siquiera el último día de su reprobable existencia.

Acá lo único que hay que rescatar es que la gente todavía no ha salido a las calles para tratar de destripar a estos mal nacidos acostumbrados a la podredumbre y que se sienten dueños del presupuesto nacional.

- ¿Y la cachetada a Lombardi? Hay quienes dicen que le cayó al menos indicado.

- En realidad le tocó en suerte, pero justo cuando estaba argumentando y mostrando a los cuatro vientos cómo la corrupción también lo ha contaminado, si ya no lo estaba desde antes. Bien dado estuvo el sopapo, hasta debió ser más contundente.

Así es que, solo cambiamos mocos por babas; estamos en las mismas - o hasta peor - que antes de "la caída". Hay esotéricos que aseguran que estamos en tiempos de revelaciones, se están revelando las cosas buenas y las malas... las malas son las que más se revelan, las buenas no se ven tanto, lo que no está claro es cuál sería la finalidad de todo esto.

- ¿Y habrá poesía hoy?

- Vaya una corta, pero gruesa... y bien merecida.

Que tu madre es una santa
aunque también lo disfruta,
pena que no se clonara
pues parió un hijo de puta.

Y ya que estamos en el tema, aquí les meto un soneto, sin respeto:

Que los claven


¡Qué políticos infames,
qué rateros mentirosos,
qué sinvergüenzas ociosos!
Miren cómo se relamen.

¡Qué traficantes dolosos!
en su pellejo no caben
y disimular no saben
sus derroches tan costosos.

Esperan que los alaben
sus seguidores roñosos,
hasta el día que los graben.

Entonces como a dañosos,
que una perpetua les claven
pero en trabajos forzosos.
~

Alan García ha muerto, lo indagaban...


Alan García y César Vallejo - Dos peruanos

Ante el deceso por mano propia del que en vida fuera Sr. Dr. Excelentísimo Presidente de la República del Perú por dos periodos, elegido por el mismo pueblo que fue gobernado con dispares resultados, dejando en el camino contentos y descontentos como siempre suele suceder, y ante los perturbadores comportamientos observados en la población tras ese lúgubre suceso, y adelantándome a incómodas acusaciones de odiador o resentido,  me hago a mí mismo algunas interrogantes.

¿Quién tiene la culpa que haya gente que desconfía de su muerte?
¿Acaso es cosa mía que gran cantidad de peruanos no crea que Alan García ha muerto?
¿Es tan grave para la estabilidad política del país que yo no comprenda ese afán de algunos personajes de pretender que se suicidó pero que a la vez lo mataron?
¿Es culpa mía que a los suicidas los tilden de cobardes o de valientes según sea cada caso? (Ejemplos: Cleopatra, Nerón, Judas, Cahuide, Alfonso Ugarte, Hitler, Alfonsina Storni, Ernest Hemingway, y muchos más, ahora entre ellos también Alan García.)
   
¿Es culpa mía por ventura que a mucha gente no le gusten ni su viuda ni sus hijos?
¿Acaso le hace falta al APRA, el partido de Alan García, que yo sea su simpatizante? A mí el APRA ni me interesa ni no me interesa, sino todo lo contrario.
¿Tengo yo que estar más triste que su familia?

Si se mató, está bien muerto porque así lo quiso el mismo interesado.
Si se fugó está muy bien fugado, porque hasta ahora nadie lo ha encontrado.

Ese afán de ocultar al muerto; al contrario de otros personajes públicos que se muestran a todo el que quiera verlo, es más, teniendo tantos seguidores que casi ocupaban dos cuadras de la Av. Alfonso Ugarte, que no es poco (tampoco es mucho), además habiendo tan buenos maquillajes hoy en día para que se alegue que el occiso no estaba presentable después del tiro en la cabeza;  ha dado pié, y más que eso, para que los desconfiados desconfíen con más ganas, y encima, para completar el cuadro han cremado al interfecto sin que nadie del pueblo haya podido ver ni menos aún tocar sus despojos fúnebres. La gente hacía fila para pasar delante de un cajón cerrado, cubierto con la bandera y unas flores encima, solo la fe les hacía sentir que su líder estaba allí adentro.
"Les dejo mi cadáver a mis adversarios, como muestra de mi desprecio", dicen que dijo; pero igual se apropiaron de sus restos y los carbonizaron sin miramientos de ninguna clase. Los adversarios no recibieron nada, a pesar que el occiso dejó claro su testamento en ese sentido y la carta se leyó en público. Mejor así: no se sabe ni quiero especular sobre qué hubieran hecho con su cadáver, pero lo más probable es que simplemente lo hubieran enterrado en algún cementerio de la capital, como corresponde.

Sé que lo que yo hago es insignificante, pero como lo hago yo, pues lo tengo que decir. Se trata esta vez, como un testimonio más de los muchos que ya se han dado, de un poema, un soneto inspirado en aquel que escribió otro peruano trágico por su pobreza: César Vallejo; considerado nuestro poeta más emblemático; en el que trató su propia muerte; en base a ese soneto he escrito el mío, dedicado a la memoria y a la partida de ese otro peruano contemporáneo: Alan García. La poesía de Vallejo se titula "Piedra negra sobre piedra blanca".
La mía, dados los contradictorios sentimientos que despierta el personaje, y utilizando algunos elementos del título y del cuerpo del soneto de Vallejo, lo he titulado Blanco o Negro, queriendo expresar así dos elementos opuestos: Lo uno o lo otro, contradictorio y distinto, como el recuerdo que deja el Doctor Alan García Pérez. 

Una última aclaración: No hay odio en mis palabras, como algunos de sus seguidores tratarán de acusarme, y como prueba de ello no he utilizado ninguna palabra denigrante ni malsonante, lo que fácilmente podría haber hecho si mis sentimientos no fueran diáfanos y puros. Tampoco creo satisfacer a sus enemigos, que hallarán muy favorable al difunto lo que escribo. Es así, no se puede contentar a todos, y esta vez quizás no contentaré a nadie, quién sabe si no termino gustando solo al mismo interesado si es que en el probable aburrimiento de la enorme eternidad, después de leer todo lo que hay que leer, se detiene un momento en estas palabras. QEPD.  



BLANCO O NEGRO


Se murió en Miraflores, y yo espero
que no se trate de un fraude postrero
no sé si habrá pensado "no me corro",
pero miércoles fue, y fue en otoño.

Miércoles fue el día escandaloso
que un tiro casi se llevaba puesto,
salió la bala, se clavó en el techo,
dejando un feo surco tenebroso.

Alan García ha muerto, lo indagaban
todos sin que él aclare nada,
le daban duro con la ley y duro

también con los incisos; son testigos,
los días miércoles, los turbios números,
y el rechazo que tuvo a su castigo.
~

domingo, 14 de abril de 2019

Herejías: El Dios ausente

Dios descansó el séptimo día... 
y parece que sigue descansando

O tal vez se fue de viaje.

Pero no se fue por uno ni dos días, me hace pensar en aquellos presidentes que al no encontrar aprobación entre los suyos, lo pasan mejor viajando por tierras lejanas en las que, como saben poco de él y su país, se imaginan que ese mandatario es amado por su pueblo; que ese (el mandatario), comprende y se identifica con su gente, pero en realidad no es así: simplemente es un funcionario que afronta mejor las vaguedades afuera que las precisiones dentro de su patria. No daré ejemplos para evitar disgustos, pero quien sabe de política internacional podrá identificar a varios; y lo que es más; ya entendió. 

Me estoy desviando del tema porque Dios no puede depender de qué tanto se le adore o se deje de hacerlo; además, si cualquiera se conmueve con la oración de un solo niño, que con verdadera fe e inocencia le dirige sus rezos, cuánto más no se conmovería Dios que es todo bondad.
Sin embargo, todo nos dice que Dios - esa recurrente invención humana - se la pasa siempre ausente, quizás de viaje por ciertas dimensiones donde no sabemos si se le necesita más que aquí o qué hicieron para ganarse su divina presencia, si ese fuera el caso, aunque yo personalmente lo dudo. 

- Oiga... más respeto con Diós, pé.

- Bueno, como quiera... sigamos.

Y estos pensamiento vinieron a mi mente, que es santa creación suya que por eso mismo merece ser tenida en cuenta, porque esta semana que pasó, muchos articulistas y periodistas estuvieron recordando el genocidio que sucedió en Ruanda, nos dicen que ya van veinticinco años (7 de Abril de 1994) de esa atroz matanza donde se asesinó horriblemente a más del diez u once por ciento de la población del país, ante la mirada de la comunidad internacional que por desgracia no sirve de nada; mire o no mire estamos reventados.
¿Y qué se ha ganado con cada conmemoración anual?
Nada, aparte de aumentar un renglón de tres palabras a la horrorosa lista de asesinatos e injusticias, es decir: "El Genocidio de Ruanda".

Mientras tanto, amontonados en ese ignominioso catálogo siguen sin encontrar justicia ni socorro, entre otros muchos: Palestina, víctima de una inmoralidad horrorosa que clama al cielo ininterrumpidamente minuto a minuto desde hace más de setenta años, donde al asesinato y al robo se suman la ofensa, el odio, la mentira y la falsificación de la historia; y el cielo... bien gracias... 

Y hay más: desde el exterminio de los amerindios (por llamarlos de alguna manera), las matanzas de kurdos, alemanes, australianos, congoleños, vietnamitas, judíos, rusos y chinos; en esa negra lista tenemos a Srebenica, Darfur y los Rohingyas. También están Afganistán, Irak, Libia, Siria... Puedo saltar en el tiempo y la geografía: El Salvador, Argentina, Colombia, Perú, Chile, Guatemala...  como si nada, porque casi donde quiera que se ubique el día y el lugar alguna matanza tuvo o tiene lugar sin más motivo que la locura, ambición y estupidez humanas. Que me disculpen los descendientes de los que no he citado, si acaso quedan algunos vivos, porque es inevitable que falten muchos cuando el listado de la sangre derramada es tan extenso... y no olvidemos a los negros, tal vez los más abusados de todos durante varios siglos, y aún hoy, en lugares que evito mencionar porque quien entiende lo sabe bien y quien no quiere entender no lo hará ni aunque se lo escriba en mármol; pero ya está: muertos hay, hubo y habrá y toda vergüenza es poca, sin embargo Dios no se conmueve.

Más coherencia sería deseable: Tal vez hay un orden cósmico pero que claramente no repara en individualidades ni en colectivos concretos y más o menos definidos, o sea  que para efectos prácticos es como si  no hubiera nada: No hay Dios, y si lo hay no nos cuida; porque no quiere o porque no puede; en cualquiera de ambas hipótesis ya no es el Dios en que queremos creer, porque si no quiere: no es bueno; y si no puede: no es omnipotente.

- ¡Oiga! No trate de comprender los insondables designios de Dios, se le achicharrará el dedo y se le secará la lengua por atreverse a intentar acercarse al entendimiento divino. Sepa usted que al lado de Dios no somos ni siquiera insignificantes migajas perdidas en el último y minúsculo resquicio de la rajadura del ladrillo refractario del más triste rincón del horno en que se cuece la vida cósmica, inorgánica, carente e incompleta que está a la espera del alma, soplo divino esparcido inmerecida y generosamente sobre la paupérrima materia inerte que solo por eso trasciende el estado molecular y atómico para aspirar, siquiera de manera tangencial al instante eterno de conjugación armónica, aunque necesariamente breve e instantáneo, del acercamiento a la fuente imperecedera de toda gloria y majestad....

- ¡A la mierda! ¡!Que manera de revolcarse en la incongruencia ficticia de términos altisonantes que en definitiva no dejan nada más que una falsa sensación de grandeza divina y el consecuente contraste de insignificancia y mezquindad humanas. Sepa usted, funesto señor, que lo poco o mucho que se conoce, Dios o dioses incluidos, son obra, gracia y descubrimiento de esa siempre humillada y disminuida entidad: el hombre, a pesar de los confusos vericuetos mentales y oscuras tentaciones mitológicas que se le imponen.

Más nos valdría pues, dejarnos de mitologías y divinidades indescifrables y crear algo más acorde con nuestra realidad. Un Dios como la gente, en el mejor sentido del término: positivo, sano y alegre. Un Dios Renacentista, que nos haga precisamente renacer de tanta escoria y como el Ave Fénix, (o, para los menos exigentes, siquiera como el Gato Félix) nos transforme en lo mejor que de tantas sobras y cenizas podamos llegar a ser. Que nos eleve, nos ayude a ser más y mejores pero sin ambiciones egoístas y sin maldad, que nos impulse a cuidar el planeta, la vida, los animales; que seamos un orbe sostenible y sereno en el cual - salvo imprevisto meteorito o inoportuna Super-Nova - podamos mirar con tranquilidad y confianza el porvenir, nuestro y de todo lo que tiene espacio y cabida en este planeta ya demasiado maltratado por nosotros mismos mientras algunas religiones clásicas miraban para otro lado.

A crear vida y prosperidad con inteligencia y dejarse de enfermizas y anacrónicas cosmogonías.

¿Qué nos falta? Nada. Feliz Semana Santa.
~

domingo, 7 de abril de 2019

Diez justos salvarían Sodoma y no los hubo.

¿Tendremos diez justos para salvar el Congreso?
Advertencia: Hay palabrotas.


Destrucción de Sodoma y Gomorra, ojalá se repita... pero más acá.

Hay en el Congreso de la República del Perú ciento treinta legisladores electos de manera más o menos aleatoria porque los electores no siempre son conscientes de la persona precisa que están colocando allí con su voto, votan generalmente por el partido y la lista que este propone y que ha sido elaborada en base a acomodos internos muchas veces inconfesables porque conllevan negociados y componendas imposibles de ventilar en público.

Sin embargo, y aunque hay una gran cantidad de delincuentes protegidos ahora por sus fueros, ni el mismo diablo podría evitar que haya entre ellos unos cuantos hombres decentes que de verdad estén allí para luchar por el pueblo y por la patria, seguro que los hay y es justamente eso lo que me apena al tener que escribir lo que sigue, pero... qué hacer, si hasta Dios, que más bueno que Él dicen que no hay, castigó con muerte violenta a dos ciudades pobladas por pecaminosos sin perdón - casi tan malos como nuestros malos congresistas - yo, minúsculo organismo viviente, pequeño trozo de barro apenas amasado, conjunto de células que tratan de aprehender alguna partícula de conocimiento, no podría ser más ni mejor que Él, solo de pensarlo se me arruga hasta el orgánulo de la última célula disponible.

Es así que Dios castigó de la peor manera a Sodoma y Gomorra, ciudades malditas si las hay (pero tal vez no tanto como la institución a la que me refiero en estas líneas) porque no encontró diez justos, diez personas decentes que hicieran posible el perdón de los demás; y acá, en lo que estamos tratando ¿será que hay diez justos que me impidan publicar el opúsculo siguiente? 

Dúdolo. Que es lo mismo que decir "Lo dudo", pero en una sola palabra.

Es más, las ratas miserables que arruinan el destino de millones de mis paisanos, los delincuentes, sean hombres o mujeres, criminales de lesa humanidad, vende patrias, maldecidos miles de veces por sufrientes ciudadanos empobrecidos, están ocupando los cargos más importantes y visibles de esa casa dizque legislativa pero que en realidad solo se ocupa en ver de qué manera esquilmar al indefenso idiota que es el Estado y cubrirse las espaldas unos a otros.

Encima, y para mayor escarnio ¡nos sacan en cara lo poco que ganan! llevándose, sin contar muertos y heridos, diez veces más de lo que recibe cualquier trabajador que se desloma ocho o más horas sin ningún miramiento ni privilegio.
Hemos llegado al extremo de tener que oír, nada menos que de la segunda autoridad del ejecutivo - que también es congresista para mayor comprensión del drama - que si les pagamos poco nos van a robar más ¡Para qué los queremos entonces!

¡Dios mío! ¡Esta nueva Sodoma te llama a gritos! ¿Dónde estás? ¿Dónde tu furia y tu justicia? Es porque parece que no hay Dios que estos desalmados hacen lo que les da la gana sin temor ni remordimientos.

En lugar de destrucción y muerte, de mi parte solo recibirán estas palabras, nacidas de la perplejidad y la impotencia pero que algún efecto harán al engrosar el cúmulo de testimonios que los cubren ya de escandalosa vergüenza y que los pone en el nivel más bajo al que ha llegado nuestra política desde que nació la patria.

Y no es solo el Congreso - aunque es el que tiene la peor imagen de todos - son los tres poderes que deberían velar por la gente pero que solo piensan, cada uno, en salvar su propio y pútrido pellejo, y están todos en similar situación: no hay diez justos que los rediman. Me permito un desahogo en doce cuartetos de arte menor, que aunque mayor es mi enojo, estos hijos de la guayaba no se merecen más que eso. 

- ¿Más que qué?

- No se merecen más que arte menor, eso.

En realidad, me gustaría cargar tres camiones con dinamita y meterlos donde corresponde - al buen entendedor le queda claro - y que se revienten en pedazos que lleguen a la estratosfera para que ni siquiera tengan un lugar de reposo en esta santa tierra desgraciada por sus malditos actos.

- ¿Qué bárbaro! Lo pueden meter preso por apología de la violencia, o del terrorismo que es lo que está de moda.

- Que vayan a terruquear a la pqlp, que ya me tienen podrido a mí y a treinta millones más.

Quisiera que mi pluma o mi teclado fueran más potentes y expresivos, quisiera poder rimar toda la mierda del mundo y tirársela por las caras de culo a tantos rateros come-echados que destrozan mi país. Qué clase de escritor ha de ser uno que consiga algo con su prosa y con sus versos, que logre exaltar las conciencias a los honestos y retorcer las tripas a los deshonestos, que con palabras logre lo que no se pudo lograr hasta ahora. Claro que no soy yo, esto no es nada, es simplemente mi grano de arena, mi minúsculo testimonio de una época de infamia, de deshonor, de vergüenza inaudita que nos toca vivir de cerca.
¡Hágase la luz, hágase la justicia o hágase lo que quiera que se haga, pero que se haga algo!



Podrido entre tanta mierda

(Con el perdón de la mierda)


El presidente encacado
es poco lo que ha de hacer,
para acabar de joder
sus ministros a amarrado;

el Congreso es el peor
de casi docientos años,
lleno de ratas, marranos,
es de la patria el tumor;

el Judicial, calladito,
pues se sabe impresentable,
de moral inaceptable,
muere el justo en su circuito.

¡Mas que maldición es esa
la que destroza a mi gente,
la que profunda se siente,
áspera, pesada y gruesa!
(!)

Las entrañas nos revienta,
la moral nos pisotea,
la bilis se nos chorrea,
y la honra nos afrenta.

¡Basta ya! ¡Carajo! ¡Mierda!
Que es poco ante tanta ofensa,
si ya perdimos la cuenta,
si nadie más ya se acuerda

de sus tantas fechorías,
que en tropel se nos enciman,
y a montones nos lastiman
invitando a la anarquía.

No hay salida por las buenas,
no hay qué esperar de la ley
que está atada como un buey
y cargada de cadenas;

solo el pueblo enfurecido
podrá librar su destino,
una vez erró el camino
por eso mucho ha sufrido.

Saben tanto estos malditos
que nos tienen desunidos,
con aspavientos y ruidos,
pleitos, migración y mitos;

más cuanto peor: mejor,
no se puede estirar tanto
el sufrimiento, el quebranto,
la injusticia y el dolor;

debe estar cercano el día
en que el pueblo diga basta
a esta cúpula nefasta,
y acabe la hipocresía.
~