domingo, 29 de julio de 2018

Una insignificancia en el mar de corrupción


CORRUPCIÓN (ariesonline.com.ar)


Vivimos tiempos de vergüenza, los escándalos salen a la luz y nadie sabe con certeza qué hacer ante cada situación que se revela claramente ante nuestra vista. Todo se sabía y hacíamos como que no, porque no era oficial; nadie podía ni puede decirle ladrón al que le roba la vida y posesiones, porque te empapelan o te terruquean, dependiendo de qué lado del espectro te encuentres.
Ahora una parte nos saltó a la cara pero nadie hace nada: algunos porque no tienen cómo, otros por cobardía o porque también son corruptos; la mayoría porque esperan que los demás lo hagan; y cualquier puesto, dádiva o favor, aunque inmerecido o tramposo, será aceptado por quien le toque en suerte recibirlo, demostrando que casi no hay inocentes.
Este cuento es ficción, pero a veces uno se inspira en alguien para dejar volar la imaginación, y no quería publicar esto antes de que muriera la persona que me inspiró y me ayudó (sin saberlo) a darle forma.


Los personajes y situaciones que se describen en estas líneas son ficticios, cualquier similitud con personas o sucesos reales es simple casualidad.




Las angustias de Don Inmundo


Don Inmundo se despertó ese día con una mala noticia - ¡estás en todos los diarios! - le informó la voz a través del teléfono, no digamos que de un amigo porque a estas alturas de su complicada vida ya no le quedaban amigos, pero por lo menos tenía socios, compinches o simplemente interesados en que siguiera circulando para que les cumpla con algún asunto pendiente.

- ¿Cómo? ¿Por qué?

- Saltó el asunto de los víveres, hasta ubicaron tu "fábrica" - esto último sonaba a cacha.

La mencionada fábrica no era más que una muralla ruinosa en una zona casi abandonada de la ciudad, lejos de donde Don Inmundo vivía cómodamente. En ese lugar no se fabricaba nada desde hacía por lo menos veinte o treinta años, cuando gracias a sus conocimientos, inteligencia, títulos y contactos adecuados, se dio cuenta que teniendo el registro de proveedor no hacía falta fabricar nada ¿Por qué limitarse a uno o dos rubros pudiendo proveer de todo? Es así que la ruinosa instalación se convirtió en la milagrosa "Fábrica", con mayúscula, de donde mágicamente salía de todo, desde raciones de alimentos hasta componentes electrónicos, pasando por todo lo que pudiera escribirse en el papel; la tinta y la desfachatez eran los límites, nada había que la "Fábrica" no fuera capaz de proveer al estado, que cual retrasado mental en manos de tutores perversos se dejaba exprimir con tal mansedumbre que hasta les daría pena no sacarle todo el jugo. Acostumbrados a ese sistema perverso, delincuencial, nadie de su círculo veía nada de malo en esas trapisondas y robos descarados, era la costumbre, así había sido siempre y seguiría siendo por muchísimo tiempo más.

Ya se había acostumbrado a utilizar el nombre de la "Fábrica" con su correspondiente dirección, si quería podía poner cualquier dirección ficticia, total, pensaba que nadie iba a averiguar nada, pero si ponía esa dirección de lo que alguna vez fue su empresa, cuando todavía pensaba que tenía que trabajar para ganar dinero, era por un raro sentimiento de superioridad moral que sentía al hacerlo...  "no mientes tanto como los otros... algo tienes" le susurraba una vocecita muy adentro, rezago de lo que alguna vez podría haberse calificado como conciencia. Para su mala suerte -además de no ser suficiente un baldío para justificar cosa alguna - esta vez le habían metido productos descompuestos; quien le compró el "derecho de venta" era un inescrupuloso, o descuidado, en fin, ya no se podía confiar en nadie; a él que estaba acostumbrado a tratar con "caballeros"... ¡uf! a qué mala hora le pasó la orden a ese sujeto que ahora quedaba completamente fuera del lío en que lo había metido; claro que la ganancia del "negocio" había quedado casi toda en sus manos, en las manos de Don Inmundo, hay que aclarar, porque nuestro idioma no es muy preciso en ese aspecto.

Don Inmundo pertenecía a esa casta maldita enquistada desde siempre en el estado, y si no había llegado más alto no era por falta de ambiciones o por exceso de escrúpulos, sino simplemente porque había sinvergüenzas de mayor envergadura y calado que lo dejaron chico. En todo hay niveles y el inmoral de este cuento no era del primer escalón, apenas -arañando- se mantenía en los estratos intermedios; pero ganaba y aparentaba lo suficiente para ser visto como alguien exitoso y bien acomodado, sobre todo por los que alguna vez estuvieron más o menos a su nivel; a esos sí los había dejado atrás, pero en su fuero íntimo se creía merecedor de mucho más, y por eso se sentía un fracasado, de allí su permanente envidia, insidioso sentimiento que lo hacía comportarse de manera exhibicionista y vulgar, lo cual tenía poca importancia porque ya no poseía ninguna reputación que perder.



"Defensor" del estado



Formaba parte de esa clase criminal e hipócrita que se cree con derecho a inmiscuirse en lo que no es suyo; sus delirios de grandeza lo llevaban al ridículo de criticar a quienes recibían algún mendrugo estatal, ya sea en forma de una engañosa educación gratuita o por medio de una modesta jubilación; mientras él robaba a manos llenas a ese estado que con suma hipocresía decía defender. Lo que en realidad defendía era el statu quo, ese que le convenía y necesitaba para seguir ordeñándolo, sin embargo, a pesar de decir defenderlo y pregonar que estaba en contra de cualquier sublevación, era capaz hasta de colaborar con el verdadero enemigo si ello le traía algún beneficio - ¿Cómo? - pues con su último negociado había perjudicado directamente a las fuerzas armadas, los soldados que debían combatir focos subversivos en duras condiciones, se veían obligados a alimentarse precisamente de esos víveres descompuestos, contaminados y vencidos que él, muy astuto, le había "enchufado" a ese estado idiota, en connivencia con altos jefes militares y civiles... para qué están los contactos, pues, pensaba orgulloso, mientras no perdía la ocasión de acusar de terrorista a cualquiera que se atreviera a criticar algún aspecto de esa asquerosa maquinaria cebada por la corrupción en la que él se movía tan hábilmente. Estaba en su salsa, en realidad don Inmundo no servía para otra cosa, esa era su única vocación.



Qué hacer



Ya sin familiares - que lo habían repudiado debido a su índole violenta y abusiva, siendo fiel a su divisa: "Fuerte con los débiles y manso con los poderosos"- no tenía nadie cercano a quien recurrir para suplicar algún apoyo o ayuda, sabía que en estos casos al que cae lo dejan caer. Estaba solo, ninguno de sus amigotes iba a sacar la cara por él, nadie era tan estúpido como para hundirse a su lado pudiendo evitarlo. La camaradería de los delincuentes llega solo hasta cierto punto. Así que esta vez le iba a salir un poco más caro librarse de esa denuncia... unos periodistas "muertos de hambre" (así decía él, mientras se daba la gran vida sin mayor esfuerzo) se le habían prendido y publicaron lo que nadie más había investigado, le faltó cobertura por ese flanco, esos rojetes, terrucos, chusma con la que no solía cruzarse en su día a día; no entendía que eso le pasaba simplemente por ser deshonesto y sinvergüenza porque no aceptaba verse de esa manera, pero algo le decía que en adelante sería mejor andar con más disimulo ¿Corregirse? ¡Jamás!

Salió a la calle cubierto el rostro con una bufanda, menos mal que era invierno y no era el único arropado, se acercó al primer kiosko de periódicos y sintió vértigo al verse a sí mismo con una mueca desagradable que nadie llamaría sonrisa. Su propia cara lo miraba desde el papel pidiéndole explicaciones, colgado de la primera plana de los diarios expuestos, esos que la gente mira y lee antes de decidir cuál comprar ¿qué me has hecho? parecía decirle su propio rostro multiplicado e impreso.
Esa foto, que en nada lo favorecía, provenía del registro nacional de identificaciones. Estaba feo, no con la fealdad de quien nació feo pero aún puede mostrarse simpático, sino con la fealdad de quien se ha afeado a sí mismo. Como ese dicho que se atribuye a Lincoln: "Después de los cuarenta, cada uno es responsable de su cara", y él era responsable de esa cara del orto.  

Compró uno y corrió a esconderse. Presentarse ante la intendencia del ejército a devolver el dinero sería la opción más decente, pero de esta especie de psicópatas no se puede esperar ninguna reacción de ese tipo. "El dinero agarrado jamás será soltado" era otro de sus principios. Preferible es la deshonra y la vergüenza (que ni sabe lo que es) antes que perder lo ganado.



Siempre el mismo final



Lo que sigue es lo que ya sabemos y de lo que estamos hartos: jueces y fiscales que se venden, tarjetazos, abogados sinvergüenzas, chicanerías, chanchullos y estrategias de lo más viles, no importa, siempre habrá uno más sucio que el otro y por último todo prescribe, y así, seguimos cargando y manteniendo ese muladar que algunos todavía llaman Estado, esa estafa que llaman Democracia, esa apestosa plaga que llaman Política y esos ladrones que se rasgan las vestiduras cuando se llaman las cosas por su nombre.
Existen muchos honestos, nadie lo duda; y algunos hasta puede que estén leyendo este blog; pero teniendo en consideración lo que vemos, está claro que hasta ahora no llegan a formar esa masa crítica que permita acabar con toda esta ratería. 
Sigamos tratando.
Y por si acaso - aunque lo dudo - si alguno de de esos batracios también está leyendo:
Que tenga un mal domingo, don Inmundo.

- ¿Y hay poesía esta vez?

- Aunque parezca increíble, sí hay.





Cuartetos y descalabro


Algo les cayó pesado
tras la hora de comer,
no lograban comprender
qué podía haber pasado;

estarían descompuestas
o con la fecha vencida
las conservas de comida
que en la mesa fueron puestas,

dicen que con plomo y cadmio,
y cuando lo publicaron
se llevó tremendo chasco
el potentado empresario.

Cuando fue identificado
el sinvergüenza falsario
pasó susto y un mal rato
sin llegar a presidiario.

Es así, ya estamos hartos
de la falta de justicia,
de la burla y la inmundicia
que vemos a cada rato.
~

domingo, 22 de julio de 2018

La bella en el taller. Celebrando +100,000 visitas al blog


Mujer en el taller - immagini stock


Pasamos las cien mil visitas al blog. Y digo pasamos porque yo publico y ustedes me hacen el honor de entrar a ver y leer lo que hay. Puede ser mucho o poco, depende, porque aparte de que las comparaciones son odiosas, es difícil hacer cuentas entre blogs que se refieren a muy variados temas. El mío es politemático, a veces traumático; quisiera creer que no es antipático, al menos para quienes les caigo simpático. 
Hay tantos acontecimientos a medio suceder, como siempre, y se estiran tanto que se hace odioso seguirlos, pero igual los seguimos, ello no implica que no podamos darnos un recreo.

Feministas extremas, abstenerse, si son moderadas, acá hay sitio para todas. Bienvenidas y bienvenidos, que la RAE me sancione y disculpen los lectores. 


La bella en el taller


Entre fierros y herramientas
buscando cuál es la falla,
el maestro no la halla
y los ayudantes menos;

yo no, y por eso pago,
ni hablar de los aprendices
que quedaron embobados
al mirar cómo has llegado.

¿A qué vienes al taller?
sé que existe la igualdad
¡pero qué barbaridad!
cómo te atreves mujer:

esa ropa, mi querida,
parece de discoteca;
al verte hasta el justo peca
y no son ideas mías.

Hay que ver cómo regalas
lo que natura te dio,
es cierto que no cobró
pero tú no guardas nada;

me pones en serio aprieto
entre tumulto de hormonas,
me espanta ver lo que accionas
con ese atuendo coqueto,

el mecánico se olvida
de lo que estaba buscando,
los ayudantes mirando
de forma muy atrevida,

los aprendices... ¡parados!
qué más podía esperarse,
llevas a desesperarse 
y te los tienen clavados...

...los ojos, por el momento,
es por eso que me apuro
y busco un lugar seguro
a la vez que los ahuyento.

Es que vienes a buscarme,
que estoy sin movilidad,
estaba... la novedad:
has logrado acelerarme

¡Y encima viniste en moto!
anda, tú la guiarás,
que si te sientas atrás
se va a armar un alboroto

que al final nos meten presos:
a mí por andar llevando
y a ti por estar mostrando
lo que no cabe en mis versos.
~

domingo, 15 de julio de 2018

Pobre Lima, pobre Perú


Palacio de justicia Lima


No hay mucho que agregar a lo ya dicho y publicado en todos los medios durante la semana pasada, me refiero a los audios divulgados en Lima: la Tres veces Coronada, parece joda y lo es, porque cada corona que exhibe la bella Lima es como para que se le paren los pelos hasta a una calavera.

Para quienes no estén enterados de lo sucedido, una parte del asunto aquí.

Lima, ciudad del Rímac, que aún conservas la maña viva de los virreyes; no dejas de sorprender con tus variadas facetas, y yo, que te quiero a medias porque nunca terminaste de gustarme, siento el dolor de verte convertida en guarida de sinvergüenzas que con su presencia contaminan  y sofocan a los pocos justos (?) que tal vez aún sobreviven bajo tu encanto de... cebiche, turrón y picarones.

Como eres la capital, lo que pasa entre tus calles y plazas afecta al Perú entero, y en cuanto a la burocracia eres como la madre corrupta que fomenta y alienta con su mal ejemplo la descomposición de su prole. 
Hoy, mirándote el ombligo, celebras el día del pollo a la brasa, claro, esas minucias no te quitan la alegría ni las ganas de jaranear.
Así es Lima criolla
Como a todos, me da rabia lo que pasa, y deseo fervientemente...


... Salir de esta mierda


¡Qué chanchullo doctorcito!
marranada asegurada,
la trafa bien amarrada
con el congreso maldito

¡Qué buena la cochinada!
es así pues, hermanito,
se la hicimos bien bonito
a todita la gilada.

Acá mandamos nosotros,
los señores magistrados,
que muy bien atornillados
nos repartimos los fondos;

el que llega se atrinchera
y ya nadie más lo saca,
clavado como una estaca
tragándose lo que se pueda.

¡Encima se dan medallas!
se reparten los "honores",
se auto-nombran los mejores...
¡pero cuánta canallada!

" Es obra de los rojetes..."
nos advierten alarmados,
argumento alucinado
de los que hacen los aprietes.

¡Es obra de los corruptos
de todo pelo y color!
no me vengan, por favor,
a ofender con sus insultos.

Hay que sacarlos reclama
la sociedad indignada,
la que pide "casi nada"
cual si no entendiera el drama

porque lo que estamos viendo
es podredumbre total,
y seguro que al final
nos van a seguir jodiendo.

¡Que la reserva moral
la tiene nuestro Congreso!
Se atreven a decir eso,
o sea no estamos mal,

estamos peor, señores,
no tenemos uno solo;
negro, chino, blanco o cholo;
todos son unos traidores.

Me reclaman: qué propongo,
qué sugiero, a quién invoco;
que nos salve el monje loco,
la enfermera sin cabeza,

hasta el indio de Atun Irca,
o un porrito da ayahuasca;
la coca (la que se masca)
o un poto lleno de chicha;

lo que sea, lo que quieran;
el gato Félix, Fantomas,
la cosa no es para bromas:
hay que salir de esta mierda.
~

domingo, 8 de julio de 2018

La desvergonzada manipulación de la fe, según San Pablo y Jeff Sessions




Uno tranquilo, buscando en la lectura la elevación del espíritu, o al menos la paz que nos da una buena historia; pero como no se puede estar ajeno a los acontecimientos actuales, también hay que leer noticias y artículos, es así que me encuentro con que el fiscal general de los EEUU, para sustentar la macabra tarea de secuestrar y encarcelar niños, recurrió nada menos que al apóstol Pablo, San Pablo para los ilusos (o sea creyentes) que piensan que todo lo que se encuentra registrado en el famoso libro es verdadero y tiene que ser obedecido. Aquí la nota.
Si ese bendecido y esclarecido fiscal llamado Jeff Sessions cita al muy vivo Pablo de Tarso, creo que lo menos que uno puede hacer es verificar la cita: Romanos 13, y allá vamos:
Nos encontramos con que tiene catorce versículos, pero para no abusar, además que no los van a leer, solo voy a comentar los cuatro o cinco primeros: Para los más curiosos, aquí está completo.

Comienza su histórica epístola dando por sentado que los romanos son todos unos cojudos, de lo contrario no se entiende esa desfachatez que derrama generosamente línea tras línea, con una convicción que que más parece de convicto que de convencido.
"Sométanse", dice, a las autoridades porque éstas son establecidas por Dios ¡Huy! Ni antes ni ahora ningún dios hubiera puesto en ese lugar a los marranos que estamos viendo y no sólo allá sino por otras partes; y qué tan fuera de lugar está esa recomendación lo demuestra el hecho de que los pueblos siempre han tenido y ejercido el derecho a la rebelión.

Continúa explicando que quien se opone a la autoridad se opone a Dios, y por lo tanto ¡se condena! Ay, ay, ay, (pausado y con comas) no me haces reír santo Pablo porque tu chiste no tiene chispa ni salero. Así es que con cara de perro, continúo:

" Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo." Textual. Avisenle donde está el bacín, porque claramente está deponiendo fuera.

Ya no solo roza el ridículo sino que se zambulle completamente cuando aclara que no solo hay que temer el castigo sino también a la propia conciencia, y entonces es inevitable preguntarse ¿Tenía conciencia el susodicho Pablo? Porque si la tenía, no hay cómo explicar que se atreviera a escribir lo que escribió, y si no la tenía, está de más hacerle caso.

Lo que sirvió a tipos como Calígula y Nerón para hacer de las suyas, y luego a tantos reyes, reyesuchos y reyezuelos, cómo no iba a servir ahora a Donald HdP Trump para hacer lo suyo, y así, la absurda patraña escrita por Don Pablo, (ya no "san" porque nadie es menso) se quiere mantener vigente en esta nueva edad media que estamos viviendo. 

Termino de escribir, releo, pienso que esto no sirve para nada, porque lo primero que me van a criticar es que cómo me atrevo yo, un simple mortal, a interpretar y juzgar lo dicho por tan excelso y respetado (?) personaje. Y yo respondo, si uno se quita el prejuicio, no solo va a ver la intención, por no decir pendejada, en esa interesada epístola sino en muchas partes más, y ya no me refiero a un solo libro.

Nunca mejor dicho: Dios los cría y ellos se juntan. Se "arrejuntaron" Trump, Sessions y Pablo de Tarso. Qué Dios nos proteja.

- Entonces ¿Usted cree en Dios? porque no parece, oiga...

- En Dios sí, pero no en las religiones.

-ooOoo-


domingo, 1 de julio de 2018

Ella estaba irreconocible



Este es un caso que juega con esa distracción que a veces invade al hombre y se olvida de dónde está y hasta confunde a las personas con las que habla, aunque se trate de gente muy cercana. No es vejez ni Alzheimer, es pura y simple distracción.
Una hermosa dama (ya dije que todas lo son, pero en este caso hay que precisarlo bien porque es parte esencial de la trama) se encuentra con su poeta favorito y al verlo algo apagado por falta de inspiración, le propone un tema sobre el cual escribir, y muy coqueta pregunta si de la poesía que resulte, ella podrá decir que es suya, que esa poesía es de ella y solo de ella. Por supuesto, dice él; y accede gustoso con una sola condición que al final resulta innecesaria; deslumbrado no solo por la belleza física, que al final dicen que se la comen los gusanos (¡qué envidia!) sino sobre todo por esa personalidad que lo deja cautivado: una seguridad y aplomo revestidos de gracia y delicadeza que lo dejaron fascinado. Creía recordar a alguien así pero no estaba seguro, y como al caballo regalado no se le miran los dientes, a la suerte caída del cielo tampoco se le rebuscan detalles, aceptó gustoso la propuesta:

Escribo lo que quieras y lo pongo a tus pies, claro que sí, dijo el distraído, y compuso lo siguiente:



Una dicha inesperada*


Ella:
- Asi que no tienes tema
para ponerte a escribir,
yo te lo puedo decir
y será un lindo poema
y aunque con algo de pena
permíteme que consulte
y que te tome el apunte,
si escribes la poesía...
¿yo podré decir que es mía
a la gente que pregunte?

Él:
- No sólo la poesía
sino también quien la escribe,
y a dónde ésto derive
para pena o alegría,
yo muy ingrato sería
no saber reconocer
lo que me das con placer,
puedes decir lo que quieras
y contarlo a quien prefieras...
pero nunca a mi mujer.

Ella:
- ¿Qué te pasa mi tesoro
que no me has reconocido?
Te veo tan confundido
mas tus descuidos adoro,
soy yo la que te edulcoro,
soy tu amada y tierna esposa
a la que llamas graciosa,
la que conoce la gente,
a la que miras de frente,
a la que cuentas tus cosas.

Él:
- ¡Pero qué suerte que tengo
que justo ahora aparezcas!
y con tu brillo enceguezcas
a este tu amado borrego,
pero en verdad no lo niego
que diferente te ves,
con ese traje escocés
no te había conocido,
me parece, o has crecido...
¡estás para darte olés!
-ooOoo-


* Esta poesía fue publicada el 11 de Octubre de 2015 bajo el título "Décimas de bienvenida".