domingo, 21 de marzo de 2021

No creo en los "outsiders" - Décimas de advertencia


¿Y qué hará entonces?



Existe una nueva moda de pensar, un comportamiento inexplicable que pareciera que a muy pocos les resulta extraño, me refiero a esa fascinación por los "outsiders" en la política. Este anglicismo se usa para catalogar a alguien de afuera, extraño (en este caso a la política) y por alguna razón no demostrada aún, parecería ser deseable en cualquier candidato a cargos... ¡políticos! 

Este comportamiento que no admitiríamos en ningún otro campo, ni siquiera en algo de menor importancia, sí lo quieren muchos para la gestión pública. Nadie buscaría a un electricista para arreglar su jardín o un plomero para reparar el motor del auto. Pero para la política no quieren políticos porque, aseguran sin pensarlo, los políticos los han decepcionado. Yo digo que no.

Los que los han decepcionado no son políticos, o en todo caso son malos políticos. Si un odontólogo me hace un mal trabajo no voy a buscar a un carpintero o un peluquero para que lo componga... ¿por qué entonces, ante un mal político pensamos inmediatamente en buscar otra clase de profesional para hacer el mismo trabajo? Estamos confundidos, muy confundidos.

Se habla mucho sobre empresarios exitosos: el Estado no es una empresa. Sobre economistas excelentes: el Estado no es un banco ni una financiera. Puede ser un ingeniero atómico o un físico molecular pero además debe saber de política, sino, no nos sirve.

No estoy descubriendo América: LA POLÍTICA ES PARA LOS POLÍTICOS, para los buenos, se sobreentiende. Un mal político, deshonesto y sinvergüenza, se debe descartar para siempre.

Pero no. Somos extremistas y no queremos más políticos.

Eso no pasa de una pataleta colectiva, y cualquier padre, tío o abuelo - o mejor aún una madre, tía o abuela - sabe lo que es una pataleta, y que con pataletas no se consiguen las cosas. 

Desengáñense queridos atolondrados, un empresario verá al Estado a través de sus ojos y entendimiento de empresario, y no para convertir al aparato estatal en una "dizque" empresa eficiente, sino para hacer negocios que convenga a las empresas: propias y/o de testaferros, socios y afines. No seamos simplones. Si no es de un buen político no podemos esperar nada bueno.

- Es que buen político no hay, oiga usted.

- Eso sí está jodido...

Y claro que está jodido... no hay médico y me voy al zapatero... (ya no hay zapatero tampoco). No hay piloto... que se haga cargo del avión un cura, que algo sabrá del cielo ¿Así estamos? ¿Ese es nuestro raciocinio? ¿Por qué un extraño, un "outsider", va a hacer las cosas mejor? ¿Quién nos garantiza que no es otro delincuente? ¿Cirujano a tus zapatos? ¿Zapatero a tus chorizos? ¡No pues! Ya estamos hasta el cuello como para seguir hundiéndonos más.

El problema NO SON LOS POLÍTICOS, SON LOS CORRUPTOS.

- Bueno... pero no grite...

- Disculpe la vehemencia.

Lo que pasa es eso, no otra cosa: la corrupción y su socia maldita: la impunidad. Centrémonos en acabar con la impunidad y la corrupción y dejemos de esperar la llegada de un mesías outsider, ese inmaculado desconocido que nos va a terminar metiendo la yuca otra vez... o será, y parece, que a muchos les gusta.

Y para terminar, una verdad grande como un mulo:

La gente, todos los que están vivos ahora, nunca han visto un político en la presidencia del país, un verdadero político; solo han visto sinvergüenzas usurpando ese y otros lugares; es así que, sin saberlo y sin sospecharlo, lo que están buscando es justamente eso: un político, un buen político, parece un oximorón, ojalá que no; debe haber uno; siquiera uno, o una.




Décimas de advertencia


I

Quien quiera ser presidente

en este país de machos

(y de hembras, por si acaso)

tiene que ser muy valiente

y hablarle claro a la gente,

sin vainas ni medias tintas,

que poco importa la pinta

pero hay que ser congruente,

honesto, franco y decente

y no solo hacer la finta.


II

Nos tienen hasta las bolas

(y a ellas hasta el sostén)

y que lo sepan muy bien

que no queremos cabriolas,

aunque vengan con aureola

y nos digan que son santos

ya no aguantamos el salto,

y mejor que no hagan olas

que armamos la batahola,

y es que ya no falta tanto.


III

Quien quiera candidatar

y llegar a presidente,

si fuera un vil delincuente

no lo vamos a dejar,

y podemos apostar

que va a salir disparado

antes de haberse acercado

al sillón presidencial,

como a cualquier animal

lo sacamos bien sacado.


IV

No juegen con la paciencia

del bravo pueblo aguerrido,

no crean que es pan comido,

y escuchen esta advertencia:

si faltan a la decencia

que tan alto cargo exige,

con la cárcel se corrige.

Que se acabe la creencia

que al pueblo se le silencia

después que vota y elige.


V

Así que mucho cuidado,

mejor vayan renunciando,

porque ya se está acabando

el tejido y el bordado,

y al siguiente en ser pescado

le van a cobrar con creces,

con enormes intereses

todo el daño ya causado;

se acabó el tiempo pasado

¡basta ya de cojudeces!

~



1 comentario:

  1. Lo que dices es cierto, aunque un gerente, con pelotas, no un bobo, sabe como lograr sus objetivos usando los recursos que tiene, todos los demás caen en lo que has descrito.

    Fernando Atala Schaefer

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