domingo, 17 de mayo de 2020

Extraño juramento


No se sabe cuándo, cómo, dónde ni porqué.

Hay asuntos urgentes y asuntos importantes. Los asuntos urgentes nos imponen el momento de tratarlos, pero los asuntos importantes los tratamos cuando nosotros lo queremos, o cuando podemos. 

Notarán que en esta oportunidad, tan buena como cualquier otra, me dispongo a tratar un asunto que, al menos a mí, me parece importante. Con la venia de mis lectores de diversas nacionalidades voy a tocar un asunto que se refiere a un hecho nacional peruano pero que puede ser interesante para todos ya que incursiona en un asunto que tiene que ver con nuestra cultura y filosofía occidental que no sin razón es llamada judeo-cristiana, a pesar de las grandes contradicciones que implica juntar esas dos filosofías en una sola palabra, por eso es que le puse el guión, para separar lo que aparentemente está unido: lo judío y lo cristiano, pero eso ya puede ser motivo para otra larga conversación.
Vayamos al grano, antes que reviente.

El Himno Nacional del Perú -en su versión actual- consta de un coro y siete estrofas, no entraré ahora en otras minucias de especialistas. La música está considerada una de las más hermosas en lo que a himnos se refiere; la letra no tanto, la misma que trata un tema común (comunitario) a todos los himnos hispanoamericanos, se refiere a la libertad obtenida tras las luchas de independencia de España; a pesar de algunas observaciones, el Himno sigue siendo hermoso en su conjunto, y como es lógico imaginar que siete estrofas no se pueden cantar siempre - porque debido a su extensión y a la constante repetición del coro, solo se entonan en ocasiones especiales y de ser posible interpretadas por cantores del nivel artístico adecuado - es que se canta solamente una de ellas; solía ser la primera, antecedida y seguida por el aleccionador coro que dice con elocuente entusiasmo: "¡Somos libres..!"

El interés en cambiar la primera estrofa por la última, la séptima, se dio por primera vez durante el gobierno (1975-1980) del émulo de Judas, Francisco Morales Bermúdez*, lo cual duró solo hasta el retorno a la presidencia a través de los votos del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, quien puso las cosas en su sitio.
* En Roma, Morales Bermúdez enfrentó un juicio junto a 31 miembros de las Juntas Militares Sudamericanas que formaron parte del "Plan Cóndor". El 17 de enero de 2017 (a los 96 años de edad) fue condenado a cadena perpetua. Wikipedia

Luego, por segunda vez, en setiembre de 2009, durante el segundo gobierno del ahora auto-eliminado presidente Alan García Pérez  (que también era discípulo del Iscariote*, lo que posiblemente sea más que simple coincidencia), el Congreso, impulsado por quién sabe qué incontrolables impulsos, alegando suplantación y otras hierbas, dispuso eliminar la primera estrofa, dejando en suspenso cuál de ellas sería la que debería sustituirla en las ceremonias oficiales. No se sabe quién ni cómo volvió a meter la séptima, no puede ser casualidad... algún interés supra-metafísico y/o/u esotérico incomprensible e hiperdimensional y neurasténico (para estar a tono con los tiempos) debe haber, porque si no lo hay no se explica tal retrueque obstinado, testarudo e intermitente de querer meternos la mentada estrofa en la diaria, hebdomadaria, mensual o anual existencia.
* "García es un traidor por sus cuatro costados, oleado y sacramentado, se vendió a los ricos para aumentar indexadamente su patrimonio..." (Voltaire.net)

Así quedó hasta nuestros días en que muchos esperamos que el buen criterio vuelva a dejar las cosas como estaban.

O por lo menos como Esteban... mi amigo, lo hubiera querido.

Aunque fuera cierto que la primera estrofa es apócrifa, no es menos cierto que sin ella las demás no tienen sentido; por eso es la más adecuada si se va a cantar solo una. Y por si fuera poco, no se ha retirado de la letra del Himno: sigue allí, tan campante como siempre y me alegra que así sea. 

- ¿Y cuál es el problema? ¿No da lo mismo una estrofa que la otra?

- No señor, no da lo mismo, porque cada una dice lo suyo.

La primera estrofa es esta:

Largo tiempo el peruano oprimido
La ominosa cadena arrastró;
Condenado a una cruel servidumbre
largo tiempo en silencio gimió.
Mas apenas el grito sagrado
¡Libertad! en sus costas se oyó,
la indolencia de esclavo sacude,
la humillada cerviz levantó.

Veamos. De esta estrofa se dijo que no era de la autoría de José de la Torre Ugarte (autor de la letra) lo cual deja en situación incómoda a Don Pepe porque para muchos es la mejor de todas; que era de autor anónimo y además degradante o algo así, porque menciona que el peruano fue largo tiempo oprimido, pero en la misma se detalla y queda bien claro que al oír el grito de ¡Libertad! (en la costa, eso también tiene sus críticos), levantó la humillada cerviz. Por lo tanto, si estaba oprimido pero luego se liberó, pues ya está bien, nadie se tiene que sentir ofendido por eso: liberarse de cualquier esclavitud es un grandioso gesto de dignidad que muchos quisieran ejecutar, y eso nos dice la ahora suplantada e in-cantada (no cantada) primera estrofa.

-¿Y qué dice la séptima?

- Ahora le digo, y verá porqué esa estrofa debería ser eliminada, o mejor cambiarle los dos últimos versos.

La séptima estrofa es esta:

En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.
A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el Sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob.

Si no se nota, se los digo: " 
...renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob."

¿Quiénes, cuándo y qué juramento rindieron al dios de Jacob? Que yo sepa, nunca nadie le juró nada al mentado dios, y atención, analizaremos brevemente qué dios es ese, pero antes dejando constancia que el Perú, como muchos otros Estados modernos, es un Estado Laico, lo que hace más culposa la pretensión de endilgarnos un juramento religioso en el Himno que debe representar a la toda nación.

A primera vista uno dirá, bueno, Dios es Dios, único, un solo Dios... No, no es así; y cuidado con ese cuento que no tiene nada de inocente; porque desde el momento en que se menciona al dios de Jacob, ya se está precisando a qué dios y sobre todo a qué cualidades y atributos de ese dios se refiere y debe honrar el supuesto juramento.

Porque de un mismo personaje, según cómo se le cite, se está determinado qué aspecto de él queremos resaltar. Por ejemplo: "Don José de San Martín, desbravador de Los Andes", resaltaría la hazaña de cruzar dicha cordillera con todo un ejército, acción de muy difícil realización, más aún durante el siglo XIX en que solo se contaba con la tracción animal.  Del mismo personaje podemos decir "Libertador del Perú", y así resaltamos su mayor triunfo, que fue precisamente ese.

De la misma manera, y aunque se trate del mismo dios, una cosa es decir el dios de Abraham, el dios de Noé, el dios de Josué, etc.
Mencionar al dios de Abraham sería resaltar la ayuda ofrecida para salir de Egipto (además de propiciar el robo y saqueo disimulados. Éxodo 11:2), sería recordar al dios que endureció el corazón del Faraón (Éxodo 10:1) para así poder lucirse con sus siete plagas que de otra manera no podría justificar; sería resaltar la entrega de las tablas de la ley, etc. El de Noé sería aquel que lo instruyó en la construcción del arca para que se salvaran de su propio castigo, algunos humanos y animales.

Mencionar al de Josué sería recordar su intervención a favor de uno de los bandos enfrentados en cierta batalla, y así según cada caso, pero ¿a qué cualidades nos refiere la mención del dios de Jacob?

Casi nada (sarcasmo), solamente que permitió que Jacob y su madre despojaran a Esaú de su condición de primogénito, valiéndose de engaños y maquinaciones que avergonzarían a cualquier persona con algunos principios de dignidad, ética y honor; le robaron la bendición que Isaac - moribundo y ciego - creía estar dando a Esaú Génesis 27:1 y sigtes). Infamia. Y eso es a lo que pretenden que cantemos, sin saber porqué ni para qué.

No sé si fue el autor original de la letra del Himno quien puso esa estrafalaria idea o si fue agregada después por algún iluminado colaborador tardío, en ambos casos desconocemos si esa era la intención o solamente se necesitaba una palabra que rimara con "sol". (Aquí la letra completa del Himno.)

Música y letra aquí, aunque solo con seis estrofas; está la primera, falta la sexta... ¿por qué? no lo sé, pero sí está la séptima con el Dios de Jacob.

Que alguien nos explique cuándo, cómo y porqué los peruanos, en su mayor parte cristianos (aunque convertidos por la espada) le hemos jurado alguna cosa a ese o a cualquier otro dios del antiguo testamento.

Gran parte de la culpa la tiene la gente indolente y sus representantes en el Congreso, que no se interesan en asuntos grandes ni pequeños. Así es. 
~

1 comentario:

  1. El himno, como otros símbolos patrios, han sido siempre materia de disposición a discreción del poder de turno, alentado y "convenientemente asesorado" por la cúpula castrense de turno "protectora de la clase civil", como nos llaman a quienes no militamos en sus manadas, ni estamos de acuerdo con el poder omnipotente que se arrogaron a través de la historia.

    Como dices, la primera estrofa de nuestro himno resume sin cosméticos no afeites la situación que vivían los auténticos patriotas que lanzaron la emancipación americana, que fue apoyada militarmente por un puñado de mercenarios financiados inicialmente por enemigos de España, que luego cobraron sus honorarios con el despojo de propiedades de los vencidos.

    No tiene ningún sentido reemplazar esta primera estrofa, que, aún siendo apócrifa, pinta y representa lo que fue el auténtico pueblo que necesitaba ser liberado de cadenas físicas y morales que trajeron consigo los conquistadores o saqueadores. Más, en una nación que constitucionalmente es laica.

    Entonces ¿De dónde viene reconocer a un Dios en particular?. No tiene ningún sentido, por lo tanto representa el interés de algún grupo que pretende y, hasta ahora, está dirigiendo con suspicacia la tendencia religiosa de la ciudadanía.

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