domingo, 19 de abril de 2020

Así que ahora somos viejos



Caja de Pandora: salieron todos los males del mundo
pero nos quedó la esperanza.


Cómo nos han cambiado las ideas de un mes para otro, en tan corto tiempo los que somos mayores de sesenta años -ahora llamados "población de riesgo"- hemos pasado de ser representantes de la nueva edad dorada a simples cacharros destartalados que hay que mantener aislados para que no se mueran de Covid-19 y nos dejen la casa y el barrio contaminado de los coronavirus que esparce el cadáver insepulto que nadie va a querer retirar. Horrendo.

Resulta que hoy somos jubilados o retirados que comemos y consumimos sin producir, somos supernumerarios indeseados que con nuestra sola presencia alteramos el delicado equilibrio económico y social del planeta. Somos los que tendríamos que sacrificarnos para que vivan nuestros hijos y nietos, como si estuviéramos en una situación tal que no podemos vivir todos juntos: ahora son ellos o nosotros ¿Les estamos quitando el aire que respiran, la comida que los alimenta y hasta el agua que beben o dejan de beber por culpa nuestra? Claro que no. NO.

Esta es una nueva vuelta de tuerca a lo que se viene dando desde el siglo pasado, pues se trata de maximizar las ganancias del capital a costa de la vida de las personas; quieren exprimir al humano mientras tenga algo de jugo que sacarle, y cuando esté seco: a la basura, de eso se trata. Y aunque el tan mentado 1% está lleno de viejos y viejas, eso no cuenta, pues ellos se ven a sí mismo como los dueños del rebaño y nunca se ha visto a nadie pensar o decir que está más o menos viejo que su ganado: son dos cosas diferentes que nada tienen que ver una con  la otra. Si hasta Christine Lagarde - no es mi amiga, pero no se cansa de enviarme solicitudes de amistad- se atrevió a decir en público que los jubilados viven mucho... que deberían morirse antes o jubilarse después; si se pudiera después de muertos, mejor. Y, aunque para algunos todavía esté potable, ella no es una jovencita, lo que pasa es que da por sentado que pertenece a una clase aparte, justamente sus palabras lo dejan claro y por eso es que generó tanta burla como incredulidad. Christine ni se dio cuenta del papelón que hizo. Dejemos en paz a la señora que ya me está distrayendo del tema central...

- ¡Ah... le gusta la Lagarde!

- Y a usted qué le importa. Además, solo nos separa la visión político-filosófica de la vida, casi nada... si no fuera por eso, la tendría comiendo de mi mano, y a pura lechuga, porque es vegetariana.

Estos días, pese a la escalada de contagiados que ya pasó largamente los dos millones trescientos mil a nivel mundial, se están volviendo a ver y escuchar opiniones que van en sentido contrario de la versión oficial, y no es que la gente sea estúpida o loca, es que la desinformación hace años forma parte de la vida diaria y estamos habituados a desconfiar de todo, y no se puede negar que esta situación da para muchas interpretaciones.

No voy a entrar a comentar cuestiones esotéricas ni de extraterrestres, que de esas cosas sé poco y no entiendo en qué se basan los que arman complicadas situaciones de guerras planetarias y/o entre ángeles y demonios, dejo eso para quien sabe o cree saber. Me limito a lo mundano que ya de por sí está más confuso de lo que muchos quisiéramos.

Esto no es ni siquiera la punta de la madeja, creo que el virus causante de esta profunda alteración que no nos esperábamos (aunque sí la esperaban los que dirigen los grandes asuntos) ya no es lo más importante sino sus consecuencias, que afectan todos los aspectos de nuestras vidas y por eso mismo las estamos sintiendo todos, cada uno desde su lugar y desde su vida cotidiana completamente cambiada e invadida por reglas y limitaciones que de otra manera jamás hubieran acatado. La gente está o va a estar lista para casi cualquier cambio radical que se le imponga de aquí en adelante, estarán más dispuestos que nunca a dejar que una fuerza o poder superior e indiscutible maneje sus vidas.

Nosotros los "viejos", a pesar de todo, creo que no tenemos la culpa. Nos hemos enfrentado a todos y cada uno de los abusos y pasos previos a este, a pesar de la desigualdad cada vez mayor en cuanto a fuerzas y capacidades. Hemos dejado héroes muertos a lo largo de la lucha, hemos visto las tergiversaciones más inmorales y las mentiras más infames, nos han derrotado con la táctica de la distracción. El enemigo está ganando; para algunos ya no queda duda de que ha ganado y está a punto de dar la estocada final a la humanidad.

A los viejos, con esta jugada maestra, nos quieren sacar de una vez y para siempre de en medio, quieren acabar con el poco respeto que se nos tenía; seguirá la distracción planetaria, seguirá el dominio de mentes y almas, con nosotros se va para siempre la generación de quienes supieron vivir (no todos) con simplicidad, sinceridad y respeto al mundo entero.

Pero no todo está dicho; de la caja de Pandora salieron todos los males y quedó solo la esperanza: Está por verse quién tendrá la última palabra.
Yo confío en los más jóvenes.
~

1 comentario:

  1. Querido Ricardo, ya estamos en "La edad Dorada", que es el nombre con el que nos doran la píldora por no decirnos viejos, ahora el hombre es más longevo y han tenido que crear otro nombre, ya no solo la tercera edad, sino hasta la cuarta edad, que va de 90 a más años; pero si nos creen improductivos o supernumerarios, echa una mirada a la historia universal, muchos y muy grandes logros han tenido hombres y mujeres mayores de sesenta años, producto de la experiencia que da la edad.

    Lamentablemente ha aparecido este bicho, creado por el hombre o no que ataca a gente de nuestra edad, porque según los médicos nuestras defensas han disminuido con los años, razón por la cual nos aíslan para cuidarnos o no, según sea el caso, pero no creo que quieran eliminarnos por viejos, así es que te recomiendo que aceptes la invitación de la Lagarde, que algo puede ligar.

    Fernando Atala Schaefer

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