domingo, 15 de enero de 2017

El juego de la vida


"Cuatro puertas hay abiertas
al que no tiene dinero
el hospital y la cárcel
la iglesia y el cementerio"
("El juego de la vida" Daniel Santos con la Sonora Matancera - 1953)

De esas cuatro puertas ahora sólo queda una, no es necesario ni que diga cuál: la cárcel, porque si  no tienes dinero las otras tres estarán cerradas, explícome:

El hospital: con la privatización de la salud en casi todos los países del mundo, simplemente te mueres si no tienes con qué pagar, para qué abundar en ello.

La iglesia: te pide más de lo que te da, pues a cambio de la "limosna" te darán algún sermón que si te sirve de algo ya puedes estar agradecido, y ni hablar de las sectas modernas que no se andan con rodeos y tienen tarifa: 10% mínimo, para empezar, porque en cuanto te aclimatas ya te piden que dones mucho más, hermano, que Jesús te dará el doble, te multiplicará lo que nos des a nosotros... a mí, su representante; y con toda desfachatez e insolencia te reclaman que entregues el auto y la casa a la "iglesia". El fuego lento sería un castigo demasiado piadoso para estos sinvergüenzas, y los idiotas que los siguen creo que ya tienen el castigo que se merecen.

El cementerio: un pobre y triste nicho temporal te cuesta al año como el alquiler mensual de un departamento, que ya es caro, y la funeraria, por dejarte el cadáver más o menos presentable para tu última función o aparición en sociedad le saca un ojo de la cara a los deudos, que además del dolor de tu partida (?) deben afrontar los gastos del sepelio y los bocaditos... en algunos casos sería bueno servirlos con veneno y que se los comieran ellos mismos, porque algunos ven en ese simple gesto, o gasto, una inversión a cortísimo plazo, tan corto como tarden en enterrar al interfecto, que si estuviera vivo no lo llamarían de esa manera tan ridícula... pronto lo rodean los buitres.
Pero hay casos en que el occiso es tan pobre que ni los carroñeros lo miran, si tiene suerte se lo comen los perros o lo llevan para estudiarlo a una facultad de medicina... donar órganos no lo salva, aunque alguno tuviera que esté en condiciones de ser reutilizado, la carcasa mal cosida se la devuelven a la familia para que se haga cargo... ¡qué buena ostra!
Propongo que a cambio de la donación de órganos los beneficiaros se hagan cargo del sepelio, por lo menos. No sé si ya esté sucediendo de esa manera.

- ¿No sabe y se mete a escribir sobre el asunto?

- Es que yo, en esos detalles de la muerte, de lejos nomás... ¿No ve que todavía estoy vivo?

La vida es un juego también en el sentido de que nada de lo que tenemos nos pertenece realmente, no hay nada con lo que podamos contar en los últimos momentos y hasta las últimas consecuencias, pues al fin no nos llevamos nada, el rico y el pobre, el ganador y el perdedor, dejan las fichas y las ganancias sobre el tablero de juego y se van sin nada. Ni el lujoso ataúd de fina madera y exquisito interior le sirve de algo al muerto, si alguna función cumple es la de despertar la admiración de los vivos que lo observan o a la ambición de los más vivos que lucran con eso.    

Después de releer lo escrito, creo que lo mejor es pagarse cada uno su propio entierro, ya estoy pensando en dedicarme a vender sepulturas a los vivos, no sé qué tan bueno sea el negocio porque si es a crédito se te pueden morir antes de cancelar la deuda, y ahí sí que fenece el negocio. Tiene que ser al contado contante y sonante, porque los muertos no pagan, ni siquiera contestan cuando se les llama... ya los conozco, son muy vivos.



El Adiós


se murió
ya lo están velando
sin un refrigerio

se libró
de llegar andando
hasta el cementerio

quien lo vio
cuando agonizando
ya se despedía

no pensó
que para morirse
la fuerza tendría

los jodió
pues era tan pobre
que no dejó nada

no alcanzó
ni para los cirios
su bolsa menguada

se acabó
en cajón prestado
su cuerpo reposa

y llegó
una carretilla
en vez de carroza

lo cargó
la gente más pobre
no la más llorosa

que miró
para cualquier lado
lejos de la cosa

no sintió
el húmedo barro
dentro de la fosa

se ensució
el cuerpo, los pelos,
las manos callosas

no lloró
cuando al otro lado
nadie lo esperaba

sonrió
qué mejor regalo
que esta dulce calma

el cajón
regresó vacío
la tarde brumosa

me quedé
pensando en el frío
de la dura loza

la miré
sentí que hasta el duelo
era cosa incierta

y pensé
cómo estorba el cuerpo
cuando es cosa muerta.
~


2 comentarios:

  1. La cancioncita de Daniel Santos la recuerdo, ¿pero que pasó?, ¿amaneciste lúgubre, o te levantaste con el pié izquierdo?, aún tratando la muerte eres colosal, me han gustado elprólogo y tu poema,..........Ah quiero recordarte que con cada año de edad que celebras, te queda uno menos de vida, ja, ja, ja (cicuta)

    Fernando Atala

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  2. No mi querido primazo... amanecí igual que siempre, esto ya estaba programado. Lo escribí hace unas semanas tras la muerte de alguien querido. Y tienes razón... cada vez estamos más cerca, podemos practicar por las noches, mientras dormimos. "El sueño es una pequeña muerte", no sé quién lo dijo pero ya debe estar muerto.

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