domingo, 8 de marzo de 2015

EDGAR ALLAN POE Y SU INFLUJO.

Imagen: Edgar Allan Poe - Cuentos
(Traducción Julio Cortázar)

Vivió cuarenta años, sólo cuarenta años, me imagino qué sería de la vida de la mayoría de nosotros si dejáramos el mundo en un plazo tan breve. Una vida intensa y corta puede ser envidiada por algunos pues se evitarían muchos momentos tristes.

No quedó muy claro de qué murió. Dicen que el alcohol, problemas mentales, fallo cardíaco, drogas, tuberculosis, y más suposiciones; también se habla de suicidio.

Allan Poe dejó una obra no sólo extensa, sino, lo más importante: original y marcante, un hito en la historia de la literatura. Los hay más cultos, más profundos, más completos que él, seguramente, no es fácil ser el non plus ultra, pero entre los más recordados y populares está este autor, y en lo que a mí se refiere, tuve la suerte de encontrarme con él estando aún muy joven y pude leer casi todos sus cuentos mucho antes de ver algunos de ellos llevados al cine.

Le dio un nuevo impulso a la literatura gótica, nos dejó esos inolvidables cuentos de terror que inspiraron a muchos después de él y resurgieron más adelante en el cine, la música, las historietas; se le considera el inventor de la novela policíaca, de los relatos detectivescos, y dio aires nuevos también a la ciencia ficción.

Terror, fantasía, nocturnidad, sátira, necrofilia, melancolía, misterio, goticismo... son algunas cualidades que se asocian a este autor y a su obra.
Su influjo fue muy fuerte en la literatura de su país, los Estados Unidos de Norteamérica,  y también en Europa y casi podría decirse que en todo el mundo. Se inspiraron en él muchos de los cuentos de terror y de fantasmas, e innumerables autores fueron de alguna manera influenciados por su obra.
Su vida fue bastante agitada, turbulenta y tormentosa, para quienes quieran saber más de él, hay mucha información en la web; no estaría bien que trate de hacer una biografía apretada en esta página que es de un blog bastante ligero, aquí no hay lugar para tanto, ni es mi objetivo, y tampoco los lectores lo esperan.

Hay un poema de Poe - que también era poeta y de los buenos - que se titula The Raven (El Cuervo), y es uno de los más conocidos de la lengua inglesa.
Es un poema tenebroso, profundo, a veces irreverente, con cierto toque de picardía que contrasta con su contenido filosófico y metafísico. Realmente es único; a quien lo pueda leer con facilidad en su idioma original le es ofrecido un placer excepcional; y a quien deba conformarse con una traducción, siempre algo de su esencia le ha de llegar. Es algo extenso y por éso no lo voy a poner aquí, sólo algún fragmento y los enlaces para facilitarles la tarea a quienes deseen leerlo completo.


 



E. A. Poe se había casado con una prima suya de trece años, llamada Virginia, quien murió muy joven dejándolo sólo y abrumado por los recuerdos; posiblemente sea la que inspiró algunos relatos donde habla de la amada muerta; lo que también sucede en el poema mencionado. Él, entre otras cosas, pregunta al cuervo si alguna vez volverá a ver a su amada Leonor (es el nombre que usa en más de una composición) y el cuervo le contesta con las únicas palabras que repite cada vez que es requerido: "Nevermore" ("Nunca más"), la misma respuesta le da a otras interrogantes que hace el solitario personaje a la misteriosa ave que llegó a su habitación en una tenebrosa noche. A todo le responde: "Nevermore". Y curiosamente, la monótona respuesta no es incongruente con las variadas interrogantes que pretende responder.

Aquí dos fragmentos.

THE RAVEN

(El Cuervo)
Edgar Allan Poe

(Fragmentos)



"Prophet!' said I, `thing of evil! - prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us - by that God we both adore -
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels name Lenore -
Clasp a rare and radiant maiden, whom the angels name Lenore?'
Quoth the raven, `Nevermore"


( “¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”)



- - - - - - - - 

 And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted - nevermore!


( Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo, aún sigue posado,
en el pálido busto de Palas en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra.

Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!)



~ o ~

 


Esas palabras, Nunca Más, llevan a las congojas de lo inevitable, a las penas de lo que ya no podrá ser jamás y que tal vez fue, o nunca pudo ser. Nunca más... Nevermore... abrumador significado.

Poe utiliza en esta composición los versos largos, Hexadecasílabos (16 sílabas) y los maneja con maestría; en la versión original en Inglés se observa que después de cinco versos largos cierra la estrofa con uno más corto, de siete sílabas (heptasílabo); me pareció interesante componer de esa forma basándome en algunas de sus historias; en versión libre, por supuesto, no trato de ser otro Poe; lo hice para acercarme un poco a él, usando una variante de la "licencia poética", (que desde luego se refiere a la parte técnica de la poesía) pero me permito usar la licencia en el sentido de escribir en base al recuerdo, a la impresión que me dejaron sus lecturas. No es que yo sea un alma atormentada, un loco, o un soñador de pesadillas; pero nada más certero en este caso: Licencia POEtica.

 

LA NOCHE DEL GATO NEGRO

R. Kajatt


En la tétrica atmósfera de la fría habitación
donde sombras y silencio hacen todo más temible,
mi excitado corazón golpeando el pecho es más que audible,
me acosan malos recuerdos de tiempos de perdición,
quién pudiera en esta hora recordar una oración,
 una plegaria humilde.


El gato negro con su único ojo me transmite su odio,
entre pesadas cortinas de color sangre que espanta;
en mis sienes la presión de los latidos, me levanta
a buscar algún alivio, hurgando en el escritorio
o entre los tantos papeles que forman un promontorio
que mi angustia agiganta.

Tomo un pliego amarillento por causa de los años,
el del poema inconcluso a la amada que se fue,
ese escrito que hoy recuerdo por qué con afán guardé;
mejor diría escondí; pues me hacía mucho daño,
lo dejé tirado allí, hace poco más de un año
y ya casi lo olvidé.

He agravado mi dolencia pensando encontrar alivio,
no soporto las palabras que están escritas en él;
quiero romperlo y no puedo; me ha vencido ese papel
donde un secreto guardado seguirá dando martirio,
asomándose entre versos redactados con delirio,
poseído por Luzbel.

El gato me observa, maldito animal que me conoce
como yo mismo, cual un demonio vil de cuatro patas,
por qué gran pecado, vida cruel, con ésto me maltratas...
ya viene, se acerca hasta aquí y pretende darme un roce;
nada queda en este mundo que me produzca algún goce...
¡Qué actitud insensata!

Tu atrevimiento me espanta animal de los infiernos,
si yo te arranqué ese ojo, cómo puedes acercarte,
cómo esperas que no sepa, sólo finges olvidarte,
pues bien sabemos los dos guardar rencores eternos...
en la mutua soledad llegamos a conocernos,
por éso he de sepultarte.

Venga peste, venga pequeño animal, he aquí mi mano,
que traicionera caricia de Judas habrá de darte,
despídete de las luces porque voy a emparedarte,
detrás de oscuros ladrillos morirás gato villano
y al final sólo serás manjar para los gusanos,
tanto he  llegado a odiarte.

El malévolo engendro me dejó hacer, yo con cuidado,
y tomándolo del lomo, mansamente lo cargué
y fue allí que desde lejos el nombre de ella escuché,
por la sorpresa y espanto me quedé petrificado:
¿Era su nombre y su voz lo que yo había escuchado?
Así la mano aflojé...

El gato en ese momento, por algo fue transformado,
cesó de oírse ese nombre, dulce nombre que yo amaba;
y sentí fuertes dolores mientras la luz se velaba,
en un instante violento había sido atacado,
y entre el horror y la carne colgaba un ojo arrancado
y la sangre no paraba.

~ o ~

Aunque en este caso no quise hacer una imitación sino que me dejé llevar por una influencia o inspiración en la que - a diferencia del cuento original - el gato se venga directamente del personaje central de El Gato Negro; creo que no hay nada ni nadie que sea inimitable, todo puede ser imitado (sino, que lo digan los imitadores). El asunto está en qué tanto se acerque uno al original y en qué grado lo consiga; éso es lo discutible.

  

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