domingo, 15 de marzo de 2015

DIETA DE PERRO

Rocco relamiéndose

¡A comer!


El perro a dieta y yo sigo comiendo,
debería agradecerme el animal
que de las tentaciones lo proteja
- por éso no le invito este tamal
aunque trate de exprimirse el lacrimal -
pues no quiero hacerle un mal.

Es domingo y tenemos parrillada,
evitaré que el perro vaya a engordar,
que no espere chorizos ni mollejas;
sólo huesos de costilla ha de probar
en los cuales el sabor no ha de faltar;
y sólo éso va a almorzar.

Es de noche y el pobre no descansa,
a los huesos no les queda nada ya;
han perdido todo rastro de sustancia
tras horas de lamidas y chupadas;
me imagino, no ha dado más probadas,
seguro ya no le agradan;

para mi, bocaditos muy ligeros
con chorizos que sobraron, y lechón,
un trozo de costilla y ensalada;
porque al médico doy toda la razón;
de frutas y verduras un montón...
mas con algo jamón.

El perro fiel me mira muy hambriento,
lo bueno es que lo noto más esbelto;
va a cenar solamente sopa aguada
con éso su problema está resuelto;
lo meteré a su cama bien envuelto,
y ya mañana lo suelto.

Temprano el desayuno está servido,
se ve que el animal tiene apetito,
buena señal, es que no le pasa nada,
está limpio, contento y bien sanito,
le voy a convidar este huesito
que ha de saberle exquisito;

me mira el perro con mala cara,
opino que es malagradecido,
si pienso en su salud antes que nada
por éso con amor tanto lo cuido,
es raro que esté tan disminuido
pues yo de nada me privo.

Otra noche y al perro no lo veo,
no puedo imaginar que se haya ido,
no es posible que sea tan mezquino.
Allí está, no parece deprimido...
¡No está mi cena, ha desaparecido!
¡El perro se la ha comido!

Puede ser que me haya merecido
que el animal así se rebelara,
la dieta estaba ya bastante dura;
mientras que yo muy bien me alimentaba
las propias calorías no contaba;
pero el perro... ni ladraba.
~ o ~


 

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