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"... La
masa comenzó a avanzar, algunos danzaban, otros caminaban. Sonaban
unos violines y un arpa interpretando una música triste de cadencia
monótona al compás de un bombo que marcaba una pauta casi marcial.
Estaba yo en una reunión de auténticos indígenas, en una fiesta de
la que ignoraba sus normas y costumbres. Mi compañero decía que los
hombres me daban un trato muy especial y cuando pregunté qué decían
de mi persona, me explicó: Dicen que eres un embajador. Quedé
sorprendido, no me imaginaba que en la humilde lengua de esta gente
existiera ese concepto, entonces recordé que el quechua fue el
idioma de un gran imperio que tuvo trato con otros pueblos y
naciones. Algo de su anterior grandeza me traía aquella palabra esa
noche fantástica y onírica. Yo era un extraño de otra cultura y un
frustrado embajador imposibilitado de desarrollar misión alguna por
no poder relacionarme de forma directa con mis insólitos
anfitriones..."
Breve fragmento del libro
~ o ~
Por fin salió a a la venta mi primer libro, se puede encontrar en los siguientes sitios:
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Acabo de leer “SESQUICENTENARIO: Un Viaje Singular”, escrito por Ricardo Kajatt.
ResponderBorrarAunque no estoy a la altura para hacer suntuosos comentarios, aquí va mi apreciación desde el punto de vista de una “leedora” y no lectora.
Creí que conocía bastante bien a Ricardo, pero como él dice en la seccion Comentario, “quien lo lea tendrá acceso a un alma ajena” y después de leerlo he encontrado el verdadero significado de las bromas y expresiones peculiares de Ricardo y ahora puedo decir que lo conozco y aprecio mucho mejor.
Como persona que vivió en Hancayo, recuerdo con gratitud los lugares mencionados en el libro y las expresiones populares y los dichos de esa época. Como bien dice Ricardo, en un “ambiente de jolgorio es imposible la contemplación tranquila de las cosas y las personas”. Durante los años de juventud uno esta distraído en vanalidades y no se preocupa de vivencias personales que es lo que finalmente importa para enriquecer el alma.
Voy a comprar otro ejemplar del libro (en papel) para compartirlo con mi padre (94 años). Sé que participará de esta lectura con mucha alegría y quizás tristeza por no poder regresar a la altitud en la que se encuentra Huancayo.
Gracias Ricardo!
Hermosas palabras la tuyas, quierida amiga, agradezco mucho esos elogios y aunque tal vez no los merezca, no niego que me hacen mucho bien. Gracias a ti.
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