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Imágen: osprofanos.com |
EL
INOCENTE
¿Por
qué te pones furiosa
cuando
miro a Carmencita?
Si
con esas sus cositas
para
nada es peligrosa;
todavía
con Irene
te
podría comprender,
más
no te lo hago saber
porque
a mí no me conviene.
Veo
que viene Teresa...
mejor
miro hacia otro lado,
que
con el pelo mojado
hasta
el rulo se endereza;
pero
mi pose más tiesa
la
reservo para Clara
porque
no es sólo la cara
lo
que tiene de traviesa.
Nada
tengo que explicar
sobre
la bella italiana,
la
que el día de la gincana
no
dejaba ni jugar;
tampoco
con la morocha
de
la blusa colorada,
si
no pasó casi nada...
cualquiera
se desabrocha.
Esa
vecina de enfrente
no
te debe preocupar
pues
te puedo asegurar
que
en verdad, no es tan caliente.
Además
con la mesera
está
muy mal lo que opinas,
lo
que hace es por las propinas,
no
porque otra cosa quiera.
No
debes tener cuidado
con
la atenta secretaria,
si
desde la secundaria
nunca
más la he convidado.
Si
hay que poner atención
en
alguna cosa extraña,
verás
cómo me doy maña
y
le encuentro explicación.
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