sábado, 24 de mayo de 2014

No sean mal pensadas.

Imágen: osprofanos.com
EL INOCENTE

¿Por qué te pones furiosa
cuando miro a Carmencita?
Si con esas sus cositas
para nada es peligrosa;

todavía con Irene
te podría comprender,
más no te lo hago saber
porque a mí no me conviene.

Veo que viene Teresa...
mejor miro hacia otro lado,
que con el pelo mojado
hasta el rulo se endereza;

pero mi pose más tiesa
la reservo para Clara
porque no es sólo la cara
lo que tiene de traviesa.

Nada tengo que explicar
sobre la bella italiana,
la que el día de la gincana
no dejaba ni jugar;

tampoco con la morocha
de la blusa colorada,
si no pasó casi nada...
cualquiera se desabrocha.

Esa vecina de enfrente
no te debe preocupar
pues te puedo asegurar
que en verdad, no es tan caliente.

Además con la mesera
está muy mal lo que opinas,
lo que hace es por las propinas,
no porque otra cosa quiera.

No debes tener cuidado
con la atenta secretaria,
si desde la secundaria
nunca más la he convidado.

Si hay que poner atención
en alguna cosa extraña,
verás cómo me doy maña
y le encuentro explicación.

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