domingo, 18 de mayo de 2014

No me odiarás jamás.


RECUERDOS DE UN VALS


Ódiame

Letra: Federico Barreto – Música: Rafael Otero López

Ódiame por piedad yo te lo pido
ódiame sin medida ni clemencia
odio quiero mas que indiferencia
por que el rencor hiere menos que el olvido

ódiame por piedad yo te lo pido
ódiame sin medida ni clemencia
odio quiero mas que indiferencia por que
el rencor hiere menos que el olvido

si tu me odias quedare yo convencido
de que me amaste mujer con insistencia

pero ten presente de acuerdo a la experiencia
que tan solo se odia lo querido

pero ten presente de acuerdo a la experiencia
que tan solo se odia lo querido

que vale mas yo humilde y tu orgullosa
o vale mas tu débil hermosura
piensa que en el fondo de la fosa
llevaremos la misma vestidura

que vale mas yo humilde y tu orgullosa
o vale mas tu débil hermosura
piensa que en el fondo de la fosa
llevaremos la misma vestidura

si tu me odias quedare yo convencido
de que me amaste mujer con insistencia

pero ten presente de acuerdo a la experiencia
que tan solo se odia lo querido

pero ten presente de acuerdo a la experiencia
que tan solo se odia lo querido

Wikipedia nos dice que este tema se hizo internacional grabándose en diversos países e idiomas. La letra de “Ódiame” le pertenece a Federico Barreto, siendo Rafael Otero quien le pone la música. Se hizo en base al soneto de Barreto llamado “Último Ruego”. 
 
Buscando el soneto sólo he encontrado un poema de dos cuartetos que podrían ser parte del soneto o también podría ser que éso fuera todo; me inclino más por esta última posibilidad. El poema que encontré es éste:

Federico Barreto Autor del poema Último Ruego
Poema

Ultimo Ruego

de Federico Barreto


Ódiame por piedad, yo te lo pido…
¡Ódiame sin medida ni clemencia!
Más vale el odio que la indiferencia.
El rencor hiere menos que el olvido.


Yo quedaré, si me odias, convencido,
de que otra vez fue mía tu existencia.
Más vale el odio a la indiferencia.
¡Nadie aborrece sin haber querido!
~ o ~

Bello, sin duda, y merece la suerte de ser conocido internacional mente; preferir el odio a la indiferencia, no sé si sea una actitud muy extendida ni estoy seguro de lo que éso pueda decirnos de la personalidad del autor. Podría ser más una obsesión que un amor verdadero. Pero no entremos en esas arenas movedizas porque ¿Cómo es el verdadero amor? Desinteresado, dicen; en ese caso, por el bien de la amada deberíamos desear que simplemente nos ignore y que ninguna pasión destructiva como el odio turbe su dulce calma. Pero repito, no me meto más en ese tema, el poema está bueno y la canción también. 
 
Y yo, que tampoco me quedo atrás, como romántico que ama de verdad a las mujeres, a todas, les dedico mi original versión del vals. Rehuyo todo lo que huela a egoísmo y prefiero inmolarme en el altar de su amor. Lo digo bien claro: No valgo nada si te causo algún enojo, por éso sé que nunca habrá de odiarme porque ese sentimiento no existe en la mujer amada. Y como todo romántico idealista, si no encontramos una así, pues la inventamos. Aquí está mi poesía para ese ángel sin odios ni bajas pasiones, que no es sólo belleza exterior sino el reflejo y la materialización de un espíritu superior.

    - Bueno... ya es mucho... ¿no le parece?
    - No, nada será mucho tratándose de la mujer amada.
    - ¡... caramba!
    - Y no es un vals, es sólo un poema.


No Me Odiarás Jamás

Ricardo Kajatt Sumar

Ódiame por piedad, qué conocido
es este vals que alivia la carencia,
queriendo apaciguarnos la conciencia
nos hace recordar lo más querido.

Que me odies, mejor no te lo pido,
en éso no pretendo tu obediencia;
tal vez engañado en mi inocencia
no imagino que me cobres lo sufrido.

No me odiarás jamás, yo lo adivino,
no es parte de tu alma esa flaqueza;
a quién no ha deslumbrado tu franqueza
que proyecta en lo humano lo divino.

Perdona si tu calma he interrumpido
con esta pretendida confidencia,
quien sabe si no es una condolencia
la que sin proponérmelo he traído.

¿Qué vale más, mi paz o tu reposo?
¿Qué vale más, mi vida o tu hermosura?
Aunque parezca que digo una locura
nada valgo si te causo algún enojo.

Qué nos depara el futuro impiadoso...
puede que el tiempo suprima tu belleza,
pero nunca lo que más me interesa
que es tu ser tan puro y bondadoso.

Nada importa, con tal de haberte visto,
que se acaben el mundo y sus riquezas,
si en un beso me diste con largueza
este valor con el que hasta hoy subsisto;

mi ilusión la tendrás siempre cautiva
y en mi mente serás perenne rosa,
para ti no habrá tumba ni habrá fosa,
estarás en mi cielo siempre viva.
~ o ~

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