domingo, 28 de abril de 2019

Añorando la justicia de antes (o Las ratas tienen miedo)


Imagen: blogs.periodistadigital
Esta es la justicia que les gusta a las ratas

Hay cada fenómeno social que espanta, y estos días estamos siendo testigos de uno muy interesante: La añoranza de la vieja justicia.
Exactamente. Esa justicia para pocos, esa justicia injusta y vendida al mejor postor, esa justicia corrompida por jueces venales, esa justicia en fin, con todos los defectos que una enclenque democracia puede ofrecer, había sido que no era tan mala, no señor, la justicia de ahora es peor (sarcasmo), y va por tan mal camino, que si no hacemos algo por frenarla todos terminaremos presos.

- ¿Todos? ¿Quiénes?

- Eso es lo que no dicen ni aclaran, y creen que la gente es sonsa.

Comencemos por el principio para que se entienda mejor. Teníamos una justicia podrida que en general aún subsiste, pero hace cosa de un año o dos, algunos fiscales y jueces comenzaron a dar señales diferentes a las de siempre, es decir que se empezó a acusar en serio a grandes potentados de la política y la gran empresa hasta hace poco intocables e intocados. Y es más: varios fueron a parar tras las rejas por causa de órdenes de prisión preventiva o preliminar (que ya sabemos ahora que no es lo mismo).
¿Y por qué tienen que estar presos? porque si no están presos se escapan, y si no se escapan - o aún escapándose - mueven sus hilos y cuerdas para manipular las pruebas y/o dictámenes a su antojo y para obstruir la acción de la justicia, casi nada.

En mis casi setenta años de existencia, jamás, pero JAMÁS (- no grite, oiga - bueno, disculpe) había visto algo parecido, y díganme si no es una buena señal que también los poderosos, si delinquen, sean apresados ¿No era esa la justicia que todos esperábamos?
Había sido que no, que esa justicia tan bien vista y recibida por el 98% o más de la población tiene sus "defectos", es decir que hay algunos a los que no les gusta, y si se entiende su raciocinio y se comparte su ideología (por llamarla de alguna manera decente)  ¡vaya que tienen razón! sintetizando: Si es buena para los de abajo, necesariamente es mala para los de arriba. O sea que ese 2% sabe más que todos los demás qué nos conviene. 

Si pues, hay que decirlo. Han salido en los medios famosos constitucionalistas, excelsos abogados, ex magistrados (¡auxilio!), sesudos investigadores, conspicuos periodistas, notables políticos (congresistas incluidos) y varios pejes más de parecidas escamas, hasta el Defensor del Pueblo que pasó a ser Defensor de Sospechosos Acaudalados (vendido, despreciable y sub-valuado) a dar profundos y laboriosos argumentos de los que ni ellos mismos parecen muy convencidos aunque sí lo están de los fines que los motivan, para demostrarnos a todos los humildes iletrados que esa alegría que sentimos y esa esperanza que abrigamos en los nuevos rumbos que parece tomar la justicia, están del todo equivocados y fuera de lugar, que justicia que se respeta era la de antes, esa que no metía preso a nadie (de los de "cuello blanco" y acciones negras) y dejaba escapar hasta a la tortuga delincuente bajo las narices de la distraída autoridad, previo pago de la tarifa vigente. Esa justicia que respetaba el "valor más sublime del ser humano que es la libertad", solo cuando se trata de la libertad del delincuente bien forrado que se compra parlamentarios, jueces, fiscales, policías y hasta uno que otro General de División, Almirante de Mares y Océanos o incluso un Comandante General del Aire si se llegara a necesitar. Y por qué no al mismísimo presidente de la república, que de forma sorprendente se ha sumando al coro de los lastimeros multimillonarios y sus sirvientes, cumpliendo órdenes y posiblemente también por conveniencia propia.

La libertad del pobre pichiruchi que se robó un pan o una gallina para comer con su mujer y sus hijos no vale un carajo, esa libertad no le importa a nadie. La libertad que importa es la de esos jijunas que con sus robos sistemáticos y multimillonarios consiguen precisamente que no falten pobres diablos para meter en cárceles donde se pudren y acaban sus vidas tantos ciudadanos víctimas de la ignorancia y la desesperación. Pero no confundir con esos otros delincuentes, esos mal vivientes ordinarios que nos joden la vida de manera más directa - en el medio campo, podemos decir - esos rateros avezados y asesinos, esos que muchas veces salen a "trabajar" a tiempo completo coludidos con malos policías que les brindan protección y abrigo.

¡Cómo no amargarse, carajo! Si cuando la justicia comienza a funcionar, el pueblo lo siente y lo dice - y no olvidar que la voz del pueblo es la voz de Dios - y al instante salen los defensores de los corruptos a decir que vamos mal, que la justicia no es eso, que por aquí y por allá y que así no es el fustán de la mona Chita.
No me jodan.

Que vuelva su justicia corrompida si pueden jodernos la esperanza, pero que no digan que la justicia es eso. Que nos caguen si pueden, pero que no digan que es mermelada lo que es nada más y nada menos que mierda.

- Ah, caramba... había sido usted un rojete, caviar y terruco...

- Ese cuento ya no funciona, mi querido reaccionario mezquino y come caca.



Su Excelencia El Delincuente



Cuál es la mía, te dicen
sin temor y sin vergüenza,
agarrados a la trenza,
y así su causa bendicen

con la bendición del choro
que  nada en la impunidad,
que ni de casualidad
va a tener algún decoro;

tanto tienes, tanto vales,
pobre si no tienes nada,
si robaste una pavada
de la cárcel ya no sales.

- No faltaba más doctor,
eso fácil lo arreglamos,
el expediente cambiamos
para que quede mejor.

- Está muy bien, excelencia,
tal como lo veo actuar
yo le puedo asegurar
el valor de mi influencia;
lo llevaré a la Suprema,
lo tiene bien merecido,
recordaré su apellido
cuando me traigan la terna.

Será que es esa "Justicia"
que añoran los cuatro gatos,
es lo que muestran los datos
y no es solo mi malicia.

Sepan que es la mayoría,
de Dios es la voz del pueblo,
a la misma que me adhiero,
no puede estar confundida;

confundidos y con miedo
están los hoy perseguidos,
porque se sienten vencidos
y en mi juicio no me excedo;

no saben qué argumentar
para seguirnos metiendo
la rata, siguen fingiendo
¡que se vayan a cagar!
~

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