domingo, 7 de enero de 2018

De las dificultades de escribir: Equívocos maliciosos


Celeste Giuliano photography

Nada es fácil ni difícil en sí mismo, con la práctica se dominan las técnicas necesarias para realizar casi cualquier actividad que esté dentro de los parámetros permitidos a la persona, pero en el caso de la escritura me voy a referir a una dificultad agregada, que no está relacionada con el ejercicio mismo sino que es una consecuencia posterior a ésta.
Comencemos con un ejemplo: Johannes Kepler, el famoso astrónomo y matemático alemán, conocido por sus leyes sobre el movimiento de los planetas en sus órbitas alrededor del sol, fue también autor de una novela fantástica, llamada “'El sueño o Astronomía de la Luna' de Johannes Kepler" , y que es considerada la primera novela de ciencia ficción, anterior a todas, escrita obviamente cuando ese género literario aún no existía, nació con esa obra, que fue la única de su género durante muchos años. Pero volvamos al tema, el libro narra la experiencia de un astrónomo (no necesariamente el mismo Kepler) que recibe lecciones de un espíritu lunar; como buena obra de ficción, se presenta como si fuera real, porque sino, dónde está la gracia; y además de eso, la madre del protagonista interviene con sus poderes sobrenaturales para lograr la comunicación con el mencionado espíritu lunar.
¿Qué creen que pasó? Estamos hablando del siglo XVII, cuando la gente era más cerrada que hoy (?), ya se pueden imaginar; pues pasó que encarcelaron a la madre de Johannes Kepler acusándola de brujería. Fue liberada luego, pero murió poco después a causa del disgusto, y no era para menos. Los magistrados de la época entendieron que si Kepler narraba esas cosas en su libro, no cabía ninguna duda de que él mismo era el astrónomo que recibía lecciones del espíritu lunar y por lo tanto su madre era la bruja que le ayudaba a realizar esos contactos.

¡Habráse visto tamaña estupidez! Pues se ha visto y se sigue viendo todavía. A mí, como a Kepler (guardando las distancias) también me sucedió ser malinterpretado y ese es el riesgo al que me refería al principio, lo que pueda pasar con las obras que el escritor, sea éste quien sea, deja libradas a su suerte por el ancho mundo. Caerá en ojos y mentes de la más variada formación (o deformación), y entre tantos lectores, alguno habrá que sea obtuso, y entenderá mazamorra donde se dijo ambrosía. Entenderá excremento cuando se hable de sustento.

- ¿O sea que es un come mierda?

- Suena mal, pero parece que así es.

Entonces, siguiendo con mi exposición  -que no es deposición, execración ni excreción- resulta que en estos tiempos de Internet lo que uno escribe y deja volar por la web, generosamente, porque ya nadie paga para leer sino para no leer, salvo contados casos de best sellers turbinados a platazo limpio, o tal vez no tan limpio; lo que se escribe se dispersa, se expande y se disemina por el orbe entero, perdiendo el autor el control sobre su obra, sobre quién la lee, quién la comparte y también sobre cómo, cuándo y a dónde llega.

Hay gente que requiere explicaciones para entender correctamente lo que lee, son los llamados analfabetos funcionales, que creen que saben leer porque descifran las letras y completan las palabras que éstas forman, pero no llegan a captar el sentido del texto escrito ¡qué digo del texto! a veces ni una frase u oración consigue penetrar su sólido muro de ineptitud para la lectura. Entonces, entre el burro (con perdón del animal) que dice haber leído y el otro burro que ni leyó ni va a leer, se entabla una especie de diálogo incomprensible que quiere parecer crítica literaria pero que no es más que caca seca utilizada como elemento de bárbara escritura wébica o webónica. Y sale lo que sale, menos mal que de dos o tres no pasan, porque en caso de aparecer un cuarto participante, el caos ya es tal que no lo entiende ni siquiera el idiota (o imbécil) que lo empezó.

Todo esto me lleva casi a desear que no me lean, lo cual (aparte de estar muy cerca de conseguirse) disminuiría grandemente la posibilidad de malentendidos; pero como no hay remedio contra ese mal, sigo escribiendo y promoviendo la cultura popular.

- ¿No le parece mucha pretensión de su parte?

- De mi parte sí, pero más aún de la suya que se atreve a cuestionar mis doctas escrituras.

Lo que sigue es un poema inspirado en algunas confusiones, aunque en este caso no son escritas sino orales, dejemos de lado ese insignificante detalle porque aquí lo que cuenta es el afán de confundir, me equivoqué, quise decir el afán de explicar y rememorar un inolvidable equívoco.




No entendiste lo que quiero


Te dije que vengas y tú te vengaste,
te pedí que pares, y tú te paraste,
sugerí que vayas, y en ese momento
cercaste con vallas tu departamento.

Que no lo botaras... y diste un rebote,
que me lo enfriaras y tú lo freíste,
que no lo cogieras, y lo recogiste,
que lo degustaras... y te lo comiste.

Que pongas resina, y te resignaste;
que te resignaras, te subiste encima;
estando los dos juntos en la tina
qué bien te luciste, dulce Catalina.

Que me hagas la rima, y te me arrimaste;
que bien te lo ciñas, y tú lo apretaste;
que no lo destiles, y lo sublimaste...
¡guarda con los globos! ...y los reventaste.

Que si hay una araña, y ya me arañaste;
que si hago un saltado, y te me saltaste;
que si tú te agachas, yo te pongo el ojo,
y que si te caes, qué más... te recojo.

Ponle vaselina, dije, y vacilaste;
para que resbale, y lo aprisionaste;
que lo dejes quieto, dije en un susurro,
si no me haces caso, acabo y me escurro.

¡Que ya se termina! así me apuraste;
¿para qué el apuro? y tú lo acabaste.
La próxima vez te amarro las manos
¡qué dedos inquietos! parecen gusanos.

Es que no entendiste todo lo que quiero:
no era por pedazos, sino por entero;
ya qué más te explico, ya qué más te cuento,
si al fin me cortaste el round y el aliento.
~

Por si alguien todavía se acuerda de lo que estábamos hablando, aquí hay más información:
Kepler, padre de la ciencia ficción


2 comentarios:

  1. Ricardo eres macanudo, has descrito como una fotografía al congreso nacional peruano, de donde soy, hay cada acémila, no confundirse no quise referirme a asimilar, que si no nos hundimos es porque Dios es grande y peruano.

    Tu poema es fantástico, pícaro, y dura lo que debe durar, felicitaciones

    Fernando Atala

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    1. Se agradece el comentario, Fernando. Ojalá Dios nos siga ayudando... ¿? Si así estamos con su ayuda, imagínate!

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