domingo, 7 de mayo de 2017

La mañosa





Paseando mi soledad por las playas de Marbella... ¿como quien saca a pasear al perro? bueno, es un decir, porque ni estaba solo ni estaba en Marbella, pero... tampoco me paseaba. Total, la comparación resultó completamente errónea e inadecuada para la ocasión, pero qué bonita suena la canción ("Cartagenera", aclaración para los recién nacidos). Andaba yo, no paseando precisamente, cuando me encuentro con una muchacha de esas extrovertidas, pero tan extrovertidas que ya no les queda nada por dentro; la miras y ya la viste toda, entera, más de lo que ella misma se puede imaginar que se ve, que si supiera qué más se ve, igual te lo iba a enseñar; son como pedagogas innatas, todo lo que sea enseñanza les fascina, y uno que tampoco es lerdo porque todo saber es bueno, pues aprovecha la lección tan generosamente impartida, compartida y regalada. Y encima algunas hasta tienen gracia para lo que hacen. Esta era graciosa y además mañosa, tan mañosa que sabía muy bien cuándo, cómo y donde hacer la maña; de esas que te guiñan un ojo, te guiñan el otro, te guiñan los dos...

- Cómo va a guiñar los dos ojos, eso no se puede hacer.

- Para que vea usted qué mañosa que era.

Bueno, tanto prolegómeno ya los habrá cansado, vayamos a la historia en sí misma que es lo que interesa, para lo cual necesitamos ponerle nombre a la muchacha porque sino cómo nos vamos a referir a ella... la muchacha, ella, la dama, la señorita...  esto de ponerle nombre al personaje es un asunto delicado, por allí sucede que le pones el nombre de alguna persona que tiene que ver contigo y ya te olvidaste, o de una que no te olvidaste aunque no tenga nada que ver contigo, y es complicado... quería ponerle Lily, pero Lily existe y existió en mi vagabunda vida... que sea Inés...no, mejor no, porque aparte que existió ese nombre es como muy recatado, y ésta ya dije que era extrovertida, casi sinvergüenza, podría ser Margot... no, tampoco se puede porque me meto en problemas... ¡Margarita! tampoco, ese nombre es como inocente, tiene que ser más atrevido... veamos... a este paso se me acaba la página y ni comienzo la historia... María... muy santa; Juana... muy llana; Alberta... muy abierta; Bebecha... muy estrecha. No le encuentro un nombre adecuado a la susodicha, pero no por eso nos vamos a quedar en nada, acabemos con la prosa y vayamos a la rima, que con un poco de empeño consigo contar el cuento y termino bien parado, no sean mal pensados, así se dice cuando uno queda bien ante los demás.
Comenzaré diciendo que si bien al principio de los acontecimientos no estaba solo, dadas las circunstancias extraordinarias mi comprensivo acompañante decidió dejarme solo con la damisela sin nombre. (Te debo una, gracias compadre.) 




La mañosa


Era una chica coqueta
agraciada y buena moza
y como verán, mañosa,
la que a este pobre poeta
deslumbró con su silueta,
y no es solo con la forma
con lo que uno se trastorna,
sino con la morisqueta.

Se me acercó, por favor,
me dijo muy educada,
sabe que estoy extraviada...
si me podría indicar
el camino a Loma Vieja,
o tal vez si va hacia allá
¿no me podría llevar?
Dudé que fuera verdad

pero allí estaba parada,
la moza, se sobreentiende,
y siendo yo tan decente
no la iba a dejar tirada,
me mandé una estacionada
de esas que te dejan lelo;
tenía muy lindo el pelo,
del resto no digo nada...

porque era una maravilla;
se subió rápidamente,
seguro estaba consciente,
y tan alegre lo hacía
que a mí ya me complacía
lo que me había tocado,
claro, estaba entusiasmado
si a mi lado la tenía.

Entonces por mi experiencia
enseguida calculé
que si yo me la gané
era por cierta creencia:
que las persona mayores
saben muy bien comportarse,
no hay mucho de qué cuidarse,
son confiables... son mejores.

De Drácula nunca oyó
la graciosa señorita,
si tenía agua bendita
conmigo no la probó,
en eso pensaba yo
cuando la muy atrevida
completa se me convida
¡casi todo se le vio!

Ya pueden imaginar
lo que fue de aquel paseo,
entre curvas y ajetreo
terminamos de llegar
a la misma Loma Vieja,
gracias a la providencia
toditito funcionó
y no escuché ni una queja.

No me vengan a pedir
que les cuente con detalles
lo que la del fino talle
me permitió compartir,
porque este es un blog decente
solo importa la conquista,
no tanto que la desvista
y que lo sepa la gente.
~
Y digamos en su honor
que era buena aficionada,
a cambio no pidió nada
(o sea que no cobró),
estas cosas, creo yo,
solo pasan en los cuentos,
aunque diga que no miento
no sé si alguien me creyó.
~

1 comentario:

  1. JA,JA,JA, ME ALEGRO RICARDO QUE TE HAYAS ENCARRILADO EN TU ESTILO, ALEGRE, JOCUNDO Y PICARESCO, MUY BUENA INTRODUCCIÓN (AL POEMA SE ENTIENDE) Y MUY BUENO Y ÁGIL TU POEMA, QUE OJALÁ HUBIERA SIDO CIERTA LA HISTORIA, O TAL VEZ HAYA SIDO. PONTE UN CASCO QUE HOY TE AGARRAN A SARTENAZOS.

    FERNANDO ATALA

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