domingo, 12 de febrero de 2017

El cholo sagrado de la gran yuca


A. Toledo M.


El cholo sagrado también era ratero y coimero, además de borracho, drogadicto y putañero. ¿Qué moral puede tener un sujeto con esas características? - Pues una moral blandengue, permisiva, del que se compara con el otro ladrón y así se justifica y hasta se encumbra airoso en la vacuidad de la absurda contradicción de la moral acomodaticia y relativa. Eso, en pocas palabras es falta de moral: Inmoralidad, y punto, para qué tanta vuelta.
Y no es que uno pensara que el indio educado y que hablaba inglés, que había cumplido el sueño de tener una mujer rubia (aunque en realidad parece que ella lo tiene a él), iba a ser bueno y honrado; pero aun en la bajeza hay escalas y niveles, la infamia también tiene sus grados y este autóctono representante del alma nacional, o por lo menos de parte de ella, cayó a los niveles más bajos después de despertar las esperanzas de los oprimidos y despojados que no se daban cuenta que el cholo ya no era tal, y que cuando se vestía con los atuendos típicos, en realidad se estaba disfrazando.
Creían que era Manco Cápac resucitado, Pachacútec reencarnado, el indio vengador, el súper cholo que levantaría la dignidad pisoteada de toda una raza; quinientos años de opresión y espera valían la pena si era para ver este milagro.
Otro que les metió la yuca, queridos aborígenes, no se puede confiar en nadie, no se podía confiar en el cholo así como no se debió confiar en el japonés, ni en el advenedizo usurpador del Apra, ni en este gringo que se quiere hacer el cojudo y nos la va a meter; nadie sabe todavía de qué tamaño; están calculando.
¡Oh! ¿Qué nos queda entonces? - No sé responder, porque un país sin moral, donde el que pudiendo robar no roba es un huevón, no nos da ninguna esperanza.
Qué hacer con quien se zampa en la fila, con el que tira la basura en calles, playas y plazas, con el vivo que sabe hacer la cutra, con el doctor que mandó hacer su tesis y con el gran pendejo que la plagió... qué hacer con el que maneja borracho, con el que debe y no paga, con el que estaciona en la vereda; poca cosa, son solo pichiruchadas que sumadas dan la gran Toledo, la gran Fujimorada y sus derivaciones; las grandes medianas y pequeñas raterías de garcías, nadines, salgados y quien venga después... un tremendo etcétera.
Donde sea que se mire, están robando alguna cosa... ¡No puede ser!
Pero es ¡Hasta los mancos roban!
Si González Prada se escandalizó en su tiempo, nosotros parecemos estar en pleno knock out ante lo que nos toca vivir: abogados delincuentes, políticos criminales, médicos comerciantes, policías rateros y barrigones que no atrapan ni a una tortuga, curas y predicadores inmorales, periodistas vendidos; todo un surtido de podredumbre encumbrada y atornillada cada cual en su lugar preciso. Disculpen si es corta, la lista; y no se alegren las ratas que se me olvidó nombrar porque la gente sabe mejor que yo quienes forman esa diabólica sopa de la desgracia nacional.
No está lejano el día en que despertemos y el país ya no será nuestro, lo habrán malvendido todo y los peruanos aún no se habrán puesto de acuerdo en qué es lo que son o deberían ser. Ya será tarde.

- ¡Cuánto optimismo!

- Si pues... hay que verle el lado bueno, somos solo un gusano más en la tremebunda descomposición planetaria. 
 



Décimas Toledunas


Si hay uno que no es ladrón
ahorita me frío un huevo,
al compromiso me atrevo
porque éso es lo que son,
forman tan grande montón
entre los que está Toledo,
y sé bien que no me excedo
si hablo de la competencia
que hay entre tanto chambón
por la más sucia conciencia.

Estamos todos podridos
de saber las porquerías
que alargan las agonías
de los pobres mal comidos,
de falsos arrepentidos,
de las veintitrés marías
(las calientes y las frías),
pero tampoco les creo
a los que no se han vendido
porque es puro cacareo.

Se me acabó la confianza
que le tenía a la gente,
hasta en el aire se siente
que quien puede se abalanza
sobre lo que tenga cerca,
en cuanto pueda se lanza
ya sea dinero o merca
se lo llevan en la hora;
pero salvo de esta danza
a mi lector o lectora.

- Pero oiga, qué manera
tan simplona de agradar,
se ve que quiere quedar
muy bien, así con cualquiera.
- Más respeto a mis lectores,
se lo pido y se lo advierto,
para lo cual dejo abierto
un camino que sí ayuda;
si hubiera algunos deudores:
beneficio de la duda.

Porque vea que hoy en día
en nadie se ha de confiar,
ya que lo pueden dejar
calato y a medio día;
ya ven que el cholo y los Suyos
habían sido de nosotros,
aunque los pagaron otros
y el tipo se hace el huevón,
el perjuicio es mío y tuyo;
¡Que lo metan en prisión!

Que no tiene garantías,
que ingrato país es ese
que encima no le agradece
que es poco lo que cogía,
que si lo llaman él viene,
que por qué se le calumnia
y se mancilla su alcurnia.
Por eso no me rebajo
(¡pero qué molusco tiene!)
cuando lo mando al carajo.
~

2 comentarios:

  1. Ricardo, freirse un huevo es doloroso y más aun los dos, pues esta situación lo amerita, pero me pregunto, ¿cómo quedarías con los huevos fritos?, ¿eunuco?; o me estoy equivocando y hablas de huevos de gallina, espero que sea eso, porque sino, ya sabes como quedas, pues en el Perú no puedes ni siquiera acercarte al fuego por ningún político, pues te quemas.

    Estamos más podridos que en la época de Gonzales Prada, la pus chorrea por la alcantarillas de todas las instituciones públicas, esperemos que los cuelguen ya sabes de donde.

    Para unas próximas elecciones ya no queda nadie confiable, nadie capáz, todos tratan de llegar al poder como si se tratara de ganar un trofeo en una olimpiada, los "políticos" en el Perú dan asco y pena, PPK me ha desilucionado por su falta de iniciativa y por falta de lo que todo hombre debe tener, cojones.

    Fernando Atala

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  2. No te preocupes, dije que si UNO SOLO no es ladrón, lo hago, y hasta ahora todos han resultado serlo, o sea que no hay fritura, estoy salvado.

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