viernes, 16 de octubre de 2015

Nietos



- El horno está para bollos.
- Es al revés, que no está
y menos para repollos
si alguien los quisiera hornear.

- Pues repito que sí está,
que el horno está para bollos
y basta con los embrollos
que recién voy a empezar.

El horno está para bollos,
si señor, venga a mirarlo
y si quiere comprobarlo
ponga el suyo, no le cobro.

Este horno está para bollos
porque ahora tengo paciencia,
es que con tanta inocencia
mis nietos lograron todo.

Seguramente a mis hijos
mucho menos consentía,
no sé si esa vez sabía
algo de lo que me olvido

o puede ser que ahora vea
cosas que antes no veía,
tanta confusión la mía
aunque en pocas letras quepa.

Uno quiere la linterna
¡deja éso, es del abuelo!
alguien evitarlo intenta
mientras hago lo que puedo,

dejen que juegue con ella,
qué mejor función que ésa
de iluminar las cortezas
o algún fondo de botella,

no ven que se maravilla,
se asombra, se regocija,
casi cualquier baratija
igual que el oro le brilla,

qué me importa, si es feliz,
las lucecitas adora...
¡guarda, la computadora!
me borró todo en un tris!

El mayor ya está tranquilo,
pero si tan sólo ayer
lo hubieran querido ver
que me tenía de un hilo,

y la otra, la princesa,
ya comienza a caminar
y a veces hasta a escalar
por los muebles de mi pieza,

y con sólo una mirada
y un gracioso pestañeo
la vida del recio abuelo
ya la tiene controlada.

Por éso, nada que hacer,
del postre son la cereza,
si me llego a distraer
se suben a mi cabeza.

~ o ~

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