domingo, 11 de mayo de 2014

DÍA DE LA MADRE: No podía dejar pasar este día sin decir algo.

Licencia de ser meloso

pido el día de la madre,

y me declaro culpable

si peco de empalagoso.




11 de Mayo: Día de la Madre en 2014


El día de la madre me encuentra a mí sin mi madre al lado; preámbulo de nota triste, lacrimosa y sentida, dirán quienes leen. Esta vez me alegra no complacerlos, porque al igual que muchas y muchos de mis amigos y conocidos que se encuentran en la misma situación, el dolor de la pérdida a dejado paso a la tranquila resignación que es la única emoción verdaderamente adecuada ante este inevitable acontecimiento.

No es lo mismo perder a la madre, o al padre, cuando aún no es el momento; esas pérdidas anticipadas deben ser las más dolorosas que existen, entre tantas penas que como humanos estamos expuestos a sufrir.
¿Y cuándo es el momento “adecuado”? - Perdónenme la aparente frialdad en este delicado tema, pero el momento adecuado para que un ser humano se marche al más allá, suele ser aquel en que se dan por cumplidas las principales etapas de su vida; y en la posición de madre, que es lo que nos ocupa ahora; sería por lo menos cuando los hijos han crecido lo suficiente y han compartido con ella los momentos más significativos de sus vidas. La muerte prematura es lo que duele más, porque deja un enorme vacío y muchos anhelos frustrados; nos deja una pena, una tristeza amarga que se presenta justamente en esos momentos que su presencia haría completos y dichosos; como este día y algunos otros. Así tienen que vivir quienes han perdido a su madre o a algún ser querido antes de tiempo, y de eso quería hablar a los más jóvenes, a aquellos que aún tienen a su madre y temen perderla, y se horrorizan ante la sola idea de que ese momento.

Para quienes ya la han perdido antes, no tengo más palabras de consuelo que decirles que su valor y entereza serían las más lindas flores que como ofrenda puedan dedicar a su madre en este día y en todos los días de su vida: sean felices a pesar de esa pérdida. ¿Cómo? - Como puedan, como cada uno lo consiga, apoyándose tal vez en el precioso recuerdo del bien perdido. La religión nos da consuelo también; pensemos entonces en un futuro reencuentro, pero sin vivir solamente en función de eso, porque hay quienes también necesitan de nosotros y debemos dedicarles parte de nuestra vida con alegría y valor.

A los más jóvenes les digo que ese temor tan grande, si el destino permite que los tiempos se cumplan adecuadamente, será más soportable y soportado llegado el momento; sufrirán, sí, pero dentro de los parámetros aceptables y podrán enfrentarlo con serena resignación. Disfruten entonces de su compañía los que la tienen cerca y disfruten de la paz de espíritu los que la llevan en el corazón. Hayan hecho lo que hayan hecho, piensen que su madre los quiere igual y espera verlos contentos y en paz consigo mismos.

¿Y yo? - Feliz de pasar este día rodeado de madres, que no son menos mías por el hecho de no haberme dado la vida, porque me dan vida todos los días, viéndolas entregar lo mejor de sí por sus hijos. Las madres, sea por amor, como creemos los idealistas, o sea por instinto, como creemos los que nos suponemos más racionales; en ambos bandos me incluyo sin ningún pudor; mantienen a la humanidad en el lugar privilegiado que le corresponde. Ellas son las que nos hacen humanos, son nuestro cable a tierra que nos preserva de extraviarnos inútilmente en la fría intelectualidad, son las que nos dan todo lo que pueden y más todavía. No se sabe cómo, pero lo hacen.

Quien pierde a su madre tiene que resignarse a una vida diferente más no necesariamente triste ni menos fecunda; no hay cariño ni dinero que puedan suplir el amor de madre, pero, así como la leche es necesaria para los pequeños y los mayores nos pasamos muy bien sin ella, así también, su amor nos nutrió el alma, el espíritu, la mente y el cuerpo para siempre. Descansa en paz, madrecita mía porque tu hijo, más feliz que hoy no podría estar.

Y tratándose de fecha tan especial, yo, que hago poemas a tantas cosas bellas y a veces no tanto, pongo mi imaginación al servicio de la musa de musas que es mi mamá, y pensando en ella, y en otras también, cercanas a mí, dejo este pensamiento en forma de poesía:


Madre que nos das la vida
poco a poco, cada día,
excelencia en armonía,
pureza nunca extinguida.

¿Es instinto o es amor?
¿Qué te impulsa al sacrificio?
No he de someter a juicio
lo que es un don superior.

No me pidan, por favor,
que en ello tome partido,
porque de ella he nacido
y me entregó lo mejor;

con bondad y con cariño
me indicó la mejor senda,
dejando también que aprenda
a enfrentarme a mi destino.

No fue mucho ni fue poco,
esas cosas no se miden,
por éso nunca se olviden
de ese ángel que ahora invoco.
~ o ~

11 de Mayo de 2014

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